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Vol. 23. Núm. 1.
Páginas 9-17 (junio 2017)
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Vol. 23. Núm. 1.
Páginas 9-17 (junio 2017)
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Estudio comparativo de la autoestima en escolares de diferente nivel socioeconómico
A comparative study on self-esteem among students with different socio-economic status
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Carmen Taberneroa,
Autor para correspondencia
carmen.tabernero@usal.es

Autor para correspondencia. Departamento de Psicología Social. Universidad de Salamanca. Facultad de Ciencias Sociales. Campus Miguel de Unamuno. Salamanca, España.
, Antonio Serranob, Rosario Méridab
a Universidad de Salamanca, España
b Universidad de Córdoba, España
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Tabla 1. Estadísticos descriptivos, subescalas de autoestima y nivel socioeconómico
Tabla 2. Efecto de interacción sexo, edad y nivel socioeconómico para la dimensión corporal de la autoestima
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Resumen

La presente investigación pretende analizar la relación existente entre la distinta situación socioeconómica sobre la autovaloración personal que hacen los y las escolares del segundo ciclo de educación infantil y del primer ciclo de educación primaria sobre su autoestima y sus diferentes dimensiones. Participan en el estudio un total de 1.757 escolares de edades comprendidas entre los 3 y 7 años, de los cuales 889 eran niños y 868 niñas de diferentes niveles socioeconómicos -bajo, medio-bajo y medio-alto. La autoestima ha sido evaluada con el cuestionario EDINA, compuesto por 21 ítems que presentan un índice de fiabilidad elevado (alpha=.80). El nivel socioeconómico se evaluó a partir de las características sociodemográficas de los centros escolares de referencia. Diferentes análisis univariantes y multivariantes mostraron la existencia de diferencias significativas entre la autoestima y sus diferentes dimensiones atendiendo al nivel socioeconómico de las muestras estudiadas. Se comentan los resultados de cara a generar programas de intervención escolar con los que mejorar la autoestima en los grupos más desfavorecidos.

Palabras clave:
Autoestima
Contexto socio-económico
Infancia
Interacción sexo-edad
Abstract

This research aims to analyze whether the different socioeconomic status has an effect on the personal self-assessment carried out by school children pertaining to the second cycle of pre-school education and the first cycle of primary education. The study has involved 1,757 school children aged between 3 and 7, of whom 889 were boys and 868 girls belonging to low, lower-middle and upper-middle socioeconomic levels. Self-esteem was assessed by means of a questionnaire, EDINA, with a reliability index of .80. The socioeconomic status was assessed from the sociodemographic characteristics of the participating schools. Different univariate and multivariate analyses showed the existence of significant differences between self-esteem and socioeconomic status in the samples studied. The results are discussed so as to generate school intervention programs that can improve self-esteem in the most disadvantaged groups.

Keywords:
Self-esteem
Socio-economic background
Childhood
Gender-age interaction
Texto completo

Se entiende por self (Huitt, 2004) la reflexión consciente sobre la propia identidad, como un objeto independiente de los demás (los otros) y con respecto al contexto en el que se desarrolla. Hay una variedad de maneras de pensar sobre el self, siendo los términos más ampliamente utilizados los de autoconcepto y autoestima. El autoconcepto implica los aspectos cognitivos o de pensamiento, relacionados con la autoimagen, haciéndose referencia en general a la totalidad de un complejo organizado. La autoestima es el aspecto afectivo o emocional del self, referido a cómo nos sentimos acerca de la forma de valorarnos a nosotros mismos. El autoconcepto también puede referirse a la idea general que tenemos de nosotros, mientras que la autoestima hace una valoración de esos componentes (Villasmil, 2010).

Se ha demostrado que la autoestima es una de las funciones más importantes de la personalidad, de la motivación, del comportamiento y del desarrollo de la salud mental (Dörr, 2005; Zarza, 1994). El concepto de sí mismo incide en las conductas, sentimientos y motivaciones de la persona y por esta razón evoluciona como una dimensión importante de la personalidad durante toda la vida (Zegers, 1981). Existen factores que influyen en el autoconcepto y la autoestima y los limitan, ya que son en gran medida producto de la experiencia del niño y de la niña con su medio y con quienes le rodean, ya sean familiares u otras personas (Alcántara, 1990; Maya, 1996). En este sentido, la pobreza en la infancia es uno de los predictores más coherentes con la presencia de problemas en el desarrollo; las condiciones de vida ligadas a la falta de recursos constituyen factores de riesgo que influyen sobremanera en la vulnerabilidad de las personas. De esta forma, los efectos acumulados de la pobreza aumentan la vulnerabilidad física y también psicosocial de quienes se desarrollan en un ambiente caracterizado por la deprivación (Villasmil, 2010). Una parte importante de los niños de nivel socioeconómico bajo provienen de familias disfuncionales o poco reforzadoras y están inmersos en ambientes frustrantes en lo concerniente a una formación óptima de la autoestima (Dörr, 2005). Conscientes de la importancia que tiene el medio social en la construcción de la autoestima, en el presente artículo consideramos relevante analizar la autoevaluación que de ella hacen los niños y niñas de 3 a 7 años de edad de diferentes niveles socio económicos (medio-alto, medio-bajo y bajo).

