“Investiguemos mejor lo que es un presupuesto subjetivo o implícito: tiene la forma de “todo el mundo sabe…”; “nadie puede negar… “; “todo el mundo reconoce…”” 1. Fórmulas, pura retórica, que nos otorgan cierta ventaja en la argumentación, pues de entrada no tenemos que demostrar nada, ya alguien lo ha demostrado antes por nosotros. Vamos a hablar de autoría. Un tema que como todo mundo sabe puede llegar a ser apasionante, que nadie puede negar su actualidad, y que todo el mundo reconoce que no se le suele dar toda la importancia que merece, o quizá no merezca toda la importancia que se le da. Naturalmente tendremos que hablar de los inefables Requisitos de uniformidad, o uniformes, o recomendaciones 2 que tantos defensores, con razón, han tenido siempre. Y es que siempre conviene tener a mano una autoridad a la que recurrir, un sitio adonde ir (Carrere), y una cuerda por si acaso (Kierkegaard).
Hay cosas en las que la cantidad es el factor determinante, y otras en las que no. Hay cosas comparables y cosas incomparables. Hay cosas dudosas y cosas más dudosas todavía. Y hay cosas que son mentira y cosas que son verdad. Todo el mundo sabe, nadie puede negar, todo el mundo reconoce, el axioma: Una investigación no puede darse por terminada hasta que no se hayan publicado sus resultados. Estamos hablando de autoría.
Pero, ¿qué dicen los Requisitos qué es un autor (y por consiguiente qué no es un autor)? O, dicho con más propiedad, ¿qué dicen sobre la función autor, la instancia autor, y, antes de que se me olvide: hay algún parecido, o son comparables los autores de distintas disciplinas, pongamos, por ejemplo, el autor de una novela y el de un artículo científico? ¿Qué requisitos debe reunir un autor para ser considerado como tal? ¿Qué es una contribución sustancial? ¿Qué quiere decir que el autor ha muerto? ¿O qué dice Foucault que es un autor en su tan citado como seguramente poco leído texto ¿Qué es un autor?3 Los tiempos cambian. Todo se está volviendo relativamente relativo. ¿Acaso no parece obvio decir que cuantos más autores tenga un estudio los resultados serán más consistentes? El paso de lo cuantitativo a lo cualitativo ya quedó demostrado hace tiempo que era un paso en falso (con algunas excepciones). Y todo el mundo sabe, nadie puede negar, todo el mundo reconoce que el objetivo de una investigación, de cualquier investigación, es la publicación -- ¿cabe mayor perversión? – ya que un autor es alguien que ha realizado contribuciones intelectuales sustanciales a un estudio publicado.2 Lo que a mi juicio quiere decir que si el estudio no ha sido publicado no hay autor que valga. Y de lo que se deduce ya una primera conclusión: Hay autores a priori (todos aquellos que figuran en la mención autores de un estudio aunque el estudio no haya sido publicado) y autores a posteriori (todos aquellos que figuran en la mención autores de un estudio cuando éste ya ha sido publicado). Cierto, coinciden. Pero eso no es más que una simple coincidencia. ¿O acaso debemos contemplar una tercera clase: aquellos autores que no han realizado contribuciones sustanciales, autores de segunda clase?
El objetivo principal, y la finalidad primera y la mayoría de las veces única, de la publicación científica, es, como todo el mundo sabe y nadie puede negar, el curriculum (en el caso de los estudiantes), y la promoción (en el caso de los profesores). Naturalmente el problema a nadie le parece un problema. Meramente la constatación de un hecho objetivo sin mayor transcendencia. Por otra parte, y sin entrar a valorar este tipo de estudios, si es que puede llamárselos así, que se consideren susceptibles de algún tipo de subvención o beca, y se presenten como una investigación, parece una broma, aunque no para sus autores. Que un miembro del equipo de investigación se acerque a usted (vamos a suponer que usted ha liderado la investigación) para sugerirle la publicación, en alguna revista de impacto naturalmente (vamos a suponer que usted es usted y yo soy yo), cosa ésta en la que usted no había pensado, supuesto éste completamente inverosímil, y que después de enumerarle todos los beneficios que esto conlleva (para todos los componentes del equipo naturalmente, pero también para usted y para su hospital o centro de trabajo. Ese miembro del equipo promete y no le quepa duda que le arrebatará el liderazgo en la primera ocasión que se presente) “surja la pregunta: ¿Quién más ha contribuido sustancialmente y deberíamos invitar como autor?” 4 es algo que no se les ocurriría ni a los Monty Phyton en sus mejores momentos, pero que planteado como “un enfoque más inclusivo de la autoría y la investigación de implementación”, les sirve a los autores, cómplices, y delatores 5, para hacerse la pregunta capciosa por excelencia: ¿Qué es una contribución sustancial? ¿Cómo podríamos ser más inclusivos? Y diseñar estrategias a tales efectos. La primera de las cuales consiste, como todo el mundo sabe y nadie puede negar, en no utilizar nunca un lenguaje comprensible. Este último párrafo queda un poco farragoso, pero se entiende creo yo.
Resumiendo o coda final.
Hay en el quehacer humano, como todo el mundo sabe y nadie puede negar, asuntos de baja estofa y de dudosa moral, pero que por su propia naturaleza no pierden actualidad. De la autoría podría decirse lo mismo que dijo Chesterton sobre la educación en su impagable Lo que está mal en el mundo. “Por supuesto, dice allí, el meollo de la cuestión de la educación (léase autoría) es que no existe”. 6
Aprovecho para decirles que la vejez no es lo que cuentan. Aunque seguramente usted eso ya lo sospechaba. Todos mienten, no lo olvide.