Es curioso observar que aunque las lesiones de los ligamentos del tobillo es una de las mayores causas de lesión deportiva, son poco frecuentes los trabajos publicados sobre ellos en comparación con los ligamentos de otras articulaciones como, por ejemplo, los ligamentos cruzados de la articulación de la rodilla. Este tipo de lesión afecta más comúnmente a determinadas actividades deportivas como el baloncesto (45%), balonmano (25%) y fútbol (31%)1.
Los ligamentos de la articulación del tobillo, junto con cápsula articular y los retináculos, son importantes estabilizadores estáticos que se hallan agrupados en dos grandes complejos ligamentosos, especialmente en las zonas lateral y medial de la articulación, y que se agrupan bajo el nombre de ligamento colateral lateral (LCL) y ligamento colateral medial (LCM) o ligamento deltoideo. Habitualmente, la lesión de estos ligamentos afecta al LCL y especialmente a uno de sus componentes, el ligamento talofibular anterior, tras una entorsis en inversión del pie. La lesión del LCM es mucho menos frecuente, representando aproximadamente el 15% de las lesiones ligamentosas2. La lesión del LCM aislada es poco frecuente, siendo más común asociada a otras lesiones ligamentosas o con fracturas.
Las lesiones de la sindésmosis ocurren entre un 1%-18%3 de los pacientes que presentan una entrosis de tobillo, siendo éstas más frecuentes en deportes de colisión y puede afectar a uno o a varios de los ligamentos que la mantienen. Después de la entorsis de tobillo, entre un 10% y un 50% de los pacientes presenta algún tipo de dolor crónico. La causa primaria de dolor crónico después de una entrosis de tobillo es el atrapamiento/pellizcamiento de tejidos blandos (soft-tissue impingement)1. El conocimiento de la anatomía y biomecánica de estos complejos ligamentosos es esencial para el diagnóstico y adecuado tratamiento de sus lesiones. Para su estudio distinguiremos: ligamentos que unen ambas epífisis distales de tibia y peroné, es decir, los ligamentos de la sindésmosis tibiofibular, y los ligamentos que unen los huesos de la pierna, tibia y peroné con los huesos del esqueleto del pie (LCL y LCM).
LIGAMENTOS QUE UNEN AMBAS EPIFISIS DISTALES DE TIBIA Y PERONÉ
Las epífisis distales de tibia y peroné se hallan firmemente unidas por ligamentos constituyendo un sistema articular móvil que abraza el astrágalo, formándose así la articulación talocrural. Las superficies articulares que presentan tanto la tibia como el peroné muestran una morfología triangular de base proximal. La superficie proporcionada por el peroné, denominada escotadura tibial, es rugosa en su región proximal pues proporciona inserción a uno de los ligamentos de la sindésmosis, el ligamento tibiofibular interóseo, que no es más que la continuación de la membrana interósea a este nivel. Distal a la inserción de este ligamento, la superficie restante se corresponde, en su zona anterior, con un receso sinovial tibiofibular de la articulación del tobillo y en su zona posterior presta inserción a un pequeño paquete de tejido adiposo denominado por los anglosajones «fatty synovial fringe» o franja sinovial grasa (fig. 1). Por parte de la tibia la superficie que proporciona a través su cara lateral presenta las mismas características.
Figura 1. Corte frontal a nivel de la articulación del tobillo derecha (A). 1. Peróne. 2. Tibia. 3. Astrágalo. 4. Receso sinovial tibiofibular. 5. Franja sinovial. 6. Ligamento tibiofibular interóseo. (B) Imagen artroscópica de la franja sinovial situada en la zona posterior de la interlínea articular tibiofibular, observada a través del portal anterolateral.
Este paquete de tejido graso o franja sinovial desciende o asciende durante los movimientos del tobillo. En flexión, éste se retrae para ascender y ubicarse entre tibia y peroné, mientras que en extensión, desciende hacia la articulación del tobillo4. Esta estructura ha sido implicada como una de las causas de dolor crónico tras entorsis de tobillo, englobada bajo el nombre de atrapamiento/pellizcamiento anterolateral de tejidos blandos (anterolateral soft-tissue impingement)5.
