En un trabajo anterior estudiamos las coberturas de vacunación antigripal entre los trabajadores de Atención Primaria de La Rioja durante la campaña 2006/2007. Encontramos un 45,4% de vacunados, más varones que mujeres, de mayor edad media y más entre el grupo de médicos (58,1%) que en el de enfermería (42,4%) y administrativos (25,6%)1.Todo ello consistente con otros trabajos semejantes.
Hemos repetido el trabajo, en esta ocasión durante la campaña 2009/2010 de la doble vacunación con la vacuna convencional y la pandémica, con una participación del 69%, se obtuvieron los siguientes resultados: Un 33,7% se vacunó de ambas. Un 32,6% no se vacunó de ninguna y un 32,6% se vacunó de la estacional y no de la pandémica.
En cuanto a los motivos para no vacunarse: Un 14,3% no la considera una enfermedad grave; un 39,7% tiene dudas sobre su seguridad y eficacia, y un 46% contesta que No sabe/Otras.
Los resultados nos indican que existe gran confusión entre los profesionales de AP respecto a la VAG. Diversas publicaciones, la mayoría en el medio hospitalario, han estudiado las motivaciones para vacunarse o no entre los profesionales sanitarios y en las estrategias para aumentar las coberturas. La excepción la constituye el estudio de Martinez et al en el que demuestran el incremento anual de las coberturas entre los trabajadores de AP hasta los sorprendentes por inusuales porcentajes del 88,25%, mediante estrategias de intervención activa proporcionando información en los propios centros2.
Se puede encontrar información fiable sobre la última pandemia en la revisión que realizó el European Centre for Disease Prevention and Control3 (ECDC). Resaltamos algunos de sus aspectos clínicos:
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La incidencia se ha desplazado hacia los elementos más jóvenes de la población y hacia nuevos grupos de riesgo tales como embarazadas y obesos.
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La morbimortalidad fue menor de lo esperada hasta el punto de ser considerada la pandemia de intensidad y gravedad «moderada».
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Mayor frecuencia de neumonías, distress respiratorio, ingresos en UCI y fallecimientos por estos motivos.
Por nuestra parte consideramos necesario responder de manera precisa, a la luz de las evidencias disponibles en la actualidad, a las siguientes preguntas:
- 1.
¿Es la gripe una enfermedad grave?
- 2.
¿Es la VAG útil, adecuada y pertinente?
- 3.
¿De qué manera han afectado las sucesivas campañas de vacunación en la historia natural de la enfermedad y en la protección de la población?
- 4.
¿Protege la vacunación antigripal previa frente a la infección por nuevos tipos y subtipos virales?
Por último, merece destacarse que, durante la última campaña 2010/2011, el 75% de los 1.621 enfermos que requirieron hospitalización presentaban algún factor de riesgo y de ellos el 78% no se encontraba vacunado; los porcentajes suben hasta un 88 y un 84%, respectivamente, en el caso de los 192 fallecimientos4{2011 337/id}.
Por tanto según nuestro criterio, si se pretende incrementar las coberturas en AP, donde reside la maquinaria de la vacunación, es ineludible ofrecer información fiable sustentada en sólidas evidencias científicas sobre su conveniencia y transferir la información a quienes están encargados de promoverla, dado que en tal caso el hecho de no vacunarse y no recomendar la VAG a los grupos de riesgo es inconsistente con una buena práctica clínica.
Fuente de financiaciónEl presente trabajo ha merecido la financiación por parte de la agencia de investigación de Riojasalud.
Conflicto de interesesEl presente trabajo ha sido presentado en forma de póster en el Congreso de la WONCA 2011 celebrado en Varsovia.
Ramalle Enrique: Servicio de Epidemiología y Prevención Sanitaria del Gobierno de La Rioja.