Presentamos el caso de un paciente de 75 años con insuficiencia renal crónica en régimen de diálisis peritoneal y en tratamiento oral con carbonato de lantano desde hace 6 meses, por la hiperfosfatemia secundaria a la insuficiencia renal.
Acude a consulta de atención primaria por dolor abdominal difuso de 6 meses de evolución, sin signos de alarma. Se inicia tratamiento sintomático con escasa mejoría, por lo que se solicita estudio analítico (resultó dentro de los parámetros habituales) y radiografía simple de abdomen, en la que se visualiza un catéter de diálisis peritoneal bien posicionado y material radiopaco en marco cólico de distribución difusa. Estos hallazgos radiológicos corresponden al depósito del carbonato de lantano (fig. 1).
Este fármaco se une al fosfato en el tracto digestivo para formar fosfato de lantano, sal insoluble que se elimina por las heces. Se deposita en los tejidos sin que de momento se hayan apreciado consecuencias indeseables, aunque hay pocos datos de seguridad a más de 2 años.
Entre los posibles efectos secundarios se han descrito la hipocalcemia, el dolor abdominal y las alteraciones del ritmo intestinal.