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Vol. 34. Núm. 5.
Páginas 343-345 (junio 2019)
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Bebidas enérgicas como desencadenante de crisis convulsivas en pacientes pediátricos: a propósito de un caso
Energy drinks as a trigger factor for seizures in paediatric patients: A case report
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L. Butragueño Laisecaa,
Autor para correspondencia
laura_bl@hotmail.com

Autor para correspondencia.
, B. Toledo del Castilloa, M.C. Miranda Herreroa,b
a Servicio de Pediatría, Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Madrid, España
b Servicio de Neurología Pediátrica, Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Madrid, España
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Tabla 1. Contenido en cafeína de diversas bebidas de uso extendido
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El consumo de bebidas energéticas se ha incrementado en los últimos años, mayoritariamente entre los adolescentes, preadolescentes y adultos jóvenes, siendo hasta el 30-70% de ellos usuarios habituales de estas sustancias1,2. El componente principal de estas bebidas es la cafeína, a menudo en dosis altas y no bien reguladas, conteniendo a su vez cantidades importantes de taurina, guaraná y azúcares3. Estas bebidas no han demostrado poseer beneficios terapéuticos, y en cambio, su consumo está relacionado con importantes efectos adversos, especialmente en niños y adultos jóvenes, como convulsiones, alteraciones cardiovasculares, diabetes, alteraciones del comportamiento e incluso muerte súbita3–8. El conocimiento de sus posibles efectos adversos y el descartar su consumo ante diversos cuadros neurológicos es importante para un correcto diagnóstico diferencial, y evitar recurrencias y posibles agravamientos de los síntomas secundarios.

Presentamos el caso de un varón de 8 años, sin antecedentes personales ni familiares de interés, que consulta por episodios consistentes en parestesias alrededor de la comisura bucal, seguidos de clonismos y desviación de la misma, junto con dificultad para hablar y para retener la salivación, sin alteración de la conciencia, ni otros síntomas asociados. Refería haber presentado algún episodio aislado en los 2 meses previos, habiéndose incrementado en la última semana hasta presentar 2 eventos el día de la consulta, por lo que deciden acudir a urgencias. La afectación se producía de forma alternante en ambas comisuras, siendo los episodios de predominio nocturno y cediendo de forma espontánea en unos 5min. El último episodio asociaba, además, paresia de miembro superior izquierdo (con paresia hemifacial derecha).

El paciente estaba afebril, sin clínica infecciosa, ni antecedentes de toma de fármacos. Negaban ingesta de otras sustancias excepto consumo de bebidas energéticas casi a diario, relacionando los padres la aparición de los episodios con el inicio del consumo de estas bebidas, que se había incrementado en la última semana (latas de 500ml de Monster Energy® drink, suponiendo cada una 5mg/kg de cafeína para su peso).

La exploración neurológica a su llegada no mostraba alteraciones, se realizó una analítica de sangre con resultado normal de hemograma, gasometría y bioquímica, incluyendo iones dentro de los límites adecuados. Los tóxicos en orina fueron negativos, y el electrocardiograma sin alteraciones. Se decidió ingreso para observación y completar estudio, sin presentar nuevos episodios, realizándose un electroencefalograma (fig. 1) con hallazgo de actividad epileptiforme bihemisférica de predominio con el sueño no REM, compatible con epilepsia rolándica. El paciente fue dado de alta, indicándose el cese del consumo de bebidas energéticas. Se realizó seguimiento en consultas de neuropediatría, permaneciendo libre de eventos los 2 meses posteriores a su ingreso, hasta presentar posteriormente algún episodio aislado, por lo que se realizó RMN cerebral que no mostró alteraciones y se inició tratamiento con oxcarbazepina.

Figura 1.

Registro video-EEG en el que destaca la presencia de actividad epileptiforme, habitualmente independiente sobre regiones centro-temporales de ambos lados, que se activa marcadamente durante el adormecimiento y sueño NREM, llegando a alcanzar una persistencia alta. Además, se aprecia actividad lenta irregular en regiones centro-temporales, entremezclada con la actividad epileptiforme mencionada. Sensibilidad: 15μV/mm, filtro de alta frecuencia: 70Hz y constante de tiempo: 0,3s.

(1.07MB).

