Vittoria Borsò y Ute Seydel han coordinado este ambicioso proyecto de “mapear” las formas como la historia mexicana del siglo xix, llena de conflictos bélicos desde la revolución de independencia y a lo largo de la centuria, es representada en la literatura (novelas, teatro) y en medios audiovisuales (cine o telenovelas históricas) de los siglos xx y xxi. Sin duda el siglo xix, el de la construcción de la nación, como se ha dicho en muchas ocasiones, abunda en conflictos de carácter interno, vinculados con las disputas derivadas de las distintas concepciones sobre la nación y la forma de gobierno a seguir tras la independencia (república o monarquía, centralismo o federalismo), divergencias que derivaron en los distintos países de la América hispana en las luchas entre liberales y conservadores que se sucedieron a lo largo del xix e incluso más allá. Otros conflictos fueron de carácter internacional, pues los grandes imperios como Estados Unidos o Francia buscaron influir y obtener algún beneficio de este difícil proceso de constituirse como naciones independientes. La “construcción de la nación” y los constantes enfrentamientos (guerras) que impiden su constitución estable y armónica son, sin duda, los grandes temas de la centuria decimonónica, el eje que atraviesa y hace girar la política del siglo y, observado desde nuestros días, la historia de la centuria.
Dos son los asuntos que destacaría del libro de Borsò y Seydel, ambos contenidos en el título de la obra. Por un lado, el hecho afortunado de sobrepasar lo literario al ampliar los estudios sobre las representaciones de la historia del siglo xix a las expresiones artísticas visuales: cine y telenovelas históricas, teatro. Así, varios artículos incluidos en el libro, como “Siglo xix en televisión, nuevos formatos, viejas representaciones. El caso de Gritos de muerte y libertad”, de Adrien Charlois Allende, “La adaptación de Los bandidos de Río Frío de Manuel Payno en el cine mexicano de la Época de Oro”, de Claudia Arroyo Quiroz, “El espacio melodramático televisivo como referente para la imaginación histórica: Benito Juárez y la República imaginados desde la novela”, de André Dorcé Ramos, “Aquellos años, de Felipe Cazals, entre rememoración y figuración: intransparencia y potencia del espacio de la historia”, de Vittoria Borsò, o “El teatro como espacio para la representación de la memoria cultural en torno a los conflictos étnicos del Porfiriato”, de Ute Seydel, se enfocan en otros medios artísticos que se acercan a momentos emblemáticos de la historia mexicana, a figuras clave o a conflictos más olvidados como los étnicos. El segundo asunto, que dota de unidad al conjunto de los artículos, es la base teórica en torno a la cual se organizan los resultados de las investigaciones: los estudios acerca de la memoria cultural y las culturas de la rememoración, así como su vinculación con los giros espacial y visual. Respecto al giro visual, ya hemos mencionado que los análisis se llevan a cabo sobre películas, telenovelas, representaciones teatrales, y no solamente sobre novelas recientes. Pero el otro enfoque importante es la vinculación que se propone (en particular en los trabajos teóricos que conforman la primera parte del libro) entre espacio histórico, rememoración y construcción de la memoria cultural. Es en el espacio donde se concentran los análisis de las obras, concebido éste en un doble sentido, en primer lugar como los “espacios de la historia vivida”, donde los acontecimientos se observan desde la experiencia concreta vivida por un colectivo; allí el espacio alude a la materialidad de los lugares. En un segundo sentido, el espacio es el lugar de articulación de diferentes formas de rememoración y tiene un carácter metafórico, además de estar constituido mediante el discurso (escrito, visual, audiovisual).
La categoría de “espacio de rememoración” la toman las coordinadoras de los estudios de Aleida Assmann, y remite al carácter dinámico y procesual del espacio considerado, así como al hecho de que el proceso de rememoración se produce en coordenadas espacio-temporales, donde no existe una sola y única forma de rememorar el pasado. Otro concepto que se pone a prueba en los ensayos es el de “culturas de rememoración”, que alude precisamente a estas diferentes formas de rememorar el pasado donde coexisten en un mismo espacio-tiempo; no puede hablarse, por ello, de una cultura de rememoración homogénea. De Aleida y Jan Assmann se toman los conceptos de “memoria comunicativa” y “memoria cultural”, explicados por Ute Seydel en su artículo de carácter teórico. Estos capítulos iniciales hacen aportaciones al conocimiento teórico de los estudios sobre la memoria y sus representaciones artísticas, al tiempo que orientan sobre el modo en que debemos leer los análisis particulares que vienen después.
