INTRODUCCIÓN
La obesidad es el trastorno nutricional crónico más frecuente en los países desarrollados, habitualmente asociado a dislipemia, diabetes, hipertensión, problemas respiratorios y articulares, algunos tipos de cáncer, e incluso problemas psicológicos y de rechazo social1,2. Aunque no se considera un factor de riesgo cardiovascular independiente, algunos estudios de largo seguimiento3 sí lo muestran como tal, lo que parece indicar la necesidad de una larga permanencia y un inicio precoz del sobrepeso.
La obesidad del adulto es predecible en la infancia; si bien la que aparece en los primeros 2 años de vida tiene un escaso valor predictivo, su presencia a los 6 y 13 años (rebrote adiposo) supone un riesgo doble de obesidad futura1,4, lo cual hace que su detección precoz sea una importante medida de prevención primaria; aquí parece radicar el interés de los reconocimientos escolares.
El presente estudio pretende analizar la situación de este problema en los niños de nuestro entorno bajo diferentes aspectos geográficos (zona y área de salud, comunidad autónoma, entorno rural y urbano), su tendencia secular y, finalmente, comparar los resultados más recientes con los de otros estudios nacionales de similares características.
SUJETOS Y MÉTODOS
Se realiza un estudio descriptivo transversal con datos retrospectivos obtenidos a partir de las sucesivas memorias de actividades del programa de salud escolar de los cursos 1993-1994 a 1996-1997, editados anualmente por la Consejería de Bienestar Social de la Junta de Extremadura5-10. Los datos referentes a los cursos 1997-1998 y 1998-1999 se obtuvieron del registro informatizado de reconocimientos de salud escolar de nuestro centro de salud. En todos los casos los participantes fueron los escolares de 1.º y 5.º de Educación Primaria y 8.º de EGB (2.º ESO) de los colegios ubicados en el ámbito de dicha zona básica de salud (ZBS). El número total de alumnos participantes en el estudio y su distribución por zona, área y comunidad autónoma en los sucesivos reconocimientos anuales se refleja en la tabla 1.
Los parámetros de peso se obtuvieron con báscula de plataforma, con capacidad para 130 kg y con una precisión de ± 100 g. Los escolares se pesaron con ropa interior y descalzos. Se consideró obesidad cuando el peso del sujeto fue superior al percentil 97 para su edad según las tablas de Orbegozo11.
Los datos analizados se reflejan en diferentes tablas y figuras expresados en números absolutos o sus porcentajes. La comparación entre variables cualitativas se realizó mediante el test de *2, utilizando el programa Stat View 4.0 para Mac, y el *2 de tendencias mediante el programa Epi-Info 6 (módulo STATCAL); se consideró como significativo12 un valor de p < 0,05.
RESULTADOS
La cobertura del Programa de Salud Escolar en nuestra ZBS ha sido superior al 80% todos los años a excepción del curso 1996-1997, en el que se realizó el reconocimiento al 74,6% de los escolares incluidos en el programa. En el curso 1994-1995 se alcanzó la máxima cobertura, siendo del 98,49%.
La prevalencia de obesidad en los escolares reconocidos de nuestra ZBS ha oscilado del 2,4 al 7,04% (fig. 1), aumentando de forma progresiva con los años. Esta diferencia es estadísticamente significativa en el curso 1994-1995 respecto a los últimos 3 cursos. Este aumento progresivo no se observa en los resultados obtenidos en nuestra área de salud (AS), donde incluso se aprecia una tendencia descendente (fig. 2). En cambio, en los resultados globales de nuestra comunidad autónoma se aprecia, al igual que en nuestra ZBS, un aumento de la prevalencia de obesidad en escolares con significación estadística de los cursos 1995-1996 y 1996-1997 respecto a los 3 cursos previos, si bien el aumento de prevalencia neta en esos 5 años es del 1,3% (figs. 3 y 4). En la tabla 2 se muestra cómo la prevalencia de obesidad tiende a incrementarse en los sucesivos años dentro de la ZBS y la comunidad autonoma (*2 de tendencia lineal 25.746 y 78.573, respectivamente; siendo p < 0,0001), mientras que en el área la tendencia es descendente (*2 de tendencias 6.620; p = 0,01008).
Figura 1. Prevalencia de obesidad en escolares de la zona básica de salud Zona Sur.
Figura 2. Prevalencia de obesidad en el Área de Cáceres.
Figura 3. Prevalencia de obesidad en la comunidad extremeña.
Figura 4. Comparación de datos de obesidad.
Respecto a los datos más recientes (curso 1996-1997), y considerando urbanos aquellos núcleos de población superior a 20.000 habitantes, al comparar éstos con las zonas rurales no hubo diferencias ni en el conjunto de la comunidad autónoma (el 6,23% urbanas frente al 6,17% en las rurales) ni dentro de las dos provincias (Badajoz: zonas urbanas 6,48% y rurales 6,14%; Cáceres: zonas urbanas 5,53% y rurales 6,2%), la comparación de las dos capitales (Badajoz 6,3% y Cáceres 5,96%) tampoco indicó diferencias.
