metricas
covid
Buscar en
Revista Española de Geriatría y Gerontología
Toda la web
Inicio Revista Española de Geriatría y Gerontología Efectos del ejercicio físico sobre la calidad del sueño, insomnio y somnolenci...
Información de la revista
Vol. 55. Núm. 1.
Páginas 42-49 (enero - febrero 2020)
Compartir
Compartir
Descargar PDF
Más opciones de artículo
Visitas
31881
Vol. 55. Núm. 1.
Páginas 42-49 (enero - febrero 2020)
REVISIÓN
Acceso a texto completo
Efectos del ejercicio físico sobre la calidad del sueño, insomnio y somnolencia diurna en personas mayores. Revisión de la literatura
Effects of physical exercise on sleep quality, insomnia, and daytime sleepiness in the elderly. A literature review
Visitas
31881
Paula Moreno Reyesa,
Autor para correspondencia
paula.moreno@uda.cl

Autor para correspondencia.
, Constanza Muñoz Gutiérreza,c, Rafael Pizarro Menab, Sergio Jiménez Torresc
a Departamento de Kinesiología, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Atacama, Copiapó, Chile
b Escuela de Kinesiología, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad San Sebastián, Santiago, Chile
c Departamento de Kinesiología y Nutrición, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad de Tarapacá, Arica, Chile
Este artículo ha recibido
Información del artículo
Resumen
Texto completo
Bibliografía
Descargar PDF
Estadísticas
Figuras (1)
Tablas (3)
Tabla 1. Artículos seleccionados para la revisión
Tabla 2. Contexto de la intervención y grupo estudiado
Tabla 3. Prescripción del ejercicio físico sobre la calidad del sueño, insomnio y somnolencia diurna en personas mayores
Mostrar másMostrar menos
Resumen

El transcurso del envejecimiento altera las etapas del sueño, y las personas mayores que consultan por este problema tienden a recibir tratamiento farmacológico, lo cual a largo plazo causa efectos secundarios y elevados costos en salud. En cambio, la práctica de ejercicio físico pudiese ser una alternativa, la cual tiene efectos multifactoriales, bajo costo y es accesible. Además estos beneficios podrían extrapolarse a la calidad del sueño. Por esto, el objetivo de esta revisión es determinar la dosificación de ejercicio físico a través del principio frecuencia, intensidad, tiempo y tipo de ejercicio y su efecto en la calidad de sueño, insomnio y somnolencia diurna en personas mayores. Esto generaría un cambio de paradigma en el tratamiento de los trastornos del sueño y ser una alternativa en el tratamiento de las personas mayores.

Palabras clave:
Ejercicio físico
Envejecimiento
Somnolencia diurna
Calidad de sueño e insomnio
Abstract

The ageing process alters the stages of sleep, and the elderly that have this problem tend to be prescribed pharmacological treatment. This has long term side effects and results in increased health costs. On the other hand, frequent or regular physical exercise could be an overall superior alternative, due to its multifactorial effects. It is also less expensive, thus more affordable and accessible. Furthermore, these benefits could be extrapolated to the quality of sleep. Taking this into account the purpose of this paper is to establish the proper amount of physical exercise using the FITT (frequency, intensity, time, type of exercise) principle, and its effect on the quality of sleep, insomnia, and daytime sleepiness in the elderly. This could lead us to a paradigm shift in the treatment of sleep disorders, and also may constitute an alternative method for treating the elderly.

Keywords:
Physical exercise
Aging
Daytime sleepiness
Quality sleep and insomnia
Texto completo
Introducción

El envejecimiento poblacional se ha incrementado en los últimos años a nivel mundial, y este proceso se caracteriza por una pérdida progresiva de la reserva homeostática de los diferentes sistemas1. A medida que transcurre el proceso de envejecimiento se producen modificaciones en el estado de salud físico y psicológico de las personas mayores2. Esto se extrapola a la mayor latencia al sueño, la dificultad para su mantenimiento, como también la eficiencia de este proceso3,4.

El sueño es un proceso natural, variable, de gran importancia para el ser humano5. Es considerado fundamental en las funciones metabólicas, mentales y hormonales, entre otras6. Cuando se concilia el sueño el umbral de respuesta ante estímulos externos aumenta en comparación con la vigilia, y a nivel fisiológico se presenta una disminución en la presión sanguínea y la respiración6. El sueño en cantidad y calidad adecuadas proporciona la recuperación del bienestar físico y mental, mejora el estado de ánimo, la concentración, la memoria y reduce el riesgo de accidentes6,7. Se ha demostrado una directa relación entre la calidad y cantidad de sueño adecuadas y las mejoras en la calidad de vida de las personas. Un déficit de este puede extrapolarse en el aumento de morbilidad física, psiquiátrica y deterioro de la función cognitiva8.

La calidad de sueño (CS) es variable en cada individuo, ya que depende de diversos factores tales como el organismo, el ambiente y el comportamiento, lo cual desencadena patrones de sueño corto, intermedio y largo. Las personas que duermen menos de 5horas son propensas a una condición física inadecuada9 y a ocasionar otros trastornos como la disminución de la respuesta a la glucosa, y con esto, una mayor prevalencia de padecer diabetes tipo 210,11. Por lo tanto, la CS posee una estrecha relación con la cantidad de horas dormidas, ya que una disminución de estas conlleva la privación total o parcial del sueño12. No obstante, el aumento en el número y cantidad de los despertares nocturnos y el mayor tiempo en cama generan un sueño ineficiente, denotado como mala CS. Dada la importancia de este constructo y las dificultades para su definición y cuantificación, se han desarrollado instrumentos de medición de la calidad del sueño, uno de ellos es el Índice de calidad de sueño Pittsburg (PSQI)13,14.

El insomnio es la dificultad de iniciar y/o mantener el sueño y es considerado como un trastorno, el cual aqueja principalmente a las personas mayores15,16. Se estima una prevalencia del 50% de este trastorno en mayores de 65 años16,17. Es importante clasificar el insomnio, ya que su diagnóstico oportuno genera estrategias adecuadas18, lo que evita el deterioro en la condición de salud19. Es por esto que resulta importante cuantificar la severidad del insomnio a través de escalas, como el índice de severidad del insomnio (ISI)20. Por lo anterior, el insomnio en la persona mayor debe estudiarse como un síntoma asociado a una entidad que deberá investigarse antes de otorgar un tratamiento sintomático21. No solo se debe reconocer el insomnio como un trastorno individualizado, sino que también hay que abordar otras dimensiones afectadas como mayor irritabilidad, cansancio, trastornos en la atención y memoria, riesgo de caídas y dependencia a psicofármacos22.