Aspectos genéticos y factores contextuales asociados a la autoestima

Somos el resultado de la interacción de nuestras tendencias genéticas con el entorno en el que vivimos. Entre los estudios más significativos que revelan el impacto de los genes en nuestra autoestima están los efectuados por Kendler, Gardner y Prescott (1998), que mediante entrevistas midieron la autoestima a más de 4000 gemelos. Los resultados concluyeron que los gemelos monocigóticos eran muy similares aunque hubieran sido adoptados por familias distintas, a diferencia de los niveles de autoestima encontrados entre los dicigóticos, que tendían a diferir en mayor medida. Llegaron a la conclusión de que aproximadamente el 30% de la autoestima de las personas está determinada por su bagaje genético, lo que puede entenderse desde el punto de vista de aquellos rasgos que comúnmente se relacionan con aspectos genéticos, como el nivel de extroversión-introversión o la estabilidad-inestabilidad emocional. Sin embargo, es importante caer en la cuenta de que aunque sean relevantes no tienen por qué ser determinantes y no deben ser tenidos en cuenta más que como factores disposicionales de la variable que nos ocupa.

Por el contrario, otros estudios consideran que la autoestima se adquiere y se genera como resultado de la historia de cada persona, fruto de una larga y permanente secuencia de acciones y emociones que van configurando a la persona en el transcurso de su existencia (Dörr, 2005). Este aprendizaje no es intencional, puesto que generalmente es moldeado desde contextos informales educativos, aunque a veces es el fruto de una acción intencionalmente proyectada a su consecución (Alcántara, 1993). Diversas investigaciones concluyen que la autoestima resulta de la interacción con el medio natural y social, y por tanto es susceptible de ser desarrollada (Contreras López, 2000). Hay aspectos del sí mismo que la persona acepta y a los que concede un mayor compromiso afectivo y por lo tanto hay características cuya posesión las personas consideran más o menos importante (Rosenberg, 1973; Shavelson y Bolus, 1982).

De todo esto se desprende la importancia que tiene el medio en la formación de la autoestima y el autoconcepto, entendiéndose por aquel el nivel socio-económico y cultural de procedencia, el ambiente familiar y las experiencias tempranas de la persona, ya que éstas van a tener un impacto posterior en su personalidad (Dörr, 2005). El concepto del sí mismo en la infancia es en gran medida producto de la experiencia con el medio, junto a la identificación con sus padres y otras personas con las que se relaciona (Alcántara, 1990; Maya, 1996).

Investigaciones sobre autoestima y nivel socioeconómico

Las variables de contexto social, económico y cultural relacionadas con el desarrollo de la autoestima han sido poco estudiadas. Los resultados de los estudios sobre antecedentes sociales son muy variables, siendo los indicadores más utilizados el nivel profesional y/u ocupacional del padre y de la madre, así como su nivel educativo (Martínez-Otero, 1996). El antecedente paradigmático y más polémico de éstos fue el señalado por Coleman (1980), que afirmaba que las variables socioeconómicas explicaban prácticamente toda la varianza del rendimiento académico y sus relaciones con la autoestima. Sin embargo, investigaciones anteriores y menos criticadas metodológicamente afirman que, si bien tiene algún peso en los primeros años de escolaridad, en los cursos más avanzados pierde toda su significación (Pelechano, 2001).

Por su parte, Milicic y Gorostegui (1993) investigaron las diferencias en cuanto al nivel de autoestima en niñas y niños en edad escolar, además de diferencias debidas al género. Concluyeron que también hay diferencias significativas en el nivel de autoestima de los niños de diferentes estratos socioeconómicos. Considerados en su conjunto, los niños de los niveles socioeconómicos altos mostraban un nivel más alto de autoestima que sus iguales de niveles más bajos.

Existen estudios relativos al autoconcepto que han indagado cómo cambia según la cultura, siendo el caso de los trabajos sobre autoconcepto en niños de Iberoamérica y España (Valdez, González, Arantes y Santos, 1999; Valdez, González y Reusche, 2001; Valdez, González, Reyes y Gil, 1996; Valdez, 1994) aquel en el que se realizó una investigación de tipo transcultural con 500 niños entre 11 y 13 años de edad, de ambos sexos, distribuidos proporcionalmente en México, España, Brasil, Perú y Chile, a los cuales se les aplicó un cuestionario de autoconcepto adaptado para cada una de las muestras. Los resultados revelaron que los niños mexicanos y peruanos se perciben a sí mismos como socialmente normativos, mientras los españoles se ven como rebeldes, los brasileños como expresivo-afectivos y los chilenos como esforzados intelectualmente. Además, Pérez-Fuentes y Truffello (1998) mostraron cómo en escuelas de nivel socioeconómico bajo donde el trabajo era más participativo se influía en la autoestima del alumnado. Hacer protagonistas de su trabajo escolar a los estudiantes permitió concluir que posiblemente esa era la explicación del aumento en el nivel de autoestima (Dörr, 2005).

