Las indicaciones sobre cuándo y cómo diagnosticar y tratar la enfermedad ulcerosa y la infección por Helicobacter pylori son razonablemente claras en la actualidad. El objetivo fue analizar el manejo de la infección por H. pylori y el acceso a las pruebas diagnósticas de la infección en atención primaria.
Material y métodosEstudio observacional, transversal, realizado mediante cuestionario anónimo administrado a médicos de atención primaria de todo el territorio español.Las indicaciones y los tratamientos se analizaron evaluando su adecuación a las recomendaciones de consenso sobre lainfección por H. pylori.
ResultadosSe recogieron 991 encuestas. El 87,7% de los médicos realizó uno o más tratamientos erradicadores en el último año, el 79,9% en úlcera duodenal, el 75,3% en úlcera gástrica y el 18,3% en enfermedad por reflujo. El 74,7% indicó una pauta de tratamiento erradicador cuya composición fue correcta. El 29% la indicó con una duración superior a la recomendada (14 días). El 67% no indicó tratamiento erradicador en el paciente ulceroso bien controlado con antisecretores y continúa el tratamiento antisecretor de mantenimiento. El 64,7% de los médicos tiene acceso a la endoscopia, el 67,4% al test del aliento, el 59,6% a la serología y el 11,9% a la prueba de detección de antígeno de H. pylori en heces. Se detectaron variaciones importantes entre las diversas comunidades autónomas en el acceso a las pruebas diagnósticas.
ConclusionesEl porcentaje de adecuación a las recomendaciones es razonable. Sin embargo, se observa una notable variabilidad geográfica e importantes restricciones en el acceso a pruebas diagnósticas, lo que dificulta la aplicación de las recomendaciones.
The indications on when and how to diagnose and treat ulcerative disease and Helicobacter pylori infection are reasonably clear. The aim of this study was to evaluate the management of H. pylori infection and access to diagnostic tests in primary care.
Material and methodsWe performed an observational, cross-sectional study. An anonymous questionnaire was sent to Spanish primary care physicians throughout Spain. Compliance with the major consensus conference recommendations on H. pylori treatment was evaluated.
ResultsThe questionnaire was completed by 991 primary care physicians. A total of 87.7% of respondents reported they had indicated eradication therapy at least once during the previous year: 79.9% for duodenal ulcer, 75.3% for gastric ulcer, and 18.3% for gastroesophageal reflux disease. The treatment schedule was correct according to the consensus in 74.7% of the responses. However, 29% prescribed 14-day therapy, which is longer than the recommended duration. Sixty-seven per cent of practitioners maintained continuous or intermittent anti-secretory treatment in asymptomatic ulcerous patients and did not indicate H. pylori eradication therapy. The availability of different tests was as follows: 64.7% of respondents had access to endoscopy, 67.4% to urea breath test, 59.6% to serology, and 11.9% to the H. pylori stool antigen test. There were substantial regional variations in access to diagnostic tests.
ConclusionsManagement of H. pylori infection is reasonably well adapted to consensus recommendations. Nevertheless, there is marked geographic variation and substantial restrictions in access to diagnostic tests, which hampers application of the recommendations.
Marshall y Warren1 describieron en 1983 la relación entre la gastritis crónica, la enfermedad ulcerosa y la infección por Helicobacter pylori, descubrimiento por el que recibieron el Premio Nobel de Medicina en el año 2005. Aunque el camino para que la comunidad médica aceptara la etiología infecciosa de la enfermedad ulcerosa no fue sencillo2,3, hace ya años que la evidencia científica sobre el papel patogénico de H. pylori en la úlcera péptica, el cáncer gástrico y el linfoma MALT es indiscutible4,5.