La privación total o parcial del sueño puede ser acumulativa, conduciendo al déficit en cantidad y calidad del sueño, generando una tendencia a quedarse dormido durante el día, interrumpiendo el proceso de vigilia12. Esta situación se denomina excesiva somnolencia diurna (EDS)23, la cual posee una prevalencia de un 27% en las personas mayores24. Existen diversos factores que pueden causar EDS y entre ellas se consideran: anomalías del sistema nervioso central (SNC), deficiencias en el sueño de carácter cuantitativo y cualitativo, desajuste circadiano del cuerpo con el entorno (trabajo por turno) y medicamentos que puedan aumentar la EDS25. Existen métodos para cuantificar de manera objetiva la excesiva somnolencia diurna, como por ejemplo la escala de somnolencia diurna de Epworth (ESE)26.

Hay factores relacionados a los estilos de vida que podrían afectar la calidad y cantidad de sueño en este grupo etario, como son la insuficiente actividad física y un exceso de siestas durante el día27. Los niveles bajos de actividad física en personas mayores representan un riesgo significativo de los síntomas de insomnio incidente28. La actividad física y el ejercicio físico se utilizan de manera intercambiable, pero no son equivalentes, ya que la actividad física es definida como cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que exija un gasto de energía29. En cambio el ejercicio físico, por su parte, es una variedad de la actividad física, ya que este es considerado planificado, estructurado, repetitivo y realizado con un objetivo de mejora o mantenimiento de uno o más componentes de la aptitud física30. Para que el ejercicio físico cuente con los efectos fisiológicos requeridos se debe determinar: la frecuencia, la intensidad, el tiempo y el tipo de ejercicio (FITT). Los componentes de este principio constituyen la dosis o cantidad de ejercicio necesaria para mejorar la salud, similar a una intervención farmacológica30.

El ejercicio físico puede ser utilizado como una herramienta no farmacológica, optimiza la calidad de vida y posee diversos beneficios, tales como el mantener y/o mejorar distintos sistemas tanto a nivel cardiopulmonar, como neuromuscular, metabólico y mental31. Además, se ha demostrado que la práctica de ejercicio físico regular se asocia a la mejora en la calidad del sueño y su estructura32. Por otro lado, realizar actividad física moderada como caminar alrededor de 6 manzanas por día se asocia con un menor riesgo de padecer insomnio33. En este sentido, algunas pautas de salud pública destacan que la actividad física de intensidad moderada por encima de 150 minutos a la semana genera beneficios para la salud, mitigando los factores de riesgo y el impacto de enfermedades metabólicas34. Los efectos que provoca el ejercicio físico con respecto a los trastornos del sueño son múltiples, llegando a reemplazar la terapia farmacológica35. Sin embargo, en la actualidad aún no existe una claridad en los parámetros a seguir, según la frecuencia, la intensidad, el tiempo y el tipo de ejercicio que permita su recomendación y prescripción para mejorar los trastornos del sueño en personas mayores. Debido a esto el objetivo de este estudio es determinar cuál es la dosificación óptima de ejercicio físico según la literatura existente y su efecto en la calidad de sueño, insomnio y somnolencia diurna en personas mayores, y así otorgar una alternativa no farmacológica a las personas mayores que padezcan trastornos de sueño.

Material y métodosFuentes de datos y estrategia de búsqueda

Se realizó una búsqueda bibliográfica de artículos científicos de habla inglesa e hispana, en fuentes de información, las cuales fueron: Medline, Pubmed y Cochrane Library. El período de búsqueda se realizó de mayo de 2004 a marzo de 2017. La estrategia de búsqueda fue diseñada para recuperar el mayor número de referencias bibliográficas con el efecto del ejercicio físico sobre la calidad del sueño, insomnio y somnolencia diurna en personas mayores y la prescripción según frecuencia, intensidad, tiempo y tipo de ejercicio. Para ello se utilizaron diferentes palabras clave: «physical activities» OR «physical exercise», «quality sleep» OR «poor sleep quality», «insomnia» AND «older people», «daytime sleepiness» AND «elderly» OR «gender». Se utilizaron los mismos términos en español, pero no se encontraron publicaciones. La búsqueda se realizó por 2 de los revisores, de manera independiente. Tras la lectura de los resúmenes obtenidos en la estrategia de búsqueda se completó con la lectura y el rastreo de referencias de los documentos inicialmente seleccionados según el título y el resumen, y posteriormente, se accedió al texto completo.

Criterios de inclusión

Fueron seleccionados artículos de tipo ensayo clínico aleatorizado (ECA), cuasiexperimental y descriptivo. Los artículos incorporados evaluaron el efecto del ejercicio físico sobre los trastornos del sueño en personas mayores; artículos originales que incluyeran a personas mayores con alteraciones en la calidad del sueño medido por el PSQI, insomnio medido a través de ISI y/o somnolencia diurna medido por ESE, y/o prescripción del ejercicio físico según el principio FITT. Los criterios de exclusión fueron: a) artículos de revisiones sistemáticas o metaanálisis, por la imposibilidad de comparar el alcance de sus resultados con los de los artículos de investigación incluidos en esta revisión; y b) artículos científicos con personas menores de 55 años.

Procedimiento de revisión

Los artículos seleccionados fueron descargados y almacenados de manera digital (en formato PDF) y fueron analizados por un revisor que finalmente evaluaba si el artículo cumplía con los criterios de inclusión. En los casos dudosos se decidió por consenso con el segundo revisor. Para realizar el análisis de los documentos seleccionados uno de los revisores procedió a la lectura de los artículos escogidos (fig. 1). Posteriormente se clasificó la información en tablas de evidencia. Se construyó una base de datos para el análisis temático de cada uno de los artículos seleccionados, definiéndose categorías para el análisis. Para la identificación del efecto del ejercicio físico sobre la calidad del sueño, insomnio y somnolencia diurna en personas mayores se seleccionaron 11 artículos (tabla 1).

Figura 1.

Diagrama del proceso de búsqueda, selección, inclusión y exclusión de los registros.