En España, un grupo de investigadores realizaron un estudio comparativo con el test de Rorschach en niños con dificultades de aprendizaje que provenían de diferentes estratos socio-económicos. La muestra estuvo compuesta por 50 alumnos de enseñanza básica, con edades que fluctuaban entre los 8 y 12 años, divididos en tres grupos de diferente nivel socioeconómico: alto, medio y bajo. Los resultados mostraron que los niños de nivel socio económico bajo veían reducida la dimensión del concepto de sí mismo y presentaban más conflictos en el área de la identidad (Adan et al., 2002).

Siguiendo con la influencia del contexto, otro estudio realizado por Espinoza y Balcázar (2002) sobre autoconcepto en niños maltratados, en comparación con niños de familias intactas o sin disfuncionalidad, mostró cómo el medio familiar y social produce un profundo impacto para bien o para mal en la persona. Los resultados revelaron que los niños no maltratados se perciben con características más positivas que los maltratados, lo cual permitió demostrar que el ambiente familiar y las vivencias negativas determinan la autovaloración que tenga el sujeto de sí mismo.

Pero no sólo influye el contexto, sino que interactúa con la capacidad del estudiante. Los componentes del grupo PENTA-UC de la Universidad Católica de Chile demostraron en 2003 que los niños y niñas con más talento no sólo tienen una mejor autoestima, sino que además las diferencias son mucho más marcadas en el nivel socio económico bajo. Según estos autores, comprobar que la pobreza afecta tan negativamente al concepto que se tenga de sí mismo es el resultado más importante hasta el momento, pero también el hecho de que el ser talentosos sea un factor protector de esta adversidad que es la pobreza. Por lo tanto, el talento en condiciones de pobreza se transformaría claramente en un factor protector.

El estudio comparativo del autoconcepto en niños de diferente nivel socioeconómico llevado a cabo por Dörr (2005) muestra diferencias significativas entre niveles socioeconómicos para todas las subescalas de la autoestima estudiada, donde mantienen las diferencias a favor del nivel socioeconómico alto en relación al nivel medio y bajo. En otro estudio realizado por Torres-Gómez de Cádiz, Rivero, Balluerka, Herce y Achúcarro (2006), en lo que se refiere a la relación entre las características sociodemográficas de los menores y su autoconcepto, se indica en general un mejor autoconcepto en los niños más jóvenes, lo que es congruente con el patrón evolutivo observado en diversos estudios (Palacios y Rodrigo, 1998) y con la evidencia empírica sobre un efecto más positivo del acogimiento familiar en los niños de menor edad (Berridge, 1997).

En contraposición a estos estudios están los de Navarro, Tomás y Germes (2006), quienes concluyen que las variables personales y sociodemográficas no afectan de forma diferencial a ninguno de los factores de autoestima; ni el sexo, ni la edad ni el medio en que se vive llegan a producir diferencias significativas. Sin embargo, en el estudio de validación del cuestionario AF-5 (Musitu y García, 2001) sí aparecían diferencias en función de los grupos de edad: la autoestima más baja correspondía al grupo de edad de entre doce y dieciséis años y después los de dieciséis a dieciocho y la más alta se encontró entre los estudiantes de primaria, o sea, los menores de doce años. Asimismo, Rodríguez y Arroyo (1999), en un estudio realizado con 48 niños, también encuentran que la autoestima también decrece con la edad entre los seis y los once años, de modo que habría una pérdida progresiva a lo largo de la infancia y adolescencia. Más recientemente, Arens, Yeung, Craven, Watermann y Hasselhorn (2013) señalan que el incremento en la edad y el cambio entre etapa educativa pueden venir acompañados de un descenso en las autovaloraciones, entre las que se encontraría la autoestima.

Por tanto, para muchos autores la pobreza en la infancia es uno de los predictores más consistentes con la presencia de problemas en el desarrollo, así como también en el rendimiento académico y la autoestima. Las condiciones de vida ligadas a la falta de recursos se constituyen en uno de los factores de riesgo que influyen de manera más drástica en la vulnerabilidad de los individuos. De esta forma, los efectos acumulados de la pobreza aumentan la vulnerabilidad física y también psicosocial del individuo que se desarrolla en un ambiente caracterizado por la deprivación (Villasmil, 2010).