Desde los años noventa se han publicado múltiples guías de práctica clínica y recomendaciones de consenso con el objetivo de divulgar el conocimiento científico sobre la infección por H. pylori6–12. En nuestro país, la primera fue la «Guía de práctica clínica para el diagnóstico y tratamiento de la dispepsia y las enfermedades relacionadas con la infección por H. pylori en atención primaria», que surgió de la colaboración entre la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria y la Sociedad Catalana de Digestología11. Posteriormente, se celebró en Madrid, en el año 2000, la primera Conferencia Española de consenso sobre la infección por H. pylori. Este consenso ha sido revisado recientemente en Sevilla para incorporar los últimos avances en el diagnóstico y el tratamiento de la infección7,8,12.
La divulgación de la evidencia científica y la puesta en práctica de las recomendaciones de las conferencias de consenso y de las guías de práctica clínica son procesos lentos13,14, especialmente en el ámbito de atención primaria15. Los datos sobre la aplicación del nuevo conocimiento en nuestro país son muy escasos. Así, los estudios que valoraban el manejo de la infección por H. pylori proceden de ámbitos geográficos locales (Barcelona y Sabadell)16,17.
En la actualidad, las indicaciones sobre cuándo y cómo diagnosticar y tratar la enfermedad ulcerosa y la infección por H. pylori son razonablemente claras6–12. Por ello, sería de esperar que actualmente el manejo ya fuera homogéneo y que tanto el acceso a los recursos diagnósticos como las aproximaciones terapéuticas se adecuaran a la evidencia científica disponible. Sin embargo, desconocemos en estos momentos hasta qué punto se cumplen las recomendaciones actuales, si los médicos de atención primaria de nuestro país tienen acceso a las pruebas diagnósticas necesarias para manejar la infección por H. pylori o si hay diferencias geográficas en la aplicación de la evidencia científica.
En este contexto, el objetivo del presente estudio fue analizar el manejo de la infección por H. pylori en atención primaria y valorar si ésta se adecua a las recomendaciones de las guías de práctica clínica, específicamente a la II Conferencia Española de Consenso sobre la infección por H. pylori12.
MATERIAL Y MÉTODOSDiseño de la encuestaSe elaboró una encuesta con 11 preguntas (tabla I). Las 9 primeras se referían a aspectos relevantes de diagnóstico, tratamiento y seguimiento de pacientes con infección por H. pylori. La pregunta numero 10 valoraba el acceso a las diferentes pruebas diagnósticas de la infección por H. pylori (endoscopia digestiva, test del aliento, serología y test de detección de H. pylori en heces). Finalmente, la última pregunta hacía referencia al lugar de trabajo del médico de atención primaria. La encuesta fue diseñada por un gastroenterólogo y 2 médicos de familia (miembros del Club Español para el estudio de Helicobacter, de la Sociedad Catalana de Digestología y del Grupo de Digestivo de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria). Para el diseño se tuvieron en cuenta los datos analizados en estudios previos16,17. Para facilitar la participación, se limitó la información solicitada, y el tiempo previsto para la cumplimentación de la encuesta fue aproximadamente de 3 min.
