SUJETOS Y MÉTODO: A partir del universo formado por científicos españoles establecidos e identificados en las bases de datos del CSIC y el FIS (Instituto de Salud Carlos III), se seleccionó aleatoriamente a investigadores biomédicos clínicos, biomédicos no sanitarios y físicos y químicos, y se llevaron a cabo 211 entrevistas mediante técnica de entrevista telefónica asistida por ordenador.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN: Los investigadores reconocen un avance en la situación de la investigación española, pero ambicionan progresar hacia mejores escenarios. La actual política científica merece una valoración promedio de 5,4, mientras lo que sería deseable llega a 9,4, lo que refleja que se echa de menos una mejor definición, con objetivos y estrategias estables y con mayor coordinación de las administraciones con responsabilidades en I+D (actualmente se valora en 3,9, mientras que la coordinación deseable se puntúa en 9,2). Hay cierto acuerdo en la necesidad de que exista una política científica que incluya algún tipo de priorización, pero manteniendo una parte abierta a la creatividad de los investigadores. Por otra parte, se echa en falta una estructura representativa independiente con prestigio social.
CONCLUSIONES: Los investigadores encuestados opinan que una evaluación adecuada resulta imprescindible en la formulación de una política científica y que la priorización debe ser consecuencia de dicha evaluación. Sobre estas bases deberían asentarse estrategias realmente coordinadas entre todos los sectores implicados (incluido el sector privado), presupuestariamente dotadas, estables temporalmente y vertebrando el colectivo investigador de forma que aumente su capacidad de influir en las futuras políticas científicas.
RESULTS: Researchers expressed their acknowledgement of progress in the Spanish research field but made their wish clear to progress towards better scientific scenarios. In their assessment, they gave a score of 5.4 to scientific policy, as opposed to 9.4 when speaking about the goals, reflecting the desire for a better policy definition, with clear objectives, stable strategies and better coordination of R&D activities (the current coordination received a score of 3.9, while the desirable coordination was valued as high as 9.2). There was certain agreement regarding the need for a prioritisation criteria which preserves some degree of creativity by researchers. They also stated that they would like to see an independent research structure with social prestige and influence.
CONCLUSIONS: The interviewed researchers believe that the evaluation of scientific activities is fundamental in formulating a sound scientific policy. Prioritisation should arise from appropriate evaluation. Strategies properly coordinated among all the stakeholders (including the private sector) should be fostered. Budget sufficiency, stability, and better organization of independent researchers should be the backbone of any strategy tailored to increase their capacity to influence future scientific policies.
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