Objetivo e hipótesis

La presente investigación pretende analizar si las experiencias derivadas de la diferente situación sociocultural pueden tener alguna repercusión en la valoración personal de la autoestima de los alumnos de segundo ciclo de educación infantil y de primer ciclo de educación primaria. Para ello se analizan las diferencias en los niveles de autovaloración de estos niños y estas niñas tanto a nivel global como en dimensiones concretas de su autoestima: corporal, personal, social, académica y familiar. La principal hipótesis del estudio sería que los niños y las niñas que proceden de niveles socioeconómicos más bajos tienen tanto una menor autoestima global como menor autoestima en cada una de sus dimensiones. Además, esperamos encontrar una interacción con la variable género, atendiendo a las diferencias de género mostradas por algunas investigaciones, según las cuales las niñas presentarían en promedio menor autoestima que los niños en esta etapa (Robins y Trzesniewski, 2005). Según estos autores las diferencias de género podrían ser debidas a la menor valoración de las niñas de su imagen ideal en comparación con los niños y, en sentido opuesto, a la mayor compensación de los niños entre su autoestima y su nivel de competencia personal, en comparación con la valoración de la autoestima de las niñas (Diseth, Meland y Breidablik (2014). Por tanto, una segunda hipótesis se centraría en explorar el efecto de interacción de la edad y el sexo con el nivel socio-económico.

MétodoDescripción de la muestra

La muestra ha sido seleccionada directa e intencionadamente (muestreo intencional o de conveniencia) en un esfuerzo deliberado de obtener grupos representativos de la población, utilizando aquellos centros en los que se ha tenido fácil acceso. Está constituida por 1.757 niños y niñas de edades comprendidas entre los 3 y los 7 años de edad, del los cuales 889 eran niños y 868 niñas. Diferenciando el nivel socioeconómico del centro según se especifica en el proyecto educativo de cada uno de los centros, categorización relativa a los datos socioeconómicos de los respectivos ayuntamientos, se han obtenido tres grupos a partir de las características sociodemográficas de los centros escolares en los que estos niños y niñas se encuentran escolarizados. Uno de estos grupos constituye la muestra 1 (n=469, 26.69%), 244 niños (52%) y 225 niñas (48%), representativa de la población de clase baja; el segundo grupo está formado por la muestra 2 (n=957, 54.47%), 488 niños (51%) y 469 niñas (49%), representativa de los estratos socioeconómicos medio-bajos; por último un tercer grupo, muestra 3, está compuesto por clase media alta (n=331, 18.84%), 157 niños (47.43%) y 174 niñas (52.57%). Se han incluido colegios públicos y concertados de las provincias de Córdoba, Málaga y Sevilla. Los 13 colegios que han participado en la investigación están enclavados en zonas rurales y urbanas y pertenecen a clases socioeconómicas baja (5 centros, 3 concertados y 2 públicos; 236 y 233 escolares, respectivamente), medio-baja (6 centros, 4 concertados y 2 públicos; 512 y 445 escolares, respectivamente) y medio-alta (2 centros, 1 concertados y 1 públicos; 253 y 78 escolares, respectivamente), siendo la mayoría de nivel socioeconómico medio-bajo.

Procedimiento e instrumentos de medida

Para la evaluación de la autoestima se ha utilizado el cuestionario de evaluación de la autoestima en la infancia EDINA (Mérida, Serrano y Tabernero, 2015; Serrano, 2014), cuyo ámbito de aplicación son niños y niñas con edades comprendidas entre los 3 y los 7 años de edad. El tiempo máximo de aplicación es de unos diez minutos, de forma individual para las edades de 3 y 4 año, y en grupos de cinco o seis estudiantes para los de 5, 6 y 7 años. El material utilizado ha sido el formato multimedia e interactivo del cuestionario, con el que se pretende recoger información sobre la autoestima global y las cinco dimensiones de la misma: corporal, social, personal, académica y familiar. Los participantes debían mostrar su grado de identificación con las afirmaciones relativas a la autoestima utilizando una escala de tres puntos que oscilaba entre 1 y 3, siendo 3 el máximo nivel de acuerdo; por tanto las puntuaciones obtenidas para cada uno de los factores podrían oscilar entre 1 (mínima) y 3 (máxima). El análisis factorial confirmatorio realizado aporta una adecuada estructura factorial (GFI=.951, AGFI=.937) y el alfa de Cronbach para los 21 ítems que forman el cuestionario es de .803, mostrando así una fiabilidad adecuada. El estudio confirmatorio de las cinco subescalas resulta bien explicado a partir de las saturaciones factoriales para cada uno de los ítems en sus respectivos factores: corporal (3 ítems: 1, 6 y 16, saturación mínima .37 y máxima .47), personal (5 ítems: 2, 12, 17, 19 y 21, saturación mínima .31 y máxima .50), académica (5 ítems: 3, 8, 11, 13 y 18, saturaciones por encima de .50), social (3 ítems: 4, 9 y 14, saturación mínima .44 y máxima .54) y familiar (5 ítems: 5, 7, 10, 15 y 20, .44 saturación mínima y .50 máxima). En la recogida de datos contamos con la participación de un grupo de profesionales relacionados con la educación infantil y la educación primaria que fueron formados previamente en el conocimiento y manejo del EDINA. El horario coincidía con el horario de clases y se respetaron los recreos. El día y la hora se consensuaron con los directores, orientadores y maestros que colaboraron. Se les envió un email con la información necesaria (una breve introducción y explicación del tema de investigación, descripción del cuestionario y las autorizaciones para las familias que iban a colaborar).

