El diagnóstico definitivo es anatomopatológico y es informado como carcinoma mucoepidermoide de bajo grado de malignidad, con márgenes libres de infiltración tumoral.
En el examen macroscópico (fig. 1) se observa una tumoración de 3 × 2,3 × 1,5cm bien circunscrita, de coloración blanquecina y consistencia firme, sólida al corte y con pequeñas formaciones quísticas de contenido mucoide.
En el examen microscópico (fig. 2), la tumoración está constituida por una proliferación de células con citoplasma eosinófilo y núcleos centrales de escaso pleomorfismo, dispuestos en láminas y cordones en los que se encuentran formaciones quísticas, algunas de ellas revestidas por un epitelio columnar de citoplasma vacuolado secretor.
Se presentó al comité de tumores de cabeza y cuello decidiéndose realizar vigilancia del caso, no aplicando por lo tanto tratamiento adyuvante.
DiscusiónLos tumores de la glándula sublingual son muy poco frecuentes pero en su gran mayoría malignos, por lo que hay que tenerlos en cuenta en el diagnóstico diferencial ante una masa localizada en el suelo de boca.
El carcinoma mucoepidermoide es, junto con el carcinoma adenoide quístico, la neoplasia maligna más frecuente de las glándulas salivales mayores y menores1–3. Es mucho menos frecuente el hallazgo de otros tipos histológicos como el carcinoma de células acinares, el carcinoma de células escamosas4, el carcinoma de células claras, el carcinosarcoma, el adenocarcinoma de células basales o los tumores mixtos malignos5,6.
Los tumores de la glándula sublingual representan del 0,5-1% de todos los tumores salivares epiteliales y aproximadamente un 1,5% de todos los tumores de las glándulas salivales mayores7. Generalmente cuanto más pequeña sea la glándula salival afectada, más alta será la posibilidad de que la neoplasia sea maligna. Así encontramos que un 15-32% de los tumores parotídeos, un 41-45% de los de la glándula submandibular, y un 70-90% de los de la sublingual son malignos6.
En su estadio primario se presentan como una tumoración generalmente asintomática en el suelo de boca7, indistinguible clínicamente de las tumoraciones benignas, requiriendo para ello el estudio anatomopatológico. Suelen ser diagnosticados conforme avanza la enfermedad y se manifiestan clínicamente, con frecuencia en forma de dolor regional o entumecimiento lingual6.
Es importante la correlación de los hallazgos clínicos, quirúrgicos, radiográficos, y microscópicos para establecer el correcto diagnóstico5.
Los hallazgos clínicos del carcinoma mucoepidermoide que se correlacionan con un pronóstico desfavorable son la edad del paciente, el tamaño tumoral, y la presencia de síntomas como el dolor o las parestesias1.
Diferentes factores histológicos como el patrón de invasión celular, el índice mitótico, la anaplasia, la invasión perineural, la necrosis intralesional, o el grado de componente quístico de forma indirectamente proporcional, se han descrito importantes para determinar el grado de la enfermedad tumoral1.
El tratamiento de elección es la resección quirúrgica amplia con márgenes de seguridad, con variación de la técnica quirúrgica de acuerdo a la extensión de la enfermedad primaria. En caso de enfermedad localmente avanzada se debe incluir la glándula sublingual implicada y la glándula submandibular ipsilateral, ya que el sistema ductal frecuentemente está infiltrado6.
La resección quirúrgica con márgenes de seguridad, además del vaciamiento ganglionar cervical y la radioterapia postoperatoria en el caso de adenopatías clínicas o radiológicamente positivas, se considera el tratamiento de elección para conseguir el control local y regional de la enfermedad avanzada8.
Aunque el riesgo de metástasis linfáticas es bajo, en algunos casos se considera adecuado la realización preventiva del vaciamiento ganglionar cervical incluyendo los niveles I-II, y con posterior extensión al nivel V ante el hallazgo de infiltración tumoral8.
La radioterapia postoperatoria es apropiada en casos de tumores de alto grado, con márgenes positivos o con infiltración linfática regional6. La recidiva local es relativamente poco frecuente pero en todo caso siempre se llevará a cabo un seguimiento del caso.
Las metástasis a distancia parecen estar relacionadas con el tipo histológico del tumor, siendo más frecuentemente asociadas con casos de carcinoma adenoide quístico5.
En el caso de presentarse un carcinoma de bajo grado de malignidad, como el presentado en nuestro artículo, podemos optar por el seguimiento periódico y siempre exhaustivo del paciente.