Entre los cambios generados por un ictus, los déficits sensoriales llegan a afectar a cerca del 60% de los individuos1. En relación con la pérdida de sensación plantar, esto puede ocurrir comúnmente en individuos con secuela de ictus, diabéticos y ancianos2. Dado que la región de aferencia plantar es el único receptor que realiza contacto con la superficie de apoyo durante el ortostatismo y la marcha, se convierte en una estructura que merece atención durante la evaluación2. Una forma de evaluar la sensibilidad es la estesiometría, reconocida como patrón oro, como prueba cuantitativa para evaluar el desempeño táctil sensorial2,3. Conocer la sensibilidad es algo importante para una mejor elección de la estrategia de rehabilitación4,5. Por eso, el objetivo de este estudio fue verificar la sensibilidad cutánea plantar entre adultos y ancianos con secuela de ictus. El estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Institución (n.∘ 2.335.371). Los individuos fueron reclutados en el Instituto de Medicina Física y Rehabilitación (IMREA), Hospital de Clínicas, Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo. Participaron 86 individuos con secuela de ictus de ambos sexos, con edad igual o superior a 18 años, divididos en 2 grupos: hasta 59 años (adultos) y 60 años o más de edad (ancianos). No participaron en el estudio aquellos con enfermedades severas graves: cardiaca, respiratoria, artropatía sintomática, diabetes, con severas alteraciones cognitivas, enfermedades sistémicas autoinmunes en actividad. Después de recoger los datos sociodemográficos, se aplicó la escala de Fugl-Meyer (EFM) que mide la recuperación sensorio-motora en la hemiparesia6. La evaluación de la sensibilidad fue por medio de la estesiometría. Los monofilamentos fueron aplicados de forma creciente, del menor calibre al más grande según los colores de estos, como ya se utilizó en estudio previo7 que evaluó ambos pies adoptando 10 puntos en diferentes regiones: región dorsal entre cabeza del primero y segundo metatarso; las superficies digitales y la cabeza de los metatarsos de la primera, tercera y quinta falanges, región lateral y media del medio-pie y calcáneo. Las evaluaciones fueron hechas por el mismo examinador en el mismo ambiente, estando el evaluado acostado y con los ojos cerrados. La comparación se ha realizado con el test de la t de Student y por el test de Fisher, y al usar la regresión lineal, se constató que los resultados no fueron influenciados por el IMC (p=0,91) y tampoco, por la distribución de los géneros (p=0,32). Los datos mostraron que las personas mayores y adultos presentaron distribución homogénea de género, tipo y tempo del ictus, composición corporal, tiempo de rehabilitación, lado acometido y nivel de recuperación (escala EFM), y no mostraron diferencias entre la edad y la sensibilidad del lado no afectado (tabla 1). Con el proceso de envejecimiento se espera que haya disminución de la sensibilidad plantar8. En cierto modo, en este estudio se esperaba que el lado no afectado de los individuos adultos tuviera mejor sensibilidad que el de los ancianos, lo que no fue encontrado, contrariando a otros autores7,8 que encontraron diferencias significativas entre grupos de edad diferentes en relación con la sensibilidad evaluada por la estesiometría. Sin embargo, estos autores evaluaron a jóvenes y ancianos, y no adultos, y tampoco evaluaron a individuos con ictus. Un estudio reciente2, al comparar la capacidad de discriminación sensorial por medio de diferentes texturas aplicadas al miembro inferior no afectado de los participantes, verificó que no hubo diferencias entre ancianos con y sin secuela de ictus. Sin embargo, el lado afectado mostró una diferencia significativa. Estos autores2 verificaron que hubo reducción de la discriminación en el miembro inferior afectado después del ictus y diferencias relacionadas a la edad en la discriminación de habilidades entre individuos sin lesiones neurológicas. Aunque no se ha evaluado en individuos sin lesión, verificamos que los individuos del grupo de los ancianos presentann peores resultados que los adultos al comparar la diferencia de sensibilidad entre los lados plégico y sano. En nuestra muestra, la sensibilidad del pie afecto de los ancianos fue peor que en el grupo de adultos, lo que sugiere que en pacientes con ictus los cambios sensoriales pueden ser mayores en los mayores. La información sensorial de la región cutánea plantar es muy importante en ancianos para el mantenimiento del control postural y marcha9,10 por lo que, a partir de los datos de este estudio, se recomienda prestar especial atención a la cuestión de los estímulos sensoriales en la región del pie especialmente en los ancianos con secuela de ictus.
Características generales de los participantes (adultos y ancianos)
Adultos (n=54) | Ancianos (n=32) | Valor de p | |
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Género (M/V) | 30/24 | 11/21 | 0,32a |
Edad (años) | 44±11,2 | 69,6±7,1 | <0,001b |
Tipo de ictus: I/H/Mix. | 31/20/3 | 22/9/1 | — |
IMC (kg/cm2) | 25,9±4,8 | 24,1±2,8 | 0,054b |
Tiempo desde el ictus (mes) | 19,7±8,1 | 19,5±8,5 | 0,09b |
Tiempo de rehabilitación (mes) | 13,5±9,3 | 12,3±9,2 | 0,59b |
Lado afectado (Dcho./Izdo.) | 28/29 | 15/17 | 0,83a |
Escala Fugl-Meyer | 137,5±52,5 | 137,9±49,1 | 0,96b |
Diferencia de sensibilidad lado sano y lado plégico | −7,78±7,5 | −12,13±8,6 | 0,016a |
Sensibilidad lado plégico | 34,5±8,1 | 38,8±10,6 | 0,035b |
Sensibilidad lado sano | 26,72±5,6c | 26,7±6,8c | 0,98b |
Dcho: derecho; H: hemorrágico; I: isquémico; IMC: índice de masa corporal; Izdo: izquierdo; M: mujeres; Mix.: mixto; V: varones.