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Vol. 34. Núm. 8.
Páginas 558-567 (octubre 2011)
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Vol. 34. Núm. 8.
Páginas 558-567 (octubre 2011)
Progresos en Hepatología
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Tratamiento de la hepatitis por virus C en pacientes coinfectados por el virus de la inmunodeficiencia humana
Treatment of hepatitis C virus in HIV-positive patients
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Josep Mallolas Masferrer
Autor para correspondencia
mallolas@clinic.ub.es

Autor para correspondencia.
, María Martínez-Rebollar, Montserrat Laguno Centeno
Servicio de Infecciones, Hospital Clínic-IDIBAPS, Barcelona, España
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Tabla 1. Resultado de estudios prospectivos aleatorizados con interferón pegilado más ribavirina para el tratamiento de la hepatitis crónica por VHC en pacientes VIH
Tabla 2. Efectos adversos del tratamiento combinado con interferón y ribavirina
Tabla 3. Interacciones entre antirretrovirales e interferón pegilado y ribavirina
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Resumen

La coinfección por VIH-VHC ocurre actualmente en más del 30% de los pacientes infectados por VIH en nuestro país. En la actualidad, interferón pegilado más ribavirina constituye el tratamiento de elección para la hepatitis crónica por VHC en pacientes VIH. Con ello se obtienen unas tasas de curación global algo inferiores a las obtenidas en los monoinfectados por el VHC y cercanas al 50% de los pacientes. El desarrollo de efectos adversos relacionados con la medicación es muy frecuente y en un 10-20% de los casos conduce al abandono del tratamiento. Son de destacar 3 nuevos aspectos de la hepatitis C en pacientes VIH: 1) aparición en los últimos años de brotes epidémicos de hepatitis aguda por VHC en pacientes VIH varones a partir de relaciones homosexuales; 2) marcadores farmacogenéticos en forma de polimorfismos genéticos cercanos al gen de IL28B relacionados con la respuesta al tratamiento del VHC así como con la erradicación espontánea del VHC tras la infección aguda, y 3) nuevas moléculas antivirales cuyos resultados preliminares en ensayos clínicos son muy esperanzadores por cuanto permiten diseñar tratamientos combinados triples que alcanzan altas tasas de respuesta.

Palabras clave:
Tratamiento
Hepatitis C
Virus de la inmunodeficiencia humana
Abstract

Hepatitis C virus (HCV)-HIV coinfection currently occurs in more than 30% of HIV-positive patients in Spain. Nowadays, the treatment of choice for chronic hepatitis due to HCV infection in HIV-positive patients is pegylated interferon plus ribavirin. This combination achieves an overall cure rate of 50%, which is somewhat lower than those obtained in patients with HCV monoinfection. Adverse effects are frequent, leading to treatment withdrawal in 10-20% of patients.

Importantly, there are three new features of hepatitis C in patients with HIV: (1) the recent development of epidemic outbreaks of acute hepatitis due to HCV infection in HIV-positive men caused by homosexual activity, (2) pharmacogenetic markers in the form of genetic polymorphisms near the IL28B gene related to response to HCV treatment as well as spontaneous eradication of HCV after acute infection, and (3) new antiviral molecules have allowed triple combination treatments to be designed and the preliminary results of clinical trials reporting high response rates are highly promising.

Keywords:
Treatment
Hepatitis C
Human immunodeficiency virus
Texto completo
Introducción

Las coinfecciones con virus de la hepatitis C (VHC) y/o virus de la hepatitis B (VHB) en pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) son un hallazgo frecuente en virtud de las similares vías de transmisión que estos agentes presentan (parenteral, sexual y vertical). En Europa la prevalencia de coinfección en pacientes infectados por VIH es de alrededor del 33% para VHC y del 9% para VHB1,2.

En la era previa al uso del tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARGA), las consecuencias de la enfermedad crónica por VHC y VHB estaban ocultas por la alta mortalidad secundaria a enfermedades oportunistas. Desde que se introdujo el TARGA se evidenció una marcada disminución en la morbilidad y mortalidad de los pacientes infectados por el VIH, los que, ante la prolongación de su supervivencia, empezaron a presentar las complicaciones crónicas de las coinfecciones con estos virus hepatotropos. Convirtiéndose, en los países desarrollados, la enfermedad hepática en una de las primeras causas de morbilidad y mortalidad entre las personas que viven con VIH/sida3,4. Un estudio unicéntrico realizado en España analizó las causas de 235 muertes entre 4.471 personas con VIH/sida en la era del TARGA (1997-2004). El número de pacientes que murieron por una enfermedad hepática terminal aumentó del 8% en 1997 al 41% en 20045. En Francia se realizó un estudio similar pero a escala nacional, en el que se determinó un aumento similar al reportado en España de la tasa de muerte por enfermedad hepática terminal y se evidenció que en el 92,6% de los casos estaba producida por el VHC6.