(0.12MB).
Tabla 1.

Artículos seleccionados para la revisión

N.°  Autores  Año  Título  Revista  Características de las muestras y tamaños muestrales  Promedio y rango de edad 
Pa et al.35  2014  Effect of exercise and cognitive activity on self-reported sleep quality in Community-dwelling older adults with cognitive complaints: A randomized controlled trial  Journal of the American Geriatrics Society  T=126  x: 73añosR:>65años 
Aguilar-Parra et al.36  2015  Influencia de programas de actividad física en la calidad del sueño de personas mayores de 55 años  Revista de Psicología del Deporte  T=580GE=325GC=255  x: 75añosR: 56-94años 
Reid et al.37  2011  Aerobic exercise improves self-reported sleep and quality of life in older adults with insomnia  Sleep Medicine  T=23  x: 62 añosR:>55 años 
Freburger et al.38  2010  The effects of a physical activity program on sleep-and health-related quality of life in older persons with arthritis  Journal of Applied Gerontology  T=346GE=175GC=171  x:69 añosR:68-70 años 
Chasens et al.39  2007  Daytime sleepiness, exercise, and physical function in older adults  Journal of Sleep Research  T=1506H=783M=723  x: 69añosR: 55-84años 
Li et al.40  2004  Tai Chi and self-rated quality of sleep and daytime sleepiness in older adults: A randomized controlled trial  Journal of the American Geriatrics Society  T=118  x: 76añosR: 60-92años 
Sharif et al. 41  2015  The effect of aerobic exercise on quantity and quality of sleep among elderly people referring to health centers of Lar City, Southern of Iran; A randomized controlled clinical trial  Current Aging Science  T=60  x: 68añosR: 6 -75años 
Hartescuet al.42  2016  Sleep quality and recommended levels of physical activity in older people  Journal of Aging and Physical Activity  T=1042  x: 73añosR: 65-80años 
Morita et al.43  2017  Effects of acute morning and evening exercise on subjective and objective sleep quality in older individuals with insomnia  Sleep Medicine  T=43GE=30GC=13  x: 60añosR: 55-65años 
10  Chen et al.44  2011  The effect of a simple traditional exercise programme (Baduanjin exercise) on sleep quality of older adults: A randomized controlled trial  International Journal of Nursing Studies  T=55GE=27GC=28  R:>70años 
11  Hariprasad et al.45  2013  Effect of Yoga intervention on sleep and quality-of life in elderly: A randomized controlled trial  Indian Journal of Psychiatry  T=120GE=62GC=58  R:>60años 

GC: grupo control; GE: grupo entrenamiento; H: hombres; M: mujeres; R: rango de edad; T: tamaño muestral total; x: promedio.

Resultados

La búsqueda inicial produjo 26 referencias, de las cuales 1135–45 fueron elegidas por el cumplimiento de los criterios de inclusión (tabla 1). Los resultados se presentan en función de 2 grandes categorías: a) contexto de la intervención y grupo estudiado; b) prescripción del ejercicio físico sobre la calidad del sueño, insomnio y somnolencia diurna en personas mayores.

Contexto de la intervención y grupo estudiado

Con respecto a la edad más de la mitad de los artículos estaban enfocados solo en personas de 60 y más años35,38,40–42,44,45, variando el rango de edad entre los 55 y 94 años. En cuanto al entorno cultural los estudios eran internacionales, de los cuales predominaron los realizados en Estados Unidos35,37–40,42. El contexto de realización de la intervención predominó en la comunidad35,37–40,42. El principal trastorno del sueño evaluado e intervenido fue la mala calidad del sueño, cuyo instrumento de evaluación más utilizado fue PSQI37,40,41,43–45. Destaca la utilización de ensayos clínicos aleatorizados como diseño del estudio35,37,38,40–45 (tabla 2).

Tabla 2.

Contexto de la intervención y grupo estudiado

N.°  Tipo de estudio  Objetivo del estudio  País  Población  Tipo de enfermedad base y asociada  Instrumento de evaluación  Contexto de la intervención 
Ensayo clínico aleatorizado35  Comparar los efectos de diferentes tipos de actividad física y mental sobre la calidad de sueño autodeclarada en personas mayores con quejas cognitivas y de sueño  Estados Unidos  126 personas  B: problemas cognitivos y de sueño autoinformados  Calidad del sueño: cuestionario de 7 preguntas de trastornos del sueño en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2005 a 2006 (dificultad al dormir, despierta durante la noche, despierta temprano, entre otras)  Comunidad 
Cuasiexperimental36  Comprobar si una intervención con diferentes programas de actividad física puede producir cambios significativos en diversas variables relacionadas con la calidad del sueño  España  580 personas  B: alteraciones del sueño (insomnio e hiperinsomnio)  COS  No indica 
Ensayo clínico aleatorizado37  Evaluar la eficacia de la actividad física aeróbica moderada con la educación de la higiene del sueño para mejorar el sueño, el humor y la calidad de vida en personas mayores con insomnio crónico  Estados Unidos  23 personas  B: sin deterioro cognitivo, con déficit de sueño  PSQIESESF-36CES-D  Comunidad 
Ensayo clínico aleatorizado38  Examinar los efectos a corto y largo plazo de actividad física de baja a moderada intensidad en la mejora de la calidad de vida relacionada con el sueño y la salud en una muestra de personas mayores con artritis36  Estados Unidos  346 personas  B: alteraciones del sueñoA: artritis  El sueño y la HROQL se evaluaron con un instrumento de autoinforme de 4 preguntas (problemas para conciliar el sueño, despertarse varias veces, despertarse cansado, quedarse dormido)  Comunidad 
Estudio descriptivo39  Describir la asociación entre la somnolencia, el ejercicio y la función física en personas mayores  Estados Unidos  1.506 personas  B: alteraciones del sueño (insomnio, somnolencia diurna, Sd. piernas inquietas)A: Hipertensión, diabetes, cáncer  Encuesta telefónica de 13 preguntas (somnolencia diurna, ejercicio y función física)  Comunidad 
Ensayo clínico aleatorizado40  Determinar la efectividad del tai chi sobre la calidad del sueño y la somnolencia diurna en las personas mayores que reportan quejas moderadas del sueño  Estados Unidos  118 personas  B: quejas moderadas del sueño  PSQIESESF-12  Comunidad 
Ensayo clínico aleatorizado41  Investigar el efecto del ejercicio aeróbico sobre la cantidad y calidad del sueño entre las personas mayores referidos a los centros de salud de la ciudad de Lar, en el sur de Irán  Irán  60 personas  B: alteraciones del sueño  PSQI  No indica 
Ensayo clínico aleatorizado42  Evaluar las relaciones transversales y longitudinales entre los niveles mínimos de actividad recomendados actualmente y los índices de calidad subjetiva del sueño  Estados Unidos  1.042 personas  B: alteraciones del sueño (insomnio)  Encuesta de 5 preguntas (peso/estatura, sueño, ejercicio, estado de salud físico y mental)  Comunidad 
Ensayo clínico aleatorizado43  1) Comparar los efectos del ejercicio matutino y vespertino sobre la calidad subjetiva y objetiva del sueño en personas de mediana edad y personas mayores con síntomas de insomnio; y 2) comparar los efectos del ejercicio matutino y vespertino sobre el objetivo relacionados con el sueño en individuos con 2 tipos de síntomas de insomnio, EMA y DIS  Japón  43 personas  B: 2 síntomas subjetivos de insomnio: DIS y EMA  PSQI  No indica 
10  Ensayo clínico aleatorizado44  Explorar la efectividad de un programa de ejercicios de Baduanjin sobre la calidad del sueño en personas mayores taiwanesas  Taiwán  55 personas  B: alteraciones del sueño (insomnio)  PSQIGDS-SF  No indica 
11  Ensayo clínico aleatorizado45  Examinar los efectos de la intervención de yoga en la calidad de vida y la calidad del sueño en las personas mayores que viven en residencias  India  120 personas  B: alteraciones del sueño  PSQIWHOQOL  Residencia de personas mayores 

