La partida del Doctor Hernando del Portillo Carrasco deja un gran vacío en la Cardiología colombiana por su ausencia y por el recuerdo de una generación que fue artífice de la cardiología moderna en el país. Deja el recuerdo imborrable de un pionero, de un profesional íntegro y de un gran amigo. El Doctor del Portillo fue un soporte constante a la Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular. Aportó ideas y planes, y estuvo presente dando su apoyo a las diferentes Juntas Directivas de la Sociedad. Fue su presidente en el periodo de 1981 a 1983.
Desde el inicio de la Revista Colombiana de Cardiología, en noviembre de 1985, el Doctor del Portillo prestó una valiosa e importante colaboración como Editor Asociado, en compañía del Doctor Héctor González Recamán. Ellos me acompañaron en esta aventura editorial.
El Doctor del Portillo egresó de la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana en 1956 y realizó su internado en el Hospital Santa Clara en 1955, en donde estuvo encargado del Laboratorio de Fisiología Pulmonar. Se vinculó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional a la Sección de Investigación del Departamento de Fisiología en 1957 y obtuvo el título de especialista en Cardiología en la Universidad de Torino, Italia, en 1961, en donde fue becado y trabajó como asistente en el Departamento de Hemodinamia. A su regreso al país se vinculó a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, donde fue profesor en el Departamento de Medicina Interna y Cardiología en el Hospital San Juan de Dios, y en dos ocasiones fue jefe de este Departamento, y mantuvo este vínculo hasta diciembre de 1991. En este hospital también fue jefe del Laboratorio Cardiopulmonar. En 1964 se encargó del Laboratorio de Hemodinamia en el Hospital de la Samaritana. Fue presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología de 1981 a 1983 y profesor asociado de la Escuela Colombiana de Medicina en 1993.
Autor y colaborador de múltiples artículos y trabajos científicos publicados en el ámbito nacional e internacional en temas relacionados con la fisiopatología cardiovascular y pulmonar. Así mismo, tuvo gran interés y realizó valiosos aportes en estudios inherentes a la fisiología pulmonar en las alturas y, en especial, en la hipertensión arterial pulmonar. Su interés en la fisiología pulmonar se vislumbró en su tesis de grado de medicina cuando obtuvo Mención de Honor por su investigación “Oxigenometría sanguínea y sus aplicaciones”. También tuvo gran afición científica en el estudio sobre la hipertensión arterial y fue partícipe en el grupo de profesionales que colaboramos con el Doctor Gustavo Barrios, sobre el estudio del endotelio.
El legado del Doctor del Portillo se demuestra en el ejemplo que irradió en su familia, con tres hijos médicos, una médica internista especializada en nutrición, otra oftalmóloga pediatra y Juan Hernando, quien continuó los pasos de su padre al especializarse en cardiología intervencionista, y a quien tuve el gusto de conocer en lo personal y lo profesional durante su entrenamiento en la Fundación Santa Fe de Bogotá, siendo un residente sobresaliente, digno hijo de su padre. Esta vocación hacia las ciencias médicas y biológicas influyó también en sus otros tres hijos, una psicóloga, una microbióloga molecular y un biólogo especialista en biología molecular, quien ejerce en Barcelona, España.
El Doctor del Portillo partió con el corazón pleno de orgullo y satisfacción por su familia. Tuve la oportunidad y el privilegio de conocer a su señora esposa Clara Navarrete de del Portillo, ilustre abogada, quien prestó generosamente ayuda jurídica invaluable a la Sociedad durante el periodo de mi Presidencia.
Solo me resta decir que su ausencia me genera un profundo dolor. Su expresión amigable, llena de amabilidad y afecto, nos hará falta. Deja como herencia un legado de gran ejemplo a seguir, no solo a sus descendientes, sino a las nuevas generaciones de cardiólogos jóvenes del país. Un legado de profesionalismo y rectitud en su accionar, en su inquietud científica, y el ejemplo académico de la trasmisión del conocimiento en la enseñanza y formación profesional.
Finalmente, quiero trasmitir, a su señora, a sus hijos y nietos, este mensaje en nombre de los miembros de la Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular y de la medicina colombiana, de profundo sentimiento de pesar por la partida del Doctor Hernando del Portillo. Nos dejó un gran y bello recuerdo, y nos sentimos orgullosos de heredar el legado que el Doctor del Portillo deja a la cardiología colombiana.