Hoy en día existen diversas bases de datos desarrolladas para realizar un seguimiento de los resultados científicos y académicos a través de las publicaciones, tales como Scopus, SCImago Journal & Country Rank, Web of Science (WoS), Google Académico (Google Scholar), Scientific Electronic Library Online (SciELO) [que ahora se incluye en WoS] y Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc) [para las Ciencias sociales], a través de las cuales puede medirse el rendimiento académico y el rango de la producción de investigadores o instituciones de manera cuantitativa y cualitativa.
Lo cierto es que, a la par, desde el surgimiento de estos parámetros que miden la producción en materia de documentación científica, han emanado diversas controversias que cuestionan si las mediciones cuantitativas pueden reflejar una calidad de carácter cualitativo.
Estas discusiones apuntalan críticas fuertes en relación con las mediciones tradicionales tales como el factor de impacto de revistas (FI), el índice H que desde un inicio fue diseñado para conocer al mejor investigador en su ramo, el índice de inmediatez que permite conocer la rapidez con la que se cita una publicación, así como otras mediciones de índole más sofisticada como lo son el SNIP que permite medir el impacto de una cita según las características de la materia en la que se investiga, los Cuartiles que posicionan a las revistas frente a las de su especialidad y el índice G que cuantifica la productividad bibliométrica del autor; todas persiguen un mismo objetivo: conocer a aquellos investigadores, instituciones y colaboraciones internacionales destacadas que surgen en torno a una temática.
Pero no solo basta con el conteo de citas que recibe una publicación, sino que conviene revisar en detalle si estas son positivas o negativas, conocer quien colabora en estas publicaciones, quien cita y si está teniendo una verdadera trascendencia o aportación a la investigación. En esta ocasión, también es preciso poner atención a una imprecisión que se genera a través de estos sistemas, como lo es la falta de normalización entre los distintos parámetros de búsqueda de dichas bases de datos que generan errores de identificación y omisiones en autores, instituciones y países, hecho que evita una medición precisa de la producción en las diferentes áreas de investigación.
En un estudio realizado en función de una muestra de investigadores mexicanos, se pudo demostrar que la falta de normalización impactaba en un 10,18% el recurso humano, y que si se sumaban dichas contribuciones, restaban un 4,4% en cantidad de documentos y un 22,5% en cuanto a citación en el total del grupo. Es por ello que el perfil científico digital debe ser creado para que el propio autor pueda ser identificado entre un universo de investigadores y, en consecuencia, la medición de su producción científica pueda ser cuantificada y cualificada, eliminando ambigüedades.
La composición del perfil científico se basa en los siguientes aspectos: nombre completo, es decir, nombre (s), apellido (s), nombre de pila o posibles nombres, afiliación institucional, afiliación de país, correo electrónico, áreas de investigación y reconocimiento de lo ya publicado dependiendo de las bases de datos en donde se realicen los registros, tales como: OrcID, que sistematiza lo relacionado con Scopus, cuyo registro es gratuito; ResearcherID, que sistematiza lo relacionado con Web of Science, cuyo registro requiere pago de la suscripción y ResearchGate o Google Académico, de registro gratuito (Trillo, 2014).
En términos generales sobre documentación científica, el caso de Colombia en materia de cardiología y enfermedades cardiovasculares desde el portal de SCImago Journal & Contry Rank, en un periodo de 1996-2013, coloca en el caso de América Latina en la posición número cuatro a la contribución colombiana en cuanto a generación de documentos y en el segundo lugar con un promedio de 24,44 citas por documento.
Si los investigadores que publican en revistas indexadas en estas bases de datos reconocen a las afiliaciones institucionales y de país, en consecuencia la identificación y recuperación de los mismos será mayor y las posibilidades de desarrollar una mejor comunicación científica sin duda irán en aumento, fuera de que se obtendrá un mayor reconocimiento dentro de su propia comunidad, así como flexibilidad y facilidad para recibir fondos para sus investigaciones al poder mostrar el impacto de las mismas.
La solución para que el impacto no se vea limitado al momento de hacer caracterizaciones, pero sobre todo que permitan visibilizar el trabajo que se realizó por parte de los autores en el ámbito nacional e institucional, requiere la creación de una fuerte campaña que permita conocer los recursos existentes para la apertura de registros que se focalizan desde el inicio de la creación de una publicación, registren correctamente los nombres y que los autores/investigadores que son los responsables directos reconozcan la afiliación institucional y de país correspondientes, referenciando las fuentes de financiamiento en la parte de agradecimientos.
En el caso de España, en 2007 la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (FECYT) creó un “Manual de ayuda a los investigadores españoles para la normalización del nombre de autores e instituciones en las publicaciones científicas”, en el que se sugiere tomar tres acciones dirigidas a los investigadores, las instituciones donde laboran y las revistas; este documento puede ser utilizado como modelo en cualquier área del conocimiento.
Es indispensable considerar como parte de la política editorial científica, en este caso de Colombia, la existencia y la identificación de cada investigador, así como su pertenencia institucional, sobre todo si se trata de alguna instancia de carácter público; los sistemas como Researcher ID (http://www.researcherid.com), ORCID (http://www.orcid.org), o incluso ResearchGate (http://www.researchgate.net), brindan elementos suficientes para precisar si existe una producción en la materia y la trascendencia de la misma, además de que en el ámbito individual este fortalecimiento contribuye a gestionar apoyos para financiar investigaciones y estrechar lazos de comunicación científica con colegas del área de especialidad. En el plano nacional, ayudará al país a posicionarse en una mejor categoría productiva y de citas, y en el campo institucional, a encontrar mayor competitividad y fortalecerse frente a los otros de su misma categoría; incluso se puedan establecer mejoras en la comunicación científica en los más altos estándares, de manera que se beneficie directamente a los investigadores.
Conocer el origen de los documentos científicos admite reconocer la importancia y trascendencia de la contribución de los mismos en el futuro. En la actualidad no sólo basta firmar los documentos publicados, sino también reconocer aquellas instituciones y países que se ven representados con los aportes de sus académicos e investigadores.