De lo anteriormente mencionado podemos deducir que carece de cartílago articular, siendo la articulación tibiofibular distal una articulación tipo sindésmosis, proporcionando la adaptación del conjunto de tibia-peroné a la distinta amplitud de la superficie articular superior del astrágalo, mediante movimientos de ligera ascensión y rotación medial del peroné durante la flexión extrema (máxima amplitud) y mediante movimientos inversos durante la extensión (mínima amplitud)6.
Existen tres ligamentos que unen ambas epífisis distales: el ligamento tibiofibular anterior o anteroinferior, el ligamento tibiofibular posterior o posteroinferior y el ligamento tibiofibular interóseo. El segmento inferior de la membrana interósea participa también en la estabilización de la sindésmosis tibiofibular.
Las descripciones de estos ligamentos es habitualmente breve en la mayoría de libros de anatomía. En los trabajos clínicos no existe tampoco una detallada descripción anatómica y los autores en su mayoría repiten datos de otros trabajos o de los libros de anatomía. A esto se añaden los problemas relacionados con la terminología utilizada en relación con los ligamentos antes mencionados. Así, el libro oficial de terminología anatómica7,8 omite, al igual que muchos de los libros de anatomía a nuestro alcance, el ligamento tibiofibular interóseo. Similar problema se observa en relación con la terminología de los otros dos ligamentos sindesmóticos, como el uso del término de ligamento tibiofibular anteroinferior o posteroinferior con el objeto de distinguir éstos de los ligamentos que mantienen ambas epífisis proximales de tibia y peroné9 o como en el caso del ligamento tibiofibular posterior que ha recibido múltiples denominaciones tal como veremos en el apartado en que realizamos su descripción.
Ligamento tibiofibular anterior o anteroinferior
Es el más débil de todos los ligamentos sindesmóticos, siendo el primero en ceder durante la rotación externa del peroné alrededor de su eje longitudinal10. Se origina en el borde anterior del maléolo peroneal para dirigir sus fibras en sentido proximal y medial e insertarse en el tubérculo anterior de la tibia, incrementando la longitud de sus fibras en sentido distal. A la inspección, el ligamento se halla dividido en varios fascículos adquiriendo una morfología multifascicular. Este aspecto multifascicular es probablemente debido a su relación con la arteria peronea perforante procedente de la arteria peronea, que discurre en sentido distal superficial a él, proporcionando pequeños vasos que penetran a través de los espacios interfasciculares (figs. 2 y 3).
Figura 2. Disección de la región lateral del tobillo. Retractor rechazando la musculatura anterior de la pierna. 1. Maléolo peroneo (vértice). 2. Ligamento tibiofibular anterior. 3. Ligamento talofibular anterior. 4. Arteria y venas peroneas perforantes. 5. Cápsula articular recubriendo el ángulo superolateral del astrágalo.
Figura 3. Visión lateral de una disección osteoarticular de un tobillo derecho. 1. Peroné. 2. Ligamento tibiofibular anterior. Obsérvese su aspecto multifascicular. 3. Fascículo distal del ligamento tibiofibular anterior. Obsérvese su contacto con el ángulo superolateral del astrágalo. 4. Ligamento talofibular anterior formado por dos bandas, disposición más habitual. 5. Membrana interósea. 6. Ojal de paso para las arterias y venas peroneas perforantes.
Las fibras más distales del ligamento, en su origen, se confunden con las del ligamento talofibular anterior11-13.
Si observamos con detalle este ligamento podemos observar que su fascículo más distal parece ser independiente del resto del ligamento, ya que éste se halla separado por un septo de tejido fibroadiposo, e incluso en ocasiones puede observarse un poco más profundo a él. Durante la flexión del tobillo este fascículo distal, durante su trayecto oblicuo hacia su inserción en la tibia, cubre el ángulo que forman tibia y peroné, con lo que contacta con el borde dorsolateral del astrágalo, zona del mismo que ocupa el citado ángulo (fig. 3). Este aspecto es importante para entender las bases anatómicas de atrapamiento/pellizcamiento anterolateral de tejidos blandos (anterolateral soft-tissue impingement)13, pues el roce del borde distal del fascículo distal del ligamento tibiofibular anterior contra el astrágalo será la causa del dolor.
Esta relativa independencia del fascículo distal del ligamento tibiofibular anterior motivó que autores como Nikolopoulus14 denominaran a este fascículo ligamento tibiofibular anteroinferior accesorio, denominación que fue rebatida años más tarde por Basset12 tras realizar un estudio anatómico sobre 11 tobillos de cadáver, denominándolo fascículo distal del ligamento tibiofibular anteroinferior. Determinó sus dimensiones, los grados de flexión necesarios para que este fascículo distal entrara en contacto con el astrágalo (12° de media) y observó que este fascículo del ligamento es intracapsular y extrasinovial, detalle que justifica su visión mediante la artroscopia.