Entre el 20 y el 30% de los individuos con infección crónica por VHC desarrollan cirrosis hepática en un lapso de 10 a 20 años tras el contagio7. La coinfección con VIH ha sido asociada a un incremento entre 2 a 8 veces en la viremia del VHC, disminución de la tasa de eliminación del virus4 (4), progresión más rápida de la enfermedad hepática y mayor incidencia de cirrosis8. Siendo estos efectos negativos aún más evidentes en aquellos individuos que adquieren la infección por vía parenteral9. No obstante, últimamente se han comunicado estudios que no avalan el concepto de una más rápida progresión de la fibrosis hepática en los pacientes coinfectados con respecto a los monoinfectados por el VHC posiblemente gracias al estricto control de la replicación VIH que actualmente se consigue10.

La influencia potencial del VHC en la historia natural de la infección por VIH es objeto de controversias. La mayoría de los estudios no han demostrado una alteración en el curso natural y la evolución a sida11. Existen datos que muestran una menor recuperación del nivel de CD4+ en los pacientes con VIH coinfectados con VHC tras el inicio del TARGA12.Sin embargo, este efecto no ha sido observado en otras cohortes13,14. No se dispone de datos concluyentes sobre la asociación de un determinado genotipo y una progresión más rápida a sida, aunque se ha postulado que podría estar relacionada con el genotipo 115.

Indicación del tratamiento

Si la coinfección VIH-VHC es detectada muy tempranamente en el curso de la infección por VIH, se aconseja realizar el tratamiento del VHC antes de iniciar el TARGA aunque en la práctica clínica esto sucede en muy pocas ocasiones. De hecho, actualmente la coinfección VIH y virus hepatotropos es criterio de inicio precoz del tratamiento antirretroviral. Sin embargo, si el paciente coinfectado presenta una inmunosupresión marcada (recuento de linfocitos T CD4+ < 200 cél/μl), es aconsejable iniciar el TARGA antes de comenzar el tratamiento anti-VHC ya que si bien no se ha demostrado en estudios clínicos aleatorizados una clara asociación entre el nivel de linfocitos T CD4 y la respuesta al tratamiento de VHC, tampoco se ha establecido la eficacia del interferón pegilado y la ribavirina en pacientes con recuentos de CD4 por debajo de 200 cél/μl16.

Por lo tanto, antes de iniciar el tratamiento de la hepatopatía VHC en un paciente infectado por el VIH debemos tener en cuenta:

  • 1.

    Respecto al VIH. El paciente debe mantener una condición clínica estable (ausencia de infecciones oportunistas activas), virológica (viremia del VIH indetectable o baja,) e inmunológica (CD4>250 cél/ml) y mantenerse bajo tratamiento antirretroviral estable o sin necesidad del mismo.

  • 2.

    Respecto al VHC. Deberán cumplirse los mismos criterios de indicación de terapia que en pacientes no coinfectados: ARN-VHC positivo y alteración en la histología hepática. La biopsia hepática constituye la exploración básica estandarizada para el diagnóstico del estadio de fibrosis hepática. Sin embargo, es una técnica invasiva no exenta de potenciales problemas y complicaciones. Por ello, en los últimos años se han ido desarrollando diferentes técnicas no invasivas para el diagnóstico aproximado del grado de fibrosis hepática como es la elastografía17,18 o marcadores bioquímicos séricos (por ejemplo, Fibrotest, APRI, SHASTA, FIB4 y otros)19-22 que combinados pueden remplazar en muchas ocasiones en la práctica clínica rutinaria a la biopsia hepática. No obstante, la biopsia hepática continúa estando especialmente indicada en aquellos pacientes en los que hay dudas sobre la indicación del tratamiento y que además son difíciles de tratar como son los genotipos 1 o 4 con carga viral del VHC alta y poca motivación personal basal para un tratamiento largo y complejo como el del VHC.

  • 3.

    No existir contraindicaciones para el tratamiento anti-VHC. Embarazo, antecedente de enfermedad psiquiátrica grave, cirrosis hepática descompensada, enfermedad cardiaca, diabetes mellitus o enfermedad tiroidea no controlada, o consumo activo de tóxicos.

Cabe destacar que aproximadamente un 50% de los pacientes coinfectados por VIH y VHC no cumplirán estos criterios para el inicio de tratamiento del VHC.

