El género es uno de los factores que puede condicionar el uso de recursos sanitarios. El empleo de los marcadores tumorales está muy extendido por la importancia de estos en el seguimiento de la enfermedad oncológica. El objetivo es analizar la influencia del género en el uso de marcadores tumorales y comprobar si existen diferencias.
Material y métodosSe realizó un estudio descriptivo retrospectivo longitudinal en el área de influencia del Hospital Universitario de Padua. Se hizo un seguimiento de 2 años. Se analizaron 23.059 peticiones analíticas de marcadores tumorales. Se realizó un análisis descriptivo y de frecuencias de las variables estudiadas. Los estadísticos empleados fueron Chi cuadrado, t de Student y U de Mann-Whitney.
ResultadosLa media del número de peticiones solicitadas en mujeres (1,5) fue menor que en hombres (1,6). En los pacientes con enfermedad tumoral, el número de peticiones fue mayor que en aquellos sin afección tumoral. En el análisis por enfermedad y género la diferencia fue significativa. Respecto al número de marcadores tumorales por petición, la diferencia de las medias por género también fue significativa, 2,13 en hombres frente a 2,85 en mujeres. Estos resultados se mantuvieron al eliminar las peticiones con marcadores tumorales ligados a enfermedades relacionadas con el género.
ConclusionesExisten diferencias en el uso de marcadores tumorales por género; el número de peticiones por paciente masculino era superior al femenino. Al contrario ocurre con el número de marcadores tumorales por petición, que es mayor en mujeres que en los hombres.
Gender is one of the factors that can influence the use of health resources. The use of tumour markers is widespread, due to the importance of these in monitoring cancer development. The aim of this study is to analyse the influence of gender on the use of tumour markers, and to investigate whether there are differences in their use.
Material and methodsA longitudinal, retrospective and descriptive study, with a 2-year follow-up, was conducted in the catchment area of the University Hospital of Padua. An analysis was performed on 23,059 analytical requests for tumour markers. A descriptive and frequency analysis was performed on all variables. The statistical analysis was performed using Chi squared, Student t and Mann-Whitney U to test for significance.
ResultsThe number of requests for women (1.5) was lower than men (1.6). In patients with tumour pathology, the number of requests was higher than in patients without tumour disease. In the analysis by disease and gender, the difference remained significant. As regards the number of tumour markers per request, the difference between genders was also significant: 2.13 in males versus 2.85 in women. Similar results were obtained when requests for tumour markers linked to gender-related diseases were eliminated.
ConclusionsThere are differences in the use of tumour markers by gender with the number of requests for male patients being higher than for females. However, the number of tumour markers per request is greater in women than in men.
Los marcadores tumorales son moléculas producidas fundamentalmente por las células cancerosas. Sin embargo, también pueden producirse, aunque en menor concentración, por otras células del cuerpo como respuesta a enfermedades no malignas. Estas moléculas, cuya concentración sérica también depende de la variabilidad biológica del paciente, son detectables en diferentes fluidos biológicos y pueden dar información de interés clínico sobre la enfermedad neoplásica1,2.
Han sido muchos los marcadores tumorales que en los últimos tiempos se han ido incorporando al panel de solicitudes desde que, en la década de 1960, se describió el antígeno carcinoembrionario y, posteriormente, en 1975, los antígenos carbohidratados CA125, CA15.3 y CA19.92.
En los últimos años, el uso de los marcadores tumorales se ha extendido enormemente, posiblemente por su facilidad de medida y bajo coste, a pesar de sus limitaciones. No existe evidencia clara de su utilidad en el diagnóstico de enfermedades por su falta de especificidad y sensibilidad, pudiendo dar lugar a falsos positivos y falsos negativos3–6. Sin embargo, sí parecen haber demostrado su utilidad en el seguimiento de la enfermedad en pacientes ya diagnosticados, en el establecimiento de la extensión tumoral antes del tratamiento, en el seguimiento de la respuesta a dicho tratamiento y en la estimación del pronóstico de la enfermedad2,7–11. No obstante, cabe decir que los marcadores tumorales, considerados de forma aislada, no constituyen una herramienta para el diagnóstico primario de un tumor7,10–12.
El uso de estos marcadores debe basarse en una clara y suficiente evidencia científica para establecer que los beneficios para los pacientes sean mayores a los potenciales daños y para justificar su gasto10,11,13,14.
