Existe desde hace años un interés creciente por conocer el futuro de las artroplastias1, fundamentalmente de cadera y rodilla, como elemento básico de provisión de salud tanto en los estados europeos con Sistemas Nacionales de Salud (SNS) públicos y universales, como en otros, cuyo paradigma son los Estados Unidos de América, con un gasto público mucho más bajo y gran parte de las políticas de salud basadas en el consumo privado2,3.
Este interés se suscita, por una parte, por la demanda creciente de resultados de calidad ajustados en cada artroplastia a los requerimientos individuales de los pacientes, satisfaciendo desde el ocio a las prácticas religiosas con mayores requerimientos de movilidad articular en determinados cultos orientales y, por otra, por la provisión de un servicio cada vez más costoso dirigido progresivamente a más personas4. Mucho más teniendo en cuenta que el coste será aún mayor en el futuro debido al impresionante aumento de la cirugía de revisión5–7. Muchas de las revistas de la especialidad tratan, desde hace años, de lo que convendría en llamarse avances técnicos, pero también de los relacionados con el coste-efectividad8.
Paradójicamente existe una diferencia importante entre lo que el cirujano ortopédico considera qué es un buen resultado, y lo que considera el paciente, incidiendo en este concepto de calidad percibida variables geográficas, étnicas o sociales9,10. Las expectativas individuales se extienden al resultado clínico, pero también a acciones como la accesibilidad, tiempo de espera, calidad hostelera y seguimiento, dando una sensación generalizada de que las expectativas individuales se han convertido en ilimitadas9,10.
Junto a ellas aparece lo que bien podría calificarse como expectativas sociales; el acceso a las artroplastias por el hecho de pertenecer a una sociedad avanzada y solidaria, concepto conocido como equidad11,12. Sin embargo, la sostenibilidad de los SNS se ve seriamente comprometida por el creciente cociente de individuos laboralmente inactivos -individuos laboralmente activos13.
La demanda progresiva aparentemente incapaz de ser satisfecha por los SNS, difícilmente podrá serlo por la financiación privada, paradójicamente mucho más ineficiente para el producto interior bruto nacional3. Por ello, asistiremos en los próximos años a un doble escenario: la alternativa clínica a terapias menos costosas, con independencia de su efectividad, que hará que los ciudadanos con menor capacidad adquisitiva acepten el menor acceso a las mismas, aunque ello llegue a suponer disminución de la calidad de vida y también, algo ya histórico, el de terapias inefectivas más costosas y popularizadas artificiosamente por esconder un interés comercial. El abaratamiento de los costes de personal se verá acompañado de nuevas estrategias por parte de la industria14–19, entre las que necesariamente, debe entrar la disminución de precios.
La Revista Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología, si bien se centra en artículos dirigidos al progreso técnico de las artroplastias, está en disposición de acoger artículos científicos que se dirijan también a estudios comunitarios y de coste-efectividad.