Preguntas de la encuesta distribuida entre los médicos de atención primaria
1. ¿Cuántos tratamientos erradicadores ha realizado durante el último año? | ||||
Ninguno | 1-5 | 6-15 | > 15 | |
2. ¿En cuál de estas enfermedades indica habitualmente tratamiento erradicador de Helicobacter pylori (respuesta múltiple)? | ||||
Dispepsia funcional | Úlcera duodenal | Úlcera gástrica | Enfermedad por reflujo | |
Antritis erosiva | Linfoma MALT | Duodenitis erosiva | ||
3. ¿Qué técnica utiliza para diagnosticar la infección por H. pylori antes de tratarla? | ||||
Test del aliento | Serología | Endoscopia digestiva + histología y/o ureasa | Test de H. pylori en heces | |
4. Escriba la pauta de tratamiento erradicador que utiliza más frecuentemente | ||||
5. La pauta respondida en la pregunta anterior, ¿durante cuánto tiempo la indica? | ||||
6 días | 7 días | 10 días | 14 días | |
6. Comprueba la erradicación de la infección por H. pylori? | ||||
Siempre | Si recidiva la sintomatología | Nunca | Sólo en úlceras complicadas | |
7. Si comprueba la erradicación en las úlceras duodenales, ¿qué técnica utiliza? | ||||
Test del aliento | Serología | Endoscopia digestiva + histología y/o ureasa | Test de H. pylori en heces | |
8. Si comprueba la erradicación en las úlceras gástricas, ¿qué técnica utiliza? | ||||
Test del aliento | Serología | Endoscopia digestiva + histología y/o ureasa | Test de H. pylori en heces | |
9. En los pacientes ulcerosos bien controlados con tratamiento antisecretor de mantenimiento: | ||||
Mantengo tratamiento antisecretor | Los busco y erradico H. pylori | Erradico cuando presentan síntomas | ||
10. ¿Tiene acceso a las siguientes pruebas diagnósticas? En caso afirmativo, señálelo e indique el tiempo de demora | ||||
a) Endoscopia digestiva: | ||||
Sí | No | |||
< 15 días | 15 días-1 mes | 1-2 meses | 2-4 meses | > 4 meses |
b) Test del aliento: | ||||
Sí | No | |||
< 15 días | 15 días-1 mes | 1-2 meses | 2-4 meses | > 4 meses |
c) Serología | ||||
Sí | No | |||
< 15 días | 15 días-1 mes | 1-2 meses | 2-4 meses | > 4 meses |
d) Test de H. pylori en heces | ||||
Sí | No | |||
< 15 días | 15 días-1 mes | 1-2 meses | 2-4 meses | > 4 meses |
11. Escriba la localidad donde trabaj |
La encuesta se repartió entre los médicos de atención primaria que asistieron a los dos principales congresos de la especialidad, organizados por la SEMERGEN y la SEMFyC en Bilbao y Santiago de Compostela, respectivamente, durante el año 2005. La encuesta se contestó de forma anónima.
Análisis de los datosLos datos obtenidos en la encuesta se tabularon en una base de datos de Microsoft Excel. Se realizó el estudio estadístico mediante SPSS 12.0. Se calculó el intervalo de confianza (IC) del 95% para los resultados principales. Las respuestas de los entrevistados se consideraron adecuadas si se correspondían con las recomendaciones de cualquiera de las conferencias de consenso española y/o europeas6,7,12 (tabla II).
Resumen de las recomendaciones de la II Conferencia Española de Consenso
Indicaciones de diagnóstico y tratamiento erradicador |
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Sin indicaciones de tratamiento erradicador |
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Técnicas diagnóstico |
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Tratamiento de primera línea | IBP en dosis habitual/12 h + |
Amoxicilina 1 g/12 h + | |
Claritromicina 500 mg/12 h (GR: A; NE: 1a) | |
Duración del tratamiento de primera línea |
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Comprobación de la erradicación | Se recomienda comprobar la erradicación mediante el test del aliento o, en su defecto, el test de H. pylori en heces (GR: D; NE: 5) |
GR: grado de recomendación; IBP: inhibidor de la bomba de protones; NE: nivel de evidencia.
De un total de 12.800 asistentes que participaron en los congresos de la SEMERGEN y la semFYC (4.600 y 8.200, respectivamente) se recogieron 991 encuestas (479 SEMERGEN y 512 semFYC) que corresponden aproximadamente a un 4% del total de médicos de atención primaria de España18. La distribución de las encuestas por comunidades autónomas se muestra en la figura 1. En un 8,5% de las encuestas no se pudo recoger su procedencia geográfica, por estar la respuesta en blanco o por ser ilegible.