Diversos autores han planteado el potencial efecto que podrían tener los fármacos antirretrovirales, particularmente los inhibidores de la proteasa del VIH sobre el VHC y que el inicio del TARGA previo al tratamiento del VHC influiría positivamente en la respuesta al mismo. Sin embargo, hay datos discordantes, existiendo estudios que encuentran aumentos sostenidos14, o transitorios23 en la carga viral del VHC en aquellos pacientes que iniciaban TARGA mientras que otros no encuentran ningún cambio24. Un subestudio de los pacientes enrolados en el estudio ANRS HC02 RIBAVIC en el cual se incluyeron 379 pacientes coinfectados por VIH y VHC, de los cuales se encontraban recibiendo TARGA el 82,3% por una media de 4,3±3,3 años, encontró, en aquellos pacientes que no recibían tratamiento antirretroviral, niveles más elevados de carga viral del VHC (media 6,07±0,71 log10 UI/ml). Entre los pacientes del grupo de TARGA, la media de carga viral de VHC era significativamente menor en los 28 pacientes que recibían esquemas de 3 inhibidores nucleosídicos de la transcriptasa inversa que en los 99 que recibían esquemas basados en inhibidores no nucleosídicos y que en los 148 que recibían TARGA basado en inhibidores de la proteasa (5,7±0,68 log10, 5,68±0,86 y 5,96±0,62 UI/ml, respectivamente, p=0,0358)25. Si bien está claramente demostrado que los niveles más elevados de carga viral del VHC se correlacionan con peor tasa de respuesta, diferencias tan pequeñas como las descritas en este subestudio del RIBAVIC no pueden identificarse como factores pronósticos de peor o mejor respuesta al tratamiento del VHC.

Por otra parte, existen controversias en la literatura médica acerca del impacto sobre la progresión de la fibrosis hepática en los pacientes coinfectados por VIH y VHC, de regímenes de TARGA basados en inhibidores no nucleosídicos de la transcriptasa inversa (en particular nevirapina) o en inhibidores de la proteasa. Macias et al26 evidenciaron en un estudio de corte transversal que incluía 152 pacientes que los TARGA que incluían nevirapina estaban asociados con una progresión acelerada de la fibrosis hepática. Mientras que los que recibían esquemas basados en inhibidores de la proteasa, al igual que lo observado por Benhamou et al16, presentaban grados menores de fibrosis. Sin embargo un estudio realizado por Berenguer et al27, de similares características que los mencionados previamente, reveló que los pacientes expuestos a nevirapina presentaban una progresión reducida de la fibrosis hepática. Grados más severos de fibrosis hepática tienen un impacto negativo en la tasa de respuesta al tratamiento de la hepatopatía por VHC, por lo cual serán necesarios estudios prospectivos con mayor número de pacientes para evaluar el verdadero impacto sobre la histología hepática de los inhibidores no nucleosídicos y de los inhibidores de la proteasa, a fin de poder realizar una recomendación basada en la evidencia sobre el esquema ideal a ser utilizado en los pacientes coinfectados.

En resumen, con la evidencia actual no es posible realizar una recomendación sobre la necesidad de iniciar TARGA previamente al inicio del tratamiento del VHC ni sobre el uso de esquemas basados en inhibidores de la proteasa o en inhibidores no nucleosídicos de la transcriptasa inversa, debiendo tomarse esta decisión caso por caso según las características de cada paciente.

Tratamiento del VHC

El objetivo primario del tratamiento de la infección por VHC es la erradicación definitiva del virus (respuesta viral sostenida que se define como ARN del VHC no detectable a las 24 semanas tras suspender el tratamiento). Un objetivo secundario es la reducción en la progresión de la fibrosis hepática y del desarrollo de cirrosis y carcinoma hepatocelular. Tomando en cuenta los datos presentados previamente acerca de la posible menor tasa de recuperación de CD4 en los pacientes VIH-VHC coinfectados podría considerarse que otro objetivo secundario del tratamiento del VHC es limitar la interferencia que dicho virus podría producir en la respuesta inmunológica del individuo al TARGA.

Todos los pacientes coinfectados por VIH y VHC deben ser evaluados para recibir tratamiento para su infección hepática, considerando a nivel individual la relación riesgo/beneficio del mismo.

