Octavio Centurión fue uno de los banqueros más importantes de la Monarquía Hispánica y una de las figuras más destacadas de la Corte de Felipe III y Felipe IV. Este libro nos permite conocerlo en un contexto mucho más amplio que el de las finanzas de los Austrias, donde habitualmente se le ha estudiado. La autora nos explica las diferentes facetas de la vida de este banquero: su educación desde niño, sus primeros pasos como empresario, su papel como diplomático de la República de Génova, cortesano y miembro del gobierno de la Monarquía, y también como parte importante de la nobleza castellana. Este banquero del siglo XVII fue mucho más que un gestor financiero.
A pesar de la constante presencia de banqueros genoveses en la Corte de los Austrias y de su indudable importancia a la hora de permitir el acceso de la Corona española a los mercados financieros internacionales, apenas se conocen poco más que sus nombres y algunos detalles de sus contratos, y casi siempre en estudios e investigaciones sobre las finanzas y fiscalidad de la Monarquía Hispánica.
Hace unos años, el trabajo de Grendi nos presentó a la familia Balbi, cuyos negocios e influencia política se extendían por toda Europa, incluyendo España, pero su punto de referencia partía siempre de Génova. Ahora este libro de la profesora Sanz Ayán nos permite entender a un financiero genovés tan importante como Octavio Centurión, pero desde la perspectiva madrileña. Sin duda, uno de los muchos vértices que tenía el negocio financiero de la época, pero también uno de los más importantes al residir en ella la Corte española. La autora nos ofrece matices muy interesantes del papel desempeñado por este banquero en el mundo de las finanzas del rey, pero también en la política, la diplomacia y la mentalidad que dominaba la sociedad castellana del siglo xvii.
Como otros banqueros genoveses, Octavio llegó a España en torno a 1602, siendo muy joven. Acababa de alcanzar la mayoría de edad para hacer negocios y en España se iniciaba entonces el reinado de Felipe III. Fue el único banquero de los Austrias que se atrevió a cubrir en solitario el gasto anual de la Monarquía con un contrato de más de 9 millones de ducados firmado en 1603. Fue un reto extraordinario porque lo habitual era que el Consejo de Hacienda negociase sumas más pequeñas repartidas entre un grupo variable de entre 8 y 15 asentistas.
Centurión tuvo problemas con la justicia. No solo con la propia Real Hacienda, sino también con sus socios y colaboradores más cercanos. Problemas no despreciables, teniendo en cuenta la envergadura de sus contratos y la cantidad de dinero procedente de los impuestos castellanos que pasó por sus manos. Después de un periodo retirado de la negociación crediticia en el que aprovechó para casarse en Génova, Octavio regresó a Madrid con Felipe IV en el trono para volver a firmar grandes asientos con la Corona. En la década de 1630 se ennobleció con el título de marqués de Monesterio y formó parte de los consejos de Guerra y de Hacienda, convirtiéndose en el Factor General de los Presidios de España a partir de 1632. Sus dotes para la política cortesana le permitieron sobrevivir a las intrigas y turbulencias surgidas al caer en desgracia el conde-duque de Olivares. Como hombre de negocios, Centurión también sorteó con éxito las dificultades financieras generadas por las 3 suspensiones de consignaciones (1607, 1627 y 1647) que la Corona decretó durante la primera mitad del siglo xvii.
Aunque esta obra gire en torno a la vida de un banquero del siglo xvii, no es un libro de finanzas destinado únicamente a historiadores económicos profesionales. Tampoco es una simple biografía, pues no se centra solo en el personaje, sino que recrea y explica el ambiente que le rodeaba, tanto en su trabajo como en sus relaciones sociales. Sanz Ayán permite al lector entender las características propias de la fiscalidad de la época, del funcionamiento del dinero, de la deuda pública y también de la justicia, la Corte, la religión, la diplomacia y la política en aquella época. Entender ese contexto resulta imprescindible para entender a Octavio Centurión, su trayectoria profesional y, especialmente, su proyecto vital, común en muchos aspectos a los de otros empresarios de la época.
El libro se divide en 3 grandes bloques. Primero se analiza su juventud y la formación típica de un financiero genovés a principios del siglo xvii. A continuación, nos describe como comenzó Octavio sus negocios en España y las dificultades que encontró hasta hacerse un hueco en la Corte de los Austrias; y, por último, analiza su madurez como financiero y su consolidación a nivel político y social en la Corte de Felipe IV. Es un libro bien escrito, ameno y entretenido. No tiene el habitual formato de los trabajos académicos. Las notas se han desplazado al final de la obra, seguramente sacrificando muchas referencias con el objetivo de darle mayor protagonismo al texto principal, y hacer más ágil su lectura. Todo ello no impide que siga siendo un riguroso libro de Historia, en el que cada una de sus afirmaciones están bien documentadas.
Octavio Centurión fue un banquero extraordinario y uno de los más longevos al servicio de la Corona española. Murió en 1653 con 78 años de edad, después de residir durante casi 50 años primero en Valladolid y después en Madrid. No sabemos si falleció siendo tan rico como había nacido, pero el libro de Carmen Sanz pone de manifiesto la intensidad con la que vivió y con la que se dedicó a sus negocios y carrera política en el Madrid del Siglo de Oro.