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Inicio Medicina de Familia. SEMERGEN La Atención Primaria: un viaje sin rumbo fijo
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Vol. 34. Núm. 1.
Páginas 1-2 (enero 2008)
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La Atención Primaria: un viaje sin rumbo fijo
Primary Health Care: a journey with no clear destination
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A. Santo Gonzáleza
a Sociedad de Médicos de Atención Primaria. SEMERGEN.
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En la declaración realizada en la Conferencia de Alma Ata se planteó como objetivo alcanzar la "salud para todos en el año 2000". Este objetivo, como es evidente, no se ha cumplido, ni de cerca, en los países desarrollados donde, al parecer su consecución era más factible, y mucho menos en los países del tercer mundo.

Al enunciar este utópico objetivo lo que se pretendía era marcar la meta por la que debemos seguir luchando y avanzando hasta su consecución. El error no radicó en el destino, sino en el hecho de establecer un marco temporal excesivamente corto para alcanzarlo.

En el caso de España, en los últimos 25 años, hemos vivido grandes cambios tanto en la sanidad pública como en la propia sociedad. Hemos pasado de un sistema sanitario paternalista a un sistema comunicativo con la esperanza de, con un poco de suerte, llegar a convertirnos en un sistema participativo.

La sociedad ha aprendido el sentido de la democracia y ha pasado de asumir el papel de "súbditos" (a los que graciosamente se les proporcionaba un servicio) a ser ciudadanos que reclaman con mayor intensidad sus derechos (por desgracia no hacen tanto énfasis en cumplir con sus deberes).

Tal y como muestran diferentes encuestas de satisfacción auspiciadas por la Administración Sanitaria, nos encontramos ante una población muy satisfecha con el servicio que obtiene de la Atención Primaria. Por contra, el nivel de satisfacción de los profesionales que trabajamos en esa Atención Primaria está muy alejado del mínimo exigible para poder, cuando menos, volver a casa con el sentimiento del "deber cumplido".

Esta situación a la que nos aboca el sistema está consiguiendo que un gran número de nuestros compañeros, posiblemente los más exigentes con su propio trabajo, en algún momento de su biografía hayan caído en el "síndrome del quemado" al no encontrar motivos para la esperanza en las líneas de actuación inmovilistas de nuestra Administración Sanitaria.

Según algunos colectivos y sociedades científicas de nuestro país, cuestionar el "nuevo modelo de Atención Primaria", diseñado hace 25 años en función de una realidad de hace 25 años, es poco menos que apostasía de la "verdad" absoluta emanada de Alma Ata.

"PUES VA A SER QUE NO"

Están en un error. Y ¿por qué esta afirmación? Pues porque fuera de su círculo de influencia también existe inteligencia y la realidad nos muestra que otros modelos son posibles.

La existencia de modelos organizativos diferentes tanto en España (modelos de autogestión en Cataluña, modelos de gerencia única en diferentes Comunidades, modelos fundacionales como la experiencia de Alcira, etc.) como fuera de nuestro país (National Healt Service del Reino Unido, HMO de Estados Unidos, modelo francés, las propuestas de reforma del modelo portugués, etc.) abogan porque otros modos de organización pueden dar respuesta a las demandas y expectativas, tanto de los pacientes como de los profesionales que en ellos trabajan.

¿Todas estas experiencias representan un sistema perfecto? Posiblemente no, pero cada una de ellas aporta propuestas de solución a problemas que en modelos previos no encontraban respuesta.

Es posible que las experiencias que se están desarrollando en España no obtengan los frutos deseados o, al menos, no en su totalidad; lo cierto es que no se puede descalificar ningún intento de cambio de rumbo por el mero hecho de tener la ilusión de que el barco va "viento en popa".

Siguiendo el símil marinero, cuando un velero se dirige hacia un destino su navegación depende de la dirección del viento y del mar. Hace 25 años el barco de la reforma de la Atención Primaria recibía el viento de popa y en dirección hacia su destino, unido a un estado del mar que era favorable para poder alcanzarlo. Por desgracia, hoy en día el viento ha rolado, entra de costado y nos está impidiendo avanzar hacia nuestro destino y, para colmo, el mar se está embraveciendo y ya no favorece la travesía.

Las necesidades y las expectativas de la población han cambiado, reclama más y mejores servicios, así como que éstos se presten con mayor premura. Además los médicos también reclamamos mejoras profesionales, formativas, laborales y un mayor reconocimiento de nuestra capacidad profesional para dirigir este barco.

En estas circunstancias, un marino experto sabe que para alcanzar el destino marcado debe ir cambiando el rumbo, tantas veces como sea necesario, para conseguir viento en sus velas y poder llegar a la meta marcada.

El marinero adormecido se deja llevar con la ilusión de que sigue "viento en popa", aunque no sea consciente de su destino final. Las reclamaciones de mejoras estructurales (mejora en el modelo de receta, disminución del número de pacientes asignados, los 10 minutos por consulta estipulados por norma, etc.) siendo necesarias no son suficientes. Es preciso cambiar el rumbo. Debemos potenciar que se realicen propuestas de mejora, dar apoyo a todas las que el sentido común y/o la experiencia nos indiquen que son razonables y avanzar cambiando de rumbo las veces que sea necesario para alcanzar esa utopía de la "salud para todos" cuando "Dios quiera o el sistema lo permita".

Si no nos ponemos a trabajar en aquellos cambios profundos que el modelo actual necesita, y que como profesionales que trabajamos en él identificamos, no conseguiremos que el barco se dirija al destino por todos deseado. Nos podremos equivocar en los cambios a realizar ­sólo somos médicos de pueblo­ pero la inteligencia nos hace aprender de los errores y progresar en el conocimiento.

El inmovilismo ante los problemas sólo se justifica por dos motivos, por cobardía o por idiocia. No creo que ningún médico español esté en estos supuestos.

Debemos afrontar una reforma de la Atención Primaria de Salud que coloque al paciente, con sus necesidades y expectativas, como centro de toda la actividad a desarrollar desde la Atención Primaria, teniendo en cuenta, a su vez, las necesidades y las expectativas de todos los profesionales responsables de su atención.

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