Basset12 publica, además del estudio anatómico, una serie de 7 casos clínicos en los que la resección del fascículo distal del ligamento tibiofibular anterior resolvió satisfactoriamente la sintomatología de pacientes con dolor crónico de tobillo, con una historia previa de entorsis de tobillo en inversión. En todos los casos el ligamento estaba engrosado y en 5 pacientes se observó la abrasión del cartílago articular en la zona en que el ligamento tomaba contacto con el ligamento, que precisó desbridamiento. Esta etiología ligamentosa de atrapamiento/pellizcamiento (impingement) es por primera vez mencionada por Basset12.
La resección del fascículo distal como actitud terapéutica, sea por cirugía tradicional o por cirugía artroscópica, no causa cambios detectables en la estabilidad del tobillo12,14,15 y conlleva a una mejoría clínica. El porqué sucede esto, siendo normal la presencia del fascículo distal, es postulado por Basset12 como consecuencia de cambios en la mecánica del tobillo. Después de una lesión del ligamento colateral lateral, podría explicarse por qué la lesión del ligamento talofibular anterior aumenta la laxitud anteroposterior del tobillo16 y ello comporta una mayor extrusión anterior del astrágalo que produciría un mayor contacto y presión del fascículo distal12 sobre él.
Posteriormente, el interés por este fascículo distal ha sido motivo de numerosas publicaciones, con el objetivo de definir mejor su anatomía y correlacionarla con el mencionado atrapamiento/pellizcamiento (impingement)9,13,17,18.
Ray y Kriz17 definieron las variaciones y relaciones del ligamento tibiofibular anterior con el astrágalo y clasificaron éstas en 5 tipos (I-V). La incidencia del fascículo distal fue del 21,7%. Según estos autores, la presencia de un fascículo separado no es un prerrequisito para el atrapamiento/pellizcamiento (impingement), sino la presencia de una región triangular biselada localizada en la zona anterior del borde superolateral del astrágalo, donde habitualmente se observa un cartílago de peor calidad cuando hay atrapamiento/pellizcamiento (impingement)18.
Akseki et al18 realizaron un estudio anatómico del citado ligamento con el objetivo de determinar su rol en el atrapamiento/pellizcamiento (impingement). La incidencia del fascículo distal fue aproximadamente del 91%. Probablemente esta diferencia de incidencias es debida a las distintas consideraciones en la estricta definición de fascículo separado.
Otro factor relacionado con el atrapamiento/pellizcamiento (impingement) es el nivel de inserción fibular del ligamento respecto a la interlínea articular del tobillo. Una inserción fibular más distal del ligamento respecto a la interlínea articular conduciría a un aparente mayor contacto en posición neutra del tobillo con un mayor potencial de volverse patológico18.
Nuestras observaciones en la sala de disección nos han permitido objetivar que el fascículo distal contacta con el astrágalo en posición neutra. Este hallazgo observado frecuentemente durante la artroscopia de tobillo debe ser considerado por el cirujano como un hallazgo normal18 (fig. 4). Ello también ha sido observado por otros autores13,17,19,20, sin embargo, en variaciones anatómicas o en casos de inestabilidad de tobillo puede ser entonces patológico.
Figura 4. Imagen artroscópica del fascículo distal del ligamento tibiofibular anterior obtenida a través del portal anterolateral. 1. Superficie articular maleolar del peroné. 2. Ángulo superolateral del astrágalo. 3. Fascículo distal del ligamento tibiofibular anterior.
El contacto del ligamento es más prominente en tres posiciones diferentes del tobillo: flexión, flexión-eversión y extrema extensión-inversión. Sin embargo el contacto disminuye con la flexión máxima. El contacto es más prominente en flexión-eversión que sólo en flexión, aunque éste desaparece en los extremos del movimiento. La distracción articular disminuye el contacto18.
