Introducción
La Organización Mundial de la Salud define el término caída como "la consecuencia de cualquier acontecimiento que precipita al individuo hacia el suelo en contra de su voluntad"1.
Las caídas son una causa importante de morbimortalidad, sobre todo en mayores de 65 años, y aunque en la mayoría de los casos no produce daños graves, sí son una causa de dolor y sufrimiento. Las caídas, y particularmente sus consecuencias, representan además aproximadamente el 80% de los ingresos hospitalarios de origen traumático en este colectivo1. En la etiología de las caídas intervienen múltiples causas, tanto intrínsecas (edad, fármacos, morbilidad, etc.) como extrínsecas (calzado inadecuado, obstáculos, iluminación deficiente...). La incidencia de caídas, sus factores de riesgo y las intervenciones preventivas han sido ampliamente estudiadas en la comunidad y en las instituciones de asistencia social. En el ámbito hospitalario, donde hay menos estudios, la incidencia anual de caídas oscila entre un 2 y un 17% en los estudios revisados2. Debido a que las características de los pacientes comunitarios difieren de las de los pacientes hospitalizados, es difícil que las estrategias de prevención puedan ser extrapolables3. A ello se suma que las consecuencias de las caídas intrahospitalarias adquieren otra dimensión: alargan el tiempo de ingreso, crean sentimientos de culpa en el personal asistencial, generan demandas judiciales, etc. A su vez, las caídas son consideradas como un indicador de calidad de la asistencia hospitalaria. Por ello, es importante conocer la magnitud de este problema en nuestro hospital, así como el perfil del paciente que sufre la caída, ya que este conocimiento nos permitirá desarrollar protocolos que nos ayuden a prevenir o disminuir las caídas en nuestros pacientes con factores de riesgo.
Material y método
Estudio descriptivo de los pacientes ingresados en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón durante el año 2005 que sufrieron una caída. La población estudiada está constituida por los pacientes que han sufrido una caída en ese período y que han sido registrados por la enfermera responsable en una hoja prediseñada (fig. 1) por la Subcomisión de Caídas del Hospital. Esta información se envía al Servicio de Medicina Preventiva y Gestión de Calidad, y constituye un registro pasivo de caídas. Las variables valoradas se pueden clasificar en:
Figura 1. Ficha de registro de incidencia de caídas del año 2005.
Relacionadas con el estado físico y mental del paciente: sexo, edad, caídas anteriores, nivel de conciencia, movilidad, alteraciones de los sentidos, continencia de esfínteres, adicciones y fármacos que recibe.
Relacionadas con el contexto que rodea a la caída: unidad donde se produce la caída, fecha y hora, día laborable o no, lugar de la caída, entorno de la caída, actividad que realiza el enfermo cuando se cae, si el paciente estaba solo o acompañado, si era evitable o no.
Variable en la que se valora las consecuencias de la caída.
Las categorías de las distintas variables están especificadas en la figura 1.
Las fichas se introdujeron en una base de datos, y posteriormente se realizó una estadística descriptiva, calculando frecuencias absolutas y porcentajes para las variables cualitativas, y medias con su desviación estándar (DE), rango y mediana para las variables cuantitativas (SPSS para Windows v 12.0).
Resultados
En el año 2005 ingresaron 62.981 pacientes en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón y durante ese período se notificaron 415 caídas, lo que representa una incidencia anual del 0,6%.
Si analizamos la incidencia acumulada por departamentos, observamos que los que presentan una mayor incidencia han sido el Instituto Provincial de Rehabilitación (IPR) y las especialidades médicas (fig. 2).
Figura 2. Incidencia acumulada de caídas en el año 2005 por departamentos (2005).
La edad media de los pacientes anotados en el registro de caídas de 2005 es de 71,4 ± 14,89 años, con una mediana de 75 años (rango, 6-97); son algo más frecuentes las caídas entre los varones (55,4%) que entre las mujeres (42,4%).
Las horas en las que se produjo un mayor porcentaje de caídas fueron las correspondientes al turno de noche (47%; mediana general, 9).
El 14,7% de los pacientes registrados habían sufrido una caída en el último mes. El 65,9% de las caídas se produjeron en la habitación, y el 69,2%, durante los días laborables (aunque este dato no tiene significación, ya que los días laborales suponen el 70% de los días de la semana).
Se produjeron lesiones en el 43,9% de las caídas, de las cuales el 32,3% fueron contusiones. Según el personal de enfermería, el 21% de las caídas podrían haberse evitado.
En cuanto al entorno del enfermo, la ausencia de barandillas cuando eran necesarias, el suelo deslizante, el calzado inadecuado, la presencia de obstáculos, la escasa iluminación y la inasequibilidad del timbre fueron los factores que se observaron con más frecuencia en las caídas registradas (fig. 3).
Figura 3. Características más frecuentes del entorno de las caídas (2005).
Respecto al resto de las variables estudiadas por su asociación a las caídas, destaca que la limitación de la movilidad, las alteraciones de los sentidos y la toma de fármacos fueron las que se presentaron en mayor porcentaje en las caídas notificadas (fig. 4).
Figura 4. Características más relevantes de los pacientes que sufrieron caídas (2005).
Analizando el tipo de medicación por grupos, los antihipertensivos fueron los fármacos más representados, seguidos por los diuréticos y los ansiolíticos (fig. 5).
Figura 5. Fármacos que tomaban los pacientes que se cayeron (2005).