Manejo de la infección por Helicobacter pyloriEl 54,7% (IC del 95%, 51,5-57,8) de los médicos de atención primaria encuestados realizó entre uno y 5 tratamientos erradicadores durante el último año, mientras que el 12,3% no realizó ningún tratamiento erradicador el último año (IC del 95%, 10,3-14,5), un 22% realizó entre 6 y 15 tratamientos de erradicación y un 10,8% realizó más de 15 tratamientos. La principal indicación de tratamiento erradicador fue la enfermedad ulcerosa. Así, un 79,9% (IC del 95%, 77,2-82,3) de los encuestados refirió que indicaba tratamiento erradicador en la úlcera duodenal y un 75,3% (IC del 95%, 72,4-77,9) en la úlcera gástrica. Un 18,3% (IC del 95%, 15,9-20,8) indicó tratamiento erradicador en pacientes con enfermedad por reflujo gastroesofágico, un tratamiento no recomendado por las actuales reuniones de consenso (fig. 2). El tratamiento erradicador más utilizado (74,7%) fue la combinación de un inhibidor de la bomba de protones, claritromicina y amoxicilina. Solamente un pequeño porcentaje de los médicos encuestados –el 10,7% (IC del 95%, 8,4- 12,2)– utilizó otros tratamientos de primera línea que pueden considerarse inadecuados según las recomendaciones actuales, y el 14,6% restante no respondió a esta pregunta. La duración del tratamiento erradicador para la pauta triple, que combina un inhibidor de la bomba de protones, claritromicina y amoxicilina, fue mayoritariamente de 7 días (49,3%). Sin embargo, hasta un 29% de los médicos (IC del 95%, 25,7-32,4) utilizó una pauta (no recomendada) de 14 días.
Entre las pruebas diagnósticas para la detección de H. pylori, el test del aliento (41,8%) y la endoscopia digestiva (41,5%) fueron las técnicas más utilizadas. Un 12,7% utilizó la serología como prueba diagnóstica inicial (IC del 95%, 10,7-14,9). Un 41,8% de los encuestados comprobó sistemáticamente la curación tras el tratamiento de la infección por H. pylori; en cambio, un 43,4% sólo comprobó la erradicación en el caso de que se produjera una recidiva de la sintomatología. El test del aliento en las úlceras duodenales (59,2%) y la endoscopia digestiva en la úlceras gástricas (42,9%) fueron las pruebas más utilizadas cuando se comprobó la erradicación. Un 10% de los médicos refirió que utilizaba la serología para comprobar la erradicación, mientras que la detección de antígeno de H. pylori en heces la utilizó únicamente un 1% de los encuestados.
Finalmente, y en contra de las recomendaciones, la principal actitud en los pacientes con una enfermedad ulcerosa previa, bien controlados con tratamiento antisecretor, fue la de continuar con dicho tratamiento (67%). Sólo un 28,7% investigó y trató la infección por H. pylori.
Acceso y demora para las pruebas diagnósticas de la infección por Helicobacter pyloriLas encuestas reflejaron una enorme variabilidad geográfica en el acceso a las diferentes pruebas diagnósticas. Solamente un 64,7% de los médicos refirió tener acceso a la endoscopia digestiva, un 67,4% al test del aliento, un 59,7% a la serología y un 11,9% al test de detección de H. pylori en heces.
Los resultados mostraron también una limitación en el acceso a las pruebas diagnósticas en un período razonable (en este caso se consideró razonable menos de un mes). Así, de los médicos que tienen acceso al test diagnóstico, solamente pueden disponer de la prueba antes de un mes un 39,7% en el caso de la endoscopia digestiva, un 68,7% en el test del aliento y un 92,3% en la serología (fig. 3). El acceso a las diferentes pruebas para el diagnóstico de la infección por H. pylori fue distinto en función de la comunidad autónoma en que trabajaba el médico de familia (fig. 4), con una elevada variabilidad geográfica. El acceso a la gastroscopia varió entre el 94,1% para los médicos de Navarra y el 33,3% para los de Cantabria, el test del aliento entre el 94,1% de Navarra y el 38,1% de Cantabria, y la serología entre el 88,5% de Extremadura y el 33,3% de Baleares. Las pruebas más accesibles fueron la serología en Andalucía, Asturias, Canarias, Cantabria, Extremadura y Galicia, la gastroscopia en Cataluña, Madrid, La Rioja y el País Vasco, y el test del aliento en Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Comunidad Valenciana y Baleares. El acceso al test para la detección del antígeno de H. pylori en heces osciló entre el 17,5% de la Comunidad Valenciana y el 0% de Baleares.