El consumo de bebidas energéticas es cada vez más frecuente entre los adolescentes y adultos jóvenes, iniciándose su consumo cada vez a edades más tempranas, como en el caso de nuestro paciente9.

Los principales ingredientes de estas bebidas son cafeína, taurina y suplementos herbales como guaraná o ginseng. El papel del conjunto de sus ingredientes como precipitante de crisis no está aún bien establecido, aunque varios de ellos podrían contribuir a su desencadenamiento. La cafeína, estimulante natural y antagonista no selectivo de los receptores de adenosina, posee capacidades proconvulsivantes tanto en pacientes sanos en altas dosis como de forma idiosincrásica en pacientes susceptibles10,11. La taurina, aminoácido esencial, podría presentar propiedades epileptogénicas al disminuir el umbral convulsivo en la interacción crónica con los receptores GABAA12. El extracto de guaraná es una planta que contiene a su vez metilxantinas como cafeína y teofilina.

Aunque la tolerancia a la cafeína varía entre individuos, la mayoría de personas desarrollan efectos secundarios a toxicidad a partir de dosis superiores a 200mg o 3mg/kg en niños. Se recomienda, que el consumo de cafeína en niños y adolescentes no supere los 2,5mg/kg/día o 100mg/día, respectivamente, ni los 400mg/día en adultos2.

En Estados Unidos, el 73% de los niños y adolescentes son consumidores habituales de cafeína13, con un consumo medio de cafeína en los adolescentes de 60-70mg/día3, la mayoría a partir de refrescos carbonatados, aumentando la cantidad obtenida a partir de bebidas energéticas en los últimos años, constituyendo hasta el 10% del total13.

La mayoría de estas bebidas contienen una media de 70-80mg por cada unidad (3 veces más que la que contienen los refrescos de cola), presentando algunas de ellas cantidades más elevadas de cafeína, como el producto que consumía nuestro paciente (tabla 1). En muchas de estas bebidas no aparece especificada la cantidad de cafeína que contienen y, además, cada gramo de guaraná contiene entre 40-80mg de cafeína, sin estar obligados los fabricantes a especificar este contenido extra3. Por lo tanto, es fácil que con el consumo de una sola unidad de estos productos se excedan las recomendaciones de consumo diario de cafeína14.

Tabla 1.

Contenido en cafeína de diversas bebidas de uso extendido

Bebida/marca  Contenido de la unidad  Contenido en cafeína por unidad 
Infusión de té  125-250ml  30-60mg 
Café estándar  100ml de café  120mg 
Café expreso  30ml de café  40-75mg 
Refrescos de cola  330ml  25-40mg 
Bebida energética:  200ml  60mg 
Monster®  500ml  145mg 
Red Bull®  250ml  75mg 
Burn®  250ml  74mg 
Burn day®  500ml  92mg 

Se han descrito un gran número de efectos adversos graves secundarios a estas bebidas7. Entre ellos, se encuentra la aparición de primeros episodios de crisis convulsivas en varios pacientes consumidores de bebidas energéticas6–8, alguno de ellos en pacientes pediátricos15, sin presentar nuevos eventos tras el cese de su consumo. Es posible que los efectos adversos secundarios a estas bebidas estén infraestimados, ya que no se suele indagar de forma rutinaria sobre su consumo. Además, la diferenciación entre episodios dosis-dependiente en individuos sanos y aquellos que se desencadenen tras disminución del umbral convulsivo en pacientes susceptibles puede presentar dificultades.

A pesar de que no podamos establecer claramente en nuestro paciente la causalidad del uso de bebidas energéticas con el inicio de crisis parciales en el contexto de una epilepsia benigna de la infancia, creemos que pudo contribuir a desencadenar los episodios. Identificar el papel de las bebidas energéticas en eventos adversos como las convulsiones puede presentar un reto diagnóstico, por lo que un alto índice de sospecha es preciso para su determinación. Los niños y adolescentes son un grupo de alto riesgo para el consumo de estas sustancias sin ser plenamente conscientes de sus riesgos.

Por todo ello, creemos necesario una mayor concienciación entre los consumidores de estas sustancias, y entre los profesionales sobre sus posibles efectos adversos, así como la realización de nuevos estudios que determinen la seguridad de su consumo.

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