En su estudio Akseki et al18 observaron que la sección del ligamento talofibular anterior no cambia el contacto en posición neutra del tobillo, sin embargo, importantes cambios fueron observados durante los movimientos del tobillo, que corroboran la teoría propuesta por Basset12; la inestabilidad del tobillo es un factor directo en el comportamiento patológico del ligamento tibiofibular anterior. El diagnóstico de este tipo de pinzamiento/atrapamiento (impingement) ligamentoso debe ser considerado en pacientes que tengan dolor crónico en la zona anterolateral del tobillo después de una entorsis de tobillo con un estabilidad articular y radiología normal21.
Ligamento tibiofibular posterior o posteroinferior
Según descripciones clásicas podemos considerar que está constituido por dos componentes, uno superficial y otro profundo11, aunque esta subdivisión no es aceptada por todos los autores. La terminología utilizada para este ligamento y/o sus componentes es controvertida9, siendo ello más evidente en la literatura artroscópica22.
Componente superficial
Se origina en el borde posterior del maléolo peroneal y se dirige proximal y medialmente hacia la tibia, donde se inserta en su tubérculo posterior. Este componente profundo sería homólogo al ligamento tibiofibular anterior. Cuando se refieren a él, es habitualmente denominado con el nombre de ligamento tibiofibular posterior o posteroinferior.
Componente profundo
Denominado por Sarrafian11 como ligamento transverso. Es de aspecto conoideo ya que gira sobre sus fibras durante su recorrido. Se origina en la zona proximal de la fosa maleolar, para dirigirse hacia la tibia e insertarse en su borde posterior, al revestimiento cartilaginoso de la carilla o superficie articular inferior de la tibia, pudiendo alcanzar sus fibras el maléolo tibial. Este ligamento sobrepasa en sentido distal el margen óseo, constituyéndose, tal como afirma Sarrafian11, en un verdadero labrum dependiente de la superficie articular inferior de la tibia (fig. 5), proporcionando estabilidad articular talocrural al aumentar el tamaño y la concavidad de la superficie articular, además de prevenir la traslación posterior del astrágalo23.
Figura 5. Detalle de la región posterior de las articulaciones talocrural y subtalar a través de un corte sagital. 1. Tibia. 2. Astrágalo. 3. Calcáneo. 4. Cavidad articular talocrural. 5. Cavidad articular subtalar. 6. Componente superficial del ligamento tibiofibular posterior. 7. Componente profundo del ligamento tibiofibular posterior o ligamento transverso, que se comporta como un verdadero labrum articular. 8. Ligamento talofibular posterior. 9. Ligamento intermaleolar posterior. 10. Masa muscular del flexor largo del dedo gordo.
El ligamento transverso por su localización y debido a la escasa superficie articular aportada por el maléolo peroneal contacta con el astrágalo convirtiendo el borde lateral del cuerpo astragalino, en su mitad posterior, en una superficie triangular de base posterior como resultado de su impronta11.
Observados artroscópicamente a través de portales anteriores, muchos autores describen que el ligamento tibiofibular posterior es fácilmente visualizado, pero se aprecian controversias en relación con el ligamento transverso. Golanó et al22 demostraron en un estudio anatomoartroscópico que sólo el componente profundo del ligamento tibiofibular posterior o ligamento tranverso es visible artroscópicamente, ayudando a aclarar las confusas descripciones previas de este ligamento.
Ligamento interóseo tibiofibular
Se trata de una masa densa de fibras cortas que saltan de tibia a peroné entremezcladas entre tejido adiposo y pequeños vasos procedentes de la arteria peronea. Podríamos considerar este ligamento como la continuación distal de la membrana interósea a nivel de la articulación tibiofibular distal o sindésmosis tibiofibular4,11 (fig. 1A).
LIGAMENTOS QUE UNEN LOS HUESOS DE LA PIERNA CONO LOS HUESOS DEL ESQUELETO DEL PIE
Se distinguen dos ligamentos, el ligamento colateral lateral y el colateral medial.
