El absceso hepático se define como una colección de pus en el hígado, resultante de cualquier proceso infeccioso, con destrucción del estroma y del parénquima hepático. Es una enfermedad infrecuente, pero con alta mortalidad (8-31%), aunque está disminuyendo gracias a la introducción del drenaje percutáneo, procedimiento de bajo riesgo para pacientes críticos, y que constituye actualmente la técnica de confirmación diagnóstica y terapéutica de elección1. En las últimas décadas ha existido un cambio en los patógenos involucrados en el absceso hepático. E. coli ha disminuido su incidencia, y se ha observado un aumento de K. pneumoniae, Pseudomonas, Streptococcus y Sthaphylococcus. Además, en los últimos años se han descrito la existencia de cepas resistentes a múltiples antibióticos, abscesos polimicrobianos y de etiología fúngica2.
Las vías básicas por las que se genera el absceso hepático son: afectación de la vía biliar por colangitis ascendente, bacteriemia con llegada de microorganismos a través de la arteria hepática, criptogénica en la que el foco primario no es identificable y que supone un 20-25% de los casos, pileflebitis portal o extensión directa por contigüidad de infecciones de órganos adyacentes3.
El uso de la ecografía clínica por parte del médico de familia en urgencias se sigue incrementando en España, siguiendo las tendencias internacionales4, aunque aún estamos lejos de que todos los servicios de urgencias dispongan de un ecógrafo propio, y que todos sus profesionales se encuentren formados y capacitados para la realización de una ecografía fiable.
Presentamos el caso de un varón de 71 años, diabético, que acude por dolor abdominal y fiebre de varios días de evolución. A su llegada se mostraba en situación clínica de sepsis, con dolor a la exploración en hipocondrio derecho, pero sin datos de irritación peritoneal. Su médico le realizó una ecografía clínica, en el mismo box de críticos, apreciando una imagen compleja, heterogénea de 5,61×4,13cm en lóbulo hepático derecho, compatible con un absceso hepático (fig. 1), junto con derrame pleural derecho. Iniciamos antibioterapia empírica precoz junto con reanimación hemodinámica intensiva, solicitando un TAC de abdomen que confirma el diagnóstico y en el mismo acto se le implanta un drenaje guiado por TAC, extrayendo un líquido achocolatado y maloliente, que se envía a microbiología, los cuales nos informan a las 24h del crecimiento de un S. intermedius y un bacilo gramnegativo anaerobio, ambos multisensibles. El paciente presentó una buena evolución, siendo dado de alta a las 3 semanas de su ingreso.
imagen ecográfica en la que observamos el hígado, concretamente el lóbulo hepático derecho (LHD), y en su espesor podemos apreciar una lesión heterogénea de unos 5,61×4,13cm, compatible con el absceso hepático. Por otro lado, también resulta evidente el derrame pleural derecho (DP) que presenta el paciente.
La ecografía fue la herramienta fundamental del caso, permitiendo una orientación precoz y una antibioterapia dirigida temprana. Por tanto, es vital establecer programas de formación5,6 con distintos niveles de capacitación, que siguiendo criterios de calidad, garanticen la seguridad y eficacia de la ecografía realizada por los médicos de familia, tanto en atención primaria como en urgencias, ya que se ha demostrado que disminuye los errores diagnósticos7 y los tiempos globales de atención8, puesto que el médico es más efectivo9, eficiente y dinámico facilitando el diagnóstico precoz de enfermedades graves6, mejorando la seguridad clínica del paciente, como en el caso que presentamos.
Conflicto de interesesLos autores declaramos que no existe conflicto de intereses.