Existe una conocida controversia entre distintas sociedades científicas respecto a la recomendación o no de que se realice un cribado universal para la detección de disfunción tiroidea (DT) durante la gestación. Aunque varios estudios asocian el hipotiroidismo subclínico o la hipotiroxinemia con problemas obstétricos y/o con alteraciones neurocognitivas de la prole, no hay evidencia sobre los posibles efectos positivos de su tratamiento con tiroxina. Sin embargo, existe un acuerdo generalizado sobre la necesidad del tratamiento del hipotiroidismo clínico durante la gestación y los riesgos que podría ocasionar la abstención terapéutica. Por tratarse de una enfermedad frecuente, de fácil diagnóstico y para la que se dispone de un tratamiento efectivo y exento de riesgos, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (Grupo de Trabajo de Trastornos por Deficiencia de Yodo y Disfunción Tiroidea) y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia recomiendan que se evalúe precozmente (antes de la semana 10) la función tiroidea a todas las mujeres embarazadas. Dada la compleja fisiología de la función tiroidea durante la gestación, la valoración de las hormonas debe realizarse utilizando valores de referencia para cada trimestre y para cada zona con las técnicas de laboratorio propias. Para el cribado, bastaría con la determinación de tirotropina y solo si esta está alterada, debería analizarse también la tiroxina libre o total. Debe recordarse también que una adecuada nutrición de yodo desde antes y durante el embarazo es fundamental para contribuir a la normalidad de la función tiroidea materno-fetal.
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