Ligamento colateral lateral
Situado en la parte externa de la articulación comprende tres fascículos, enteramente independientes unos de otros:
Ligamento talofibular anterior
De todos los ligamentos del tobillo es el más comúnmente lesionado. Es un ligamento plano, cuadrilátero, relativamente fuerte y en íntimo contacto con la cápsula. Se halla formado, habitualmente, por dos bandas distintas separadas por un intervalo que permite el paso de ramas vasculares procedentes de la arteria peronea perforante y de su anastomosis con la arteria maleolar lateral, siendo la banda superior mayor que la inferior. Ocasionalmente pueden existir tres bandas11, aunque en nuestras disecciones nunca lo hemos observado. Milner y Soames24 en un estudio anatómico del citado ligamento en 26 tobillos de cadáver observaron en un 38% de los casos el ligamento como una única estructura, en un 50% de los casos formado por dos bandas y en un 12% por tres bandas, entrando en contraposición con las observaciones de Sarrafian11. Es, sin embargo, llamativo que estudios anatómicos posteriores como los de Burks y Morgan25 y nuevamente de Milner y Soames26, encaminados a determinar la anatomía de los componentes del ligamento colateral lateral y sus dimensiones, no enfatizan en este aspecto. Delfaut et al27 en un estudio mediante resonancia magnética (RM) en 22 pacientes sin antecedentes de entorsis de tobillo observaron el ligamento talofibular anterior en un 9% de los casos con una apariencia monofasciculada, en un 55% bifasciculado y en un 36% de los casos una apariencia estriada. Nosotros hemos podido constatar en nuestras disecciones que la morfología más habitual de este ligamento es la de estar constituido por dos bandas (fig. 6), tal como menciona Sarrafian11, a la vez que éstas se comportan durante los movimientos del tobillo de distinta forma. Durante la flexión la banda superior o proximal está relajada para aumentar su tensión a medida que se realiza la extensión, mientras que la banda inferior o distal se halla siempre en tensión sea cual sea la posición del tobillo.
Figura 6. Visión lateral de los componentes del ligamento colateral lateral. 1. Ligamento tibiofibular anterior. 2. Fascículo distal del ligamento tibiofibular anterior. 3. Ligamento talofibular anterior, constituido por dos bandas, disposición más frecuente. 4. Ligamento calcaneofibular. 5. Superficie articular maleolar del astrágalo. 6. Superficie articular calcánea posterior. 7. Superficie articular de la cabeza del astrágalo para el navicular. 8. Ligamento talocalcáneo interóseo. 9. Ligamento cervical 10. Ligamento talonavicular dorsal.
En conjunto el ligamento talofibular anterior se origina en el borde anterior del maléolo lateral. Desde su origen se dirige anteromedialmente para insertarse en el cuerpo del astrágalo, justo anterior a la superficie articular destinada al maléolo lateral, en dos pequeños tubérculos óseos visibles en preparaciones anatómicas óseas, correspondientes a la inserción de cada una de sus bandas. En posición neutra del tobillo (bipedestación) el ligamento es prácticamente horizontal, para dirigirse hacia arriba en flexión y hacia abajo en extensión del mismo.
De estas bandas, la superior alcanza el origen del ligamento tibiofibular anterior y la inferior el del ligamento calcaneofibular; incluso en muchos especímenes estos últimos ligamentos están unidos por fibras arciformes en su origen maleolar11.
Ligamento calcaneoperoneo
Es un ligamento grueso y cordonal, que se origina en el borde anterior del maléolo lateral, justo debajo del origen de la banda inferior del ligamento talofibular anterior, con la que puede estar unido como ya hemos mencionado en el apartado precedente, por fibras arciformes. Es importante señalar que su origen no se extiende hasta la punta del maléolo, quedando éste libre de inserciones ligamentosas, detalle que puede apreciarse durante la artroscopia de tobillo. En posición neutra, el ligamento se dirige hacia atrás, abajo y medialmente, para insertarse en un pequeño tubérculo localizado en la zona posterior de la cara lateral del calcáneo, posteriormente a la tróclea peroneal (fig. 6).
Este ligamento está cruzado superficialmente por los tendones peroneos y sus vainas, que pueden dejar impresión sobre él. Aproximadamente, sólo 1 cm del ligamento está al descubierto11. Así mismo, se halla separado de la articulación subtalar o talocalcánea por el ligamento talocalcáneo lateral, del cual se encuentra a su vez separado por tejido adiposo. Su relación con el citado ligamento y sus variaciones anatómicas han sido motivo de estudio28. El ligamento calcaneofibular controla dos articulaciones, la articulación talocrural y la articulación subtalar o talocalcánea, a diferencia de los otros dos componentes del LCL que actúan sólo sobre la talocrural.
