Nuestros libros y programas de cardiología, medicina interna y demás áreas médicas, de los que aprendemos las competencias clínicas, apenas dicen nada de las experiencias de dolor, perplejidad, duelo o muerte, que viven nuestros pacientes y sus familias. Por ello la formación humanística, que puede dar una visión más global del paciente y su entorno1, debe tener su sitio dentro de la formación integral del médico de familia.
La literatura escrita por buenos escritores nos enseña a tratar con el fenómeno inconmensurable de la existencia humana, analizando también lo personal, lo incierto o lo ambiguo, realidades que la ciencia ignora, que no son objetivables experimentalmente, y que afloran cuando se confronta el dolor y la muerte2. La literatura logra hacernos más sensibles a la naturaleza ética y a los valores, las ideas y la estética, que deben enmarcar el ejercicio clínico. En un sentido puramente práctico, leer nos hace más capaces de obtener una historia clínica con todos los detalles relevantes, considerando el significado, el contexto y la perspectiva del paciente1,3. El contacto con buenos textos literarios nos facilita, también, ser claros y concisos en la expresión de nuestras ideas4. Esto resulta positivo en nuestra comunicación con colegas en sesiones, clases y artículos, y al tiempo nos ayuda a acercarnos al punto de vista del enfermo, a transmitir esperanza, compasión, y en definitiva a establecer un encuentro clínico empático1,3,4.
A continuación recomendamos algunos títulos de la literatura universal en los que se contemplan realidades clínicas ofreciéndose una visión excepcionalmente honda sobre la condición humana:
En La muerte de Iván Illich, Tolstoi nos presenta la lucha intelectual y espiritual, el pensamiento caótico, el malestar y la insatisfacción de un burócrata que arrostra su final. El autor contempla de cerca la soledad y el vacío vital, y se plantea un número de preguntas sobre la vida y la muerte. Camilo José Cela abordó en Pabellón de reposo la enfermedad que arrastra lentamente a las personas hacia la muerte. Una novela donde los personajes, ingresados en un sanatorio de montaña, van expresando sus esperanzas, tristezas, recuerdos, deseos… Unas veces con lirismo, otras con humor, a ratos con picardía, con sorna o con apuntes naturalistas, Cela nos habla más que nada de «los hombres que sufren con dulzura y sin desesperanza, porque una leve lucecita de ánimo alumbra todavía en el fondo de sus corazones». Archivald Joseph Cronin en La Ciudadela nos cuenta, con un gran conocimiento de los temas tratados, la trayectoria profesional y humana de un médico general, presentando innumerables situaciones clínicas y personales. Se abordan temas como la dedicación a los enfermos, los éxitos, las decepciones o incomprensiones y rechazos, que experimenta el protagonista. En Dr. Arrowsmith Sinclair Lewis plantea los conflictos de un joven e idealista científico tentado a abandonar su vocación a cambio del beneficio económico. Morfina es un conjunto de relatos de Mijaíl Bulgakov basados en su experiencia como médico rural, no tan distinta a la atención primaria de hoy día, vividas en su juventud. El autor describe con acierto a un médico, que duda de sus conocimientos, pero que demuestra su tesón y generosidad en los momentos difíciles. Jean-Dominique Bauby en La escafandra y la mariposa reflexiona con ironía, humor y psicología sutiles, acerca de la inmovilidad con la que quedó tras sufrir un ictus. Al morir su esposa, Clive Staples Lewis escribió Una pena en observación, un ensayo íntimo donde desde el dolor inicial el autor evoluciona hace una posición más serena y esperanzada. Finalmente, en El pabellón número 6 Anton Chéjov aborda con realismo y sobriedad expresiva, la amistad entre un joven paranoico recluido en un manicomio y el director del establecimiento. Estos y otros tantos libros que han abordado temas de medicina con brillantez merecen ser conocidos por estudiantes de medicina, médicos residentes y clínicos más veteranos. Leer estas obras nos ayuda a equilibrar nuestras habilidades técnicas, aumenta nuestra capacidad para examinar nuestra propia práctica clínica y para tomar decisiones complejas, al tiempo que puede llevarnos a conseguir mejores resultados clínicos y una mayor satisfacción profesional2.
FinanciaciónLuis Ayerbe recibe financiación a través de un Lectorado Clínico Académico del National Institute of Health Research (Reino Unido). Este artículo, por tanto, presenta una investigación independiente financiada por el National Institute of Health Research. Los puntos de vista expresados en él son de los autores y no necesariamente los del National Health Service, el National Institute of Health Research, o el Department of Health del Reino Unido. Este proyecto se ha llevado a cabo sin intervención directa del organismo financiador.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.