A: enfermedad asociada; B: enfermedad base; BDI: Inventario de depresión de Beck; CES-D: Escala de depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos; COS: Cuestionario Oviedo del sueño; ESE: Escala de somnolencia diurna de Epworth; DIS: dificultad para iniciar el sueño; EMA: despertar temprano en la mañana; FSS: Escala de severidad de fatiga; GDS-SF: versión china de la Escala de depresión geriátrica; HRQOL: Health Related Quality of Life (calidad de vida relacionada con la salud); ISI: Índice de severidad del insomnio; PSQI: Calidad del sueño de Pittsburg; STAI: Inventario de ansiedad de StateTrait; WHOQOL: Cuestionario de calidad de vida.

Prescripción del ejercicio físico sobre la calidad del sueño, insomnio y somnolencia diurna en personas mayores

En cuanto a la prescripción del ejercicio físico sobre la calidad del sueño, insomnio y somnolencia diurna, en términos de los principios de FITT, predominó el ejercicio de tipo aeróbico35–43, de intensidad baja a moderada35–43, por otro lado 3 estudios se enfocaron en flexibilidad y equilibrio40,44,45. En cuanto a la duración de la sesión más utilizada fue de 60minutos35,36,38,40,41,44,45, con frecuencia semanal de 3 veces por semana35,36,38,40,41. En relación con el tiempo total de la intervención el mínimo de tiempo que predominó fue de 3 meses35,37,39–42,44,45. Se agregó la educación en higiene del sueño a la intervención de ejercicio físico35,37,38,44,45. Además, se incluyeron algunas intervenciones complementarias como Pilates, yoga, tai chi y ba duan jin que incluyen otros tipos de ejercicio: de fuerza, flexibilidad y/o equilibrio36,40,44,45 (tabla 3).

Tabla 3.

Prescripción del ejercicio físico sobre la calidad del sueño, insomnio y somnolencia diurna en personas mayores

N.°  Tipo de ejercicio  Intensidad  Duración de la sesión diaria  Frecuencia  Duración total de la intervención  Otras intervenciones asociadas  Resultados 
Ejercicio físico aeróbico35  Baja, moderada e intensa  60minutos  3 veces por semana  12 semanas (3 meses)  - Actividad cognitiva- Educación en higiene del sueño  La calidad de sueño autodeclarada mejoró significativamente (p<0,005), más con ejercicios físicos y mentales de baja intensidad que con actividades de intensidad moderada e intensa en personas mayores con dificultades cognitivas y de sueño 
Ejercicio físico aeróbico36 (gerontogimnasia y aquagym)Pilates (fuerza)Yoga (fuerza y flexibilidad)  Baja, moderada e intensa  60minutos  3 veces por semana  36 semanas (9 meses)  No se realizó otra intervención  Los resultados resaltan la utilidad de los programas de ejercicio físico para mejorar la calidad del sueño. Gerontogimnasia fue el que tuvo un mayor efecto sobre la calidad del sueño, aportando un efecto fuerte (p<0,001) sobre la reducción del consumo farmacológico, de los niveles de hipersomnio y en la calidad del sueño 
Ejercicio físico aeróbico37  Moderado  2 sesiones de 20minutos continuadas o una sesión de 30-40minutos  4 veces por semana  16 semanas (4 meses)  Educación en higiene del sueño  La actividad física aeróbica junto a la educación de la higiene del sueño es un tratamiento eficaz para mejorar la calidad del sueño (p<0,001), el estado de ánimo y la calidad de vida en PM con insomnio crónico 
Ejercicio físico aeróbico38  Baja a moderada  60minutos  2 veces por semana  8 semanas (2 meses)  Educación en higiene del sueño  La intervención de ejercicio aeróbico fue eficaz (p<0,001) para disminuir la probabilidad de despertarse por la noche, levantarse cansado y tener días de salud mental deficientes 
Ejercicio físico aeróbico39  Baja a moderada  No indica  Se preguntó si fue: diaria o frecuente/nunca o rara  12 semanas (3 meses)  No se realizó otra intervención  Los sujetos que se ejercitaban con menos frecuencia (<2 veces por semana) tenían síntomas de insomnio más frecuentes, ronquidos, síntomas de piernas inquietas, somnolencia diurna y mala calidad del sueño (todos los valores p<0,001) 
Tai chi 40(equilibrio y flexibilidad)  Baja a moderada  60minutos  3 veces por semana  24 semanas (6 meses)  No se realizó otra intervención  Las PM con problemas de sueño pueden mejorar significativamente (p<0,001) la calidad, latencia, eficiencia, duración y alteraciones del sueño a través de un programa de tai chi 
Ejercicio físico aeróbico41No indica  60minutos  3 veces por semana  12 semanas (3 meses)  No se realizó otra intervención  Programas de ejercicio físico aeróbico podrían mejorar la calidad y cantidad del sueño en las personas mayores. También podría ser utilizado como un método rentable y duradero de terapia sin efecto secundario que podría ser utilizado para el tratamiento del insomnio en las personas mayores. 
Ejercicio físico aeróbico42 (caminata)  Moderada  30minutos  5 veces por semana  Seguimiento de 4 años  No se realizó otra intervención  Los niveles de caminata más altos indicaron significativamente (p<0,05) una menor probabilidad de informar problemas en el inicio o mantenimiento del sueño. Estos resultados son consistentes con la conclusión que indica que las pautas actuales de actividad física pueden respaldar la calidad del sueño en personas mayores 
Ejercicio físico aeróbico43  Moderada  90minutos  Una vez por semana  2 semanas  No se realizó otra intervención  El ejercicio aeróbico en la mañana puede mejorar la calidad del sueño nocturno en personas con dificultad para iniciar el sueño (p<0,001) 
10  Ba duan jin44 (equilibrio, flexibilidad)  Baja  30minutos  3 veces por semana  12 semanas (3 meses)  Educación en la higiene del sueño  El programa de ejercicios ba duan jin puede mejorar significativamente (p<0,001) la calidad, latencia, duración y eficiencia del sueño para las personas mayores 
11  Yoga45(fuerza y flexibilidad)  No indica  60minutos  Diario por un mesDiario por 3 mesesSin supervisión por 6 meses diario  24 semanas (6 meses)  Educación en la higiene del sueño  Las personas mayores que realizaron yoga tuvieron una mejoría significativa (p<0,001) en todos los dominios de calidad de vida y en la calidad del sueño 

