Introducción: El objetivo de este estudio fue investigar la asociación entre el jogging (intensidad y frecuencia) y la mortalidad a largo plazo.
Métodos: Para ello se comparó, dentro del estudio del corazón de la ciudad de Copenhague (Copenhagen City Heart Study) a 1.098 sujetos sanos que hacían jogging frente a 3.950 individuos sanos que no hacían jogging. Los pacientes fueron seguidos de forma prospectiva desde 2001.
Resultados: En comparación con los sujetos sedentarios, aquellos sujetos que realizaron jogging entre 1 y 2,4h a la semana presentaron una reducción significativa de la mortalidad del 71%. La mortalidad fue menor en los sujetos que hacían jogging con una intensidad ligera (HR: 0,22; IC 95%: 0,10-0,47), seguidos de que los hacían jogging con una intensidad moderada (HR: 0,66; IC 95%: 0,32-1,38), frente a los que hacían jogging con una elevada intensidad (HR: 1,97; IC 95%: 0,48-8,14).
Conclusiones: Aunque el ejercicio físico se asocia con un descenso de la mortalidad total, parece que existe una curva en J, de tal forma que mientras que realizar jogging con una intensidad leve o moderada se asociaba con un descenso de la mortalidad, este beneficio se perdía en los sujetos que realizan jogging con una gran intensidad, en comparación con el grupo de sujetos sedentarios.
DiscusiónNumerosos estudios han demostrado que aquellos sujetos que realizan una actividad física de manera rutinaria presentan por lo menos una 30% menos de riesgo de muerte, en comparación con los sujetos sedentarios, sobre todo si se realiza de manera estructurada, mediante programas específicos, incluyendo la población anciana1,2.
Ahora bien, aunque la práctica de ejercicio físico es globalmente beneficiosa, estudios como el presentado por Schnohr et al. ponen en cuestión la intensidad a la que se debe realizar dicha actividad para que sea beneficiosa, o dicho de otra manera, sí existe un umbral de intensidad a partir del cual el ejercicio físico deja de ser beneficioso.
De hecho, mientras que hay estudios que señalan que una mayor intensidad del esfuerzo físico podría tener efectos beneficiosos, adicionales a la actividad física de intensidad moderada, también se ha reportado que un exceso de actividad física podría tener efectos negativos, como una mayor incidencia de fibrilación auricular o de esclerosis coronaria. Por otra parte, no solo es importante la intensidad del ejercicio físico, sino también el volumen global del entrenamiento, así como el tiempo que se lleva practicando el ejercicio físico3,4.
Las guías americanas de actividad física recomiendan la realización de al menos 150min a la semana de actividad física de intensidad moderada, o bien 75min a la semana de ejercicio físico de alta intensidad. En cambio, las guías europeas de prevención cardiovascular recomiendan que en sujetos sanos se realice de 2,5 a 5h semanales de actividad física de tipo aeróbico de intensidad al menos moderada, o bien de 1 a 2,5h semanales de ejercicio físico de intensidad elevada, independientemente de la edad. En sujetos sedentarios, es importante comenzar con programas de actividad física de intensidad ligera. En cambio, en aquellos sujetos con cardiopatía isquémica o insuficiencia cardiaca estable, se recomienda la realización de actividad física de tipo aeróbico de intensidad moderada a alta, al menos 3 veces a la semana, con una duración de cada sesión de 30min. En pacientes sedentarios se debería comenzar con programas de ejercicio físico de intensidad ligera5.
Desafortunadamente, cada vez es más frecuente la vida sedentaria en nuestro medio. Así, por ejemplo, datos del estudio EUROASPIRE IV, realizado en 24 países europeos en el que se incluyeron a pacientes con cardiopatía isquémica, el 60% de los sujetos, o no realizaban ninguna actividad física, o esta era muy escasa6. Por otra parte, se ha reportado que los médicos no sabemos aconsejar adecuadamente a nuestros pacientes sobre cómo realizar ejercicio físico de manera adecuada7.
En definitiva, aunque pueda existir cierta controversia acerca de si existe un umbral de intensidad a partir del cual el ejercicio físico deja de ser beneficioso, la realidad es que en nuestro medio muchos sujetos son sedentarios o realizan una actividad física insuficiente. Además, los médicos deberíamos formarnos mejor en este sentido, para poder aconsejar de una manera más adecuada a nuestros pacientes sobre cómo realizar ejercicio físico.