Desde el año 2004 y tras la publicación de 4 estudios prospectivos, aleatorizados y que comparan interferón pegilado alfa más ribavirina frente a interferón estándar más ribavirina se considera que es de elección para el tratamiento de la infección por el VHC en pacientes coinfectados por VIH el interferón pegilado alfa asociado a la ribavirina (análogo nucleosídico de la guanidina que es fosforilado intracelularmente) (tabla 1). De los 4 estudios, 2 utilizaban interferón pegilado alfa-2a y los otros 2 interferón pegilado alfa-2b siendo la tasa de respuesta al mismo oscilante según el estudio entre el 14 al 36% para el genotipo 1 y del 43 al 73% para los genotipos 2 y 328-31. Existe un solo estudio aleatorizado, prospectivo y multicéntrico que compara interferón pegilado alfa-2a frente a interferón pegilado alfa-2b en pacientes coinfectados por el VHC y el VIH32 (véase tabla 1). En este ensayo clínico se incluyeron un total de 182 pacientes, la mayoría de ellos eran hombres (72%), el 63% eran genotipo 1 o 4, el 30% tenían una biopsia hepática que mostraba un grado de fibrosis avanzada (puentes de fibrosis o cirrosis) y el 56% tenían basalmente más de 800.000 UI/ml de carga viral del VHC. La respuesta viral sostenida global en los pacientes incluidos en el estudio fue del 44% sin diferencias estadísticamente significativas entre las 2 opciones. Independientemente del tratamiento que recibieron los pacientes, si alcanzaban una respuesta viral precoz (RVP) (ARN del VHC negativo o al menos disminución de 2 logaritmos en la semana 12 de tratamiento) la posibilidad de respuesta viral sostenida (RVS) era del 64% (valor predictivo positivo del 64%), mientras que para los que no alcanzaban esta RVP la posibilidad de RVS era del 0% (valor predictivo negativo del 100%). Este punto se ha repetido en la mayoría de estudios por lo que actualmente se considera que los pacientes que no alcanzan una RVP deben de parar el tratamiento en esa semana 12 pues no tienen posibilidad de erradicación del VHC. En el análisis multivariado se pudieron identificar 3 factores independientes relacionados con una mayor tasa de RVS: genotipos 2 o 3, género masculino y edad menor de 40 años. Finalmente, más del 95% de los pacientes desarrollaron algún efecto adverso relacionado con la medicación empleada pero solo el 10% abandonaron el tratamiento por este motivo (fig. 1).

Tabla 1.

Resultado de estudios prospectivos aleatorizados con interferón pegilado más ribavirina para el tratamiento de la hepatitis crónica por VHC en pacientes VIH

Autor, año  Tratamiento  Duración (semanas)  Número de casos  Respuesta virológica sostenida (%)
        Global  Genotipos 1-4  Genotipos 2-3 
Perrone et al, 200428  IFN α-2b (3 MU, 3 x semana)           
Estudio Ribavic  Ribavirina (0.8 g/d)  48  207  18  NA  NA 
  IFN α-2b PEG 12 kD (1,5 mcg/kg/semana)           
  Ribavirina (0,8 g/día)  48  205  26  NA  NA 
Laguno et al, 200429  IFN α-2b (3 MU, 3 x semana)  24a         
  Ribavirina (0,8-1,2 g/día)  48  43  21  47 
  IFN α-2b PEG (100-150 mcg/semana)  24a         
  Ribavirina (0,8-1,2 g/día)  48  52  44  38  53 
Chung et al, 200430  IFN α-2a (6 MU 3 x semana, 12 semanas y 3MU 3 x semana, 36 semanas)           
ACTG A5071  Ribavirina (1-1,2 g/día)  48  67  12  33 
  IFN α-2a PEG (180 mcg/sem)           
  Ribavirina (0,6-1 g/día)  48  66  27  14  73 
Torriani et al, 200431  IFN α-2a (3 MU, 3 x semana)           
Estudio Apricot  Ribavirina (0,8 g/día)  48  289  12  20 
  IFN α-2a PEG (180 mcg/semana)           
  Ribavirina (0,8 g/día)  48  290  40  29  62 
  IFN α-2a PEG (180 mcg/semana)           
  Placebo  48  289  20  14  36 
Laguno et al, 200932  IFN α-2b PEG (100-150 mcg/semana)           
  Ribavirina (0,8-1,2 g/día)  48  86  42  27  32 
  IFN α-2a PEG (180 mcg/semana)           
  Ribavirina (0,8-1,2 g/día)  48  96  46  61  70 
a

24 semanas de tratamiento si: genotipo 2 o 3 y ARN-VHC basal < 800.000 UI/ml.IFN: interferón; MU: millones de unidades; NA: no disponible; PEG: pegilado; VHC: virus de la hepatitis C; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.

Figura 1.

Porcentaje de efectos adversos en el estudio Peg alfa2-a frente a Peg alfa2-b más Ribavirina en pacientes coinfectados por el VHC y el VIH. (32).

(0,16MB).

Aunque no se ha evaluado a través de protocolos clínicos aleatorizados, datos de diferentes estudios indicarían que el uso de dosis de ribavirina adecuadas al peso corporal (800 a 1.200 mg/día), no se asocian a una mayor tasa de efectos adversos pero sí a una mejor tasa de respuesta33. La dosis de interferón pegilado alfa-2a es de 180 mcg/semana y las del interferón pegilado alfa-2b de 1,5 mcg/kg/semana. De forma general y dado que la eficacia de tratamientos acortados para VHC no ha sido correctamente evaluada en pacientes coinfectados, la duración recomendada es de 48 semanas incluyendo a aquellas infecciones por genotipos 2 o 334. Sin embargo, y a pesar de que no existen estudios prospectivos aleatorizados al respecto, algunos autores opinan, por extrapolación a los pacientes monoinfectados por el VHC, que en los genotipos 2 o 3 en que se obtiene negativización del ARN del VHC en la semana 4 pueden ser suficientes 24 semanas de tratamiento. Por el contrario, los genotipos 1 o 4 con carga viral del VHC en semana 12 positiva pero con disminución de al menos 2 logaritmos con respecto al basal (respondedores lentos) se pueden beneficiar de alargar el tratamiento más de 48 semanas35.

