Hemos leído con gran interés el artículo de Delgado et al. con la edición en castellano de la segunda versión de los criterios STOPP/START1. Queremos agradecer a los autores su enorme esfuerzo y trabajo, tanto por la difusión, como por la atención a las demandas de actualización necesarias para su aplicabilidad y validez clínica práctica2.
Sin embargo, nos sentimos obligados a exponer las diferencias observadas respecto de la edición en lengua inglesa. Aunque en el texto de la edición en castellano se hace referencia a la presencia, en esta nueva versión, de 87 criterios STOPP, la contabilidad de estos criterios solo alcanza la cifra de 81, una cifra que tampoco coincide con los 80 criterios STOPP incluidos en la versión original3.
Una lectura detallada de la información suplementaria aportada por el equipo irlandés, que ha publicado la versión original, evidencia que existen diferencias entre el apéndice 1 y 3, lo que se ha traducido en diferencias en el número de criterios STOPP. Así, tanto la edición española como el apéndice 3 (resumen de los criterios sin las citas bibliográficas) incluyen 81 criterios. Se incluye en el apartado G (sistema respiratorio) un criterio adicional no incluido en el apéndice 1 (listado detallado con citas bibliográficas, con 80 criterios). Un criterio similar aparece explícitamente rechazado en el artículo original de la segunda versión inglesa (tabla 1) al no ser la evidencia concluyente. Este criterio hace referencia al uso de betabloqueantes no cardioselectivos en pacientes con antecedentes de asma, que precisan tratamiento, por aumentar el riesgo de broncoespasmo. Es relevante en aras de una aplicabilidad universal de los criterios si son 80 u 81 los criterios STOPP en la nueva versión recién alumbrada.
Por otro lado, a título de comentario nos gustaría hacer las siguientes consideraciones:
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STOPP B10: en España no existe ninguna presentación comercial ni de rilmenidina ni de guanfacina4.
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STOPP D12 y STOPP F1: en España no existe la proclorperazina4.
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STOPP G4: criterio descartado en la segunda versión, ya mencionado previamente.
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STOPP H7: creemos que se debería hacer mención a la nota sobre la seguridad cardiovascular del diclofenaco, en la que se detalla que «los datos disponibles indican un incremento en el riesgo de tromboembolismo arterial asociado a su uso similar al observado con los inhibidores selectivos de la ciclooxigenasa-2 (Coxib)»5.
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STOPP J2: la rosiglitazona fue retirada del mercado en el año 20106.
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STOPP M1: se podría recomendar el uso de la lista elaborada por Duran et al.7 (a nuestro juicio, la lista más completa para medir la carga anticolinérgica, pese a sus deficiencias8) en lugar de mencionar el uso de 2 o más fármacos con efecto antimuscarínico.
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START E4: creemos que se deberían recoger las restricciones de uso del ranelato de estroncio detalladas en la alerta 2/2014 de la AEMYPS9: «pacientes con osteoporosis severa y alto riesgo de fracturas que no puedan utilizar otras alternativas terapéuticas y no presentan ni tienen antecedentes de cardiopatía isquémica, enfermedad arterial periférica o patología cerebrovascular. No debe utilizarse en pacientes con hipertensión arterial no controlada»
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START E5: la versión original indica que la densidad mineral ósea sea >−1 y <−2,5, no <−1.
Creemos que la diferencia de criterios entre las diferentes versiones/apéndices merece una oportuna clarificación para, o bien corregirse, o bien justificarse, en aras de continuar manteniendo la universalidad con la que nacieron estos criterios y la calidad del trabajo realizado hasta la fecha por los autores.