Este ligamento ha recibido escasa atención respecto a los otros ligamentos que componen el ligamento colateral lateral. Las variaciones en su orientación han sido estudiadas por Ruth29. Durante la extensión el ligamento calcaneofibular se horizontaliza mientras que en flexión se verticaliza, manteniendo su tensión durante todo el arco de movimiento. La posición de talo-valgo o varo modifica considerablemente el ángulo formado por el ligamento respecto al eje longitudinal del peroné. Así, en posición de valgo el ligamento se hallará relajado y en posición de varo estará tenso. Ello justificaría su posibilidad de lesión sin que exista movimiento de flexoextensión del tobillo.
Ligamento astragaloperoneo posterior
Es un ligamento grueso, intracapsular y extrasinovial, fasciculado y muy resistente de forma trapezoidal que se halla situado en un plano casi horizontal. Se origina en la superficie medial del maléolo lateral en la fosa del maléolo, y desde su origen cursa horizontalmente hacia la zona posterolateral del astrágalo. Sus fibras se insertan a lo largo de la cara lateral del astrágalo, en una superficie rugosa a modo de canal situada a lo largo del borde posteroinferior de la superficie maleolar lateral del astrágalo y otras fibras, más largas, se insertan en la superficie posterior del astrágalo, pudiendo alcanzar mediante expansiones el tubérculo posterolateral del astrágalo, el proceso trigonal, o el os trigonum, pudiendo también contribuir en la formación del túnel del tendón del músculo flexor largo del dedo gordo (M. flexor hallucis longus). En visión posterior adopta una forma triangular, con el vértice en situación lateral y la base en situación medial (fig. 7).
Figura 7. Visión posterior de los ligamentos del tobillo. 1. Peroné. 2. Tibia. 3. Tubérculo posterolateral del astrágalo. 4. Ligamento tibiofibular posterior, componente superficial. 5. Ligamento tibiofibular posterior, componente profundo o ligamento transverso. 6. Ligamento talofibular posterior. 7. Ligamento intermaleolar posterior o tibial slip de la bibliografía artroscópica. 8. Ligamento calcaneoperoneo. 9. Túnel osteofibroso del tendón del músculo flexor largo del dedo gordo. 10. Ligamento tibiotalar posterior profundo.
Una banda de fibras originadas del borde superior del ligamento, cerca de su origen, se dirige hacia arriba y medialmente para insertarse en el borde posterior de la tibia, fusionándose con fibras del componente profundo del ligamento tibiofibular posterior, pudiendo alcanzar la superficie posterior del maléolo medial, contribuyendo a formar el labrum existente en el margen posterior de la tibia. Este grupo de fibras ha recibido distintos nombres (haz de refuerzo capsular30, haz ascendente o tibial del ligamento talofibular posterior4) aunque nosotros preferimos el propuesto por Paturet31 que lo denominó ligamento intermaleolar posterior (figs. 5 y 7). En la literatura artroscópica, este ligamento ha recibido el nombre de «tibial slip» según Chen32 e Ikeuchi33.
Este ligamento intermaleolar posterior ha sido motivo de recientes estudios por su implicación en el denominado atrapamiento/pellizcamiento posterior de tejidos blandos (posterior soft-tissue impingement syndrome) de tobillo34,35. Rosenberg et al36 observaron este ligamento en un 56% de los casos en un estudio anatómico y en un 19% de pacientes en un estudio mediante RM, aunque los autores justifican esta diferencia de frecuencia por las limitaciones de resolución espacial de la RM. Milner y Soames26 informaron en su estudio anatómico la presencia del ligamento intermaleolar posterior en un 72% de los especímenes. Golanó et al22 lo identificaron en todas sus disecciones, así como en el estudio artroscópico realizado. Probablemente, y bajo nuestra opinión, esta diferencia de hallazgos sea debida a que el ligamento intermaleolar posterior es de pequeño tamaño (2,3 mm de media, rango 1-5 mm) y su disección requiere una elevada destreza. Además, este ligamento puede estar dividido en dos o tres bandas distintas (20%)36, alguna de las cuales puede no alcanzar inserción ósea e insertarse en la cápsula articular del tobillo. Este último aspecto debe ser considerado, especialmente durante su observación artroscópica, para evitar su confusión con una lesión del citado ligamento.