Monitorización del tratamiento

Los pacientes deberán ser evaluados antes de iniciar el tratamiento, cada 2 semanas las primeras 4 semanas del mismo y, a ser posible, de forma mensual hasta finalizarlo.

En el momento basal la evaluación clínica debe incluir: historia clínica completa con especial énfasis en análisis de posibles trastornos psiquiátricos subyacentes como depresión, enfermedad cardiaca, renal o pulmonar; estudio del estado hepático mediante ecografía abdominal y punción aspirativa para el cribado de otras causas de hepatopatía o hepatocarcinoma si procede; análisis de sangre que incluya hemograma, enzimas hepáticas, marcadores de función renal, glucemia, autoanticuerpos y función tiroidea; prueba de embarazo en mujeres. En las visitas de seguimiento es importante realizar una anamnesis dirigida hacia la aparición de efectos adversos, así como una analítica completa para descartar problemas hematológicos o bioquímicos. Se recomienda determinar el recuento de linfocitos CD4 y la viremia del VIH al mes de iniciar la terapia y cada 3 meses durante el resto del tratamiento. La carga viral del VHC (ARN-VHC) debe determinarse en el momento basal, a las 4 semanas (valoración de la respuesta viral rápida), a la semana 12 (valoración de la respuesta viral precoz) y a las semanas 24, 48 y 24 semanas después de parar el tratamiento.

Finalmente, es importante asegurar al paciente durante todo el tratamiento el suficiente soporte psicológico y social que facilite la adherencia correcta al tratamiento.

Efectos adversos del tratamiento

El manejo del paciente con hepatitis crónica C que recibe tratamiento con interferón y ribavirina es relativamente complejo. Es indispensable controlar de cerca al paciente, además de instruirlo acerca de cómo utilizar los fármacos e informarle de los posibles efectos de éstos. Los pacientes, que frecuentemente estaban asintomáticos y se encontraban bien antes del tratamiento, dejan de estarlo cuando lo inician.

Los efectos adversos del tratamiento con interferón pegilado y ribavirina son muy frecuentes (90%), y aproximadamente el 12-52% de los pacientes en estudios clínicos interrumpen la terapia anti-VHC tempranamente por la aparición de los mismos, ocurriendo efectos adversos severos entre el 17 y el 29%. Los efectos secundarios más frecuentes incluyen fatiga, depresión, irritabilidad, insomnio, cuadro seudogripal (cefalea, mialgias, escalofríos, fiebre), pérdida de peso, alopecia, anemia (hemolítica en relación con la ribavirina) y mielosupresión36 (tabla 2). Algunos efectos adversos son más graves y pueden ser permanentes si bien, afortunadamente, son muy poco frecuentes. Entre ellos se han descrito alteraciones tiroideas, diabetes, trastornos psiquiátricos, incluida autólisis, exacerbación de enfermedades autoinmunes diversas, psoriasis grave, sarcoidosis, retinopatía y neumonitis intersticial.

Tabla 2.

Efectos adversos del tratamiento combinado con interferón y ribavirina

Atribuidos al interferón 
Frecuentes y generalmente leves 
Seudogripales: fiebre, cefalea, escalofríos, artralgias, dolor muscular 
Generales: astenia, anorexia, adelgazamiento, impotencia 
Neuropsiquiátricos: apatía, dificultad de concentración, irritabilidad, mal humor, insomnio, depresión leve 
Digestivos: anorexia, náuseas, diarrea 
Cutáneos: exantema, alopecia, eritema local 
De laboratorio: granulocitopenia, trombocitopenia, aumento de triglicéridos 
Más graves pero menos frecuentes o raros 
Neuropsiquiátricos: depresión mayor, intento de suicidio, suicidio, psicosis, delirio, confusión, ataxia, convulsiones, alteraciones extrapiramidales 
Inmunológicos: tiroiditis (hipo o hipertiroidismo), exacerbación de una enfermedad autoinmunitaria, psoriasis, sarcoidosis, fibrosis intersticial pulmonar, diabetes 
Miscelánea: retinopatía, aplasia medular, impotencia, enfermedad cardiovascular, diabetes mellitus 
 
Atribuidos a la ribavirina 
Anemia hemolítica, tos seca, intolerancia digestiva, hiperuricemia 
Teratogenicidad potencial 

La anemia es de tipo hemolítica y comienza a desarrollarse casi inmediatamente de iniciada la terapia y se vuelve más pronunciada después de 4 a 6 semanas, produciendo generalmente disminuciones de 2 a 3g/dl en los niveles de hemoglobina36. La anemia es secundaria a toxicidad directa de la ribavirina y por lo tanto es reversible con la interrupción del fármaco.

