La prevención en salud va más allá de una forma de actuar o hacer las cosas para estar más sanos, se basa principalmente en una “forma de pensar, de ser y, por supuesto, también de actuar”, no sólo para estar más sanos, sino también para sentirnos mejor.
Esta creencia que suscribo en su totalidad, debemos aplicárnosla los médicos de Atención Primaria desde una doble vertiente: como ciudadanos y usuarios del Sistema Sanitario, y como garantes de la salud de otros ciudadanos. Y es que la medicina preventiva hace tiempo que intenta hacerse un hueco en las agendas de los profesionales españoles de Atención Primaria; aunque no es fácil, y sobre todo en los tiempos que corren.
Hasta hace no demasiados años la actividad fundamental del médico se centraba en la atención curativa o reparadora del individuo enfermo. Sin embargo, hoy en día, y sobre todo gracias a los nuevos conceptos y desarrollo de la Atención Primaria (AP), se está avanzando en el campo de la medicina preventiva, permitiendo progresar en la implantación de actividades preventivas y de promoción de la salud. Sin embargo, todavía existen grandes obstáculos para el desarrollo de la medicina preventiva en la Atención Primaria, entre ellos, la propia estructura asistencial y organizativa del actual modelo, que muchas veces actúa como un freno ante la implantación de nuevas actividades de prevención. Esto se debe a que está basado en unas estructuras centralizadas, con carteras de servicios de área, que muchas veces vienen determinadas desde la Administración autonómica (Martín Zurro, 2006), y donde muchas de las actividades preventivas se confunden con consejos no claramente definidos, que se concluyen con la cumplimentación de una casilla en el programa informático.
Las actividades preventivas deben integrarse junto con las asistenciales para que el objetivo de las mismas se convierta en una meta alcanzable. Para ello es también muy importante la participación activa de todos los profesionales de la AP. Entre las muchas dificultades que este hecho conlleva por parte de los médicos de AP encontramos la falta de tiempo en las consultas, la inercia en la rutina asistencial, la desconfianza sobre su pertinencia, la disonancia entre recomendaciones, la falta de motivación y formación específica en materia de prevención… (Buitrago F, 2004). No olvidamos las circunstancias actuales de la Atención Primaria, donde el médico de familia está cada vez más sobrecargado de actividades asistenciales, pero sobre todo de las administrativas que de ellas se derivan. Por eso, es evidente que mientras no exista una disponibilidad mínima de tiempo y medios, no será posible alcanzar un grado de desarrollo aceptable de este tipo de actividades, ni de un impacto adecuado en la población. Por este motivo es doblemente trascendente la labor y el esfuerzo, ya no sólo de todos los profesionales de la Atención Primaria por llevar a cabo las actividades preventivas en su población, sino mucho más de todos aquellos, como los que en este número lo demuestran, que investigan en esta área competencial del médico de familia.
Todas estas dificultades dejan su huella, como se deja entrever en los resultados del trabajo de investigación que el Grupo de Trabajo de Actividades Preventivas de SEMERGEN ha llevado a cabo durante el año 2009 y 2010, junto al Ministerio de Sanidad y Política Social, PROMOSALUD MUJER 21. En él se extraen como principales conclusiones que las actividades preventivas que el médico de AP lleva a cabo en la población femenina, no se corresponden con la percepción que la mujer tiene sobre las mismas, así como que éstas no presentan la efectividad esperada, ni se traduce en el impacto adecuado en la salud de esta población.
Por estos motivos el Grupo de Actividades Preventivas de SEMERGEN se ha marcado como objetivo fundamental trabajar en un doble sentido: por una parte, en concienciar a los profesionales de Atención Primaria, y a los médicos de familia en particular, de la importancia de implementar las actividades preventivas en la cotidianidad de su consulta, y por otra parte, la de trabajar para ofrecer y dar evidencia científica, sobre aquellas actividades que son más eficientes y con mayor impacto en la salud de la población, para orientar la idoneidad de su cumplimiento desde la consulta de Atención Primaria. Somos conscientes de que sin la ayuda de todos vosotros no podremos avanzar en nuestro cometido.
