embarazo2. Recientemente se han descrito 2 casos de HAI que remitieron durante la segunda mitad del embarazo3. Creemos interesante comunicar un caso similar observado por nosotros.
Se trataba de una mujer de 29 años que fue remitida a nuestra unidad en marzo de 1996 para estudio de hipertransaminasemia detectada un año antes en una hemodonación. No refería antecedentes de hepatitis aguda aparente ni factores de riesgo epidemiológicos. No ingería alcohol ni fármacos hepatotóxicos. No existían antecedentes personales o familiares de enfermedades de naturaleza autoinmune. La paciente se encontraba asintomática y la exploración física fue normal. La analítica evidenció: AST 61 U/I (normal [N] < 40); ALT 110 U/I (N < 40); fosfatasa alcalina 140 U/I (N, 100-280), GGT 13 U/I (N, 7-50); gammaglobulinas 1,8 g/dl; IgM 549 mg/dl (N, 60-250) y anticuerpos antinucleares (ANA) positivos con patrón de inmunofluorescencia homogéneo a título de 1/640. Hemograma, coagulación, glucosa, colesterol, triglicéridos, TSH, T4 libre, albúmina, IgG, IgA, alfa-1-antitripsina, ceruloplasmina, cobre, hierro, ferritina e índice de saturación de transferrina fueron normales. Anti-VHA IgM, HBsAg, anti-HBc IgM, anti-VHC y anti-VIH fueron negativos. Los anticuerpos antimúsculo liso (SMA), antimicrosomales de hígado y riñón (LKM1), antimitocondriales (AMA), antimicrosomales tiroides y antitiroglobulina fueron negativos. El estudio HLA puso de manifiesto: A2, A30, B18, B27, DR3, DR5, DR52, DQ2 y DQ3. Se practicó una biopsia hepática percutánea bajo control ecográfico que evidenció un moderado infiltrado linfoplasmocitario en los espacios porta y ligera necrosis periportal; los ductos biliares fueron normales y no existía fibrosis. La ecografía hepática fue normal. En noviembre de 1996 se inició tratamiento con prednisona a dosis de 30 mg/día, normalizándose rápidamente las concentraciones de transaminasas. De forma progresiva se redujo la dosis hasta 5 mg/día, manteniéndose normales las transaminasas. La paciente suspendió el tratamiento de forma voluntaria en enero de 1998 al quedar embarazada, reascendiendo la ALT a 64 U/I de forma inmediata. Sin embargo, a partir del tercer mes del embarazo las concentraciones de transaminasas se mantuvieron normales. Durante la gestación no se registró ningún incidente y el recién nacido a término fue normal. Tras el parto, las transaminasas ascendieron de nuevo (fig. 1).
El diagnóstico de HAI se estableció siguiendo los criterios del International Autoimmune Hepatitis Group4 modificados por Czaja5. En el caso presentado, la puntuación obtenida fue de 14 antes del tratamiento y 16 después del mismo, lo que permite calificar como probable el diagnóstico de HAI. Sin embargo, llama la atención la elevación de las concentraciones de IgM y la normalidad de la IgG, por lo que tal vez pueda tratarse de una variante de hepatitis autoinmune5.
En la HAI pueden haber períodos de remisión espontánea6. Sin embargo, en el caso descrito existe una estrecha relación entre el embarazo y el período durante el que las transaminasas permanecieron normales sin tratamiento, lo que permite especular acerca de la influencia del embarazo sobre el cese de actividad de la enfermedad. La remisión de la enfermedad puede deberse a la ligera inmunodepresión inducida por la gestación3. Este hecho puede ser el responsable de la remisión durante el embarazo de otras enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide7, y se ha relacionado con la normalización de las transaminasas que ocurre con frecuencia en gestantes con hepatitis C crónica8. Son necesarios estudios que aclaren definitivamente la relación entre la gestación y el sistema inmunológico y su influencia sobre las enfermedades autoinmunes.