El aumento creciente de la población mundial y el envejecimiento generalizado se han acompañado de un incremento en la prevalencia de cáncer en el anciano. El envejecimiento se asocia a determinados cambios fisiológicos, algunos de los cuales se potencian por la propia neoplasia. Junto a esto, el anciano oncológico suele tener más problemas que el resto de los individuos de edad avanzada, y es habitual que presente multitud de déficits. Estas características hacen necesario un manejo especial del mismo, utilizando, para ello, la principal herramienta empleada en Geriatría, la valoración geriátrica integral. Con este manuscrito se pretende analizar cuál es la trascendencia de la valoración geriátrica integral en dicho grupo poblacional, prestando especial atención a su capacidad para predecir la toxicidad a la quimioterapia y la supervivencia del anciano oncológico, y su capacidad para clasificar a estos pacientes en grupos que faciliten la toma de decisiones posterior.
The growing increase in world population and generalised aging have been accompanied by an increase in the prevalence of cancer in the elderly. Aging is associated with certain physiological changes, some of which are enhanced by the neoplasm itself. Along with this, the elderly oncology patient usually has more problems than the rest of the elderly, and has a multitude of deficits. These characteristics require a special handling of the older patient with cancer, by using the main tool used in Geriatrics, the comprehensive geriatric assessment. This article analyses the importance of the comprehensive geriatric assessment in this population group, paying special attention to its ability to predict the toxicity of chemotherapy and the survival of the elderly oncology, as well as its ability to classify these patients into groups that help in the decision making process.
Según datos del Instituto Nacional del Cáncer, en Estados Unidos, más del 52% de los tumores afectan a individuos mayores de 65 años de edad y hasta el 8% de las neoplasias aparecen en personas que superan los 85 años. En este sentido, el 72,4% de los tumores de vejiga, el 67,5% de los tumores de pulmón, el 66,5% de los tumores de páncreas, el 61,2% de los tumores gástricos, el 59,2% de los tumores colorrectales y el 56,9% de los tumores de próstata aparecen después de los 65 años1.
A nivel de España, se calcula que en 2020 se diagnosticarán 246.713 casos nuevos de cáncer, de los cuales 149.431 (60,6%) corresponderán a individuos de 65 años en adelante (frente al 60,4% en el año 2012). La incidencia continuará aumentando en los próximos años2,3.
Cambios en el anciano oncológicoEl anciano oncológico suele tener más problemas que el resto de los individuos de su edad, ya que presenta una mayor prevalencia de limitación funcional4 y de síndromes geriátricos5, una peor percepción de su estado de salud5, una mayor prevalencia de fragilidad5 y multitud de déficits6,7.
Estas características, junto con la elevada prevalencia de las neoplasias en el anciano, hacen necesario que los individuos de edad avanzada con cáncer se evalúen de forma especial; para ello, resulta fundamental emplear la principal herramienta de la Geriatría, la valoración geriátrica integral (VGI)6,8. La importancia de esta herramienta es tal que la Sociedad Internacional de Oncología Geriátrica recomienda que se haga una VGI a todos los ancianos con cáncer9.
La valoración geriátrica integral en OncogeriatríaPor todos los motivos citados anteriormente, oncólogos y geriatras han trabajado para integrar la metodología de la VGI en la práctica oncológica. Dos revisiones sistemáticas han puesto de manifiesto que los déficits y las afecciones de los ancianos con cáncer podrían interferir con el tratamiento antitumoral. La VGI permite identificar dichos problemas y organizar un cuidado integral en este grupo poblacional10,11. Por este motivo, también el National Comprehensive Cancer Network12 y la European Organisation for Research and Treatment of Cancer13 recomiendan que se haga una VGI en el anciano oncológico. De hecho, la evidencia disponible muestra que la información de la VGI conduce a la modificación del planteamiento terapéutico inicial propuesto por el especialista en un alto porcentaje de casos, próximo al 50% en algunas series7.