PM: persona mayor.

Discusión

Esta revisión muestra que la investigación del efecto del ejercicio físico sobre la calidad del sueño, insomnio y somnolencia diurna en personas mayores se ha incrementado, principalmente en la mejora de la calidad del sueño35,39–45. La literatura tiende a la prescripción del ejercicio físico de tipo aeróbico35–43, de baja a moderada intensidad35–43, con una duración de la sesión de 60minutos35,36,38,40,41,44,45, una frecuencia semanal de 3 veces35,36,40,41 y un tiempo mínimo de la intervención de 3 meses35,37,39–42,44,45. No obstante, existen algunos estudios que utilizan ejercicios de fuerza y equilibrio con resultados favorables en la calidad de sueño36,40,44,45, con una prescripción de intensidad baja a moderada, un mínimo de 3 veces por semana y un mínimo de 3 meses de intervención, lo que indica que podría ser una alternativa de tratamiento en vez de ejercicio aeróbico.

En cuanto a la descripción de la población de los estudios analizados, el rango etario de las personas mayores fue sobre los 55 años de edad. Respecto al género, los trastornos del sueño ocurren mayormente en mujeres, sobre todo en la etapa de la posmenopausia con una prevalencia de un 35% a 60%46. Esto podría atribuirse a alteraciones hormonales propias de mujeres en este rango de edad, como también a la insatisfacción de la percepción de una mala calidad del sueño47.

Dentro de los instrumentos de evaluación, el más utilizado es PSQI37,40,43–45. También se suman otras herramientas de evaluación de la calidad de vida37,38,40,45 y encuestas enfocadas a determinar otras variables como peso, estatura, estado de salud física y mental35,38,39,42. Aunque algunos estudios hacen alusión al insomnio, ninguno de ellos utilizó ISI. Este índice resulta de gran importancia para catalogar uno de los mayores síntomas observados en personas con trastornos del sueño. Podría ser que el uso del PSQI fuera lo suficientemente objetivo en la mayoría de los artículos para clasificar variables y grupos de investigación en el estudio del sueño.

En los tipos de estudios considerados hay un alto predominio de ECA35,37,38,40–45, que reflejan una alta calidad de las investigaciones analizadas. La variedad de muestras tipo ECA fluctuaron entre 23 y 1.042 personas mayores intervenidas. En cuanto al contexto de la intervención se aprecia que fueron realizados en su mayoría en la comunidad35,37,38,40,42, y solo un estudio se realiza en personas mayores institucionalizadas41. En este último estudio se refleja una mayor complejidad de análisis, comparado con intervenciones comunitarias debido a un incremento de la insuficiencia de la calidad del sueño de un 81% en institucionalizados48,49. Esto se debe a que las personas mayores pertenecientes a residencias de larga estancia permanecen largos periodos en cama y en ellos hay un aumento en el uso de sedantes hipnóticos49. Estas condiciones aumentan la prevalencia de discapacidad funcional en un 79,8% en dicha población50,51.

Los efectos del ejercicio físico comienzan a partir de la cuarta semana, llegando hasta reemplazar el uso de hipnóticos52. Algunos de los hallazgos más importantes y con efectos positivos (p<0,05) muestran cómo el ejercicio de tipo aeróbico, con intensidad baja a moderada, ayuda a la disminución de la latencia del sueño, al despertar nocturno y a la mejora de la calidad del sueño insuficiente35,38,40,42. Para que esto ocurra se debe recomendar ejercicio físico regular, lo que conlleva establecer pautas de ejercicio a través del principio FITT, a intensidades de baja a moderada, con una duración de 30minutos diarios, de 3 a 5 veces a la semana37,42,44 o 60minutos diarios, 238 o 3 veces por semana35,36,40,41. Lo anterior difiere con las recomendaciones generales de práctica de ejercicio físico de la OMS, ya que específicamente el ejercicio a intensidad vigorosa podría afectar la condición de las personas mayores que cursen con mala calidad de sueño, afectando aún más su situación32. No obstante, en los parámetros de prescripción descritos anteriormente no se reporta si los efectos producidos por el ejercicio físico se mantienen a largo plazo o solamente es momentáneo por el tiempo indicado en cada intervención. Ello implicaría realizar un seguimiento y un plan de tratamiento más extendido, para determinar el efecto del ejercicio físico con parámetros según el principio FITT sobre las alteraciones del sueño en calidad y cantidad, y el mantenimiento de los efectos a largo plazo.