En la introducción del libro, Ute Seydel propone una síntesis de los acontecimientos más relevantes del siglo xix a partir de la mirada que sobre ellos proporciona la historiografía más reciente; también hace una pequeña historia del cine mexicano, de los directores y las películas que llevaron a la pantalla grande episodios importantes de la historia de México, desde las filmadas por Miguel Contreras Torres (¡Viva México! – Alma insurgente, el grito de Dolores, de 1934), hasta las miniseries realizadas ya en el siglo xxi, como Gritos de muerte y libertad (2010) y El encanto del águila (2011). La autora considera que en las representaciones simbólicas de los siglos xx y xxi se reciclan elementos de los imaginarios creados en el siglo xix en textos literarios, pero también en la fotografía y en las artes plásticas. En los años de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia, fue sobre todo este acontecimiento del xix el que fue privilegiado en las distintas representaciones artísticas. A diferencia de lo que sucede en las producciones audiovisuales, donde el interés principal es el entretenimiento del público, en los textos literarios predomina el interés por reflexionar acerca de los problemas contemporáneos, poniéndolos en relación con los sucesos del xix, es decir, el propósito es explorar los efectos que tienen en el México de los siglos xx y xxi. Hay una mirada crítica y propositiva sobre los acontecimientos, sobre los modos de hacer historia, sobre la construcción de una memoria oficial y el lugar que en ella ocupan ciertas figuras representativas concebidas como héroes nacionales.
Los estudios que se suceden a lo largo del volumen (análisis de casos concretos) indagan en el funcionamiento de la memoria cultural así como “en la forma en que las representaciones se inscriben en ella y se sirven del imaginario social. Se interesan, asimismo, en la manera en que, desde su subjetividad, cada creador abre un diálogo con discursos acerca de la memoria y con representaciones anteriores, mostrando así su conciencia acerca de la historicidad y de la praxis simbólica”. El eje que organiza el libro es, como decía anteriormente, la memoria cultural y los espacios en que se articula; en ese sentido algunos de los textos analizados muestran la heterogeneidad del espacio de rememoración, otros las diferencias en el funcionamiento de la memoria comunicativa y de la memoria cultural. Algunas obras critican la memoria cultural forjada en torno a un personaje histórico; otras, buscan representar los procesos de rememoración; otras más, observan cómo los imaginarios acerca de los personajes históricos o de los sucesos se transforman entre un medio y otro. Las películas analizadas fungen más bien como medios de la memoria pero no exponen los procesos de rememoración; tampoco se reflexiona en ellas, a diferencia de lo que sucede en los textos literarios, acerca de la constitución de la memoria cultural.
El libro está organizado en cinco secciones. La primera de ellas es de carácter teórico, con textos a cargo de las coordinadoras del libro. Los ensayos se titulan: “Espacios históricos - espacios de rememoración - memoria cultural” (de Ute Seydel), y “Mediación de espacios históricos. Reflexiones acerca de la política y potencialidad de la historia” (de Vittoria Borsò). La segunda sección, “Entre el liberalismo y la tradición: dos religiosos como promotores del cambio sociopolítico”, incluye un artículo de Mónica Quijano, “La función de la literatura en la conformación del pasado nacional: Los pasos de López de Jorge Ibargüengoitia”, y otro de María Teresa Miaja, “Fray Servando Teresa de Mier: el personaje histórico y literario llevado a escena”. Hidalgo y Mier, un “héroe” y un controvertido ideólogo de la revolución, son los protagonistas de dos novelas atípicas, donde la parodia es la que organiza los sentidos sobre la historia. La tercera sección se titula “El derrumbe del orden colonial, la independencia y el difícil proceso de consolidar el Estado-nación mexicano: las aportaciones a la memoria cultural desde diversos medios”, e incluye artículos de Adrien Charlois Allende (“Siglo xix en televisión. El caso de Gritos de muerte y libertad), Claudia Arroyo Quiroz (“La adaptación de Los bandidos de Río Frío de Manuel Payno en el cine mexicano de la Época de Oro”), y Álvaro Ruiz Abreu (“La diosa Fortuna y el poder. Memorias de Santa Anna”). En este caso los temas se centran en la memoria cultural, en particular en el cine y las series históricas de televisión. La cuarta sección, “El liberalismo mexicano revisitado: de la Guerra de Reforma a la dictadura de Porfirio Díaz”, incluye cuatro artículos: André Dorcé Ramos, “El espacio melodramático televisivo como referente para la imaginación histórica: Benito Juárez y la República imaginados desde la telenovela”; Vittoria Borsò, “Aquellos años, de Felipe Cazals, entre rememoración y figuración: intransparencia y potencia del espacio de la historia”; Juan Pellicer, “Cuando la historia habla con las voces de la ficción: el Juárez de Eduardo Antonio Parra”; y Georgina García Gutiérrez, “La mirada de Carlos Fuentes en el siglo xix”. La quinta sección, “Memoria y espacio social escindidos: los conflictos étnicos y el anhelo de autonomía”, está dedicada a analizar textos que muestran sucesos del xix no tratados por la historia oficial, como la guerra contra los yaquis en el estado de Sonora y su posterior traslado y esclavización en la península de Yucatán, o la guerra de castas, también en Yucatán. Estos artículos tratan sobre la memoria de los conflictos entre las etnias y los gobiernos estatal y federal, la memoria de la conciencia étnica, de la esclavitud, del deseo descolonizador; completan las otras miradas sobre los “héroes” que nos han dado o que nos han quitado la patria, en los grandes sucesos.