El interés y el uso extendido de los marcadores tumorales en el manejo clínico de los pacientes con cáncer hace que, en ocasiones, se estén utilizando para indicaciones para las que no están reconocidos1,6,9. Un uso fuera de las indicaciones puede originar un número excesivo de biopsias para confirmar el resultado del marcador tumoral, en su mayoría negativas, lo que, además de la sobrecarga asistencial y el coste que supone, puede generar una ansiedad injustificada en el paciente15,16. Esto ha llevado a estimular el desarrollo de directrices por grupos nacionales e internacionales que se han adaptado al ámbito local para incluir recomendaciones sobre la utilidad de los marcadores según las circunstancias del paciente9–11,17,18. En consecuencia, es necesario ajustarse a las indicaciones para las cuales los marcadores tumorales son útiles19,20.
Por ello, muchas organizaciones y sociedades dan directrices sobre el uso de los marcadores tumorales. Algunas de ellas se han centrado en dar recomendaciones de la utilidad y aplicaciones de los marcadores tumorales en cánceres específicos, como la Sociedad Americana de Oncología Clínica, mientras que otros lo han hecho en una amplia gama de tipos de cáncer, como la Academia Nacional de Bioquímica Clínica y el Grupo Europeo de Marcadores Tumorales9,18,21,22. Así, un uso adecuado, tal y como establecen estos organismos, contribuye a una mejor indicación de estas pruebas de laboratorio y de las biopsias que se deben realizar.
Si bien el uso adecuado de los recursos sanitarios es una preocupación en sí misma, el uso adecuado de las pruebas diagnósticas adopta un papel mayor sobre todo cuando pueden generar acciones posteriores23. Esta preocupación es aún más importante cuando se introduce la perspectiva de género, que desde hace unos años se ha incorporado a los estudios sobre adecuación de pruebas diagnósticas y utilización de recursos sanitarios. Con independencia de las enfermedades, son numerosos los estudios que señalan una diferencia en la dedicación de recursos sanitarios a la mujer frente al hombre a igualdad de determinadas afecciones. Este hecho se ha documentado tanto en la atención primaria como en la hospitalaria, y tanto en enfermedades físicas como en psiquiátricas24–26. Los factores que se han argumentado son numerosos, entre los que aparecen la diferencia de contacto de uno u otro género con los dispositivos sanitarios, la reticencia a expresar la enfermedad o un retraso en el diagnóstico de la misma25,26.
El uso de los marcadores tumorales, exceptuando la utilización de aquellos que son específicos de tumores relacionados con el género, no debe ser ajeno a esta diferencia, pero dado el incremento de neoplasias en el género femenino queda por dilucidar si el uso de estas pruebas también se ve afectado por esta circunstancia.
Así, para poder poner en marcha estrategias de adecuación en el uso de los marcadores tumorales27, antes es necesario hacer un análisis de la situación de partida de forma general y determinar si puede haber alguna diferencia en el uso de marcadores y solicitudes de peticiones dependiendo del género. Por ello, dentro del estudio de la enfermedad tumoral, donde el acceso a estas pruebas es fácil y donde la afección tumoral pasa a ser una de las preocupaciones de la población, se decidió analizar el uso de los marcadores tumorales en el área de influencia del Hospital de Padua de manera global y establecer si existen diferencias en el uso de los marcadores tumorales desde la perspectiva de género.
Material y métodosEstudio descriptivo longitudinal retrospectivo, realizado en el área de influencia del Hospital Universitario de Padua. El hospital, en el noreste de Italia, atiende unas 1.600 camas y abarca prácticamente a toda la población de la provincia de Padua, ya que es también hospital de referencia de los hospitales del Véneto y otros laboratorios. Ofrece atención especializada en las áreas quirúrgicas y médicas, incluyendo trasplantes, Cardiología, Hepatología, Gastroenterología, Inmunología, Hematología, Pediatría, Ginecología, Oncología, Traumatología y Ortopedia. El Departamento de Medicina de Laboratorio del hospital incluye química clínica, hematología, coagulación, serología autoinmune e inmunología, las pruebas de urgencia y especialidades como la Biología Molecular, la Proteómica Clínica y la evaluación del recién nacido; además de atender las peticiones para los pacientes ingresados, da respuesta a las peticiones analíticas de cerca de 16.000 personas al mes a nivel de atención primaria.
El estudio se realizó para un seguimiento de 24 meses, desde julio de 2011 a junio de 2013.