La terapia con interferón alfa y su formulación pegilada se ha asociado con tasas elevadas de efectos adversos en el sistema nervioso central. Generalmente los pacientes presentan síntomas que se superponen con los que se observan en la depresión mayor, como anhedonía, fatiga, anorexia, dificultad para la concentración y trastornos del sueño37.

Los mecanismos a través de los cuales el interferón produce síntomas depresivos son especulativos, se postula que podrían estar asociados a trastornos en los sistemas adrenérgicos, serotoninérgicos y neuroendocrinos38.

En un estudio descriptivo retrospectivo realizado en España, en pacientes coinfectados por VIH-VHC en tratamiento con interferón alfa y ribavirina se observó una frecuencia del 40% de síntomas depresivos (valorados por el médico tratante, no por escalas psiquiátricas). Siendo este porcentaje mayor al observado en pacientes monoinfectados por VHC en tratamiento para este virus39. Existe buena respuesta al tratamiento de los mencionados trastornos neuropsiquiátricos con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.

El efavirenz presenta hasta en un 52% de los casos efectos adversos sobre el sistema nervioso central, que incluyen somnolencia, amnesia, insomnio, confusión, agitación, alucinaciones y pesadilla. Estos síntomas generalmente remiten entre 2 y 4 semanas después de haber iniciado el TARGA.

Se ha mencionado en estudios clínicos la posibilidad de potenciación de los efectos neuropsiquiátricos del efavirenz y del interferón en caso de su administración conjunta39 y la frecuencia más elevada de síntomas depresivos en los pacientes coinfectados en tratamiento para el VHC que reciben de forma concomitante efavirenz. No obstante, el uso conjunto de interferón y efavirenz no está contraindicado especialmente en pacientes estables y con buena tolerancia previa a efevirenz, debiendo realizar un seguimiento estricto de los pacientes para detectar tempranamente la aparición de síntomas neuropsiquiátricos.

En definitiva, los efectos adversos relacionados con el interferón pegilado y la ribavirina van a ser muy frecuentes (en más del 90% de los pacientes) si bien la gran mayoría de ellos son manejables y controlables médicamente. Es fundamental que este manejo corra a cargo de personal sanitario experto y con experiencia en este campo para minimizar el número de pacientes que abandonará el tratamiento por este motivo. La correcta selección del paciente y su adecuado seguimiento durante el tratamiento permitirá detectar precozmente los efectos adversos y tratarlos de forma apropiada: eritropoyetina para la anemia importante, factor estimulante de colonias de granulocitos en la leucopenia severa, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina para la depresión y otras manifestaciones neuropsicológicas, paracetamol y antiinflamatorios no esteroideos para el síndrome seudogripal, etc.

Interacciones del tratamiento antirretroviral y el tratamiento anti-VHC

Las interacciones medicamentosas son de orden esencialmente farmacodinámicas a nivel intracelular. Muchas de estas interacciones han sido objeto de estudios en diferentes protocolos para conocer mejor los mecanismos que las producen, especialmente los relacionados con la RBV. Un resumen de las principales interacciones se detalla en la tabla 3.

Tabla 3.

Interacciones entre antirretrovirales e interferón pegilado y ribavirina

Asociación  Efectos principalesResultado 
RBV + análogos nucleosídicos  Riesgo principal=TM 
RBV+ddI  TM +++  Acidosis láctica  Evitar 
RBV+d4T  TM ++  PancreatitisPérdida de peso  Evitar 
RBV+ddI+d4T  TM ++++  Lipoatrofia  Evitar 
RBV+ABC  TM +/−  ¿Disminución tasa de RVS?  Posible; usar dosis alta RBV 
RBV+ZDV  TM +  Anemia, neutropenia  Posible; intentar evitar 
PEG IFN+ZDV  Anemia, neutropeniaPosible; intentar evitar 
PEG IFN+EFV  Depresión. Irritabilidad. Trastornos del sueñoPosible 

ABC: abacavir; d4T: estavudina; ddI: didanosina; EFV: efavirenz; PEG IFN: interferón pegilado; RBV: ribavirina; RVS: respuesta viral sostenida; SNC: sistema nervioso central; TM: toxicidad mitocondrial; ZDV: zidovudina.

