Sr. Director: En la práctica clínica habitual se han descrito diversas entidades que pueden simular clínica y radiológicamente un cáncer de colon1, como procesos infecciosos (tuberculosis intestinal, actinomicosis abdominal, colitis por citomegalovirus), lipomas, endometriosis, etc.2–4. En conjunto, pueden encuadrarse bajo el concepto de «seudocarcinoma»1. Aunque las referencias bibliográficas son poco numerosas (MEDLINE: Colonic pseudo carcinoma; lesion mimicking colonic carcinoma), se recogen casos de seudocarcinoma de colon provocados por colitis isquémica (CI)1,5–7. Aportamos un caso de una paciente con seudocarcinoma de colon por colitis isquémica que, como aspecto novedoso, puede relacionarse con la braquiterapia de cérvix uterino que la había recibido previamente.
Mujer de 76 años de edad, con antecedentes de osteoporosis, talasemia minor y demencia tipo Alzheimer; apendiceptomizada; seguía tratamiento con donezepilo. Había sido diagnosticada hacía 2 años de carcinoma de cuello uterino de células escamosas no queratinizante y poco diferenciado (estadio Ib-2) que no había sido intervenido, para el que había seguido tratamiento oncológico con radioterapia y braquiterapia intracavitaria. Ingresó en el servicio de medicina interna por una alteración del ritmo intestinal habitual, con estreñimiento, deposiciones con moco y sangre y dolor hipogástrico. En la anamnesis refirió pérdida de apetito y pérdida de peso no cuantificada. En el examen físico destacaba una leve palidez mucocutánea, signos de emaciación y una discreta distensión abdominal en la fosa ilíaca izquierda, con dolor pero sin signos de peritonismo. No se palpaban masas ni organomegalias, y en el tacto rectal la ampolla se encontraba vacía. En las pruebas complementarias, destacan los siguientes parámetros: hemoglobina 9,7 g/dl, hematocrito 30%, VCM 63 fl, HCM 21 pg, hierro 42 mg/100 ml, ferritina 713 ng/ml, transferrina 108 mg/100 ml), 20.0000/ml leucocitosis (93% neutrófilos) y 559.000 plaquetas/ml. La bioquímica general, hepática, el perfil tiroideo, los marcadores tumorales, el proteinograma, el análisis sistemático de orina, la radiografía de tórax y el electrocardiograma no presentaron alteraciones significativas. Se realizó una tomografía computarizada (TC) de abdomen, que mostró un segmento de colon sigmoides con una pared notablemente engrosada, una luz fija y un engrosamiento de la grasa circundante, y se practicó un enema opaco, en el que se observaba una estenosis en la unión rectosigmoidea con escaso paso de contraste (fig. 1). La colonoscopia localizó la estenosis a 30 cm del recto, que no permitía el paso del endoscopio en la exploración. Las biopsias tomadas durante la colonoscopia eran indicativas de una etiología isquémico-actínica. La paciente fue tratada con antibioterapia de amplio espectro, sueroterapia, alimentación parenteral y antiinflamatorios durante 3 semanas, sin experimentar una clara mejoría, por lo que se le realizó una laparotomía, encontrándose una estenosis casi completa de 8 cm de longitud adherida al peritoneo parietal, que fue resecada, realizándose posteriormente un anastomosis terminoterminal. El estudio anatomopatológico de la pieza quirúrgica confirmó el diagnóstico de CI.
La CI es la forma más frecuente de isquemia intestinal; aparece como resultado de un flujo vascular inadecuado para responder a las demandas metabólicas del intestino, y se suele desarrollar sin la oclusión de los vasos de gran tamaño8. Es un proceso de prevalencia desconocida, fundamentalmente por las dificultades diagnósticas que implica, con formas que pueden resolverse sin consultar al médico y con otras que son erróneamente atribuidas a una etiología infecciosa o inflamatoria. El diagnóstico precisa un alto índice de sospecha. La CI es mucho más frecuente en pacientes de edad avanzada, ya que son los que presentan un mayor número de factores de riesgo para ello (arteriosclerosis, diabetes mellitus, hipertensión arterial, diálisis, arritmias, consumo de fármacos, como digital, diuréticos, antiinflamatorios no esteroideos, etc.)9. Las manifestaciones clínicas más frecuentes son el dolor abdominal y la rectorragia, especialmente en las formas graves, en las cuales, por oclusión de un vaso principal, se produce una isquemia transmural que evoluciona a la necrosis de la pared y la perforación de asas; en los casos en que los vasos obstruidos son pequeños o se produce una baja perfusión de la pared, sólo se afectan la mucosa y la submucosa, las manifestaciones son menos intensas y la evolución menos grave. Este segundo proceso puede presentarse simulando una estenosis maligna del colon, como en este caso.
Nuestra paciente no presentaba factores de riesgo cardiovascular ni enfermedad arteriosclerótica clínicamente significativa, y no había sido intervenida de los grandes vasos abdominales. Tampoco tomaba medicación que pudiera relacionarse con la isquemia intestinal. Creemos la etiología del proceso es atribuible a la radiación ionizante que la paciente había recibido para tratar el cáncer de cérvix, ya que es una compilación descrita para este tipo de tratamientos por la capacidad que tiene esta radiación de lesionar la microcirculación, provocando daño endotelial, trombosis de la luz vascular y, por tanto, isquemia de la pared intestinal10,11.
A la vista de este caso, creemos que el diagnóstico de CI debe tenerse presente en los pacientes con sospecha clinicorradiológica de cáncer de colon, especialmente si son mayores y tienen factores de riesgo, entre los que incluiríamos el antecedente de tratamiento radioterápico abdominopélvico.