La población objeto de estudio estaba formada por todas las peticiones analíticas que incluían la solicitud de alguno de los marcadores tumorales más comunes y frecuentes: alfa-fetoproteína, antígeno carcinoembrionario, antígeno mucínico CA15.3, antígeno carbohidrato CA19.9, antígeno carbohidrato CA125, antígeno carbohidrato CA50, human epididymis protein 4 (HE4, «proteína epididimal humana 4») y prostate-specific antigen (PSA, «antígeno prostático específico»). A excepción de los 2 últimos, que son marcadores ligados al género (HE4 en mujeres y PSA en hombres), el resto de los marcadores tienen diferentes indicaciones, a pesar de que se utilicen más para unas enfermedades que para otras.
La fuente de datos utilizada fue la procedente del sistema de información del laboratorio, completándose con información derivada de la historia clínica de los pacientes, identificando en la misma la existencia o no de enfermedad tumoral para la constatación de la adecuación o no de las pruebas a las recomendaciones. La ausencia de información en la historia clínica se consideró como ausencia de afección tumoral.
Para el análisis sobre la adecuación de las pruebas se consideraron las recomendaciones de uso de los diferentes organismos referentes: para el seguimiento de la enfermedad en pacientes ya diagnosticados, el establecimiento de la extensión tumoral antes del tratamiento, el seguimiento de la respuesta a dicho tratamiento y para la estimación del pronóstico de la enfermedad, a excepción del PSA, que se usa para el cribado. Por lo tanto, en el caso de que existiese enfermedad neoplásica previa, la petición se calificaba como «adecuada», y si no se constataba la existencia de afección neoplásica previa, la petición se calificaba como «no adecuada».
Con base en los resultados de los diferentes test de los marcadores tumorales y teniendo en cuenta la información facilitada por el fabricante y los valores límite fijados en el laboratorio y publicados en la página web del mismo, se realizó un trabajo de clasificación en resultados analíticos positivos y negativos, considerándose cualquier criterio que pudiera modificar dicha clasificación, tanto por parte de la prueba como del paciente en sí.
Se calculó el número de marcadores tumorales solicitados en cada petición analítica, determinando, igualmente, cuántos de ellos eran positivos y negativos.
Para el análisis desde la perspectiva de género se procedió al mismo análisis descrito anteriormente, diferenciándose para los 2 grupos según el género y suprimiendo todas las peticiones cuya solicitud solo incluía marcadores ligados al género (PSA y HE4).
Previamente al análisis realizado se tomaron las medidas necesarias para garantizar la anonimización de las bases de datos por un operador independiente, dejándose disponibles solo los campos con datos analíticos, demográficos y diagnósticos, haciendo imposible la identificación de pacientes.
El análisis de los datos se ha realizado utilizando el paquete informático OpenOffice y el paquete estadístico R. Se ha llevado a cabo un análisis descriptivo de las diferentes variables cuantitativas y un análisis de frecuencias en las variables cualitativas de la población de estudio, así como un estudio de frecuencias por marcador tumoral, por nivel de adecuación y por género. Para establecer la existencia de diferencias en el uso de los marcadores tumorales y en la adecuación de los mismos desde la perspectiva de género se emplearon los test de Chi cuadrado, t de Student y U de Mann-Whitney, dependiendo de la normalidad de la distribución de los datos.
ResultadosEl número total de peticiones analizadas fue de 23.059, correspondientes a 14.728 pacientes, de los cuales el 60,2% eran de género masculino (14.262 peticiones analíticas). La edad de los pacientes muestra un rango amplio, abarcando desde unos meses hasta más de 100 años, aunque el 69,2% de las peticiones analíticas corresponde a pacientes mayores de 65 años. Respecto a la presencia de afección tumoral, se encontró que en el 39,9% de las peticiones se constataba que el paciente presentaba enfermedad oncológica.
La distribución de enfermedad tumoral por género, analizada de manera global, no muestra diferencias significativas. Dichas diferencias sí se encuentran cuando se suprimen las peticiones analíticas donde solo se solicitan marcadores tumorales ligados al género (PSA y HE4).
Se encontró una amplia variabilidad en cuanto al número de peticiones por paciente, llegando a solicitarse para un mismo enfermo hasta 33 peticiones analíticas durante el período de estudio. Sin embargo, en este análisis global, al 69,2% de los pacientes se les solicitó una única petición y al 19,4% de los pacientes 2 peticiones en los 2 años estudiados, siendo la media de 1,57, y la mediana, de 1. Diferenciando por género, los resultados del número de peticiones por paciente muestran una media de 1,50 en el caso de las mujeres y 1,62 en el caso de los hombres (tabla 1). Las diferencias encontradas fueron significativas (U de Mann-Whitney, p<0,000). Si se hace este mismo análisis tras eliminar los marcadores ligados a enfermedad relacionada con el género (PSA y HE4), los resultados que se obtuvieron fueron una media de 1,46 peticiones en el caso de las mujeres y de 1,55 para los hombres (tabla 1), siendo las diferencias encontradas también significativas (t de Student, p<0,000).