Son múltiples los artículos publicados acerca del uso de la VGI en ancianos oncológicos. En la tabla 1 aparecen algunas de estas series6,14–31. Como se puede comprobar, no existe un modelo uniforme de VGI en Oncogeriatría, pues son distintos los dominios analizados en cada serie, así como las escalas y los cuestionarios empleados para evaluar cada dominio.
Aplicación de la valoración geriátrica integral en ancianos oncológicos
Autor | ABVD | AIVD | Otras funciones | Situación basal | Comorbilidades | Cognición | Psicología | Nutrición | Socioeconómico | Otras |
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Balducci et al.14, 2001 | Katz | Lawton-Brody | ECOG-PS, IK | Charlson, CIRS-G | Folstein, MMSE | GDS, escala Beck | Pérdida de peso, MNA | Síndromes geriátricos | ||
Repetto et al.15, 2002 | Katz | Lawton-Brody | ECOG-PS | Satariano | MMSE | GDS | ||||
Ingram et al.16, 2002 | EORTC-QLQ-C30 | OARS | OARS | HADS, SOBI (espiritual) | OARS, social MOS | Calidad de vida: EORTC-QLQ-C30 | ||||
Hurria et al.17, 2005 | MOS | OARS | Timed Get Up and Go test | IK | OARS | Blessed | HADS | Pérdida peso 6 meses, IMC | Seeman y Berkman | |
Flood et al.18, 2006 | Katz | Lawton-Brody | Test del reloj, Short BOMC | GDS-15 | Pérdida de peso, IMC | Medicación, síndromes geriátricos | ||||
Hurria et al.19, 2007 | Subescala del MOS | Subescala de OARS | IK | Subescala del OARS | Termómetro de distrés | IMC, pérdida de peso en 6 meses | Subescala del MOS | Caídas en últimos 6 meses | ||
Wedding et al.20, 2007 | Barthel | Lawton-Brody | Tinetti (movilidad) | Charlson | MMSE | MNA | ||||
Retornaz et al.21, 2008 | Katz | 4 ítems de AIVD | Test de equilibrio en una sola pierna | Codificadas mediante ICD-10.a edición | MMSE | Mini-GDS | MNA-SF | Déficits neurosensoriales (vista y oído), caídas en los últimos 3 meses, número de fármacos | ||
Girre et al.22, 2008 | Katz | Lawton-Brody | ECOG-PS | Recogida de información de la historia | Mini-GDS (4 ítems) | IMC, pérdida de peso 3 meses | Presencia de cuidador, vive en asilo de ancianos | Número de caídas en último año, número de fármacos | ||
Kim et al.23, 2011 | Barthel | Lawton-Brody | Timed Get Up and Go test | ECOG-PS | Charlson | MMSE-KC (Korean version) | GDS-SF | MNA, IMC | Social support | Calidad de vida (EORTC QLQ-C30), fragilidad (Balducci), riesgo de caídas, número de fármacos |
Hurria et al.24, 2011 | MOS | OARS | Timed Get Up and Go test | IK | OARS | Blessed | HADS | Pérdida peso 6 meses, IMC | MOS | Fármacos, caídas en 6 meses |
Puts et al.25, 2011 | Katz | OARS (7 ítems) | Velocidad de la marcha (4m), 7 ítems del Nagi (limitaciones funcionales) | ECOG-PS | Índice de Comorbilidad Funcional | MMSE, MoCa | HADS | Pérdida de peso, IMC | Vivienda, apoyo social | Fuerza de prensión manual (handgrip) |
Molina-Garrido y Guillén-Ponce6,2011 | Barthel | Lawton-Brody | ECOG-PS | Charlson | Pfeiffer | NSI | Gijón | Síndromes geriátricos, fármacos | ||
Kanesvaran et al.26, 2011 | Katz | Lawton-Brody | Timed Get Up and Go test | ECOG-PS | Charlson | MMSE, Test del reloj | GDS | IMC, NSI (Determine) | Síndromes geriátricos, fármacos | |
Soubeyran et al.27, 2012 | Katz | Lawton-Brody | Timed Up and Go test | ECOG-PS | CIRSG | MMSE | GDS-15 | MNA | ||
Kenis et al.28, 2013 | Katz | Lawton-Brody | ECOG-PS | Charlson | MMSE | GDS-5 | MNA, MNA-SF | Caídas un año, fármacos, fatiga (MOB-T), dolor (EVA) | ||
Aparicio et al.29, 2013 | Lawton-Brody | IK | Charlson | MMSE | GDS | EVA de calidad de vida | ||||