La prevalencia de obesidad en el resto de núcleos de población más importantes de Extremadura ha sido del 5% en Plasencia y Villanueva de la Serena, el 5,3% en Don Benito, el 5,7% en Almendralejo, el 7,3% en Navalmoral de la Mata, el 6% en Coria, el 7% en Miajadas y el 6,5% en Trujillo; en este caso, la comparación entre las ocho poblaciones tampoco ofreció diferencias. Hay que reseñar la disparidad de resultados encontrados entre los tres centros de salud de Plasencia, siendo del 4,2% en dos de ellos y del 10,17% en el tercero.
DISCUSIÓN
Existe acuerdo en considerar obeso a todo adulto con un índice de masa corporal (IMC) mayor de 30; utilizando dicho criterio recientemente se ha encontrado una prevalencia de obesidad del 13,4% en la población adulta española13. En la población infantil se estima que un 5-10% de los escolares y un 10-20% de los adolescentes de los países desarrollados son obesos; sin embargo, no se conoce con exactitud el alcance real de esta patología, pues depende del método de medida y del criterio empleado. Respecto al primero, los métodos somatométricos, y en concreto el empleo de distintas relaciones peso-talla, son los más empleados.
Utilizando el percentil 97 de peso la prevalencia de obesidad en nuestros escolares oscila entre el 6,3 y el 7%, valores intermedios a los descritos por Hernández14 en Madrid (10,14%) y a los referidos por Sequi15 en Gandía (3%) e Iribarren16 en Navarra (2,06%) y, a su vez, bastante alejados del 13,86% referido en un estudio previo de la provincia de Cáceres17 (criterio IMC > percentil 90), resultado muy próximo a los ofrecidos por Reparaz18 en Navarra (10,4%) y similar al encontrado en la población adulta española.
Sin embargo, los resultados antes señalados (tabla 3) son difícilmente comparables, dada la disparidad de criterios, siendo la prevalencia de obesidad, en general, inferior cuando se emplea el criterio peso y/o percentil > 97, mientras que los estudios que utilizan un IMC > percentil 90 (criterio menos restrictivo) muestran una prevalencia claramente superior; dicho índice, además de ser un mejor referente, se considera muy útil para valorar la auténtica adiposidad19, por lo que, probablemente, nuestros datos infraestiman la proporción real de niños obesos.
En nuestra ZBS encontramos una tendencia lineal significativamente creciente en la proporción de obesos (tabla 2). Diversos estudios realizados en una población adulta europea20 y norteamericana21 demuestran una mayor incidencia en la proporción de obesos, aunque dicha circunstancia aún no se ha podido comprobar en nuestro país22. El estudio de Valtueña23 realizado en población infantil señala que la prevalencia de obesidad en escolares madrileños se duplica entre los años 1974 y 1989, lo que indica la importancia que podrían tener los cambios en la alimentación infantil inducidos por la propaganda televisiva; también el estudio de Fleta24, en Zaragoza, demuestra un progresivo incremento ponderal en la población
escolar, atribuyéndose éste a cambios dietéticos y a un mayor sedentarismo. Es probable que las modificaciones en el patrón alimentario desempeñen un importante papel, toda vez que se ha observado cómo nuestros escolares toman cada vez con más frecuencia "comida rápida", snacks, bollería, etc., sustituyendo a las principales comidas de mayor valor energético, al igual que ha aumentado el consumo de "calorías basura" (golosinas, dulces, etc.) y han disminuido los niveles de actividad física25,26.
Sin embargo, en el estudio de Bogalusa, sobre población infantil y adolescente, donde se observó también dicho incremento ponderal, éste se mantuvo a pesar de no existir modificaciones en la ingesta calórica27, lo cual apunta a una menor actividad física como principal factor responsable; esta mayor tendencia al sedentarismo se ha podido comprobar en nuestro entorno por la Encuesta Nacional de Salud28, donde se señala que la tercera parte de la población española mantiene una vida sedentaria, y tan sólo el 12,7% practica algún deporte en su tiempo libre; en este sentido, la ausencia de diferencias en la prevalencia de obesidad escolar de distintas zonas de nuestra comunidad autónoma probablemente señala una homogeneidad en los estilos de vida en cuanto a alimentación y actividad física.
A modo de conclusión, la detección de los niños obesos en los reconocimientos escolares no parece una actividad rentable, pues el criterio empleado, además de poco preciso, infraestima el alcance real del problema siendo, probablemente, igual de útil el diagnóstico de visu (este coincide en un 80% con el empleo de la somatometría); por otra parte, teniendo en cuenta que la mayor incidencia de obesidad se relaciona con modificaciones desfavorables en los estilos de vida y que los resultados del tratamiento, una vez establecido el sobrepeso, son poco alentadores, los esfuerzos deberían dirigirse hacia la prevención, fomentando la actividad física y el "no consumo" de alimentos hipercalóricos con escaso valor nutricional (calorías vacías) y promocionando la información y cultura nutricional en el entorno familiar y escolar.
Correspondencia: Dr. E. Robles.Roma 3, 3.o B. 10005 Cáceres. Correo electrónico: gevelio@teleline.es.Recibido el 1-2-2001; aceptado para su publicación el 8-5-2001