La ribavirina es un análogo nucleosídico de la guanosina, presenta actividad in vitro contra numerosos virus ADN y ARN. Se han demostrado interacciones entre inhibidores nucleosídicos de la transcriptasa inversa del VIH y el tratamiento con interferón pegilado y ribavirina. Particularmente se ha demostrado in vitro que la ribavirina puede antagonizar o promover el metabolismo intracelular de otros análogos nucleosídicos inhibidores de la transcriptasa inversa40, como es el caso de la didanosina (ddI). La ribavirina en presencia de ddI conducirá a un aumento de la actividad antiviral de ddI pero también aumenta la posibilidad de presentar toxicidad en ocasiones muy severa41-43. El primer estudio que evaluó el uso combinado de ribavirina y ddI no encontró aumento de la frecuencia de pancreatitis o de neuropatías periféricas44. Sin embargo, posteriormente numerosos estudios evidenciaron no sólo una alta frecuencia de efectos secundarios, sino también de efectos graves, con el desarrollo de acidosis láctica, llevando en algunos casos al fallecimiento del paciente y por todo ello en el momento actual esta combinación está claramente desaconsejada41-43.

El d4T es un análogo timidínico muy utilizado antaño pero actualmente su uso es casi anecdótico en nuestro medio por un problema de toxicidad. Sus efectos adversos más frecuentes derivan de su toxicidad a nivel mitocondrial (al inhibir la γ-ADN polimerasa de la mitocondria celular) y son principalmente neuropatía periférica, lipodistrofia, acidosis láctica (contraindicada su combinación con ddI en mujeres embarazadas) y hepatotoxicidad. Su uso combinado con interferón y ribavirina debería ser evitado si existen otras opciones terapéuticas, dado el potencial riesgo incrementado de acidosis láctica, lipoatrofia y pérdida de peso.

La zidovudina (ZDV) fue el primer fármaco aprobado para el tratamiento del VIH/sida. Es un análogo timidínico de la transcriptasa inversa que al igual que los demás integrantes de esta familia deber ser fosforilado intracelularmente para que sea activo. El efecto adverso más importante de la ZDV es la mielosupresión, resultando en anemia macrocítica y neutropenia. Como se mencionó previamente, la anemia es un importante efecto secundario del tratamiento del VHC, siendo la ribavirina el principal responsable de la misma. El uso concomitante de ZDV y ribavirina se ha asociado a tasas más elevadas de anemia, reducciones de dosis de ribavirina (lo cual impacta negativamente en la respuesta al tratamiento) y mayor uso de eritropoyetina. El interferón produce supresión de la médula ósea conduciendo a anemia, leucopenia y trombocitopenia45. Al igual que con la ribavirina el uso simultáneo de ZDV e interferón produce la sumatoria de sus efectos secundarios a nivel hematológico, por lo cual su combinación debe evitarse en la medida de lo posible. Si otro régimen de antirretrovirales puede ser prescrito (basados en la tolerabilidad y la resistencias del VIH), la interrupción de ZDV previa al inicio del tratamiento con interferón pegilado y ribavirina debe ser considerada; en caso de que la ZDV no se suspenda, se deberá realizar un seguimiento muy cercano de los niveles de hemoglobina séricos36.

En mayo de 2007, el grupo francés RIBAVIC describió una asociación entre los esquemas antirretrovirales que contenían abacavir (ABC) y la falta de respuesta viral temprana. Desde entonces, se han presentado varios estudios con resultados discordantes; Vispo et al46 pusieron de manifiesto en estudios multicéntricos retrospectivos el impacto negativo del ABC en la tasa de respuesta viral sostenida (RVS); por otro lado, el grupo de Pineda47 no encontró diferencias en la frecuencia de RVS entre pacientes que recibían o no regímenes antirretrovirales que contenían ABC. El grupo catalano-balear de estudio de la coinfección VIH-VHC realizó también un estudio retrospectivo de 244 pacientes tratados con interferón pegilado y ribavirina, no encontrando asociación entre el uso de ABC y falta de respuesta al tratamiento del VHC48. Se postula que esta interacción se produciría por un mecanismo de tipo competitivo en las cinasas celulares y dicha competición nociva quedaría subsanada si la dosis de ribavirina que se utiliza es elevada. En definitiva, siempre que la ribavirina se use a dosis altas o sencillamente ajustada al peso tal y como se recomienda actualmente, se evitará el problema de la interacción con ABC y solo en los casos de dosis baja de ribavirina como antaño puede evidenciarse clínicamente el problema.

Nuevos aspectos de la hepatitis C en pacientes infectados por VIH

En la actualidad existen 3 aspectos nuevos en el planteamiento de la hepatitis C en pacientes VIH que se deben tener en cuenta: 1) brotes epidémicos de hepatitis aguda; 2) marcadores farmacogenéticos relacionados con la respuesta al tratamiento así como con el aclaramiento espontáneo del VHC tras la infección aguda, y 3) nuevas moléculas antivirales frente al VHC.

  • 1.