Si bien la mayoría de las intervenciones utilizaron protocolos de ejercicio aeróbico, algunos estudios aplicaron ejercicios de fuerza y flexibilidad, los cuales fomentan la calidad y cantidad de sueño40,44,53–55. Terapias como el ba duan jin, de intensidad baja a moderada, mejoran significativamente la duración de este a partir de la octava semana (p<0,001)40,44. Al cese de la intervención el efecto se mantiene por 12 semanas, lo cual promueve un estado de tranquilidad y mejora la función respiratoria a través de la relajación44. Por su parte, el yoga y el tai chi fomentan la fuerza muscular, el rango de movimiento activo, la marcha, el equilibrio, la movilidad, el bienestar físico y emocional53–55.

La intervención complementaria, de utilización de técnicas mixtas, se observó solo en un artículo, el cual combina trabajo aeróbico, fuerza y equilibrio. Este estudio utilizó gerontogimnasia, aquagym, Pilates y yoga, demostrando diferencias significativas en insonmio, hiperinsomnio, calidad de sueño y reducción del consumo farmacológico en personas mayores36. Además, los autores concluyen que la actividad física, en todas sus gamas, fomenta las propiedades cognoscitivas, actuando como un elemento preventivo y regulador de trastornos relacionados con el sueño36. Es entonces donde esta única referencia promueve la utilización de variadas técnicas de tratamiento con una de las diferencias significativas más altas, sosteniendo beneficios no solo en la calidad de sueño, sino también en aspectos psicológicos y cognitivos, los cuales podrían estar directamente relacionados con el estado de ánimo, la concentración y la estabilidad psíquica, la cual se complementaría con un buen estado físico.

En cuanto a la somnolencia diurna se encontró solo un estudio de tipo descriptivo que tenía por objetivo determinar la asociación entre la somnolencia diurna, el ejercicio y la función física en personas mayores39. Dicho estudio obtuvo por conclusión que la somnolencia diurna en las personas mayores se asocia con alteraciones funcionales físicas y disminución de la frecuencia del ejercicio39. Por lo mismo, este estudio clarificó el impacto del ejercicio físico en las personas mayores que presentan este trastorno específico del sueño, otorgando veracidad de los beneficios de un funcionamiento físico adecuado para mantener un estado de vigilia de mejor calidad.

Otro aspecto observado en algunos estudios es la relevancia del principio FITT36, el cual consiste en la prescripción de ejercicios dosificados similarmente a la utilización en fármacos. En el caso de la combinación del FITT con otras herramientas tales como la higiene del sueño, para el manejo de las alteraciones en el sueño en personas mayores, resulta clave para marcar pautas de tratamiento tanto a nivel preventivo como promocional35,37,38,44,45. Si bien la tendencia general es no recomendar ejercicios físicos antes de acostarse56, la higiene del sueño reviste un papel fundamental al momento de educar en este aspecto particular, y combinar ambas herramientas para mejorar la calidad del sueño, sin producir inconvenientes a la hora de dormir.

En consecuencia, se recomienda que la intervención de ejercicio físico en programas sociocomunitarios de corte gubernamental o iniciativas locales tengan dentro de sus objetivos de la intervención el manejo de las alteraciones del sueño en calidad y cantidad en personas mayores. Estos programas de ejercicios, tanto aeróbicos de baja a moderada intensidad, como los de flexibilidad y fuerza, por sí solos traen beneficios significativos a parámetros del sueño. No obstante, el uso de técnicas combinadas provee mucho mayor beneficio, no solo en reducir trastornos del sueño, sino también en el aspecto psíquico y mental. Además, esta revisión destaca la inclusión en la mayoría de los artículos de instrumentos de evaluación de fácil aplicación, en el contexto de la valoración geriátrica integral en el ámbito de la atención primaria, como es el caso del PSQI.

Dentro de las fortalezas de la presente revisión se considera que la intervención de ejercicio físico en personas mayores con problemas en la calidad y cantidad del sueño tiene efectos positivos en este. Sin embargo, los protocolos de intervención clínica tienden a no prescribir el ejercicio físico como una alternativa ideal para el tratamiento de los trastornos del sueño, observando el uso de fármacos, que podrían provocar efectos secundarios. Una de las limitaciones de este estudio fue la ausencia de intervenciones en el contexto de residencias y hospitales.

Conclusión

De acuerdo con lo encontrado en esta revisión se concluye que las personas mayores de 60 años que comienzan con trastornos del sueño en calidad y cantidad deberían realizar terapias basadas en ejercicios, utilizando variadas modalidades. Esto podría ser valioso en la disminución de efectos secundarios por parte del tratamiento medicamentoso, ya que los beneficios físicos, psicológicos y mentales se combinan de manera óptima para disminuir significativamente los trastornos propios del sueño. Terapias basadas en ejercicios dosificados y con parámetros según cada persona mayor, a través del principio FITT36, podrían ser los indicados para ser incluidos en protocolos de ejercicios exclusivos para alteración del sueño. También se establece que, en la mayoría de los estudios, el realizar ejercicio físico aeróbico con una frecuencia mínima de 3 veces por semana, de baja a moderada intensidad, durante 60minutos por sesión, con un mínimo de 3 meses de intervención, sería una de las modalidades más utilizadas para el tratamiento. No obstante, el beneficio de ejercicios de otras modalidades como de flexibilidad y fuerza, así como su combinación, también cumplirían con beneficios significativos para el alivio de alteraciones del sueño. En cuanto a las recomendaciones internacionales que brinda la OMS para personas mayores de 65 años, se debe excluir indicar la práctica de ejercicio a intensidad vigorosa, ya que esto podría afectar a las personas que comienzan con trastornos del sueño. Además, esta revisión otorga la necesidad de realizar futuras investigaciones dentro de ambientes como atención primaria, hospitales y residencias de personas mayores, para esclarecer diversos contextos de intervención y así lograr una visión clara de este tema en particular.

Conflicto de intereses

Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.