Williams et al.30, 2014 | Subescala del MOS | Subescala del OARS | Timed Up and Go test | IK | Número y tipo de comorbilidades (OARS) | BOMC | MHI-17 | IMC, pérdida de peso 6 meses | MOS (Social Activity Limitations Measure y Social Support Survey) | Fármacos, caídas 6 meses |
Hurria, et al.31, 2016 | Subescala del MOS | Subescala del OARS | IK | OARS | BOMC | MHI-17 | IMC | MOS | Fármacos, caídas en 6 meses |
ABVD: actividades básicas de la vida diaria; AIVD: actividades instrumentales de la vida diaria; BOMC: Blessed Orientation Memory Concentration Test; CIRS-G: Cumullative Illness Rating Scale for Geriatricians; ECOG-PS: Eastern Cooperative Oncology Group-Performance Status; EORTC-QLQ-30: European Organisation for Research and Treatment of Cancer-Quality of Life Questionnaire; EVA: escala visual analógica; GDS: Geriatric Depression Scale; HADS: Hospital Anxiety and Depression Scale; IK: índice de Karnofsky; IMC: índice de masa corporal; MIH: Mental Health Inventory; MMSE: Mini-Mental State Examination; MNA: Mini Nutritional Assessment; MNA-SF: Mini Nutritional Assessment-Short Form; MOB-T: Mobility-Tiredness Test; MoCa: Montreal Cognitive Assessment; MOS: Medical Outcomes Study; NSI: Nutrition Screening Initiative; OARS: Old American Resources and Services; SOBI: Sense of Belonging Instrument.
La VGI ha demostrado su utilidad en el anciano oncológico en multitud de ámbitos, como se puede comprobar en la figura 1.
Por un lado, la VGI aporta más información que el método tradicional empleado hasta ahora en la toma de decisiones en Oncología: la situación basal medida mediante el Eastern Cooperative Oncology Group-Performance Status (ECOG-PS)15. Según el estudio de Repetto et al.15, hay un elevado porcentaje de ancianos que, a pesar de tener una buena situación basal medida mediante ECOG-PS (PS<2), presentan comorbilidades (13%), deterioro cognitivo y/o emocional (30%), dependencia en actividades básicas de la vida diaria (ABVD) (9,3%) o en actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD) (37,7%). Es decir, la VGI añade información a la aportada simplemente por el índice ECOG-PS y puede ser clave antes de decidir si tratar o no a un anciano con cáncer.
La capacidad de la valoración geriátrica integral para detectar déficits en el anciano oncológicoLa VGI permite detectar déficits en el anciano oncológico que, de otra forma, pasarían desapercibidos (fig. 2)6,14–19,21,32,33. La importancia de detectar tales déficits radica en que posteriormente se puede intervenir sobre los mismos para intentar revertirlos y para mejorar la situación del anciano. Este es un paso clave en la VGI.
Prevalencia de déficits detectados por la valoración geriátrica integral en población anciana oncológica6,16–21,23,34,35.
ABVD: actividades básicas de la vida diaria; AIVD: actividades instrumentales de la vida diaria; VGI: valoración geriátrica integral.
Una de las toxicidades de la quimioterapia más temidas por el paciente anciano es el deterioro funcional y, por ende, la dependencia funcional. El riesgo de que el anciano experimente este tipo de toxicidad se asocia a determinados componentes de la VGI, en especial, a su situación funcional basal34–36, el estado nutricional35, la polifarmacia36 y el estado anímico34. Para anticiparnos a la situación de dependencia funcional, resulta interesante evaluar basalmente, al menos, esos 4 dominios de la VGI, e iniciar maniobras de intervención para revertir los déficits detectados a este nivel, y así, prevenir la aparición del deterioro funcional por la quimioterapia.
