En primer lugar, agradecer el interés que han mostrado, en los resultados de nuestro estudio1, los autores de la carta «Un comentario sobre proteína C reactiva y escala SOFA: una simple escala como factor predictivo temprano de la necesidad de cuidados críticos en los pacientes con neumonía causada por COVID-19 en España».
Nos es muy agradable comprobar que otros estudios posteriores2–4 han encontrado que las variables estudiadas en nuestro modelo multivariante, en el que incluimos exclusivamente pacientes desde marzo de 2020 hasta junio 2020, son adecuadas para pronosticar la necesidad de ingreso en unidades de cuidados críticos en el momento de la primera atención hospitalaria, objetivo de nuestro estudio.
No obstante, los autores de la carta refieren que los valores señalados para discriminar la necesidad de cuidados críticos en el trabajo de Smilowitz et al.2, con respecto a niveles de proteina C reactiva (PCR) son distintos a los mostrados en nuestro análisis. Entre las diferentes razones que podrían justificar las diferencias se encuentran un diseño y objetivo diferentes. Una posible limitación del citado estudio2 es que no se identifica previamente a la elección de la muestra cuál es la diferencia en el valor de la PCR que esperan encontrar entre el grupo que precisa cuidados críticos y el que no, para el cálculo del tamaño de muestra. Por lo tanto, se desconoce si el tamaño de la muestra es el adecuado para este objetivo. Por otro lado, Smilowitz et al. no utilizan medidas para buscar el mejor punto de corte (¿por qué 10 mg/dL y no 9,1 mg/dL, como en nuestro estudio, es el punto que marca la diferencia?), los modelos multivariantes seleccionan variables distintas a las que resultan de nuestros análisis con una población diferente. Además, en este estudio no se describen las variables clínicas que pueden modificar los niveles de PCR como marcador del grado de inflamación (tiempos de evolución, tratamientos previos) ni la distribución en los dos grupos, lo que hace poco comparables estos resultados con los nuestros. A pesar de todo, se observa que los valores de PCR son mayores en los sujetos que necesitarían cuidados críticos, de forma similar a lo que evidenciamos en el nuestro.
Las mismas limitaciones pueden observarse para valorar los datos con respecto al dímero D, que además, sin ser la variable objetivo principal del estudio2, es analizada en subgrupos. Esta metodología limita la posible validez de los resultados. Además, en este estudio en concreto2 se desconoce si los pacientes a su llegada al hospital en el grupo de críticos tienen un valor superior de dímeros D que los que no van a estas unidades, ni si esta presunta diferencia se debe o no al azar, tal y como ocurre en nuestra muestra1.
Con respecto a la valoración de la escala SOFA como predictor de ingreso en unidades de cuidados críticos, el trabajo que mencionan los autores3 no apunta este dato en concreto, aunque sí que señala que dicha escala con un valor de 2 o superior (similar al encontrado en nuestro estudio1) es útil para predecir la insuficiencia respiratoria, sin diferencias con respeto a la escala NEWS. Estos datos apuntan a que nuestro modelo también puede resultar útil es esos pacientes.
El otro estudio de revisión y metaanálisis mencionado4 no incluye análisis de variables o escalas clínicas, con lo que las posibles diferencias con nuestros resultados podrían ser explicadas, al menos parcialmente, por este hecho.
No obstante, a pesar de todas estas limitaciones, observamos que la bibliografía referenciada apunta a que las variables de la escala pronóstica de ingreso en unidades de críticos para pacientes que acuden a urgencias hospitalarias con neumonía descritas en nuestro estudio son adecuadas.
FinanciaciónLos autores declaran no haber recibido financiación económica de ningún tipo para la realización de este trabajo.