Este ligamento, por su disposición anatómica, se halla situado entre el ligamento transverso y el ligamento talofibular posterior, y observado en visión posterior se dirige oblicuamente desde lateral a medial y desde distal a proximal (fig. 7). Así, durante la flexión de tobillo el ligamento intermaleolar posterior se hallará tenso mientras que en extensión estará relajado22, por lo que es de suponer que traumatismos que ocasionen una flexión dorsal forzada del tobillo pueden producir su lesión o rotura, o bien una fractura osteocondral por avulsión37. La flexión plantar ocasionará su relajación, pudiendo ser entonces atrapado entre la tibia y el astrágalo ocasionando su atrapamiento/pellizcamiento (impingement).
Su relevancia clínica ha sido puesta de manifiesto por la mejoría de los síntomas observada en los pacientes tratados con desbridamiento del citado ligamento22,38.
Ligamento colateral medial
Como ya mencionamos los ligamentos del tobillo han recibido poca atención. Esto es especialmente evidente en el LCM o ligamento deltoideo39. El LCM es un fuerte y extenso ligamento de aspecto multifascicular que se extiende desde el maléolo medial a modo de abanico hacia los huesos del pie, navicular, astrágalo y calcáneo. Debido a que los orígenes e inserciones de los distintos fascículos o componentes del LCM son contiguos y poco definidos, son numerosas las variaciones en las descripciones anatómicas como consecuencia de las diferentes interpretaciones por parte de los distintos autores, siendo usualmente su división artificial. Sarrafian11 describe 13 interpretaciones diferentes (propuestas entre 1822 y 1979) de sus distintos componentes, aunque posteriormente se han sugerido más39-41.
Aunque existen estas diferentes interpretaciones, en lo que sí parecen estar de acuerdo los distintos autores es en considerar en el LCM dos planos, uno superficial y otro profundo11,39,41,42. Los ligamentos que componen el plano superficial cruzan dos articulaciones, la del tobillo y la subtalar, mientras que los que forman el plano profundo sólo lo hacen para la articulación del tobillo41, aunque esta diferenciación no es del todo clara39,43.
Para la descripción de los componentes del LCM seguiremos la propuesta por Milner y Soames41 y posteriormente corroborada por Boss y Hintermann39(fig. 8). Seis bandas o componentes del LCM fueron observadas en 40 disecciones osteoarticulares: tres de ellas fueron halladas constantemente (el ligamento tibiospring, el ligamento tibionavicular y el ligamento tibiotalar posterior profundo) y tres inconstantemente (ligamento tibiotalar posterior superficial, ligamento tibiocalcáneo y el ligamento tibiotalar anterior profundo) (tabla 1).
Figura 8. Representación esquemática de los componentes constantes del ligamento colateral medial descritos por Milner y Soames41. 1. Ligamento tibiospring. 2. Ligamento tibionavicular. 3. Ligamento tibiotalar posterior profundo. 4. Ligamento calcaneonavicular superomedial.
Para comprender adecuadamente los orígenes del LCM es necesario recordar la morfología del maléolo tibial. Si éste es observado en visión medial, podremos distinguir dos zonas o segmentos (colliculi) separados por una escotadura intercullicular, de unos 0,5-1 cm de longitud. El segmento anterior o colliculus anterior desciende unos 0,5 cm más que el segmento posterior o colliculus posterior11. Utilizaremos esta nomenclatura, ya que la terminología anatómica internacional7,8 no contempla estos detalles anatómicos y por que es utilizada por la mayoría de autores en sus descripciones anatómicas (fig. 9).
Figura 9. Visión lateral de la epífisis distal de la tibia derecha. 1. Colliculus anterior. 2. Colliculus posterior. 3. Escotadura intercollicular. 4. Escotadura peronea.
Componentes constantes
Ligamento tibiospring. Raramente descrito en la bibliografía a pesar de su importante papel en la estabilidad del tobillo40. Es el ligamento más superficial y el más perpendicular de todos, y se origina en el maléolo tibial para insertarse en el borde superior del ligamento calcaneonavicular superomedial. Denominado así por Siegler et al40, como fascículo tibioligamentoso por Sarrafian11, y también como ligamento tibiocalcáneo42,44, no diferenciando estos autores ambos ligamentos.
Ligamento tibionavicular. Forma la parte más anterior del LCM. Se origina en el borde anterior del colliculus anterior de la tibia y se inserta en zona dorsomedial del navicular fusionándose algunas de sus fibras con el ligamento calcaneonavicular superomedial45. Sarrafian11 divide este ligamento en dos, el tibionavicular y el tibiotalar anterior superficial. Aunque se acepta que el ligamento tibionavicular puede tener inserciones en el astrágalo, para Milner y Soames41 no son suficientes para considerar este grupo de fibras un ligamento separado.