Número de peticiones por paciente de la población total y diferenciada por género
Población global | Población género masculino | Población género femenino | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Número de peticiones | Totalesn (%) | Excluidas PSA+HE4n (%) | Totalesn (%) | Excluidas PSA+HE4n (%) | Totalesn (%) | Excluidas PSA+HE4n (%) |
1 | 10.201 (69,2) | 8.519 (73,2) | 6.054 (68,2) | 4.099 (74,2) | 4.147 (70,8) | 4.354 (72,4) |
2 | 2.867 (19,4) | 1.954 (16,8) | 1.697 (19,1) | 932 (16,8) | 1.170 (19,9) | 1.003 (16,6) |
3 | 904 (6,1) | 598 (5,1) | 604 (6,8) | 272 (4,9) | 300 (5,1) | 323 (5,3) |
4 | 331 (2,2) | 222 (1,9) | 233 (2,6) | 87 (1,5) | 98 (1,6) | 130 (2,1) |
>4 | 425 (2,8) | 331 (2,8) | 286 (3,2) | 130 (2,3) | 139 (2,3) | 199 (3,3) |
Media | 1,57 | 1,51 | 1,62 | 1,47 | 1,50 | 1,55 |
Mediana | 1 | 1 | 1 | 1 | 1 | 1 |
Cuando se hizo el abordaje desde la perspectiva de la adecuación de las pruebas a las recomendaciones de los diferentes organismos se observó que, en la población global, el 66,2% de los pacientes a los que se les solicitó marcadores tumorales no presentaban enfermedad tumoral. El número de peticiones solicitadas para estos pacientes ascendía a 13.863, lo que suponía el 60,1% de las mismas. La media del número de peticiones por pacientes en este grupo era menor, 1,44 por paciente en el grupo sin enfermedad oncológica, frente a 1,80 en pacientes con afección tumoral (U de Mann-Whitney, p<0,000). Estas diferencias significativas se mantuvieron cuando se realizó el mismo análisis suprimiendo las peticiones con los marcadores PSA y HE4 (t de Student, p<0,000).
Si se diferencian por género, la distribución es similar, aunque las medias tanto en pacientes con enfermedad tumoral como sin ella son más elevadas en el género masculino (tabla 2). Las diferencias encontradas fueron significativas (U de Mann-Whitney, p<0,000) y la mediana era igual a 1 en todos los casos.
Número de peticiones en función de la presencia de enfermedad tumoral y diferenciadas por género
Peticiones totales | Excluidas peticiones con PSA+HE4 | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Género | Presencia de enfermedad tumoral | Peticiones | Porcentaje | Media | Peticiones | Porcentaje | Media |
Masculino | Sí | 3.049 | 34,4 | 1,87 | 2.635 | 43,0 | 1,75 |
No | 5.807 | 65,5 | 1,46 | 3.492 | 56,9 | 1,40 | |
Femenino | Sí | 1.998 | 34,1 | 1,70 | 1.920 | 34,9 | 1,65 |
No | 3.852 | 65,8 | 1,40 | 3.573 | 65,0 | 1,36 |
El siguiente nivel de análisis se realizó sobre el número de marcadores tumorales solicitados por cada petición analítica, resultando este muy variable. Teniendo en cuenta el global de las peticiones analíticas, el análisis mostró que el 50,0% de estas incluían un solo marcador, aunque la media era de 2,12. El 44,0% correspondían a alfa-fetoproteína y PSA.
Al realizar la diferenciación por género se ponía de manifiesto que este 50,0% de peticiones con un solo marcador se distribuía en un 60,9% para el género masculino frente a un 32,4% para el grupo de mujeres (tabla 3), siendo la media de marcadores tumorales por petición en el grupo de hombres de 2,13 frente a 2,85 en el grupo de género femenino (U de Mann-Whitney, p<0,000).
