Las masas gástricas subepiteliales son un hallazgo relativamente común en pacientes a los que se les realiza endoscopia digestiva alta, y su prevalencia es del 0,36%1. La evaluación diagnóstica y la actitud terapéutica ante éstas están evolucionando con la incorporación de nuevas técnicas2. Se presenta el caso de una paciente con dolor epigástrico y una masa antral causados por una pancreatitis aguda sobre tejido pancreático ectópico localizado en la pared gástrica.
Mujer de 19 años que consultó por dolor epigástrico posprandial de 7 días de evolución, que se hizo más intenso y continuo en las 24h previas al ingreso. La palpación abdominal en el epigastrio era dolorosa, pero sin signos de irritación peritoneal. Un hemograma, una bioquímica general, la determinación de amilasa y las radiografías de tórax y de abdomen fueron normales. En la endoscopia se observó una masa antral cubierta de mucosa normal. En la ecoendoscopia se observó una lesión de 25 × 20mm en la región antropilórica, dependiente de la capa muscular gástrica, de aspecto heteroecogénico y con zonas indicativas de calcificación (fig. 1). La tomografía computarizada demostró una masa de 3,8 × 3cm en la pared del antro gástrico, de densidad heterogénea, sin signos de afectación ganglionar ni visceral. Se practicó antrectomía con reconstrucción Billroth I. En el estudio anatomopatológico de la pieza se observó tejido pancreático exocrino y endocrino, localizado en las capas submucosa y muscular del antro gástrico y afectado de un intenso proceso inflamatorio agudo.
Se define como páncreas ectópico a todo tejido pancreático localizado fuera de su ubicación habitual, siempre que carezca de comunicación anatómica o vascular con el páncreas normal3. Descrito por primera vez en 1727 en un divertículo ileal, su incidencia en series de autopsia se ha estimado del 0,5 al 13,7%, y es más común en hombres de entre 30 y 50 años de edad4. Se ha observado más frecuentemente en el estómago (del 25 al 38%), el duodeno (del 17 al 36%) y el yeyuno (del 15 al 21,7%), pero puede localizarse también en el esófago, el hígado, la vía biliar, el bazo, el mesenterio, el mediastino, el epiplón y las trompas de Falopio3,4. En el 90% de los casos de localización gástrica se sitúa en la curvatura mayor del antro distal (a 1–6cm del píloro); las capas histológicas afectadas (en orden decreciente de frecuencia) son la submucosa, la muscular y la serosa. La heterotopía pancreática posiblemente resulta de una migración incompleta del tejido precursor del páncreas desde el duodeno primitivo, aunque también podría originarse por un proceso de metaplasia pancreática del tejido endodérmico gástrico durante la embriogénesis5. A menudo se descubre como un hallazgo incidental, pero puede hacerse sintomático, dependiendo la presentación clínica de la localización y el tamaño del tejido pancreático, y de qué complicación patológica desarrolle (inflamación, hemorragia o transformación maligna). Así, puede manifestarse por cuadros de estenosis pilórica o ictericia obstructiva cuando se localiza en el área prepilórica o en la vía biliar principal; como dolor abdominal cuando ocurren cambios inflamatorios de pancreatitis6 (como en el caso que se presenta) o cuando tiene lugar una transformación maligna con el desarrollo de un adenocarcinoma7; incluso puede manifestarse como hemorragia digestiva o perforación cuando ocasiona erosión de la mucosa y formación de una úlcera.
Para el diagnóstico del páncreas ectópico de localización gástrica pueden utilizarse radiología baritada, endoscopia, tomografía computarizada y resonancia magnética, que mostrarán la presencia de una lesión o masa en la pared gástrica de base amplia y de tamaño variable (generalmente de 0,5 a 2cm), con frecuencia umbilicada en su centro, con una mucosa de apariencia normal y ocasionalmente con un rudimentario conducto de drenaje, siempre que no se haya producido ninguna complicación patológica4,6,8. Las biopsias endoscópicas suelen mostrar una mucosa gástrica normal al tener el tejido pancreático una localización más profunda. Por tanto, un diagnóstico de certeza preoperatorio de páncreas ectópico, frente a otras lesiones como tumores mesenquimales benignos y malignos (especialmente los tumores estromales o GIST [gastrointestinal stromal tumor ‘tumor del estroma gastrointestinal’]), carcinoides y linfomas, es posible sólo en un 5% de los casos8,9. Con la ecoendoscopia, al definir en qué capa de la pared se origina la lesión y cuáles son sus características ecográficas, además de permitir la obtención de material directamente de la lesión para el estudio histológico, se consigue una mayor seguridad diagnóstica y es actualmente la técnica de elección en el estudio de estas lesiones2,10. Respecto al tratamiento, en pacientes asintomáticos está indicada una actitud conservadora cuando se alcanza un diagnóstico de certeza de páncreas ectópico, mientras que la resección quirúrgica es obligada en casos sintomáticos o con diagnóstico incierto.