La ecografía representa una exploración en tiempo real, accesible, barata, no ionizante y que en manos experimentadas posee una gran utilidad en los procesos patológicos más frecuentes que afectan al tubo digestivo en pacientes en edades pediátricas. Constituye, dada su inocuidad, una exploración de primera línea a realizar dentro de la batería diagnóstica que poseemos los radiólogos para el despistaje de la patología digestiva.
L a ecografía es una técnica de diagnóstico por la imagen que se utiliza con éxito para el estudio de múltiples órganos, pero cuando valoramos el tubo digestivo la exploración se vuelve más dificultosa por las características propias del tracto digestivo. No obstante, la ecografía se aplica con éxito en el estudio de múltiples procesos patológicos que afectan al tubo digestivo tanto en pacientes adultos como en niños.
El tracto digestivo es un tubo concéntrico ininterrumpido, con cuatro capas histológicamente bien diferenciadas. Estas capas son, de dentro a fuera: la mucosa, que se compone de un epitelio con lámina propia y muscularis mucosa; la capa submucosa, la capa muscularis propia con unas fibras circulares y otras longitudinales y la capa serosa o adventicia (fig. 1).