Distribución global de las pruebas por petición y diferenciadas por género
Peticiones totales | Peticiones género masculino | Peticiones género femenino | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Pruebas por petición | n | % | n | % | n | % |
1 | 11.549 | 50,0 | 8.699 | 60,9 | 2.850 | 32,4 |
2 | 2.913 | 12,6 | 1.134 | 7,9 | 1.779 | 20,2 |
3 | 2.468 | 10,7 | 1.458 | 10,2 | 1.009 | 11,4 |
4 | 1.954 | 8,4 | 1.028 | 7,2 | 926 | 10,5 |
5 | 2.411 | 10,4 | 926 | 6,4 | 1.485 | 16,8 |
6 | 1.613 | 7,0 | 871 | 6,1 | 742 | 8,4 |
7 | 151 | 0,6 | 146 | 1,0 | 5 | 0,0 |
Cuando se eliminan las peticiones analíticas que solo incluyen los marcadores tumorales relacionados con el género (PSA y HE4), el porcentaje de peticiones con un solo test por petición disminuía al 38,3% (tabla 4), incrementándose así las medias del número de marcadores tumorales por petición, siendo en el caso de las mujeres de 2,93 frente a 2,69 marcadores por petición en el grupo de hombres (U de Mann-Whitney, p<0,000). Las diferencias que se encontraron entre la media de marcadores tumorales solicitados tanto en el grupo de hombres como en el de mujeres resultó significativa. E, igualmente, dicha diferencia significativa se mantuvo al excluir las peticiones con los marcadores PSA y HE4.
Distribución global y diferenciada por género de las pruebas por petición, excluyendo las peticiones con marcadores para enfermedades ligadas al género
Peticiones totales | Peticiones género masculino | Peticiones género femenino | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Pruebas por petición | n | % | n | % | n | % |
1 | 6.742 | 38,3 | 3.926 | 41,4 | 2.816 | 34,7 |
2 | 2.247 | 12,7 | 1.133 | 11,9 | 1.114 | 13,7 |
3 | 2.465 | 14,0 | 1.459 | 15,3 | 1.006 | 12,4 |
4 | 1.951 | 11,1 | 1.025 | 10,8 | 926 | 11,4 |
5 | 2.410 | 13,7 | 925 | 9,7 | 1.485 | 18,3 |
6 | 1.609 | 9,1 | 867 | 9,1 | 742 | 9,1 |
7 | 151 | 0,8 | 146 | 1,5 | 5 | 0,0 |
Respecto a la solicitud por tipo de marcador, destacó la alfa-fetoproteína con 13.261 solicitudes, seguida por el antígeno carcinoembrionario (10.902) y el CA19.9 (10.235), distribución que se mantenía en las mujeres, no así en el género masculino, al estar presente el PSA (tabla 5).
Distribución de peticiones y porcentaje de resultados positivos de los diferentes marcadores en global y diferenciados por género
Peticiones totales | Peticiones género masculino | Peticiones género femenino | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
n | % positivo | n | % positivo | n | % positivo | |
AFP | 13.261 | 14,7 | 7.597 | 16,9 | 5.664 | 11,8 |
PSA | 6.867 | 20,9 | 6.866 | 20,9 | NP | NP |
CA125 | 6.371 | 36,8 | 1.975 | 39,8 | 4.396 | 35,5 |
CA15.3 | 5.292 | 19,2 | 2.018 | 16,9 | 3.274 | 20,6 |
CA19.9 | 10.235 | 22,0 | 5.414 | 23,6 | 4.821 | 20,2 |
CA50 | 1.583 | 20,8 | 809 | 21,7 | 774 | 19,9 |
CEA | 10.902 | 23,0 | 5.655 | 21,8 | 5.247 | 24,4 |
HE4 | 874 | 15,3 | NP | NP | 874 | 15,3 |
NP: no procede.
La enfermedad tumoral es uno de los procesos patológicos que mayor alarma provoca en la población y, por tanto, donde las campañas de prevención y control de la enfermedad tienen una importante cabida. No obstante, este grupo de dolencias parece que no están sujetas a la influencia del género en cuanto a la necesidad de recursos se refiere, aunque haya enfermedades oncológicas específicas ligadas al mismo. Sin embargo, podrían aparecer también diferentes determinantes que podrían influir en el uso de los recursos que se dedican a su diagnóstico y seguimiento, al igual que se han descrito en otras dolencias24–26. El objetivo del presente trabajo, además de la realización de un análisis global de los marcadores tumorales, era poner de manifiesto si había diferencias de género en el uso de estas pruebas diagnósticas inmunoquímicas para el estudio y diagnóstico de la enfermedad tumoral, y así ha sido.
