El pasado día 23 de marzo falleció en Sevilla, tras una larga y penosa enfermedad, el Dr. Juan Lazo Zbikowsky, Presidente de la SECOT durante el período de 1992 a 1994.
Desde la emoción que me embarga por la pérdida de un viejo y querido amigo, voy a intentar plasmar la figura de Juan Lazo, no sólo como un valioso y distinguido miembro de nuestra Sociedad, sino en su aspecto humano, más extraordinario si cabe que sus muchos méritos como cirujano ortopédico y traumatólogo. No se si lo lograré, pero por lo menos lo intentaré con todo mi cariño hacia él.
Juan nació en Sevilla en 1924, ciudad a la que amó apasionadamente, amor compartido con Mazagón, donde pasaba sus períodos de descanso, ro-
deado de libros y revistas que siempre le acompañaban. En Sevilla estudió Medicina como alumno libre y logró la Licenciatura en sólo cuatro años.
Inició sus pasos quirúrgicos, como era habitual en aquella época, en el campo de la Cirugía General, ya que nuestra Especialidad, como el resto de las otras especialidades quirúrgicas, no había adquirido su personalidad propia e independencia de la Cirugía. Allí se inició como cirujano con el Prof. Loscertales. Más tarde obtuvo por oposición el puesto de médico de guardia del Hospital Clínico de la Fcultad de Medicina.
Su deseo de perfeccionarse en nuestra especialidad lo consiguió gracias a una Beca de la Diputación Provincial de Sevilla, que le permitió trabajar durante un año en el Massachusetts General Hospital de la Universidad de Harvard en Boston.
De vuelta de los Estados Unidos, obtuvo por oposición una plaza de «cirujano de entrada» del Equipo Quirúrgico Municipal, que fue una verdadera cantera de excelentes cirujanos ortopédicos y cirujanos generales de Sevilla. Poco más tarde, tras concurso-oposición, comenzó a trabajar como Jefe de Equipo de Traumatología en la Residencia «García Morato». En 1968 es nombrado Jefe del Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Ciudad Sanitaria «Virgen del Rocío», donde trabajó hasta su jubilación.
En su Departamento de Sevilla formó una magnífica escuela de especialistas, que hoy están repartidos por toda la geografía nacional, y su hospital fue un foco de atracción en la Formación Médica Continuada dentro de nuestra especialidad, a través de los numerosos cursos y reuniones que organizó a lo largo de los años.
Juan alcanzó un prestigio internacional avalado por innumerables publicaciones en revistas nacionales e internacionales, en el campo de la fijación externa y el proceso biológico de consolidación de las fracturas, tema que fue para él casi una obsesión vital.
Me gustaría destacar su amor a nuestra Sociedad y el gran esfuerzo que hizo para desempeñar con una gran dedicación la Presidencia de la SECOT, cuando ya estaba seriamente afectado por la enfermedad, hechos de los que fui testigo como Tesorero de su Junta Directiva. Su interés por la Formación Continuada quedó plasmado en los Créditos SECOT que después han sido imitados por otras sociedades científicas.
Pero si sus méritos profesionales han sido sobresalientes, creo que sus cualidades como persona han sido excepcionales. Juan era un hombre extraordinariamente sencillo y afable, y era un caballero intachable, incapaz de molestar u ofender a nadie; estas características humanas son hoy en día desgraciadamente poco comunes. Estas cualidades le hacían acreedor del cariño y respeto de todo el mundo.
Sus pasiones, aparte de la Cirugía Ortopédica, eran los miembros de su familia; en primer lugar Carmina, mujer de extraordinaria personalidad a la que queremos y recordamos todos los cirujanos ortopédicos, y sus hijos: Pedro, Juan Ignacio y José María, continuador este último de la labor de su padre en el campo de nuestra especialidad. Sin olvidar al Sevilla C.F., que le dió no pocos disgustos en su vida.
La SECOT ha perdido a uno de sus más ilustres miembros, yo a uno de mis mejores amigos y su familia al hombre bueno y cabal al que todos queríamos. A Carmina y a sus hijos nuestro más sentido pésame. Descanse en paz nuestro buen amigo Juan Lazo.