Acceso a pruebas diagnósticas. La primera columna muestra el porcentaje de médicos que tienen acceso a las pruebas, y la segunda el porcentaje de médicos que tienen acceso en menos de un mes respecto al total de médicos que contestaron la encuesta (n = 991). FGC: fibrogastroscopia; TAU: test del aliento.
Acceso a pruebas diagnósticas por comunidades autónomas. FGC: fibrogastroscopia; TAU: test del aliento. 1. Andalucía; 2. Aragón; 3. Asturias; 4. Canarias; 5. Cantabria; 6. Castilla y León; 7. Castilla-La Mancha; 8. Cataluña; 9. Madrid; 10. Comunidad Valenciana; 11. Extremadura; 12. Galicia; 13. Baleares; 14. La Rioja; 15. Navarra; 16. País Vasco; 17. Comunidad de Murcia.
Cuando se analizó el acceso a cualquiera de la pruebas en un plazo inferior a un mes, la serología fue la prueba más accesible (rango, 29,4-88,5%) (fig. 5). Sin embargo, en las comunidades de Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, La Rioja, Navarra y Murcia la prueba más accesible en menos de un mes fue el test del aliento (rango, 29,2-70,5%).
Acceso a pruebas diagnósticas en menos de un mes por comunidades autónomas. FGC: fibrogastroscopia; TAU: test del aliento. Porcentaje de médicos que tienen acceso a dichas pruebas en menos de un mes. 1. Andalucía; 2. Aragón; 3. Asturias; 4. Canarias; 5. Cantabria; 6. Castilla y León; 7. Castilla-La Mancha; 8. Cataluña; 9. Madrid; 10. Comunidad Valenciana; 11. Extremadura; 12. Galicia; 13. Baleares; 14. La Rioja; 15. Navarra; 16. País Vasco; 17. Comunidad de Murcia.
El conocimiento y la evidencia científica sobre la patología digestiva alta ha experimentado un cambio muy importante desde el descubrimiento en 1983 de la infección por H. pylori1,19. Ese cambio continuo en un corto período ha dificultado la aplicación del nuevo conocimiento, especialmente en el ámbito de atención primaria donde el médico tiene un amplio campo de trabajo que no se limita al campo de la digestología y mucho menos a la infección por H. pylori. Sin embargo, los médicos de atención primaria son los que realizan la mayor parte de tratamientos erradicadores, especialmente en todos los pacientes con una enfermedad ulcerosa no complicada15–17,20,21.
Los resultados del presente estudio ofrecen buenas y malas noticias. En primer lugar, es una buena noticia que la mayoría de los médicos de familia encuestados siguen razonablemente bien las recomendaciones de las guías de práctica clínica. Como ejemplo de ello, los resultados de este estudio ponen de manifiesto que sólo un 12% de los médicos de atención primaria no habían realizado ningún tratamiento erradicador el año previo a la realización de la encuesta. Sin embargo, persiste un pequeño porcentaje de los encuestados que trata la infección en indicaciones inadecuadas o realiza pautas no recomendadas. Esto justifica el mantenimiento de actividades de formación continuada que permitan extender las recomendaciones basadas en la evidencia a todos los ámbitos de la atención primaria.