La valoración geriátrica integral y su capacidad para predecir toxicidad a la quimioterapia en el anciano oncológicoOtra de las aplicaciones y utilidades de la VGI es la predicción de toxicidad por la quimioterapia. Así, por ejemplo, en ancianas con cáncer de mama37, el riesgo de toxicidad severa al tratamiento depende del número de dimensiones patológicas o deficitarias de la VGI. Por otro lado, multitud de estudios han analizado la relación entre la existencia de déficits en dominios concretos de la VGI y la aparición de toxicidad a los citostáticos7,38. En este sentido, de forma específica, se han creado 2 índices que permiten predecir la toxicidad de la quimioterapia utilizando parámetros relacionados con el paciente, con el tipo de tumor, con el tipo de quimioterapia, con datos analíticos y con la VGI. Se trata del índice de Hurria et al. (Cancer and Aging Research Group)39 y el índice de Extermann et al., denominado índice CRASH por The Chemotherapy Risk Assessment Scale for High-Age Patients score40. Ambos refuerzan la importancia de la VGI como herramienta predictora de toxicidad a la quimioterapia.
El índice elaborado por Hurria et al. indica que el déficit auditivo, la presencia de caídas en los últimos 6 meses, la necesidad de ayuda para la toma de medicación, la dificultad para caminar el trayecto de una manzana o tener una baja actividad social como consecuencia de problemas físicos o emocionales, todos ellos datos derivados de la VGI, se asocian a toxicidad severa de la quimioterapia39,41.
Otro índice, publicado con posterioridad, es el creado por Extermann et al.40. Según este índice, los datos de la VGI que son predictores de toxicidad severa a la quimioterapia son las AIVD, el estado nutricional y la situación cognitiva. La información obtenida mediante ambos índices permite, en función del riesgo de toxicidad a la quimioterapia, identificar a los pacientes ancianos a los que la administración del tratamiento puede causar daños severos7.
Junto a estos índices, hay estudios que han puesto de manifiesto la asociación entre distintas dimensiones de la VGI y la toxicidad de la quimioterapia, destacando, de entre todos, el deterioro funcional29,42, la depresión29,42, el deterioro cognitivo29 y la comorbilidad43.
La valoración geriátrica integral y su capacidad para predecir mortalidad en el anciano oncológicoOtra de las aplicaciones de la VGI es la de predecir la mortalidad del anciano oncológico. De igual manera que ocurría con la toxicidad a la quimioterapia, son también varios los estudios que encuentran relación entre distintos dominios de la VGI y la mortalidad por quimioterapia7,38. Dichos dominios son el estado nutricional44–48, la situación funcional44,46,49, la cognición44,46,49, la comorbilidad44,46, el estado de ánimo44, la polifarmacia46 y la situación social46. Otro parámetro menos estudiado, pero que también se ha asociado de forma significativa con la supervivencia del anciano oncológico, es la fatiga49.
Una de las principales herramientas para predecir la mortalidad utilizando la información proporcionada por la VGI es el índice pronóstico Onco-Multidimensional Prognostic Index46. A partir de una serie de componentes de la VGI (situación nutricional, funcional, comorbilidad severa, situación cognitiva, consumo de fármacos y la presencia o no de un cuidador) y otras variables relacionadas con el paciente y el tumor se puede clasificar a los pacientes en aquellos con bajo riesgo de mortalidad al año (riesgo del 2,1%), riesgo intermedio (17,7%) o alto riesgo de mortalidad al año (>80%). En los pacientes que pertenezcan a este último grupo, por ejemplo, la utilidad y la idoneidad de la quimioterapia serían controvertidas. Se trata, por tanto, de una herramienta muy útil en la toma de decisiones, que, de nuevo, se fundamenta en la VGI46.
