Hemos leído con interés la reciente revisión de Mato-Chaín et al.1 sobre la vacunación antigripal en personas mayores. En ella se señalan numerosas estrategias para mejorar la cobertura, como es aprovechar la hospitalización de los pacientes para administrar la vacuna. Sin embargo, no se revisa qué factores se asocian con que personas de 60 o más años se vacunen de gripe, hecho que podría servir para priorizar la implementación de las distintas estrategias o incluso indicar alguna otra.
Por ello, a fin de conocer la cobertura de vacunación antigripal en pacientes hospitalizados de 60 o más años, así como los factores asociados con recibir dicha vacuna, hicimos esta investigación.
Estudio transversal llevado a cabo en el Hospital Virgen Vega y en la Unidad de Ortogeriatría del Hospital Universitario de Salamanca, donde se incluyó a los pacientes de 60 o más años ingresados el 28 de abril de 2011. Para recoger la información se encuestó al paciente. Se realizó un análisis univariante, donde se consideró variable dependiente el haber sido vacunado en la temporada gripal 2010-2011 y como variables independientes la edad, el sexo, el nivel de estudios, la comorbilidad, los ingresos en últimos 5 años, haber recibido la recomendación de vacunarse y el número de veces que ha sido vacunado en los últimos 5 años. Para estudiar la asociación se utilizó el test exacto de Fisher y la prueba chi cuadrado. El nivel de significación estadística considerado fue p<0,05.
En el momento de realización del estudio había ingresados 93 pacientes de 60 o más años. La encuesta pudo realizarse al 90,3% (84/93), cuya edad media fue 79,0 años (desviación típica: 9,2); el 61,9% (52/84) eran mujeres. Un 51,2% (43/84) había precisado ingreso hospitalario en los últimos 5 años. En cuanto al nivel de estudios, el 90,5% había cursado estudios primarios/no tenían estudios.
Por lo que respecta a la comorbilidad, un 25,0% sufría algún tipo de cardiopatía (21/84), mientras que un 19,0% presentaba enfermedades respiratorias crónicas; la diabetes mellitus se observó en el 22,6% (19/84); el 4,8% tenía anemia (4/84), insuficiencia renal crónica (4/84) o demencia (4/84). Además de por la edad, el 60,7% presentaba al menos una condición clínica motivo de indicación de vacunación.
El 76,2% (64/84) había recibido la recomendación de vacunarse; dicho consejo fue realizado por su médico de familia (95,3%; 61/64), la enfermera de familia (3,1%; 2/64) y el médico hospitalario (1,6%; 1/64).
El 77,4% (65/84) manifestó haberse vacunado de la gripe 2010-2011. Las variables que se asociaron a la vacunación fueron: recomendación de su médico/enfermera (p=0,000), tener 75 o más años (p=0,042) y haberse vacunado en tres o más ocasiones durante los últimos 5 años (p=0,000).
Este trabajo es, actualmente, el único estudio realizado para conocer la cobertura de vacunación antigripal en pacientes de 60 o más años ingresados en un hospital y en una unidad de ortogeriatría española. La cobertura vacunal encontrada se sitúa en una posición destacada respecto de la descrita en otros países (58,12-74,5%3), si bien, la metodología utilizada para obtener la información, en dichos estudios, conllevó unas pérdidas de información considerables (18%3-20%2) que limita la validez de sus resultados, a diferencia de la metodología empleada por nosotros, la cual a su vez se ha considerado un modo fiable de obtener información sobre el estatus vacunal4.
El porcentaje de no vacunados (22,6%) es relevante si tenemos además en cuenta que ningún paciente era alérgico a la vacuna y que más de la mitad presentaba alguna enfermedad de riesgo adicional.
La asociación entre vacunarse y la edad, así como con haber recibido la vacuna en años anteriores, ha sido mostrada en otros estudios realizados en servicios específicos, como medicina interna5, o en otros grupos de la población diana, donde la vacunación previa se ha descrito como un importante factor predictivo de vacunación6.
Dado que el consejo del médico/enfermera apareció como un factor asociado con la vacunación, y dado el escaso porcentaje de consejos realizados por médicos hospitalarios, habida cuenta que el 51,2% de los pacientes habían precisado ingreso previamente y que el 78,9% (15/19) de los no vacunados manifestaron no saber que estaba indicada o no creerlo necesario como motivos para no vacunarse, los médicos hospitalarios deberíamos colaborar desde nuestro medio en la consecución de mejorar las coberturas vacunales, ya no solo aprovechando la hospitalización para vacunar, sino aprovechando los contactos del paciente con el hospital durante el resto del año para aconsejar que se vacunen, tal como hacen los médicos de familia en atención primaria. De este modo, esta estrategia debería añadirse a las descritas por Mato-Chaín para alcanzar mejores coberturas.