Bibliografía
[1]
E. Cruz Menor, Y. Hernández Rodríguez, B.P. Morera Rojas, Z. Fernández Montequín, J.C. Rodríguez Benítez.
Trastornos del sueño en el adulto mayor en la comunidad.
Rev Ciencias Médicas [Internet], 12 (2008), pp. 121-213
[2]
T. Åkerstedt, P.M. Nilsson.
Sleep as restitution: An introduction.
J Intern Med, 254 (2003), pp. 6-12
[3]
De la Calzada-Álvarez MD. Modificaciones del sueño en el envejecimiento. Rev Neurol. 2000;30:0577-580. https://doi.org/10.33588/rn.3006.99586
[4]
A.B. Neikrug, S.J.G. Ancoli-Israel.
Sleep disorders in the older adult–a mini-review.
Gerontology, 56 (2010), pp. 181-189
[5]
I. Haimov, M. Laudon, N. Zisapel, M. Souroujon, D. Nof, A. Shlitner, et al.
Sleep disorders and melatonin rhythms in elderly people.
[6]
S. Durán, P. Mattar, N. Bravo, C. Moreno, S. Reyes.
Asociación entre calidad de vida y cantidad de sueño en adultos Mayres de la Región Metropolitana y Región de Valparaíso, Chile.
Revista Médica de Chile, 142 (2014), pp. 1371-1376
[7]
D. Leger, V. Stal, C. Guilleminault, T. Raffray, M. Dib, M. Paillard.
Les consequences diurnes de l’insomnie: impact sur la qualite de vie.
Revue Neurologique., 157 (2001), pp. 1270-1278
[8]
N. Wolkove, O. Elkholy, M. Baltzan, M. Palayew.
Sleep and aging: 1. Sleep disorders commonly found in older people.
Sleep, 176 (2007), pp. 1299-1304
[9]
S. Reyes, C. Algarin, D. Bunout, P.J.A. Peirano.
Research e. Sleep/wake patterns and physical performance in older adults.
Aging Clin Exp Res, 25 (2013), pp. 175-181
[10]
F.P. Cappuccio, L. D’elia, P. Strazzullo, M. Miller.
Quantity and quality of sleep and incidence of type 2 diabetes: A systematic review and meta-analysis.
Diabetes Care., 33 (2010), pp. 414-420
[11]
F. Escobar-Córdoba, J. Eslava-Schmalbach.
Validación colombiana del índice de calidad de sueño de Pittsburgh.
Rev Neurol., 40 (2005), pp. 150-155
[12]
M.B. Weinger, S. Ancoli-Israel.
Sleep deprivation and clinical performance.
JAMA, 287 (2002), pp. 955-957
[13]
T. Mollayeva, P. Thurairajah, K. Burton, S. Mollayeva, C.M. Shapiro, A. Colantonio.
The Pittsburgh sleep quality index as a screening tool for sleep dysfunction in clinical and non-clinical samples: A systematic review and meta-analysis.
Sleep Med Rev, 25 (2016), pp. 52-73
[14]
D.J. Buysse, C.F. Reynolds III, T.H. Monk, S.R. Berman, D. Kupfer.
The Pittsburgh Sleep Quality Index: A new instrument for psychiatric practice and research.
Psychiatr Res, 28 (1989), pp. 193-213
[15]
C. Ciria, A. Tirado, S. Molina.
Insomnio y consumo de psicolépticos en pacientes mayores de 65 años. Propuesta de criterios diagnósticos.
Rev Esp Geriatr Gerontol, 39 (2004), pp. 399-400
[16]
M.M. Ohayon.
Epidemiology of insomnia: What we know and what we still need to learn.
Sleep Med Rev, 6 (2002), pp. 97-111
[17]
B. Sivertsen, S. Øverland, S. Pallesen, B. Bjorvatn, I.H. Nordhus, J.G. MÆland, et al.
Insomnia and long sleep duration are risk factors for later work disability. The Hordaland Health Study.
J Sleep Res, 18 (2009), pp. 122-128
[18]
S.F. Quan, P.J.G. Zee.
Evaluating the effects of medical disorders on sleep in the older patient, 59 (2004), pp. 37-42
[19]
C. Baglioni, G. Battagliese, B. Feige, K. Spiegelhalder, C. Nissen, U. Voderholzer, et al.
Insomnia as a predictor of depression: A meta-analytic evaluation of longitudinal epidemiological studies.
J Affect Disord, 135 (2011), pp. 10-19
[20]
C.M. Morin, G. Belleville, L. Bélanger, H.J.S. Ivers.
The Insomnia Severity Index: Psychometric indicators to detect insomnia cases and evaluate treatment response.
Sleep, 34 (2011), pp. 601-608
[21]
A. Birchler-Pedross, C.M. Schröder, M. Münch, V. Knoblauch, K. Blatter, C. Schnitzler-Sack, et al.
Subjective well-being is modulated by circadian phase, sleep pressure, age, and gender.
J Biol Rhythms, 24 (2009), pp. 232-242
[22]
M. Cricco, E.M. Simonsick, D.J. Foley.
The impact of insomnia on cognitive functioning in older adults.
J Am Geriatr Soc, 49 (2001), pp. 1185-1189
[23]
R. Cluydts, E. de Valck, E. Verstraeten, P. Theys.
Daytime sleepiness and its evaluation.
Sleep Med Rev, 6 (2002), pp. 83-96
[24]
S.D. Agüero, H.S. Reyes, V.D. Narváez, M.A.. Pérez.
Factores asociados a la somnolencia diurna en adultos mayores chilenos.
Rev Esp Geriatr Gerontol, 50 (2015), pp. 270-273
[25]
T. Roth, T.A. Roehrs.
Etiologies and sequelae of excessive daytime sleepiness.
Clin Ther, 18 (1996), pp. 562-576
[26]
M.W. Johns.
A new method for measuring daytime sleepiness: The Epworth sleepiness scale.
Sleep, 14 (1991), pp. 540-545
[27]
C.M. Lo, P.H. Lee.
Prevalence and impacts of poor sleep on quality of life and associated factors of good sleepers in a sample of older Chinese adults.
Health Qual Life Outcomes, 10 (2012), pp. 72
[28]
K. Morgan.
Daytime activity and risk factors for late-life insomnia.
J Sleep Res, 12 (2003), pp. 231-238
[29]
C.J. Caspersen, K.E. Powell, G.M.. Christenson.
Physical activity, exercise, and physical fitness: Definitions and distinctions for health-related research.
Public Health Rep., 100 (1985), pp. 126
[30]
B. Ferguson.
ACSM's Guidelines for exercise testing and prescription.
J Can Chiropract Assoc., 58 (2014), pp. 328
[31]
