Sociedades comparadas es un compendio, en formato bolsillo, de diversos libros publicados hasta la fecha por el catedrático de geografía de la Universidad de California Los Ángeles, Jared Diamond. En esta obra se pueden adivinar los principales argumentos e hipótesis esgrimidos en Armas, Gérmenes y Acero (1997), Colapso (2006) y El mundo hasta ayer (2013). El libro nace a raíz de una estancia corta en la universidad LLUIS Guido Carli de Roma y la consiguiente necesidad de preparar diversas intervenciones en las que condensar sus tesis.
Para aquellos que no han tenido la ocasión de leer a Diamond, este es sin duda el libro por el que empezar a adentrase en el mundo del doctor en fisiología evolucionista. Los 3 problemas que el autor considera más acuciantes en el mundo no son nuevos: la desigualdad, la escasez de recursos y su gestión vs. cambio climático. De hecho, el capítulo inicial lanza la clásica pregunta sobre el porqué de la riqueza de unos países y no de otros. Pero lo destacable de este autor, que le ha hecho valedor de un Premio Pulitzer (1998), no es tanto su hipótesis de partida, sino, amén de una hábil narrativa, una visión global que aporta a cuestiones actuales respuestas desde un amplio bagaje académico-cultural que se sitúa entre las ciencias sociales y ambientales y la biología evolutiva, aunque no pocas veces esta multidisciplinariedad le haya reportado numerosas críticas.
El primer condicionante para el autor es la geografía. La latitud como determinante, por un lado, de la productividad agrícola, al estar supeditada a la temperatura, la pluviosidad, las horas de insolación, pero también a la profundidad de los suelos, la cantidad de materia orgánica y aporte de nutrientes, su fertilidad y el número de insectos o agentes patógenos que puedan dañar las cosechas. Por otro lado, la latitud también como factor influyente en la salud al abundar más especies patógenas en los trópicos, que además favorecen la persistencia de recurrentes enfermedades como la malaria, con una elevada morbilidad, mientras que en las zonas templadas la llegada de inviernos más fríos acaba con los gérmenes. Si bien es cierto, hoy en día hay que sumar otras enfermedades no infecciosas con un enorme impacto sobre la salud (diabetes e hipertensión), derivadas de la «forma de vida occidental» y de ámbito global (Capítulo 6), de ahí lo imperante necesidad de que la inversión en sanidad sea universal (Capítulo 7). A la latitud, Diamond agrega la innegable ventaja que supone la salida al mar en términos de abaratamiento del transporte e impacto económico. A esta «maldición de la geografía» en la que se incluye el mayor o menor número de animales domesticables por continentes se le uniría el factor humano, es decir, la mala gestión de los recursos disponibles. Algo que no es exclusivo de los países pobres, como bien describe el autor en Colapso. Y aquí es donde enlaza con el segundo factor que contribuiría a las diferencias en el crecimiento, las instituciones. El autor se remonta a los orígenes mismos de las sociedades: recolectores-cazadores vs. instituciones sencillas y, agricultores vs. instituciones complejas, con el consiguiente nacimiento de estados, sistema impositivo, mercados, impacto demográfico… que no por dar lugar a instituciones complejas garantizan una buena gestión.
Estos son someramente los argumentos sobre los que el libro se sustenta. Para poder convencer a sus lectores, recurre a estudios de caso y comparaciones entre países o sociedades en perspectiva histórica. Estas comparaciones permiten vislumbrar las diferentes trayectorias seguidas hasta la actualidad por Europa y China, Japón y Reino Unido entre otros muchos ejemplos que se ofrecen, poniendo de manifiesto que el impacto de las decisiones, ya sean sanitarias, económicas o medioambientales, ha dejado de ser local para ser global. Es precisamente el tipo de respuestas que se ha dado a problemas similares en las distintas sociedades pasadas o presentes una de las grandes preocupaciones del autor. En este sentido, equipara las respuestas dadas a crisis nacionales a las fases que los terapeutas establecen en la superación de las crisis personales: flexibilidad, fortaleza, confianza, libertad en la toma de decisiones, libertad de elección, tolerancia ante el fracaso, disponer de modelos para aprender y apoyo de amigos-aliados. Resultados en este sentido dispares pero exitosos serían los de Japón durante la Era Meiji, que llevó a cabo cambios radicales pero selectivos o la Unificación Alemana de 1870 y de nuevo en 1990.
Obviamente, no todas las trayectorias han sido brillantes y algunas podrían llegar a su fin si no se pone remedio. Aquí toma como punto de referencia el declive de la democracia estadounidense acuciada por el derrumbe político, la problemática participación electoral, la escasa movilidad socioeconómica y la creciente desigualdad, así como el limitado gasto público (p. 109-113). Diamond no puede dejar de recordarnos que la hegemonía es pasajera, aunque se prolongue durante siglos, y que sin duda es más barato y sensato ayudar a los países con más dificultades que tener que combatir los movimientos migratorios y el terrorismo. En el actual contexto de inseguridad internacional, sostiene que el ser humano tiende a subestimar los peligros conocidos, como pudieran ser los accidentes caseros, y sobredimensionar otros, por lo que aconseja debiéramos aplicar lo que denomina «paranoia constructiva», es decir, ser precavido o sencillamente sensato. Fíjense que, tras muchas correlaciones, regresiones y analistas varios, la CIA ha dado finalmente con el detector de posibles derrocamientos de regímenes: la mortalidad infantil elevada (p. 37).
¿Qué se puede aprender del pasado? Indudablemente, mucho, aunque algunos economistas lo hayan obviado. No solo porque es importante averiguar cómo se han gestionado las crisis en el pasado, o las respuestas que el ser humano ha dado a los problemas medioambientales, sino por ser capaces de aprender de los errores, procurando en la medida de lo posible no repetirlos y afrontar con éxito los desafíos. Aunque ya se sabe que el hombre es el único animal que es capaz de tropezar 2 veces en la misma piedra. ¿Dos veces?