Podríamos situar los precedentes de los implantes mamarios en el año 1895, cuando el austríaco Vicenz Czerny implantó a una paciente un lipoma de la espalda en la mama. Posteriormente, ha habido diversos intentos para aumentar el volumen mamario buscando tanto los resultados estéticos, como la seguridad para la paciente. Los más conocidos son la inyección de fluidos de alta viscosidad, como las parafinas y las siliconas líquidas o esponjas químicas. Pero no fue hasta la década de 1960 que se desarrollaron las prótesis mamarias de silicona, las cuales han dado resultados más satisfactorios. Las siliconas son termoestables, puede esterilizarse y no se alteran con el tiempo. Además no se adhieren a los tejidos. No obstante, su riesgo está en la posibilidad de migración, que en el caso de las prótesis se produce por la ruptura de la cápsula, extravasando el contenido, el cual es uno de los riesgos más importantes1.
En 1965 se define como siliconoma la reacción granulomatosa a cuerpo extraño producida por las siliconas líquidas en los tejidos y la fibrosis que rodea las gotas de siliconas. Cuando la cápsula fibrosa está intacta se denomina ruptura intracapsular, y cuando se fuga silicona fuera de la cápsula, generalmente en los tejidos adyacentes, se llama ruptura extracapsular. No obstante, es frecuente la migración a otras partes del cuerpo, como las axilas, pared abdominal, extremidades2,3 e incluso rodear el plexo braquial.
Los siliconomas se observan como abultamientos. Para su extracción se requiere intervención quirúrgica, sin que se consiga siempre su total eliminación.
Las técnicas de imagen empleadas son la ecografía4 y la resonancia magnética. En el caso de la ecografía, puede observarse la denominada imagen de “tormenta de nieve” provocada por la diferencia de la velocidad del haz al atravesarla.
Presentamos dos imágenes de siliconoma, que corresponden a ecografía supraclavicular (fig. 1) y axilar (fig. 2) y resonancia magnética de mama (fig. 3). En el estudio ecográfico supraclavicular, en el plano subcutáneo se observa la imagen difusa hiperecogénica con reverberación poste rior que alcanza planos más profundos, sin poder delimitar su total extensión, que corresponde a la imagen denominada “tormenta de nieve” (fig. 1), imagen que se repite en la ecografía axilar, a nivel de los ganglios axilares (fig. 2) En las imágenes de resonancia magnética (fig. 3) se confirmar el hallazgo, donde se aprecia el siliconoma en ganglios axilares y zona supraclavicular por ruptura de implante mamario.