Hay pocos trabajos publicados que valoren la aplicación en la práctica clínica de las reuniones de consenso16,20,22–25. El método más utilizado para ello es el de la encuesta que combina preguntas abiertas y cerradas, si bien el problema principal radica en la limitada disposición a contestar encuestas. Esto hace que en muchas ocasiones el nivel de respuesta sea bajo20,22. En este estudio el número de participantes fue muy elevado y la muestra incluyó a cerca de 1.000 entrevistados, lo que representa aproximadamente el 4% de todos los médicos de atención primaria de España18. Esto permite tener una razonable confianza en las estimaciones obtenidas, tanto sobre las actitudes en el manejo de la infección por H. pylori como sobre el acceso a las pruebas diagnósticas. No obstante, una de las limitaciones de este trabajo es que la selección de los encuestados no se realizó al azar, sino que, como en la mayoría de las encuestas, la participación fue voluntaria. Esto introduce un posible sesgo, ya que es probable que los médicos que contestan sean los más interesados en el tema.
Al comparar los resultados de este trabajo con los 2 anteriores realizados en ámbitos más reducidos, el área metropolitana de Barcelona16 y en la comarca del Vallés Occidental (Barcelona)17, se observa que las 3 encuestas obtienen resultados similares, y muestran que las recomendaciones de las conferencias de consenso tanto española como europea se siguen de una manera razonable. Quizás el aspecto más novedoso e importante del presente estudio es la observación de una notable heterogeneidad geográfica en el acceso a recursos diagnósticos por parte de los médicos de atención primaria. El acceso a las pruebas diagnósticas es un punto clave tanto para el manejo del paciente con dispepsia como para el diagnóstico y el tratamiento de la infección por H. pylori. En este sentido, no se ha publicado ningún estudio previo en nuestro país para determinar si los médicos de atención primaria tienen acceso a las pruebas diagnósticas o cuál es la demora de éstas desde la percepción del médico. El análisis de los datos obtenidos revela no sólo una importante limitación en el acceso, sino también una gran demora en la disponibilidad de las pruebas diagnósticas necesarias para manejar la infección por H. pylori.
Así, se detecta una notable dificultad en atención primaria para poder realizar una endoscopia o un test del aliento con urea marcada, y es prácticamente imposible solicitar un test de detección de antígeno de H. pylori en heces (11,9%). Incluso en las áreas donde los médicos de familia tienen acceso a las pruebas diagnósticas éstas sólo son accesibles después de largas demoras, lo cual conlleva que la mayoría de los pacientes requieran tratamiento sintomático con antisecretor durante la espera para las exploraciones. Dado que el tratamiento antisecretor durante 4 semanas cicatriza más del 85% de las úlceras o de las esofagitis26,27, la rentabilidad de las técnicas disminuye drásticamente28. Además, es bien sabido que los antisecretores causan una elevada tasa de pruebas del aliento falsamente negativas para H. pylori. Todo ello condiciona una notable disfunción en el manejo de los pacientes con dispepsia.
Además, el acceso y la demora a las pruebas diagnósticas no es el mismo en todas las comunidades autónomas, ya que mientras en Cataluña casi el 90% de los médicos pueden solicitar una endoscopia digestiva, en Cantabria el porcentaje apenas supera el 30%. Mientras que en Navarra el 60% tienen acceso a la endoscopia en menos de un mes, en Canarias este porcentaje no llega al 5%; en Cataluña, del 90% de los médicos que tienen acceso a la endoscopia, sólo un 32% lo tiene en menos de un mes. La serología que requiere únicamente una determinación analítica, es la prueba más accesible en menos de un mes para el médico de atención primaria de la mayor parte de las comunidades autónomas. Sin embargo, no es útil ni para el diagnóstico de la infección debido a su escasa fiabilidad, ni para la comprobación de la erradicación, en este caso porque sigue siendo positiva durante meses o años, con independencia de si el tratamiento ha sido o no eficaz7,29.
