Con la introducción del tratamiento antirretroviral de alta eficacia, las enfermedades arterioscleróticas han ganado importancia como causa de morbilidad y mortalidad en personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). A continuación, se examinará el riesgo de enfermedades cardiovasculares en personas infectadas por el VIH y se comparará con la población no infectada. Se expondrán las contribuciones relativas al huésped, a la infección por el VIH, y la terapia antirretroviral a la luz de los conocimientos actuales.
El riesgo absoluto de desarrollar una enfermedad cardiovascular en pacientes infectados por el VIH que reciben terapia antirretroviral es bajo. Sin embargo, este riesgo esta aumentado en comparación con el riesgo que tienen las personas no infectadas. Este hecho es sustancialmente debido a una mayor prevalencia de los factores de riesgo cardiovasculares tradicionales que son en su mayoría dependientes del huésped. La infección por el VIH puede contribuir tanto directamente, a través de la activación inmune y la inflamación, e indirectamente a través de la inmunodeficiencia que provoca el virus. El tipo de tratamiento antirretroviral, aunque en menor medida que la infección por VIH, puede contribuir a aumentar el riesgo cardiovascular a través de sus efectos metabólicos y también debido a los cambios que se producen en la composición corporal de la grasa.
La prevención de la enfermedad cardiovascular en los pacientes infectados por el VIH constituye un aspecto importante.
Los tradicionales factores de riesgo deben ser detectados y tratados enérgicamente cuando sea posible, pues estos factores tienen un papel primordial en el desarrollo de enfermedad cardiovascular. El tratamiento antirretroviral debe iniciarse precozmente en pacientes con alto riesgo cardiovascular.
Los beneficios del tratamiento antirretroviral, independientemente de los fármacos utilizados, superan claramente cualquier riesgo potencial cardiovascular.
With the introduction of effective antiretroviral therapy (ART), cardiovascular disease has gained importance as a cause of morbidity and mortality in HIV-infected persons. Herein, we will study the risk of cardiovascular disease in HIV-infected persons compared to the non-infected population. The relative contributions regarding the host, HIV infection and antiretroviral therapy will be presented in the light of current knowledge. The absolute risk of developing cardiovascular disease in HIV-infected patients receiving antiretroviral therapy is low. However, this risk is increasing compared to the risk in uninfected persons. This fact is substantially due to a higher prevalence of underlying traditional cardiovascular risk factors that are mostly host-dependent. HIV infection may contribute both directly through immune activation and inflammation and indirectly through immunodeficiency. The type of antiretroviral treatment, also to a lesser degree than HIV infection, may also contribute through its impact on metabolic effects and also because of the changes produced in body fat parameters.
Prevention of cardiovascular disease in HIV-infected patients should be standard care.
The traditional risk factors should be investigated and aggressively treated whenever possible, since they play a major role in the development of cardiovascular disease. Antiretroviral therapy should be initiated earlier in patients with high cardiovascular risk. From a purely cardiovascular perspective, the benefits of ART, regardless of the drugs used, clearly outweigh any potential risk.
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