También se dispone de un nomograma de predicción de supervivencia en ancianos oncológicos basado en parámetros de la VGI26, tales como la presencia de un estado de ánimo anómalo y un alto riesgo de desnutrición. Otros factores que integran dicho nomograma no están incluidos en la VGI; son: la situación basal (performance status), la edad, la hipoalbuminemia y el estadio tumoral avanzado.
La tabla 226,27,42,46,50,51 muestra algunas de las publicaciones más destacadas en relación con la VGI y la predicción de supervivencia del anciano oncológico.
Valoración geriátrica integral y predicción de mortalidad
Autor | Factores de la VGI implicados en la mortalidad | Otros factores implicados en la mortalidad |
---|---|---|
Kanesvaran et al.26, 2011 | Alteración del estado anímico Riesgo nutricional | ECOG-PS Edad Alteración de albúmina Estadio tumoral |
Brunello et al.46, 2016 | IMC ABVD AIVD Número de comorbilidades severas MMSE Número de fármacos Presencia de cuidador | ECOG-PS Edad Sexo masculino Estadio tumoral Tipo de tumor |
Soubeyran et al.27, 2012 | Riesgo nutricional Tiempo del test GUG prolongado | Enfermedad avanzada Sexo masculino |
Falandry et al.42, 2013 | ABVD AIVD Depresión/alteración del estado de ánimo | Hipoalbuminemia Linfopenia |
Maione et al.50, 2005 | AIVD | Calidad de vida basal Metástasis múltiples ECOG-PS |
Giantin et al.51, 2013 | Comorbilidad Depresión/alteración del estado de ánimo MMSE | Área corporal total Tratamiento con quimioterapia Diagnóstico de cáncer de pulmón MPI |
ABVD: actividades básicas de la vida diaria; AIVD: actividades instrumentales de la vida diaria; ECOG-PS: Eastern Cooperative Oncology Group-Performance Status; GUG: Timed Get Up and Go test; IMC: índice de masa corporal; MMSE: Mini-Mental State Examination; MPI: Multidimensional Prognostic Index; VGI: valoración geriátrica integral.
Distintos autores han considerado que la presencia o no de determinados déficits en dominios concretos de la VGI permite clasificar en grupos a los ancianos oncológicos52. Además, en función del grupo en el que quede incluido el paciente se plantea un tipo de tratamiento u otro. Esta es una de las utilidades de la VGI que resulta más interesante, pero en la que existe menos unanimidad.
La primera de las aproximaciones a la clasificación del anciano oncológico y a la toma de decisiones se debe a Balducci y Extermann53. De forma empírica, consideraron 3 dominios de la VGI como «herramientas» mediante las que clasificar al anciano con cáncer. Dichos dominios son la situación funcional (ABVD y AIVD), la presencia de comorbilidad severa y la existencia de síndromes geriátricos. Estos autores consideran que los ancianos frágiles (pacientes dependientes en ABVD y/o con comorbilidad severa y/o con síndromes geriátricos) no deben ser tratados con quimioterapia; en estos casos, recomiendan que el manejo sea sintomático53. Por el contrario, los pacientes fit o «aptos» no presentan déficits en ninguna de esas dimensiones y pueden tratarse con el mismo régimen que un paciente joven; por último, los pacientes «vulnerables», que se encuentran en una situación intermedia, deben tratarse con un régimen adaptado53. Esta aproximación ha sido la más empleada hasta el momento actual.