    Brotes epidémicos de hepatitis aguda por VHC en pacientes VIH. Desde hace unos años, se han ido describiendo brotes de hepatitis aguda en pacientes varones infectados por el VIH a partir de relaciones homosexuales49,50. En estos casos, la European AIDS Clinical Society recomienda tratamiento precoz aunque se aconseja esperar las primeras 12 semanas tras la infección para verificar un posible aclaramiento del VHC espontáneo. Si la fecha de exposición no es conocida se recomiendo solo esperar 4 semanas antes de iniciar el tratamiento a no ser que en esas 4 semanas disminuya más de 2 log la carga viral plasmática del VHC en cuyo caso se podría esperar la evolución espontánea virológica las siguientes semanas 8 y 12. Si el ARN del VHC se mantiene positivo en semana 12, se indicaría tratamiento50,51. Aunque el tiempo total del tratamiento, así como el uso de RBV en estos casos, está en controversia, la mayoría de expertos recomienda el uso de interferón pegilado más ribavirina durante 24 semanas. Con ello se obtiene una RVS de alrededor del 60-75%50,51, aunque en otras series este porcentaje puede ser tan bajo como del 50%.

  • 2.

    Marcadores farmacogenéticos relacionados con la respuesta al tratamiento así como con el aclaramiento espontáneo del VHC tras la infección aguda. Recientemente se ha publicado que el locus genético de la interleucina 28B (IL28B) tiene una importancia central en la patogenia de la infección por el VHC. Polimorfismos genéticos cercanos al gen de IL28B predicen el aclaramiento espontáneo tras la infección aguda por VHC, la posibilidad de respuesta al tratamiento anti-VHC, así como la diferencia entre las tasas de respuesta con interferón pegilado más ribavirina entre caucásicos y afroamericanos52. Estos resultados inicialmente se comprobaron entre los pacientes monoinfectados por el VHC si bien también se han corroborado ya en coinfectados por VIH-VHC. En los coinfectados, se han publicado varios estudios y en 2 de ellos se constata la importancia de estos polimorfismos en la predicción de la respuesta al tratamiento del VHC genotipo 1 pero no en los genotipos 2 o 3, mientras que en el tercero no se evidencia esta predicción en el tratamiento de la hepatitis aguda53,54. El hallazgo de este marcador genético y su clara implicación en la clínica es un excelente ejemplo de la aplicación directa de la ciencia básica a la práctica médica habitual.

  • 3.

    Nuevas moléculas antivirales frente al VHC. Avances en la biología molecular han conducido al desarrollo de nuevas moléculas dirigidas contra proteínas específicas virales del ciclo viral del VHC. Estas moléculas se llaman colectivamente antivirales de acción directa (AAD), pertenecen a inhibidores de proteasas (codificadas por los genes NS3/NS4A) o inhibidores de polimerasas (codificadas por el gen NS5B) y se encuentran en varias fases de desarrollo clínico. Las 2 moléculas AAD que ya se encuentran en fase III de desarrollo clínico son telaprevir (VX-950) y boceprevir (SCH-503034). Los datos disponibles del tratamiento triple anti-VHC incluyendo interferón pegilado, ribavirina más una de estas moléculas en pacientes monoinfectados por el VHC son relamente muy prometedores en términos de mayor tasa de RVS si bien también es de esperar una mayor toxicidad con respecto al tratamiento doble estándar55-58. Hasta el momento, no se dispone de información sobre el uso de estas terapias triples en coinfectados VIH-VHC si bien ya hay algún ensayo clínico en marcha al respecto y se esperan los resultados en los próximos meses. El uso de estas nuevas moléculas es de especial interés en pacientes coinfectados por el VIH y el VHC pues ellos suelen tener cargas virales del VHC más altas y menor actividad del interferón que los pacientes monoinfectados por el VHC. Además, la polifarmacia propia de los pacientes VIH se verá incrementada por esta terapia triple anti-VHC con la consiguiente posibilidad de interacciones farmacológicas potencialmente significativas. No debemos olvidar que los pacientes infectados por el VIH con gran frecuencia utilizan ritonavir, un inhibidor de proteasa del VIH que inhibe potentemente el metabolismo de fármacos que usen el citocromo P450, mientras que por el contrario el uso de no nucleósidos como efavirenz o nevirapina son potentes inductores de este metabolismo. Si bien estas interacciones no tienen por qué ser necesariamente negativas, deben ser estudiadas para un manejo correcto de las mismas. Adicionalmente, existe una lista creciente de posibles mutaciones del VHC que confieren resistencia a estas moléculas si bien el impacto clínico de las mismas está por definir58.

Finalmente, no se conoce si la presencia de los polimorfismos genéticos IL28B tiene alguna influencia en las tasas de respuesta al tratamiento del VHC cuando éstos consisten en terapias triples que incluyen a estas nuevas moléculas AAD59.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

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