A nivel global, en la primera aproximación realizada se comprobó que la distribución de enfermedad tumoral entre los pacientes estudiados globalmente desde la perspectiva de género mostró que no había diferencias entre hombres y mujeres respecto a la presencia de afección tumoral en las muestras estudiadas. Sin embargo, al eliminar de la ecuación un posible factor confusor, es decir, al excluir del análisis las peticiones correspondientes a los pacientes que solo fueron estudiados para marcadores específicos de enfermedad tumoral ligada al sexo, los comportamientos de ambas poblaciones se muestran distintos y se observa que sí existen diferencias estadísticamente significativas, entre géneros, como ocurre con la prevalencia de otras dolencias28,29. Este hallazgo posterior se podría explicar por el solapamiento que aparece de grupos de enfermedad en la población global, mientras que cuando se suprimen los casos donde aparecen los marcadores tumorales de afección ligada al género se constata que el porcentaje de hombres afectados de enfermedad tumoral estudiados es mayor que el de mujeres28. Sin embargo, esto no explica el mayor uso de recursos por paciente en este grupo, como es el número de peticiones por paciente en el mismo período estudiado, teniendo en cuenta que para que haya una petición analítica debe haber un acto médico previo. Este dato resultaba muy interesante, ya que podría informar sobre el contacto que los pacientes tienen con su médico para el diagnóstico o control de su enfermedad29. Al igual que en otros estudios, con el uso de recursos, se pudo constatar que el número de peticiones por paciente masculino era superior al de los femeninos, tanto si había enfermedad tumoral como si no la había28–30. Con el objeto de eliminar el sesgo que producirían las peticiones con marcadores específicos, tras realizar el mismo análisis excluida esta variable se pudo comprobar que este comportamiento era similar y que la diferencia se mantenía estadísticamente significativa.
Otro dato relevante fue el número de marcadores solicitados por petición, donde se muestra que aunque a las mujeres se les solicitaban menos peticiones analíticas, el número de marcadores por petición es mayor en este grupo frente al de los hombres. Estos resultados se mantienen cuando se suprimieron las peticiones con marcadores ligados al sexo, como PSA y HE4.
Profundizando un poco más, hay que destacar que la incidencia de cáncer es diferente y, como ya ha sido publicado por la Sociedad Española de Oncológica Médica31, hay tumores específicos de cada género. Así, la incidencia de casos por 100.000 habitantes de cáncer en hombres es de 309,9 frente a los 187 en el caso de las mujeres; esto es para todos los cánceres, excluyendo los de piel no melanoma. Cuando se entra en detalle en los grandes grupos se observa cómo la incidencia de cáncer colorrectal en hombres es de 39,7 frente a los 22,9 casos por 100.000 habitantes en el caso de las mujeres. Para el cáncer de pulmón se obtiene una incidencia en hombres de 53,3 casos frente a los 7,7 de las mujeres. Esto podría explicar el menor porcentaje de mujeres con enfermedad oncológica, como se ha puesto de manifiesto en este estudio. No obstante, cuando se han analizado los recursos en forma de peticiones analíticas de marcadores tumorales sexológicos, aunque el número de pruebas marcadas por petición es superior en el grupo femenino, se le prescriben menos peticiones analíticas, lo que podría asociarse a un menor número de consultas médicas, punto que difiere de los resultados de otros estudios29,32,33. Con independencia de los marcadores estudiados, dichas diferencias se mantienen para el análisis global y cuando se suprimen los marcadores específicos PSA y HE4.
Con este estudio, los autores no encuentran una razón que explique la diferencia en el número de peticiones respecto al género masculino, ya que, como se ha comentado y se demuestra en diferentes estudios, la frecuentación de la mujer al médico es mayor29,32,33. Al igual que otros estudios de diferencia de género, por ejemplo en el campo coronario25,34, el objeto de este estudio es analizar si existen diferencias significativas en la aplicación de recursos, en este caso pruebas diagnósticas, como así se ha puesto de manifiesto. En estos estudios se ha constatado que a igualdad de diagnóstico, las mujeres reciben menos recursos terapéuticos y de diagnóstico que los hombres. No obstante, quedan por dilucidar las causas de estas diferencias, lo que requiere un enfoque mucho más profundo y desde otra óptica. Igualmente queda pendiente la identificación de las causas por las que el número de pruebas prescritas por petición en el grupo de mujeres es mayor cuando se compara al de los pacientes masculinos, aunque sí se ha constatado un tratamiento diferencial con base en el género.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.