La osteoporosis es una enfermedad frecuente con un impacto enorme en la salud pública debido a la gran morbimortalidad y a la repercusión sobre la calidad de vida que suponen las fracturas, además de conducir a un gasto sanitario muy elevado. El objetivo principal de su abordaje es evitar la aparición de fracturas osteoporóticas, por lo que es importante dedicar los esfuerzos a diagnosticar y tratar a los individuos que más riesgo tienen de sufrir este tipo de fracturas.
El antecedente de haber presentando cualquier tipo de fractura osteoporótica está relacionado con un aumento de riesgo para una nueva1. El alto riesgo que presentan estos individuos está reflejado en las principales guías de osteoporosis, las cuales recomiendan tratamiento incluso sin necesidad de realizar una DXA para valorar la densidad mineral ósea2.
Se evaluó la actitud terapéutica en una muestra de individuos con sospecha de osteoporosis remitidos desde diferentes ámbitos asistenciales para la realización de una prueba de densitometría ósea por DXA axial en el Complejo Asistencial Universitario de León. Se incluyeron individuos de entre 40 y 90 años de edad con fractura previa que no habían recibido anteriormente tratamiento con antiosteoporóticos. Como fractura previa osteoporótica se consideraron aquellas ocurridas en la vida adulta de manera espontánea, o las causadas por un traumatismo de baja energía.
Se incluyeron 82 individuos con antecedentes de fractura osteoporótica previa, de los cuales recibió tratamiento solo el 63%. El empleado principalmente fueron los bifosfonatos en un 84,6% de los casos. Los individuos con fractura osteoporótica que recibieron tratamiento tenían un peor T-score en columna lumbar y en cuello femoral, con más casos de osteoporosis densitométrica a nivel lumbar y femoral y menos peso en comparación con los que no recibieron tratamiento (tabla 1).
Características de los individuos de la muestra con fractura osteoporótica previa
Recibió tratamiento | |||
---|---|---|---|
Sí | No | p | |
Edad (años) | 66,4 (63,5; 69,3) | 63,8 (59,2; 68,4) | 0,3 |
Talla (cm) | 156,4 (154,0; 159,0) | 158,4 (154,5; 162,3) | 0,4 |
Peso (kg) | 61,2 (58,0; 64,4) | 67,4 (64,4; 71,4) | 0,019 |
IMC (kg/m2) | 25,1 (23,8; 26,4) | 27,0 (25,3; 28,6) | 0,2 |
T-score en la columna lumbar | −2,3 (−1,9; −2,8) | −1,3 (−0,8; 1,8) | 0,001 |
T-score en el cuello femoral | −2,0 (−1,8; −2,3) | −0,9 (−1,2; −1,7) | 0,002 |
Osteoporosis de cadera (n) | 16 | 0 | 0,001 |
Osteoporosis lumbar (n) | 25 | 4 | 0,002 |
IMC: índice de masa corporal.
Datos expresados como media (intervalo de confianza del 95%), excepto donde se indica.
A pesar de que los individuos que ya han tenido una fractura osteoporótica son los que más riesgo tienen de padecer otra, no fueron tratados en su totalidad en nuestra muestra. Este dato, aunque decepcionante, no sorprende ya que casi 25 años después de disponer de los bifosfonatos como antiosteoporóticos, la gran mayoría de los individuos que presentan fracturas por fragilidad a nivel mundial no reciben ni evaluación ni tratamiento para reducir el riesgo de una segunda fractura3.
Algunos de los problemas identificados son las preocupaciones de los costes con respecto al diagnóstico y el tratamiento, el tiempo necesario para el diagnóstico y la búsqueda de casos, las preocupaciones con respecto a la polimedicación y la falta de claridad en cuanto a la responsabilidad clínica4.
El cuidado de los enfermos de osteoporosis con fracturas por fragilidad se ha caracterizado como un «Triángulo de las Bermudas» compuesto por traumatólogos, médicos de atención primaria y especialistas para la osteoporosis en el que el paciente con fractura «desaparece»5. Además, este problema se ha identificado como una situación de «doble vínculo»6. Los traumatólogos realizan el mejor cuidado de la fractura aguda, pero en general no inician la investigación de la causa subyacente de esta, confiando en el equipo de atención primaria para manejar la osteoporosis. Los médicos de atención primaria generalmente no investigan a los pacientes que han presentado recientemente una fractura por fragilidad a menos que se lo indique un especialista. En ausencia de un sistema de búsqueda proactivo de los casos es poco probable que especialistas de osteoporosis como endocrinólogos y reumatólogos interactúen con el paciente con fractura cuando está ingresado, y menos probable si se maneja en el ámbito ambulatorio. Este «ciclo de fractura por fragilidad» debe romperse si se desea reducir la carga social y económica de la osteoporosis. En nuestra muestra, una posible explicación de la falta de prevención secundaria en la totalidad de los individuos puede ser el impacto que sigue teniendo a día de hoy la definición densitométrica de la osteoporosis, por lo que individuos con fracturas por fragilidad por presentar una DMO «normal» se consideran de bajo riesgo y no se trataron, algo que no debería haber influido en la decisión terapéutica.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.