Tratamiento estadístico

En primer lugar, se realizaron los procedimientos descriptivos para este tipo de estudios comparativos (media, desviación típica, error típico, mínimo y máximo) de los resultados obtenidos por los niños y las niñas en la prueba para las distintas subescalas de la autoestima. En segundo lugar se procedió a realizar diferentes análisis univariantes para dar respuesta a las dos hipótesis planteadas, la primera relativa a la interacción entre el nivel socioeconómico y la autoestima y la segunda referida a la exploración de la posible interacción entre la autoestima y el nivel socioeconómico con la variable sexo y la variable edad. Estos análisis se han realizado mediante el programa estadístico SPSS en su versión 20.0.

Resultados

En la tabla 1 puede observarse el análisis descriptivo de las cinco subescalas de la autoestima para cada uno de los tres niveles socioeconómicos de la muestra estudiada y para la muestra global. De acuerdo con los resultados observamos que el promedio de la muestra en las cinco subescalas de la autoestima estudiadas se encuentra dentro de un nivel alto para los tres niveles socieconómicos.

Tabla 1.

Estadísticos descriptivos, subescalas de autoestima y nivel socioeconómico

Subescalas  Nivel socio-económico  N  Media  Desviación típica  Error típico  Mínimo  Máximo 
Corporal  Bajo  469  2.8706  0.29128  0.01345  1.00  3.00 
  Medio-bajo  957  2.9150  0.21824  0.00705  1.00  3.00 
  Medio-alto  331  2.8922  0.22051  0.01212  2.00  3.00 
  Total  1757  2.8989  0.24092  0.00575  1.00  3.00 
Personal  Bajo  469  2.7493  0.32090  0.01482  1.00  3.00 
  Medio-bajo  957  2.7992  0.26291  0.00850  1.40  3.00 
  Medio-alto  331  2.7033  0.30405  0.01671  1.40  3.00 
  Total  1757  2.7678  0.28958  0.00691  1.00  3.00 
Académica  Bajo  469  2.8209  0.30688  0.01417  1.00  3.00 
  Medio-bajo  957  2.8364  0.27201  0.00879  1.40  3.00 
  Medio-alto  331  2.7142  0.33953  0.01866  1.60  3.00 
  Total  1757  2.8092  0.29864  0.00712  1.00  3.00 
Social  Bajo  469  2.8792  0.30051  0.01388  1.00  3.00 
  Medio-bajo  957  2.9007  0.23325  0.00754  1.67  3.00 
  Medio-alto  331  2.8651  0.23766  0.01306  1.67  3.00 
  Total  1757  2.8883  0.25399  0.00606  1.00  3.00 
Familiar  Bajo  469  2.8635  0.25814  0.01192  1.00  3.00 
  Medio-bajo  957  2.8886  0.20497  0.00663  1.60  3.00 
  Medio-alto  331  2.8260  0.23288  0.01280  2.00  3.00 
  Total  1757  2.8701  0.22669  0.00541  1.00  3.00 

Para dar respuesta a la primera hipótesis del estudio, relativa a las diferencias en la autoestima percibida por niños y niñas según el contexto socioeconómico en el que se ubicara su centro, procedimos a realizar un análisis estadístico en el que incluimos el nivel socioeconómico como factor. Los resultados mostraron diferencias significativas, F(2, 1754)=19.88, p<.000, siendo el centro de nivel socioeconómico medio-bajo el que mostraba mayor autoestima en sus alumnos, seguido del nivel bajo y el nivel alto (2.86, 2.83 y 2.79, respectivamente). Los análisis pos-hoc utilizando el estadístico de Bonferroni mostraron diferencias significativas entre los tres grupos (nivel bajo respecto a nivel medio-bajo, t=−.03, p<.01; nivel bajo respecto a nivel alto, t=.04, p<.01; nivel medio-bajo respecto a nivel alto, t=.08, p<.01).

Tratando de profundizar en las diferencias encontradas en la autoestima según el nivel socioeconómico, realizamos sucesivos análisis estadísticos para cada una de las dimensiones de la autoestima. Los resultados muestran diferencias significativas en la subescala corporal, F(2, 754)=5.520, p<.004, en la subescala personal, F(2, 754)=15.015, p<.000, en la subescala académica, F(2, 754)=21.559, p<.000, y en la subescala familiar, F(2, 754)=9.751, p<.000. Encontramos una diferencia marginal en la subescala social, F(2, 754)=2.841, p<.06. Las puntuaciones medias en cada una de las subescalas según el nivel socioeconómico se muestran en la figura 1. Los correspondientes análisis pos-hoc con el estadístico de Bonferroni muestran diferencias significativas en la subescala corporal, personal y familiar, en las que aparece una mayor puntuación en la autoestima corporal, personal y familiar en la muestra de nivel socioeconómico medio-bajo frente a la de nivel bajo (t=.04, p<.01; t=.05, p<.01; t=.07, p<.01, respectivamente). En la subescala académica se encontraron diferencias significativas entre el nivel socioeconómico bajo y alto (t=.11, p<.01).

Figura 1.

Diferencias entre las subescalas de autoestima y los tres niveles socioeconómicos de la muestra.

