Presentamos el caso de una mujer de 68 años de edad, sin alergias medicamentosas conocidas, y de cuyos antecedentes personales destaca una hipertensión en tratamiento con enalapril 20mg y una artrosis en rodilla derecha. En cuando a los antecedentes quirúrgicos, fue intervenida de una fractura de cadera en 2004 y se le extirpó en el ámbito hospitalario un angioleiomioma en 2007.
La paciente fue derivada a cirugía menor de su centro de salud por presentar un nódulo milimétrico doloroso, localizado en región pretibial, de meses de evolución.
En la exploración física se palpaba a nivel pretibial un nódulo subcutáneo de 3-5mm de diámetro próximo a cicatriz de herida de cirugía previa. Destacaba el importante dolor que presentaba, la paciente, a la palpación superficial de dicho nódulo sin presentar otras alteraciones a nivel dérmico. El resto de la exploración física resultó anodina.
Tras valorar con la paciente el riesgo-beneficio de su extirpación, debido al tamaño milimétrico de la lesión, se decidió exéresis dada la clínica que presentaba y la limitación funcional que le producía dicho dolor.
Bajo anestesia local, se realizó escisión en ojal y extirpación en bloque haciendo hemostasia con puntos reabsorbibles y cutáneos con seda, sin complicaciones.
Se cursó anatomía patológica cuyo informe e imágenes fueron los siguientes:
Elipse de piel de 1,5×0,5cm que en superficie no muestra lesión. Al corte, formación nodular subcutánea, sólida, de 0,4cm de parénquima homogéneo blanquecino, constituido por numerosos vasos, de luces colapsadas, inmersos en músculo liso proliferativo de características benignas (figs. 1 y 2). Diagnóstico: angioleiomioma.
El angioleiomioma1,2, también conocido como leiomioma vascular, es un tumor raro, solitario y benigno, que se origina por la proliferación de células musculares en las paredes vasculares.
Su frecuencia es difícil de estimar dado que la mayor parte no se suele extirpar ni se realiza diagnóstico anatomopatológico3.
Generalmente, se manifiesta como un nódulo doloroso en personas en torno a 30-50 años. Su localización puede ser en cualquier región corporal, sin embargo, es más frecuente en miembros inferiores4.
Por lo general, es difícil su diagnóstico hasta que no se extirpa y se hace la anatomía patológica. A su vez, debe considerarse el diagnóstico diferencial5 con angiomiolipoma y leiomiosarcoma.
Los angiomiolipomas suelen tener localización renal y estar en asociación con esclerosis tuberosa. Sin embargo, los de localización cutánea se diferencian del angioleiomioma por la presencia de tejido adiposo en el interior del tumor (3% angioleiomiomas; 30% angiomiolipomas). Por otro lado, los leiomiosarcomas generalmente se manifiestan como una masa firme pero indolora, lo que permite diferenciarlo de los anteriores.
El tratamiento6 consiste en una simple escisión con una baja tasa de recurrencias (en torno al 0,4%).
En 1973, Morimoto7 clasificó los angioleiomiomas en 3 clases histológicas: sólidos (siendo estos los más frecuentes y de aparición sobre todo en mujeres), venosos y cavernosos (más frecuentes en varones). Por otro lado, relacionó los angioleiomiomas sólidos con clínica de dolor, mientras que los venosos solían ser indoloros. Sin embargo, esta correlación del tipo histológico y de la manifestación clínica no se ha confirmado posteriormente.
Volviendo al caso clínico desarrollado, dada la proximidad anatómica y lo poco común de este diagnóstico, desconocemos si el nuevo angioleiomioma se trata de una recidiva del extirpado en 2007 o, por el contrario, se trata de un segundo caso en esta paciente, lo cual sería aún más anecdótico dada la escasa tasa de recurrencias descrita hasta la fecha.
Hoy en día la ecografía aún no está disponible de forma generalizada en todos los centros de salud, pero su uso en atención primaria también puede ser de ayuda a la hora de realizar el diagnóstico de angioleiomioma. La descripción ecográfica8 más habitual sería la de una tumoración ecogénica de márgenes bien definidos y estructura homogénea todo lo cual sugerente de benignidad. El hacer ecografías en atención primaria favorecería un mayor diagnóstico de este tipo de lesiones sin necesidad de derivar a otra especialidad y, también, daría la opción a los pacientes de decidir su extirpación o no, conociendo la benignidad de la patología que presentan.
A pesar de tratarse de un tumor raro, en la literatura hay descritos varios casos de angioleiomiomas cutáneos y otros de localizaciones menos frecuentes como ováricos o rectales, pero no hay evidencia de diagnósticos hechos desde atención primaria como es el caso de esta paciente que se trató directamente en cirugía menor del centro de salud, y únicamente se precisó la colaboración de otra especialidad para obtener el diagnóstico anatomopatológico.
Responsabilidades éticasProtección de personas y animalesLos autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datosLos autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informadoLos autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.