Aunque la toma de decisiones basada en la propuesta inicial de Balducci y Extermann se estableció de forma empírica, recientemente un ensayo multicéntrico fase iii, centrado en ancianos con cáncer de pulmón en estadios avanzados, ha mostrado, con significación estadística, que la clasificación en grupos basada en la VGI y la toma de decisiones terapéuticas basada en dicha clasificación, en comparación con la toma de decisiones basada en la edad y el ECOG-PS, permite reducir la aparición de toxicidad global en un 7,8% (p=0,015), la trombocitopenia severa grado 3-4 en un 4,2% (p=0,04) y la interrupción de la quimioterapia por toxicidad de la misma en un 7% (p=0,007), si bien es cierto que no hubo diferencias significativas en cuanto a la aparición de toxicidad global grado 3-4 entre los pacientes tratados en función a su ECOG-PS o los tratados en función a la clasificación dada por la VGI (p=0,41), así como tampoco hubo ningún beneficio en la supervivencia global ni en la supervivencia libre de progresión en aquel grupo en el que las decisiones se tomaron a partir de la VGI54. En este estudio, para la clasificación de los pacientes se empleaban 2 dimensiones más de la VGI que las recomendadas por Balducci y Extermann: el estado cognitivo (medido mediante el Mini-Mental State Examination) y el estado de ánimo (medido mediante Geriatric Depression Scale)54. En cuanto a las decisiones terapéuticas tomadas en este artículo para cada grupo de pacientes, se correspondían con las decisiones propuestas por Balducci y Extermann53.
Posteriormente, se han establecido otras clasificaciones de ancianos oncológicos, entre las que destaca aquella basada en clases latentes de Ferrat et al.55. Esta clasificación se obtuvo mediante el citado método estadístico, el de las clases latentes, por lo que ya no se trata de una clasificación basada en criterios empíricos ni arbitrarios. Según estos autores, el anciano oncológico puede catalogarse en 4 grupos, que se asocian con el riesgo de mortalidad anual, con el riesgo de hospitalización no prevista a los 6 meses y con el riesgo de recibir tratamiento paliativo planificado. Conviene destacar que el último grupo, que representa el 21% de la población anciana, se correlaciona con el grupo de ancianos frágiles planteado por Balducci y Extermann, y se asocia a una esperanza de vida extremadamente corta y al uso de tratamiento paliativo. Por otro lado, el primer grupo se correlacionaría con los pacientes definidos como fit por Balducci, y los otros grupos restantes, denominados por Ferrat et al. como malnourished y como patients with cognitive and mood impairment, se corresponden con el grupo de «vulnerables» de Balducci y Extermann55. Los autores no añaden ninguna recomendación terapéutica en estos grupos, aunque sí consideran, como se ha dicho, que en el último grupo solo sería posible un manejo paliativo. Tampoco se sabe cuál es la correlación entre cada uno de ellos y el riesgo de toxicidad de la quimioterapia. Se trata de una clasificación muy prometedora.
Otra forma de clasificar al anciano oncológico y, por ende, de identificar al paciente frágil entiende la fragilidad como una acumulación de déficits. Dicho índice de fragilidad (deficit-accumulation frailty index o índice DAFI) se construye a partir de un total de 51 variables, 46 de las cuales se obtienen de la VGI; en cuanto al resto de las variables, 4 corresponden a parámetros de laboratorio y otra es una variable demográfica. Según este índice, los ancianos frágiles tienen más riesgo de hospitalización, de presentar toxicidad severa a la quimioterapia (grado≥3) y de no completar el tratamiento56. Se trata, por tanto, también de una clasificación muy interesante.
