Las unidades de insuficiencia cardiaca son una estrategia de atención de buena calidad y con altos estándares de costo-efectividad, con impacto en la calidad de vida, aumento de la supervivencia y disminución de las rehospitalizaciones y de los costos en una patología con impacto en la salud pública.
ObjetivoFormular estrategias que ayuden a definir la población que se beneficia del seguimiento en las Clínicas de falla cardiaca.
MetodologíaRevisión narrativa de la literatura disponible.
ConclusiónLa población de pacientes con falla cardiaca que son de alto riesgo definidos por criterios como clase funcional II a IV persistente, 2 o más hospitalizaciones por falla cardiaca descompensada en los últimos doce meses, falla cardiaca de novo o criterios sugestivos de progresión de la enfermedad son quienes más se benefician del seguimiento en programas multidisciplinarios.
Cardiac failure units are a good quality care strategy, have high cost-effectiveness standards and impact quality of life, increase survival and reduce rehospitalisation and the costs of a disorder which affects public health.
ObjetiveTo formulate strategies towards defining the population who will benefit from follow-up in heart failure clinics.
MethodologyNarrative review of the available literature.
ConclusionThe population of high risk heart failure patients defined by criteria such as functional class II to persistent IV, 2 or more admissions to hospital due to decompensated heart failure in the past 12 months, de novo heart failure or criteria suggestive of progression of the disease are those who benefit most from follow-up in multidisciplinary programmes.
Los candidatos deben tener un diagnóstico claro de insuficiencia cardiaca, con criterios clínicos y de exámenes bien establecidos.
Definición de falla cardiacaLa falla cardíaca es un síndrome complejo, caracterizado por anomalías de la función ventricular y de la regulación neurohormonal, síntomas de intolerancia al ejercicio y retención de líquidos, además de signos de hipertensión venosa pulmonar y/o sistémica o de bajo gasto cardiaco, atribuibles a la disfunción mecánica de uno o ambos ventrículos1,2.
En este aspecto es importante el proceso de educación médica continuada del personal que labora en el hospital en lo pertinente a la adherencia a guías de detección y diagnóstico de la insuficiencia cardiaca y a la interpretación correcta de ecocardiografías, electrocardiografías, radiografías de tórax, péptidos natriuréticos y demás exámenes que permitan definir severidad, comorbilidad y compromiso multisistémico3,4. Se debe procurar reducir la variabilidad en la calidad del diagnóstico en los diferentes niveles de complejidad del personal de atención como meta fundamental desde el inicio del programa y su desempeño se debe someter a evaluación constante5,6.
La detección de la población con insuficiencia cardiaca y criterios de alto riesgo se debe realizar mediante la búsqueda activa e integrada de los casos en las diferentes dependencias del hospital, como el servicio de urgencias, hospitalización general y cuidados intensivos. Para lograr este objetivo se debe contar con el apoyo del personal médico y de enfermería que trabaja allí y es de gran utilidad la divulgación de los criterios de ingreso al programa mediante el uso de material escrito o alertas en la historia clínica electrónica de la institución7. Una vez detectados los candidatos es importante resaltar que la evaluación integral del paciente anticipa a problemas en el seguimiento; por esta razón conviene evaluar la severidad de la enfermedad cardiovascular y los factores psicosociales que pueden influir en el deterioro de la condición de salud del paciente y generar nuevos ingresos al hospital8,9.
Una vez confirmado el diagnóstico de falla cardiaca, el siguiente paso es definir si el paciente tiene criterios de estabilidad y determinar sus necesidades para definir si puede continuar el seguimiento en atención primaria o si se trata de un paciente de alto riesgo que debe ingresar a la unidad de falla cardiaca10–12. Los criterios para seleccionar los candidatos a ingresar a las clínicas de falla cardiaca son:
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Clase funcional II a IV persistente.
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Una o más hospitalizaciones por falla cardiaca descompensada en los últimos doce meses.
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Criterios sugestivos de progresión de la enfermedad13
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Biológicos: deterioro de la función renal persistente, anemia, elevación de péptidos natriuréticos.
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Funcionales: deterioro de la clase funcional según la clasificación de la NYHA.
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Portadores de dispositivos de alto voltaje y resincronización cardiaca o candidatos a los mismos.
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Nutricionales: caquexia cardiaca, pérdida ponderal mayor a 10% en seis meses y albúmina menor de 2,5mg/dl.
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Falla cardiaca de novo
A su vez, los criterios para que el seguimiento se realice en una unidad de atención primaria con apoyo periódico de la clínica de falla cardiaca son:
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Pacientes con riesgo social: persona con dependencia, que vive sola o con familia con capacidad limitada de apoyo por edad o enfermedad.
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No aceptación del paciente y/o familia o cuidador.
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Paciente sin ingresos recientes por insuficiencia cardiaca o estable en clase funcional I-II.
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Comorbilidad significativa (otras enfermedades concomitantes que hayan condicionado un ingreso hospitalario en los últimos doce meses diferentes a falla cardiaca descompensada).
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Alteración cognitiva moderada a severa.
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Barreras que dificulten acceder al programa, por ejemplo uso de ambulancia para su traslado.
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Paciente en quien ya se ha demostrado falta de adherencia dentro del programa de insuficiencia cardiaca.
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.