(0.12MB).

Para responder a la segunda hipótesis, relativa a conocer si existen diferencias significativas en la interacción entre el nivel socioeconómico y el sexo en las diferentes subescalas, se realizó un análisis univariante. Un primer análisis considerando las diferencias en la autoestima global mostró diferencias significativas respecto al nivel socioeconómico, F(2, 1751)=20.30, p<.001, y al factor sexo, F(1, 1751)=13.59, p<.00, no mostrando un efecto significativo de la interacción entre ambos factores, F(2, 1751)=1.49,ns. Continuamos explorando las diferencias de interacción para cada uno de los subfactores de la autoestima. En relación a la autoestima corporal, los resultados del análisis mostraron un efecto significativo del factor nivel socioeconómico, F(2, 1751)=5.34, p<.005, el factor sexo, F(1, 1751)=8.36, p<.005, y un efecto marginal de la interacción nivel socioeconómico y sexo, F(2, 1751)=2.67, p<.06. En la figura 2 aparecen los valores descriptivos en cada uno de los grupos estudiados y, aunque la interacción ha mostrado diferencias marginales, en la figura se puede observar que las niñas de niveles socieconómicos bajo y medio-bajo tienen puntuaciones más altas que sus iguales masculinos; por el contrario en el caso del nivel medio-alto las puntuaciones son semejantes.

Figura 2.

Diferencias en la subescala corporal y el nivel socioeconómico según el sexo.

(0.1MB).

En relación a la autoestima académica, los resultados muestran un efecto de interacción entre la variable nivel socioeconómico y la variable sexo. Los resultados del análisis mostraron un efecto significativo del factor nivel socioeconómico, F(2, 1751)=22.09, p<.001, y el factor sexo, F(1, 1751)=11.24, p<.001, y un efecto significativo de la interacción nivel socioeconómico y sexo, F(2, 1751)=2.93, p<.05. Los análisis pos-hoc de Bonferroni mostraron diferencias significativas entre el nivel socioeconómico bajo y alto (t=.11, p<.001). El sentido de las diferencias puede observarse en la siguiente figura 3. El resto de análisis univariantes realizados considerando las subescalas familiar, social y personal no mostraron un efecto significativo de la interacción.

Figura 3.

Efecto de interacción nivel socioeconómico y sexo en la autoestima académica.

(0.1MB).

Por último, atendiendo a la revisión teórica realizada en relación a los cambios en la autoestima según la edad, pasamos a realizar un análisis que controlase dicho efecto de interacción. Así, los resultados mostraron un efecto de interacción significativo para la subescala corporal al calcular el efecto de la interacción entre las variables edad, sexo y nivel socioeconómico. Los resultados de la interacción pueden observarse en la siguiente tabla (tabla 2). El efecto de interacción se puede observar en la figura 4.

Tabla 2.

Efecto de interacción sexo, edad y nivel socioeconómico para la dimensión corporal de la autoestima

Fuente  Suma de cuadrados tipo III  gl  Media cuadrática  F  Significación 
Modelo corregido  6.316a  29  0.218  3.934  .000 
Intersección  10631.515  10631.515  192042.268  .000 
Edad  2.298  0.575  10.378  .000 
Nivel_socioeconómico  0.773  0.386  6.981  .001 
Sexo  0.455  0.455  8.227  .004 
Edad * nivel_socioec  1.108  0.138  2.502  .011 
Edad * sexo  0.227  0.057  1.024  .394 
Nivel_socioec * sexo  0.309  0.154  2.787  .062 
Edad * nivel_socioec * sexo  0.943  0.118  2.129  .030 
Error  95.607  1727  0.055     

Nota. aR2=.062 (R2 corregida=.046).

Figura 4.

Efectos de la interacción sexo, edad (3 a 7 años) y nivel socioeconómico (bajo, medio-bajo, medio-alto) sobre la dimensión corporal de la autoestima.

(0.26MB).

Los análisis pos-hoc siguiendo el estadístico de Bonferroni para las diferencias en la edad mostraron diferencias significativas entre los 3 años y los 6 y 7 años (t=.06; p<.01; t=.06; p<.01, respectivamente), entre los 4 años y los 6 y 7 años (t=.06; p<.01; t=.09; p<.01, respectivamente) y entre los 5 años y los 6 y 7 años (t=.06; p<.01; t=.09; p<.01, respectivamente). Por tanto, las diferencias significativas encontradas parecen situarse entre la autoestima corporal en la edad infantil y la autoestima corporal en los dos primeros cursos de primaria analizados, mientras que los estadísticos de Bonferroni mostraron las diferencias entre los niveles socioeconómicos bajo y medio-bajo (t=−.04, p<.01).