Estas diferencias en el acceso a las pruebas diagnósticas justifican distintas estrategias de manejo adaptadas a las técnicas diagnósticas que se encuentran disponibles y podrían explicar por qué no se cumplen algunas de las recomendaciones de las conferencias de consenso.
La comprobación de la erradicación de la infección por H. pylori es un punto de controversia. Las recomendaciones de las diferentes reuniones de expertos y de guías de práctica clínica son dispares. La Reunión de Consenso de Maastrich, la Sociedad Europea de Gastroenterología en Atención Primaria y la Guía de Práctica Clínica, publicada por las Sociedades Catalanas de Gastroenterología y de Medicina Familiar y Comunitaria, recomiendan no comprobar la erradicación de forma sistemática6,11. Por el contrario, la II Conferencia Española de Consenso recomienda una comprobación sistemática de la erradicación12. Se ha demostrado que la ausencia de sintomatología dispéptica después del tratamiento erradicador es un buen parámetro para predecir la erradicación con una sensibilidad del 97,5% y una especificidad de 90,6%30. Los estudios de coste-efectividad también sugieren que no es coste-efectivo comprobar la erradicación en pacientes con úlcera duodenal no complicada31. Los resultados obtenidos en este estudio reflejan esta variabilidad en la práctica habitual. Así, un 41,8% de los médicos realiza comprobación de la erradicación de forma sistemática, un 43,4% sólo si recidiva la sintomatología y un 6,3% sólo en las úlceras complicadas, mientras un 6% no lo realiza nunca. Mientras el acceso a las pruebas diagnósticas siga siendo igual, parece difícil que se cumplan de manera extensiva las recomendaciones. Por tanto, sería razonable que las recomendaciones de las reuniones de consenso tuvieran en cuenta la realidad de la práctica clínica. Alternativamente, una función de las reuniones de consenso puede ser dotar a las sociedades científicas de instrumentos para determinar qué exploraciones y tratamientos son indispensables para el correcto manejo de la enfermedad que presentan los pacientes. La participación de las sociedades científicas en el diseño de las políticas sanitarias es una asignatura pendiente en muchos ámbitos de la medicina en nuestro país.
En conclusión, el presente estudio revela una buena noticia que es la razonable adhesión de los médicos de familia a las recomendaciones sobre el tratamiento de la dispepsia y la infección por H. pylori. Sin embargo, el estudio aporta también 2 malas noticias. La primera, no del todo inesperada, es que, al menos en el ámbito de la dispepsia, la tarea del médico de familia se desarrolla en un contexto de precariedad. Tampoco parece razonable que la técnica más accesible al médico de familia sea la serología. En cambio, el acceso al test del aliento (la técnica no invasiva más sensible y específica) sigue siendo limitado.
La segunda mala noticia es que se han detectado diferencias muy importantes en el acceso a las pruebas diagnósticas indispensables para el manejo adecuado de la dispepsia y la infección por H. pylori entre las distintas comunidades autónomas. Las notables diferencias regionales condicionan que, en determinadas áreas, el manejo no pueda realizarse de acuerdo con la mejor evidencia científica disponible. El manejo de las enfermedades según la estrategia médica más efectiva no puede estar supeditado a diferencias políticas o administrativas. Por tanto, consideramos que es urgente establecer una estrecha colaboración entre las administraciones y las sociedades científicas para que los procesos asistenciales –en este caso los relacionados con el manejo de la úlcera péptica y la infección por H. pylori– respondan a unos estándares mínimos basados en la evidencia científica.
AGRADECIMIENTOSAgradecemos a Almirall S.A., y en particular a María José Albéniz, su colaboración en la difusión y recogida de las encuestas, sin la cual no hubiera resultado posible la realización del presente estudio. Agradecemos también al Club Español de Helicobacter la colaboración y el soporte ofrecido para realizar este estudio. Las opiniones reflejadas en el artículo son las de los autores, excepto cuando son específicamente referidas a una tercera parte.
CONFLICTO DE INTERESESLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.