La administración de fluidos y electrolitos, es una parte del tratamiento del enfermo hospitalizado, que tradicionalmente se ha delegado en el personal médico en formación1. En este sentido, existen estudios que concluyen que dicho personal presenta un inadecuado conocimiento al respecto, que deriva en una prescripción subóptima de fluidos y electrolitos2. Presentamos los datos de una encuesta de conocimientos fluidoterápicos realizada entre los médicos en formación de un hospital universitario de tercer nivel, llevada a cabo con el objetivo de conocer la base teórica que poseen los médicos residentes de nuestro hospital con relación a la fluidoterapia a su disposición. El grueso del cuestionario estuvo encaminado a establecer el conocimiento de la formulación electrolítica normal de un sujeto sano y la composición en diferentes fluidos. La encuesta fue realizada y validada por especialistas en medicina intensiva.
La encuesta se hizo llegar a 203 residentes de un hospital de tercer nivel. Los residentes fueron clasificados en 3 grupos según su especialidad: residentes de especialidad médica (EM: cardiología, digestivo, endocrinología, hematología, medicina interna, oncología, neurología, neumología y reumatología), residentes de especialidad quirúrgica (EQ: cardio-vasvular, cirugía general, ginecología, maxilofacial, otorrinolaringología, neurocirugía, urología y traumatología) y un tercer grupo de residentes de anestesia-reanimación y medicina intensiva (EAI).
La forma de hacer llegar el formulario, fue vía correo electrónico corporativo y/o personalmente por colaboradores del estudio, con posterior recogida anónima de los datos. No se propuso un tiempo máximo para contestar al cuestionario. El periodo de estudio fueron los meses de enero y febrero de 2016. El resultado de los cuestionarios eran introducidos en un archivo Excel® para su posterior análisis.
Para clasificar el nivel de conocimiento en fluidoterapia se realizó una escala de conocimientos que constaba de 4 categorías: los médicos que obtuvieron entre 0-5 puntos se consideró que presentaban un conocimiento deficiente en fluidos, aquellos con una puntuación entre 6-10 se clasificaron como regular conocimiento, entre 11-15 buen conocimiento y >16 conocimiento excelente.
El análisis descriptivo se llevó a cabo calculando la frecuencia absoluta y porcentajes. El análisis comparativo se efectuó mediante la prueba de Chi-cuadrado.
Se obtuvieron 138 encuestas adecuadamente cumplimentadas. La tasa de cumplimentación de la encuesta fue del 68%. Del total de encuestas recogidas, el 26% pertenecía a residentes de primer año, el 35% de segundo, el 21% de tercero, el 11% de cuarto y el 7% de quinto año.
Del total de la muestra, 7 encuestados (5,0%) presentaban un nivel deficiente de conocimientos, 58 (42,0%) un nivel regular, 56 (40,5%) un nivel bueno y 18 (13,0%) un excelente nivel. Los residentes en su último año de formación (cuarto y quinto año), en ningún caso presentaban un nivel deficiente de formación. Los residentes de las especialidades de anestesia-reanimación y medicina intensiva presentaban el mayor porcentaje de excelente nivel de conocimiento (63,1%) (p=0,001) (tabla 1). Por otro lado, únicamente en 46 encuestas (33,3%) se clasificaba el suero salino al 0,9% como cristaloide no balanceado. Sin embargo 65 residentes (47,1%) reconocían la formulación del mismo. Por último, 126 encuestados (91,3%) no identificaron correctamente los estudios clínicos relacionados con la fluidoterapia.
Nivel de conocimiento según especialidad cursada
Especialidad medica n=98 (%) | Especialidad quirúrgica n=21 (%) | Anestesia-UCI n=19 (%) | |
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Nivel deficiente | 4 (4,0) | 2 (9,5) | 0 (0) |
Nivel regular | 47 (47,9) | 9 (42,8) | 2 (10,5) |
Nivel bueno | 41 (41,8) | 10 (47,6) | 5 (26,3) |
Nivel excelente | 6 (6,1) | 0 (0) | 12 (63,1) |
A la vista de nuestros resultados, se establece que son los residentes de las especialidades de anestesia-reanimación y cuidados intensivos los médicos en formación que mejores conocimientos de fluidoterapia poseen en un hospital de tercer nivel. Al mismo tiempo que establece que dichos conocimientos, a nivel general, mejoran a medida que avanza el periodo formativo de los residentes.
En este sentido, parece razonable pensar, que la utilización de fluidos en la resucitación de los enfermos más graves que se lleva a cabo en las unidades de cuidados intensivos y en las áreas de quirófano y reanimación por estos profesionales, se refleje en un mejor conocimiento de dicha herramienta. Esta reanimación con fluidos es considerada por estos profesionales un proceso dinámico en el tiempo, que persigue diferentes objetivos dependiendo del momento y el escenario en los que se encuentre el enfermo. La correcta elección de los fluidos a emplear condicionará a estos profesionales, mejorará la calidad en la asistencia de sus enfermos y disminuirá las comorbilidades que vayan a desarrollar sus pacientes3–5.
Los peores resultados obtenidos por los médicos en formación de áreas quirúrgicas está en consonancia con los datos existentes en la literatura médica. En este sentido, Lobo et al. catalogaron, en 2002, como insatisfactorios los conocimientos que los fellows de la Asociación de Cirujanos Británica e Irlandesa obtenían en cuestionarios de fluidoterapia6.
Es básico diferenciar correctamente los cristaloides en equilibrados o balanceados, y en no equilibrados o no balanceados. La importancia radica en que se ha comprobado que el empleo de tratamientos cloro-liberales de cloro se asocia al desarrollo de hipercloremia, acidosis metabólica y lesión/fallo renal en la reanimación de enfermos críticos y en el período perioperatorio3,7,8. Sin embargo, mejor es el porcentaje de respuestas correctas en el grueso de preguntas basadas en la diferencia de cristaloides y coloides.
Finalmente, consideramos que existe un evidente margen de mejora en este campo. A raíz de los resultados obtenidos, se abrirá un periodo de comunicación con tutores y residentes, con el fin de poder establecer sesiones clínicas entre servicios para mejorar en los conocimientos más elementales de la fluidoterapia, puesto que se ha constatado una mejora en los conocimientos de fluidoterapia que los médicos en formación obtenían después de la realización de sesiones de trabajo de lectura en este campo. Del mismo modo, las sesiones clínicas han sido un reconocido método de aprendizaje en este campo9.
FinanciaciónLos autores declaran no haber recibido financiación para la realización de este trabajo.