Discusión y conclusiones

En este trabajo se han analizado de forma exploratoria las relaciones de las cinco subescalas de autoestima evaluadas por el cuestionario EDINA junto con los niveles socioeconómicos de los centros escolares donde los niños y niñas estaban escolarizados. Los resultados muestran, con respecto a las variables autoestima y nivel socioeconómico, que éste afecta de forma significativa a cuatro de las cinco subescalas: corporal, personal, académica y familiar, y de forma marginal a la subescala social. La conclusión general a la que hemos llegado es que la muestra de nivel socioeconómico medio-bajo es la que tiene una mejor valoración global de la autoestima respecto a las muestras de nivel bajo y medio-alto. Asimismo, la muestra de nivel socioeconómico bajo hace una autovaloración personal por encima de la de nivel medio-alto en las subescalas personal, académica, social y familiar, siendo la subescala corporal la única en la que aparece una valoración de la muestra de nivel medio-alto por encima de la muestra de nivel bajo. Estos resultados nos llevan a pensar que los niveles de autoestima parecen consecuencia de determinadas situaciones específicas socioeconómicas de las muestras medidas en el estudio. Esto es, en la población de referencia niños y niñas muestran diferencias en la valoración que hacen de sí mismos en función de la variable nivel socioeconómico. Por esta razón podríamos pensar que las distintas valoraciones que se dan en las subescalas de autoestima podrían deberse principalmente al efecto que tienen los aspectos sociales en sus miembros y que en gran medida actuarían como modeladores de las respuestas sociales (Benedict, 1967; Cuellar, 2000; Díaz-Loving, Díaz-Guerrero, Helmreich y Spence, 1981; Ellis, Kimmel, Díaz-Guerrero, Cañas y Bajo, 1994; Price-Williams, 1980).

Nuestros resultados indican que, en general, es la muestra de nivel medio-bajo la que mejor valoración hace de sí misma, al contrario de otros estudios (Adan et al., 2002; Dörr, 2005; Milicic y Gorostegui, 1993; Rosenberg y Pearlin, 1978; Twenge y Campbell, 2002) que concluyen que la autoestima se relaciona con el nivel socioeconómico y que aquellas personas que proceden de un contexto socioeconómico elevado poseen una mayor autoestima. Del mismo modo, haber encontrado estas diferencias en la autoestima en relación con el nivel socioeconómico nos separa del estudio de Navarro, Tomás y Germes (2006), que opinan que las variables personales y sociodemográficas no afectan de forma diferencial a ninguno de los factores de autoestima. Según estos autores tanto el sexo, como la edad como el medio en que se vive no llegan a producir diferencias significativas.

La segunda conclusión a la que nos ha llevado nuestro estudio ha sido que las niñas de niveles socieconómicos bajo y medio-bajo tienen puntuaciones más altas que sus iguales masculinos en la subescala corporal de la autoestima; por el contrario, en el caso del nivel medio-alto son los niños los que puntúan más alto en la subescala corporal. Esta diferencia se contrapone a la del estudio que Milicic y Gorostegui (1993), en el cual la diferencia viene dada a favor de los niños frente a las niñas en la subescala corporal. Un dato a tener en cuenta es que esta diferencia de género no aparece en el nivel socioeconómico medio-alto, en el que siguen siendo los niños los que valoran su autoestima personal por encima de las niñas, lo que podría mostrar claros indicios culturales respecto de lo esperado para el género y que, querámoslo o no, continúan vigentes hasta hoy (Gorostegui y Dörr, 2005). La respuesta a la pregunta de por qué esto se mantiene en el nivel socioeconómico medio-alto a pesar de los cambios que han experimentado las niñas de los niveles socioeconómicos bajo y medio-bajo en dirección a una autoestima positiva, es un tema que merece especial atención y abre las puertas a posteriores investigaciones.

Por último, hemos encontrado un efecto de interacción del nivel socioeconómico y la edad. En nuestra investigación, trabajando con una muestra de personas entre 3 y 7 años de edad, se confirma el efecto del nivel socioeconómico y la autoestima, coincidiendo en este aspecto con el metaanálisis realizado por Twenge y Campbell (2002), en el que encontraron que esta relación era significativa y se intensificaba a medida que la edad incrementaba.

Podemos pensar que los resultados obtenidos en este trabajo referidos a la distinta influencia que las variables examinadas parecen ejercer sobre las diferentes dimensiones de la autoestima infantil vendrían a corroborar la multidimensionalidad de la representación del sí mismo (Palacios, 1999) y apuntarían a un posible impacto diferencial de determinados aspectos de la experiencia pasada y actual de los menores sobre su autoestima.

Ya que algunos de los grupos sociales estudiados presentan déficits en su autoestima con relación a otros grupos de su edad y sexo, vemos la necesidad de poner en práctica programas de intervención escolar con los que mejorar la autoestima en los grupos más desfavorecidos (Cava y Musitu, 1999; Fernández-Millán, 1998; González-Sala y Gimeno Collado, 2013). Pensamos que el lugar apropiado para ello son los centros educativos, porque en ellos se facilita a los niños y niñas una participación en contextos más ricos y estimulantes que contribuirá de una forma más decisiva a desarrollar una autoestima positiva. Un camino esperanzador son los programas de intervención socio-cognitiva, trabajar la inteligencia emocional en el aula (Extremera y Fernández-Berrocal, 2003) o los modelos didácticos de enseñanza-aprendizaje que consideran necesario mediar para que los niños y las niñas aprendan a aprender (Escrivá y Frías, 1996; Martín, 2003; Soriano y Franco, 2010). A partir de todo esto, consideramos la viabilidad de potenciar recursos más que subsanar déficits.

