Internet1 como nueva tecnología, y el uso del correo electrónico2 como medio de comunicación, están cambiando la forma en que las personas se relacionan y comparten información. Estos cambios, aunque de forma lenta, también se están produciendo en el entorno sanitario y facilitan un nuevo medio de acceso de los pacientes a sus médicos, de los profesionales entre sí, y de manera más amplia, entre todos los actores que intervienen en el sistema sanitario3. La utilidad de las nuevas tecnologías ha quedado ampliamente demostrada en muchos ámbitos con importantes beneficios socioeconómicos para pacientes, familias, profesionales de la salud4 y sistema de salud, y con evidencias cada vez más claras en distintos campos. Como ejemplo podemos citar evidencias en teledermatología en ámbitos rurales5, consejo dietético6, control de constantes, entre otros. Hay revisiones importantes como la de Wootton en 2012 con 141 ensayos controlados, en la que encuentra 108 con efectos positivos, pero en el que también concluye la importancia de profundizar en aspectos como coste-efectividad y el seguimiento a más largo plazo7. De lo anteriormente expuesto surge el objetivo del presente estudio, que fue investigar la factibilidad y la aceptación por parte los pacientes del uso del correo electrónico, como medio de comunicación de la interpretación médica de los resultados analíticos realizados a pacientes del Centro de Salud Murcia-San Andrés. Para ello, se realizó un estudio de intervención, descriptivo, prospectivo en una muestra de 74 pacientes del Centro de Salud Murcia-San Andrés que cumplieran con los criterios de inclusión (disponer de correo electrónico y lo utilicen habitualmente, autorización por escrito del paciente o su cuidador autorizado a recibir el resultado analítico por esta vía, y que a juicio del investigador no se prevea la necesidad de una visita presencial en el momento de recoger el resultado de la prueba complementaria) y no presentasen de exclusión (pacientes con trastornos psíquicos y mentales que les impidan, a juicio del investigador, comprender los resultados analíticos vía e-mail y que no tengan cuidador autorizado que se haga responsable). El procedimiento experimental fue el siguiente:
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Cuando se solicita una prueba complementaria el facultativo valorará si es o no necesaria la presencia del paciente en la consulta para recoger el resultado.
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Si no es necesaria dicha presencia se informa del presente estudio al paciente/cuidador autorizado y si acepta participar se le solicita el consentimiento informado por escrito, así como su dirección de correo electrónico. También se cumplimentarán los datos demográficos de la hoja de recogida de datos.
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El facultativo cita al paciente en la agenda de OMI-AP para el día en que se prevea se recibirá el resultado de la prueba complementaria, poniendo en las observaciones de la cita «proyecto correo electrónico».
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Cuando el facultativo recibe el resultado de la prueba complementaria, la valora, anota en OMI el resultado y envía el correo electrónico al paciente informando del resultado, recomendaciones y si precisa acudir a la consulta o se da por resuelta. También se le preguntará sobre la satisfacción con el presente proyecto (esta va de 0 a 5, siendo el 5 la mejor valoración).
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El paciente nos responderá si ha recibido o no el correo electrónico, tal y como se ha comprometido en el consentimiento informado. El facultativo cumplimentará el resto de los datos de la hoja de recogida.
Respecto a los resultados obtenidos destacar que de los 74 pacientes del estudio 41 eran mujeres y 33 varones para un 55 y un 45%, respectivamente. En cuanto a la edad, el 1,4% eran menor de 20 años, el 15,5% entre 20 y 34 años, el 36,6% entre 35 y 49 años, el 33,8% entre 50 y 65 años y el 12,7% eran mayores de 65 años. De los mayores de 65 años, aproximadamente en el 40% de los casos tenían que ser acompañados por un familiar a la consulta. En el 82% de los casos la consulta era con relación a resultados de análisis de sangre, orina o heces; en el 10,3% de los casos era relacionado a pruebas de imágenes y en el 7,7% era relacionado a citologías. Se obtuvo un nivel de satisfacción medio de 4,9 (de una escala del 0 al 5). El 83,8% trabajaba y en promedio el tiempo ahorrado al no acudir de forma presencial a la consulta era de 58min. En el 91,9% de los casos no fue necesaria una consulta presencial posterior. Como conclusión, podemos afirmar que la telemedicina es una herramienta útil y de buena aceptación por parte de los pacientes, utilizado en mayor medida entre los 35 y 49 años de edad, en su mayoría por personas que trabajan, disminuyendo de esta forma ausencias laborales.