En el año 2010, un grupo de expertos de la Sociedad Internacional de Oncología Geriátrica propuso otra clasificación específica para ancianos con cáncer de próstata basada en la situación funcional (ABVD y AIVD), el estado cognitivo (Mini-Mental State Examination), el estado nutricional y la comorbilidad, de la que se han hecho ya 2 actualizaciones más57–59. En la clasificación del año 2010, los pacientes fit son aquellos sin comorbilidad severa, funcionalmente independientes y sin malnutrición; en estos pacientes, el tratamiento debe ser el mismo que en el caso de un paciente joven. Por otro lado, los ancianos «vulnerables» son aquellos con comorbilidad no controlada, con dependencia, al menos, en una AIVD, con riesgo de malnutrición y en los que sea posible revertir los déficits tras una intervención geriátrica; en estos pacientes, tras haber sido revertido el déficit, se administra el mismo tratamiento que en pacientes jóvenes. Los pacientes frail tienen 2 o más comorbilidades no controladas, con dependencia en, al menos, una AIVD y con malnutrición severa; este grupo, tras una intervención geriátrica, pueden recibir un tratamiento adaptado. Y por último, los pacientes too sick, que están encamados, con comorbilidades severas, deterioro cognitivo y enfermedad terminal, recibirán solo tratamiento paliativo57. En la segunda actualización que se hizo de estas guías, la correspondiente al año 201458, se añadió un método de cribado, el denominado G-8, con la finalidad de seleccionar a qué ancianos aplicarles la VGI. Posteriormente, en la última actualización de dichas guías59, aunque se sigue hablando de 4 grupos de pacientes, ya no se utiliza el G-8 como cribado, sino 3 dominios de la VGI, que son las ABVD, la comorbilidad y los síndromes geriátricos. Además, el manejo del paciente en función del grupo al que pertenezca varía según el año de publicación de dichas guías57–59. Así, por ejemplo, según las guías de la Sociedad Internacional de Oncología Geriátrica 2010 y 2014, se propone que el anciano frágil sea sometido a maniobras de intervención que mejoren los problemas reversibles y, posteriormente, que se le administre un tratamiento adaptado57,58; sin embargo, en la última actualización de dichas guías, las publicadas en el año 201759, los pacientes frágiles deben ser tratados de igual forma que un individuo joven. Además, en estas últimas guías: a) se ha modificado la definición de anciano frágil empleada hasta el momento en Oncogeriatría, adaptándola a la definición empleada por Geriatría; b) no se utiliza el término de «anciano vulnerable», que había sido empleado en las versiones previas; c) en la fase inicial, se utilizan menos dominios de la VGI para clasificar al anciano oncológico que los empleados en las guías previas, y d) no se define cuál sería el papel de las herramientas de cribado, como el G-8, empleado en la guía anterior58.
Esta aplicación de la VGI, tan interesante a la vez que fundamental para optimizar la atención al anciano oncológico, deja aún muchas cuestiones abiertas y se precisan más investigaciones al respecto.
DiscusiónLa VGI es la principal herramienta de evaluación y de valoración del individuo de edad avanzada, y según la evidencia disponible, esta realidad se extiende también al paciente con diagnóstico de cáncer10,11. Aunque sus aportaciones a la Oncogeriatría son numerosas, algunas de las más destacadas son su capacidad predictora de toxicidad a la quimioterapia39,40 y su capacidad predictora de mortalidad26,46. Junto a estas, una de las aplicaciones más prácticas ha sido la clasificación del individuo en distintos grupos, que faciliten la toma de decisiones. Aunque la clasificación inicial y pionera fue la establecida por Balducci y Extermann53, se han ido estableciendo distintas clasificaciones, que, aunque tienen algunas diferencias con respecto a la primera, siempre han surgido con la intención de facilitar la toma de decisiones, algo básico para el especialista que trata al anciano con cáncer55,57–59. Aun así, la clasificación de Balducci y Extermann53 sigue vigente hoy en día, y su aportación a la Oncogeriatría es indiscutible.
El hecho de que haya diversas clasificaciones debiera hacer que nos replanteemos si es preciso establecer ya un cambio definitivo en la clasificación de los ancianos en nuestra consulta, seleccionar un método que reúna las principales características de las clasificaciones ya vigentes, o bien, incluso, analizar de forma comparativa todas ellas para identificar la que implique más ventajas, ya que, además de conseguir la mejor atención posible al anciano, es fundamental que esta sea homogénea. En este sentido, por ejemplo, en el ámbito del cáncer de próstata, se ha establecido un cambio muy importante de forma y de concepto en cuanto a la clasificación del anciano oncológico59.
La VGI es una herramienta básica en la Oncogeriatría, a la vez que un campo en continua evolución, algo que resulta fundamental para conseguir la optimización de su uso, para descubrir nuevas ventajas y para aumentar los beneficios que puedan derivarse de su aplicación en el anciano oncológico.
Conflicto de interesesNo existe ningún conflicto de intereses para ninguno de los autores.