Discusión
El presente estudio recoge una incidencia acumulada general de caídas en el año 2005 de un 0,6%. Esta cifra es similar a la obtenida en nuestro hospital en años anteriores, aunque destaca por ser muy inferior a las publicadas en la literatura científica2. Posiblemente este hecho se deba a una deficiente notificación por parte de las unidades que realizan el registro, lo que supone una limitación de nuestros resultados.
Como se recoge en otras publicaciones, la incidencia de caídas aumenta en pacientes de edad avanzada y en enfermos crónicos polimedicados y con limitaciones de la movilidad4. En nuestro estudio, los departamentos en los que se observa una mayor incidencia han sido el IPR y las especialidades médicas, unidades en las que existe un gran porcentaje de pacientes con las características descritas.
En la literatura científica revisada no existe acuerdo sobre si el sexo es o no un marcador de riesgo. Mientras que algunos autores refieren que la incidencia de caídas es superior en los varones5, otros encuentran mayor incidencia entre las mujeres ancianas6. También hay estudios que no observan diferencias significativas entre ambos sexos7. En nuestro hospital, el porcentaje de varones que sufren una caída es algo superior al de mujeres, coincidiendo esto con los datos de años anteriores.
Las horas en que más caídas han sufrido los pacientes de nuestro hospital siguen siendo entre las 12 de la noche y las 9 de la mañana. Sin embargo, no existe consenso entre los diferentes estudios sobre en qué turno se producen más caídas. Algunos, coincidiendo con nuestros datos, refieren más caídas durante el turno de noche8. Sin embargo, otros describen una mayor incidencia en el turno de mañana cuando está al completo la plantilla de enfermería5,9. De cualquier modo, conocer el turno de mayor riesgo debe servir para impulsar la implantación de medidas de prevención más exhaustivas durante esas horas.
La mayoría de las caídas registradas se producen en la habitación. Muchos estudios han demostrado que especialmente ocurren cuando el paciente se levanta de la cama o del sillón10, sobre todo durante la noche. Además, la habitación puede ser un lugar de alto riesgo por la limitación de espacio y la presencia de múltiples obstáculos. En el apartado de resultados expusimos los factores del entorno que se recogieron con mayor frecuencia, como el suelo deslizante, el calzado inadecuado, los obstáculos y la escasa iluminación. Existe evidencia (grado B) del beneficio de distintas estrategias específicas en el ámbito hospitalario de intervención sobre el entorno, como adecuar la altura de las camas e inodoros, poner colchonetas en el suelo, instalar dispositivos de alarma y otras, que pueden disminuir la incidencia de caídas11. Es importante revisar todos estos puntos, ya que, en muchas ocasiones, al incidir en ellos, disminuiremos el riesgo de los pacientes de sufrir caídas.
En la literatura médica se describen múltiples factores de riesgo de caídas referentes a los pacientes ingresados. Pese a la heterogeneidad de los ambientes, individuos y factores estudiados, existen algunos que de forma constante aparecen como significativos3,4,9. Éstos son: la inestabilidad de la marcha, la debilidad de miembros inferiores, la incontinencia urinaria, la frecuencia con la que se acude al lavabo, los antecedentes de caídas, la confusión y alteraciones del nivel de conciencia, y el tratamiento con fármacos de acción central e hipnóticos. Además, la frecuencia de éstos es significativamente superior en pacientes ingresados que en la comunidad.
Coincidiendo con lo anterior, en nuestro estudio más de la mitad de los pacientes tienen algún tipo de limitación de la movilidad, un tercio presenta alteraciones de la evacuación y la gran mayoría recibe tratamiento con fármacos, como antidepresivos, ansiolíticos, diuréticos y psicolépticos. Al ser un estudio puramente descriptivo, asumimos que no podemos identificar factores de riesgo reales.
Parece claro que los factores de riesgo de caídas han sido objeto de múltiples investigaciones; sin embargo, no hay evidencia científica para asegurar que las intervenciones individuales sobre estos factores reduzcan significativamente la incidencia de caídas de los pacientes hospitalizados12,13. Mientras que la intervención multifactorial sobre los factores de riesgo sí ha demostrado disminuir significativamente el riesgo de caídas en la comunidad, no existe acuerdo en los diferentes estudios revisados cuando estos programas preventivos se aplican a pacientes hospitalizados. En los pacientes de unidades geriátricas, crónicas y de rehabilitación, la intervención multifactorial resultó ser efectiva en la disminución de la incidencia de caídas12,14; sin embargo, cuando se tomaron como muestra hospitales de agudos, no se observó reducción de la incidencia de caídas ni de sus consecuencias2.
La guía que la OMS editó con fecha de marzo de 2004 sobre este tema11 establece que no existe evidencia A o B para recomendar o no la implantación en el ámbito hospitalario de la intervención multifactorial.
Aunque existan dudas sobre la eficacia de las intervenciones preventivas sobre las caídas en el hospital, creemos que es importante realizar un registro de ellas para conocer su magnitud e identificar el contexto en el que se producen. Las caídas son eventos que pueden tener graves consecuencias para el paciente, además de suponer un importante gasto sanitario, lo que las convierte en un considerable problema de salud que en muchos casos podría haber sido evitado.
Agradecimientos
A la subcomisión de caídas y a las enfermeras que han colaborado en el registro de los casos.
Correspondencia: Dra. P. Rodríguez-Pérez.
Servicio de Medicina Preventiva y Gestión de Calidad.
Hospital General Universitario Gregorio Marañón.
Dr. Esquerdo, 46. 28007 Madrid. España.