Ligamento tibiotalar posterior profundo. Originado en un amplia zona del maléolo tibial, región posterior del colliculus anterior, escotadura intercollicular y región anterior del colliculus posterior, se dirige hacia el distal para insertarse en la cara medial del astrágalo, por debajo de la superficie articular maleolar, alcanzando el tubérculo posteromedial de la cola del astrágalo11. Este ligamento, de aspecto multifasciculado, fue el único ligamento profundo observado en todos los casos del estudio realizado por Milner y Soames41. Su observación es fácil en preparaciones osteoarticulares, ya que éste rebasa posteriormente el límite del plano superficial (fig. 7). Sin embargo, algunos autores subdividen el componente tibiotalar posterior en superficial y profundo.
Componentes adicionales o inconstantes
Estos componentes adicionales o inconstantes fueron observados aproximadamente en la mitad de los casos (21 de 40) en el estudio de Milner y Soames41.
Ligamento tibiotalar posterior superficial. Originado en la superficie medial del colliculus posterior y parte posterior del colliculus anterior, se inserta en un tubérculo situado en la cara medial del astrágalo denominado tubérculo talar medial41 y en el sustentaculum tali.
Ligamento tibiocalcáneo. Originado en la cara medial del colliculus anterior se inserta en el borde medial del sustentaculum tali. Este ligamento a través de un pequeño número de fibras puede alcanzar el ligamento calcaneonavicular superomedial, componente de spring ligament, por lo cual este ligamento sería equivalente al ligamento tibiospring del estudio de Milner y Soames41, aunque éstos insisten en que se trata de ligamentos distintos a diferencia de otros autores42,44.
Ligamento tibiotalar anterior profundo. Originado del colliculus anterior y de la escotadura intercollicular del maléolo medial, se inserta en la cara medial del astrágalo, justo debajo de la parte anterior de la superficie articular maleolar.
Algunos autores han descrito la presencia de dos ligamentos tibiotalares profundos, anterior y posterior11, mientras que otros sólo han mencionado un único ligamento profundo40. Ello es el resultado de las variaciones en cuanto al desarrollo del componente profundo del LCM, aunque como mencionan Milner y Soames41, su porción anterior es habitualmente infrecuente.
La mayor parte del LCM está cubierto por tendones en su trayecto desde la pierna hasta sus inserciones óseas en el pie. Su zona anterior, en continuación con la cápsula articular, se halla cubierta por el tendón del músculo tibial posterior. Su zona media y posterior está cubierta por los tendones de los músculos tibial posterior y flexor largo de los dedos. El suelo de las vainas fibrosinoviales que poseen estos tendones, a menudo de tejido fibrocartilaginoso, se adhieren firmemente a LCM. Una disección precisa y dificultosa es necesaria para separar la vaina fibrosa del LCM. Posteriormente, el LCM se continúa con la cápsula posterior de la articulación del tobillo.
De todo lo mencionado respecto al LCM podemos deducir que si bien hemos aceptado la descripción propuesta por Milner y Soames41, la anatomía de este ligamento y concretamente de sus componentes sigue siendo aún confusa, en parte debido a que la diferenciación de sus distintos componentes es difícil desde un punto de vista técnico de la disección, y probablemente artificial ya que se orígenes e inserciones son confusos y la nomenclatura utilizada aún no ha sido revisada y aceptada por el Comité Federal sobre Terminología Anatómica. A ello se añade que las imágenes, dibujos o esquemas mostrados en la literatura son también imprecisos39. A pesar de ello, el conocimiento de la compleja anatomía del LCM es importante cuando su reconstrucción es requerida39.
La lesión del LCM, al igual que ocurre con el LCL, puede originar también un síndrome de atrapamiento/pellizcamiento en la zona medial y posterior del tobillo tal como describieron por primera vez Liu y Mirzayan46, en este caso, como consecuencia de traumatismos en eversión del tobillo. Recientemente, Mosier-LaClair et al47 han descrito un síndrome de atrapamiento/pellizcamiento cuyo responsable es uno de los componentes del ligamento deltoideo. En conclusión, estudios adicionales a los que disponemos actualmente del LCM serán necesarios para comprender mejor su función y propiedades biomecánicas.
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