Extended SummaryAim of this Study

This research aims to analyze whether the experiences derived from different sociocultural situations could have an impact on personal assessment of self-esteem in the second cycle of pre-school education and in the first cycle of primary education. This is to analyze the differences in the levels of self-appraisal of these children concerning both global and specific dimensions of self-esteem: body, personal, social, academic, and family. The main hypothesis of this study is that children coming from lower socioeconomic levels have both a lower global self-esteem and a lower self-esteem in each dimension. A second hypothesis will focus on the interaction effect of age and sex with the socio-economic level.

Method

The sample was divided into three groups differentiated by socio-economic status (SES) obtained from the sociodemographic characteristics of schools where these children were studying. First such a group is sample 1 (n=469), representative of the lower-class population; the second group, sample 2 (n=957), represents lower middle socioeconomic stratum, and the third group, sample 3, represents upper middle class (n=331). The total sample is 1,757 children aged between 3 and 7 years old, 889 boys and 868 girls.

For the assessment of self-esteem, the EDINA questionnaire (Mérida, Serrano, & Tabernero, 2015; Serrano, 2014) was administered to the sample, made up of children aged 3 to 7 years old as mentioned (from second cycle of pre-school education and first cycle of primary education). A multimedia and interactive format of the questionnaire was used to gather information on global self-esteem and in each of the five dimensions: body-, social-, personal-, academic-, and family dimension. Cronbach's alpha for the 21 items comprising the questionnaire is .803.

First, descriptive analyses (mean, standard deviation, standard error, minimum and maximum) were performed for the various subscales of self-esteem. Then, the significance of the difference between the means of the three samples studied by socioeconomic context and dependency scores to investigate whether interactions between SES and sex existed, and the age of the participants was calculated. These analyses were performed using the SPSS statistical program version 18.0

Results

According to the results, the sample average in the five subscales of the self-study is high for the three socioeconomic levels. By means of univariate analyses performed on the socioeconomic level in the three groups studied in the different subscales of self-esteem, an interaction between these socioeconomic levels was observed. The results show significant differences in the body, personal, academic and family subscales, and a marginal difference in the social scale. The lower middle class had a better overall score of self-esteem compared to lower and upper middle class samples.

In order to know whether there were significant differences in the interaction between socioeconomic status and sex in the different subscales, a multivariate analysis was performed. The results of this analysis showed a significant effect of the socioeconomic and sex factor, and a marginal effect of the interaction of socioeconomic status and sex. Girls’ lower and lower middle socioeconomic levels had higher scores than their male counterparts; on the contrary, in the case of upper middle class, scores were similar and children even scored higher on the body subscale.

Also an interaction effect was found between socioeconomic status and sex. The results of the analysis showed a significant effect of the socioeconomic status factor and a significant interaction effect of the socioeconomic status and sex. Non-significant effect on the interaction analysis with the family, social, and personal subscales was founded.

Finally, the multivariate analysis performed to estimate the effect of the interaction between age, sex, and socioeconomic status found a significant interaction effect for the body subscale. This subscale decreases in the first cycle of primary education, but in the lower middle socio-economic level that is less charged and more specifically impaired in girls. Something similar happens in the lower socioeconomic status, while in the upper middle socioeconomic level more girls are affected by this decrease as opposed to the group of boys.

Discussion and Conclusion

In this paper, we have analyzed in an exploratory way the relationships of the five subscales of self-esteem along with socioeconomic levels in schools where children were enrolled. The results show, with respect to self-esteem and the socioeconomic variables, that it significantly affects four of the five subscales: body, personal, academic, family, and social subscale in marginal way. The general conclusion we have reached is that the sample of lower middle socioeconomic status is the one with a better overall score of self-esteem compared to samples of lower and upper middle status. Also, the sample of low socioeconomic status makes a personal self-assessment over the upper middle level in the personal, academic, social, and family subscales, the body scale being the only in which a review of the middle level sample appears high above the lower level sample. These results lead us to think that self-esteem levels seem to result from specific situations of the socioeconomic samples measured in the study. Our results indicate that, in general, the lower middle socioeconomic status shows the best adjustment in self-esteem values.

The second conclusion reached by our study was that girls in lower and lower middle socioeconomic levels have higher scores than their male peers in the body esteem subscale. On the contrary, children in upper middle level score higher on the body subscale. Finally, we found an interaction effect of socioeconomic status and age.

Since some of the social groups studied exhibit deficits in self-esteem in relation to other groups of age and sex, there is a need to implement school intervention programs that improve self-esteem in the most disadvantaged groups. We think that the proper place for this intervention is schools because deeper and stimulating contexts that contribute in a more decisive way to develop positive self-esteem are facilitated.

Conflicto de intereses

Los autores de este artículo declaran que no tienen ningún conflict de intereses.

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