La hipertensión arterial es una de las primeras causas de consulta en atención primaria y su prevalencia aumenta con la edad, afectando a un 68% de las personas mayores de 60 años. Se dispone de datos que indican que la prevalencia de hipertensos ≥ 65 años se ha incrementado desde un 48% en 2002 a un 58% en 2010. La presión arterial elevada se relaciona con 1 de cada 2 muertes cardiovasculares en españoles ≥ 50 años de edad y causa el 13,5% de las muertes prematuras en el mundo, en hipertensos y en sujetos con presión arterial normal-alta. A pesar de disponer de pocos ensayos clínicos en población anciana y, sobre todo, muy anciana, hay evidencias de que el control de la presión arterial sistólica y diastólica reduce la morbimortalidad cardiovascular en los hipertensos de mayor edad, por lo que las actualizaciones de las diferentes guías de práctica clínica siguen manteniendo entre sus objetivos, con algunas matizaciones, el adecuado control de la presión arterial en este grupo poblacional. En este trabajo se revisan las nuevas evidencias aparecidas en relación con el abordaje de la hipertensión arterial en el paciente anciano y que han condicionado modificaciones en las guías de práctica clínica de las diferentes sociedades científicas.
Hypertension is one of the most frequent causes for seeking primary care attention and its prevalence increases with age, affecting 68% of people older than 60 years. Data indicate that the prevalence of hypertense individuals older than 65 years has increased from 48% in 2002 to 58% in 2010. High blood pressure is related to 1 out of every 2 deaths from cardiovascular causes in the Spanish population ≥ 50 years and causes 13.5% of premature deaths worldwide, both in persons with hypertension and in those with high-normal blood pressure. Although few clinical trials have been performed in the older population, especially in the very old, there is evidence that diastolic and systolic blood pressure control reduces cardiovascular morbidity and mortality in older hypertense individuals. Consequently, the updates of the various clinical practice guidelines continue to include among their objectives—with some nuances—good blood pressure control in this population group. The present article reviews new evidence on the approach to hypertension in the elderly, which has modified some of the recommendations made in the clinical practice guidelines of several scientific societies.