M. Viladrosa, C. Casanova, A.C. Ghiorghies, P. Jürschik.
El ejercicio físico y su efectividad sobre la condición física en personas mayores frágiles. Revisión sistemática de ensayos clínicos aleatorizados.
Rev Esp Geriatr Gerontol, 52 (2017), pp. 332-341
[32]
P.-Y. Yang, K.-H. Ho, H.-C. Chen, M.-Y. Chien.
Exercise training improves sleep quality in middle-aged and older adults with sleep problems: A systematic review.
J Physiother, 58 (2012), pp. 157-163
[33]
D.L. Sherrill, K. Kotchou, S.F.. Quan.
Association of physical activity and human sleep disorders.
Arch Intern Med, 158 (1998), pp. 1894-1898
[34]
D.E. Warburton, S. Charlesworth, A. Ivey, L. Nettlefold, SSJIJoBN. Bredin, P. Activity.
A systematic review of the evidence for Canada's Physical Activity Guidelines for Adults.
Int J Behav Nutr Phys Act, 7 (2010), pp. 39
[35]
J. Pa, W. Goodson, A. Bloch, A.C. King, K. Yaffe, D.E. Barnes.
Effect of exercise and cognitive activity on self-reported sleep quality in community-dwelling older adults with cognitive complaints: A randomized controlled trial.
J Am Geriatr Soc, 62 (2014), pp. 2319-2326
[36]
J.M. Aguilar-Parra, J. Gallego Antonio, J.M. Fernández-Campoy, E.R. Pérez-Gallardo, R. Trigueros Ramos, A. Alías-García, et al.
Influencia de programas de actividad física en la calidad del sueño de personas mayores de 55 años.
Revista de Psicología del Deporte, 24 (2015), pp. 0289-295
[37]
K.J. Reid, K.G. Baron, B. Lu, E. Naylor, L. Wolfe, P.C. Zee.
Aerobic exercise improves self-reported sleep and quality of life in older adults with insomnia.
Sleep Med, 11 (2010), pp. 934-940
[38]
J.K. Freburger, L.F. Callahan, J.H. Shreffler, T.J. Mielenz.
The effects of a physical activity program on sleep-and health-related quality of life in older persons with arthritis.
J Appl Gerontol, 29 (2010), pp. 395-414
[39]
E.R. Chasens, S.M. Sereika, T.E. Weaver, M.G. Umlauf.
Daytime sleepiness, exercise, and physical function in older adults.
J Sleep Res, 16 (2007), pp. 60-65
[40]
F. Li, K.J. Fisher, P. Harmer, D. Irbe, R.G. Tearse, C. Weimer.
Tai Chi and self-rated quality of sleep and daytime sleepiness in older adults: A randomized controlled trial.
J Am Geriatr Soc, 52 (2004), pp. 892-900
[41]
F. Sharif, M. Seddigh, I. Jahanbin, S. Keshavarzi.
The effect of aerobic exercise on quantity and quality of sleep among elderly people referring to health centers of Lar City, Southern of Iran; a randomized controlled clinical trial.
Curr Aging Sci, 8 (2015), pp. 248-255
[42]
I. Hartescu, K. Morgan, C.D. Stevinson.
Activity, sleep quality and recommended levels of physical activity in older people.
J Aging Phys Activity, 24 (2016), pp. 201-206
[43]
Y. Morita, T. Sasai-Sakuma, Y. Inoue.
Effects of acute morning and evening exercise on subjective and objective sleep quality in older individuals with insomnia.
Sleep Med, 34 (2017), pp. 200-208
[44]
M.-C. Chen, H.-E. Liu, H.-Y. Huang, Chiou, A.-F..
The effect of a simple traditional exercise programme (Baduanjin exercise) on sleep quality of older adults: A randomized controlled trial.
Int J Nurs Stud, 49 (2012), pp. 265-273
[45]
V. Hariprasad, P. Sivakumar, V. Koparde, S. Varambally, J. Thirthalli, M. Varghese, et al.
Effects of yoga intervention on sleep and quality-of-life in elderly: A randomized controlled trial.
Indian J Psychiatry, 55 (2013), pp. S364
[46]
A. Rodríguez-Regal, M.C. Amigo, E. Cebrián-Pérez.
Sueño y mujer.
Rev Neurol., 49 (2009), pp. 376-382
[47]
T. Young, D. Rabago, A. Zgierska, D. Austin, L.J.S. Finn.
Objective and subjective sleep quality in premenopausal, perimenopausal, and postmenopausal women in the Wisconsin Sleep Cohort Study.
Sleep, 26 (2003), pp. 667-672
[48]
T.C. Mansano-Schlosser, A.A. dos Santos, S. de Oliveira Camargo-Rossignolo, D.C. de Carvalho Veríssimo Freitas, V.R. Lorenz, M.F. Ceolim.
Idosos institucionalizados: organização cronológica das rotinas diárias e qualidade do sono.
Revista Brasileira de Enfermagem., 67 (2014),
[49]
H. Middelkoop, G. Kerkhof, DS-vd Doel, G. Ligthart, H.J.A. Kamphuisen.
Ageing, sleep and ageing: The effect of institutionalization on subjective and objective characteristics of sleep.
Age Ageing, 23 (1994), pp. 411-417
[50]
R. Serrano-Urrea, V. Gómez-Rubio, D. Palacios-Ceña, C. Fernández-de-Las-Peñas, M.J. García-Meseguer.
Individual and institutional factors associated with functional disability in nursing home residents: An observational study with multilevel analysis.
[51]
S. Koch, E. Haesler, A. Tiziani, J. Wilson.
Effectiveness of sleep management strategies for residents of aged care facilities: Findings of a systematic review.
J Clin Nurs., 15 (2006), pp. 1267-1275
[52]
G.S. Passos, D.L.R. Poyares, M.G. Santana, S. Tufik, M.T. Mello.
Is exercise an alternative treatment for chronic insomnia?.
Clinics, 67 (2012), pp. 653-660
[53]
K.K. Zettergren, J.M. Lubeski, J.M. Viverito.
Effects of a yoga program on postural control, mobility, and gait speed in community-living older adults: A pilot study.
J Geriat Phys Ther., 34 (2011), pp. 88-94
[54]
J. Vogler, L. O’Hara, J. Gregg, F. Burnell.
The impact of a short-term iyengar yoga program on the health and well-being of physically inactive older adults.
Int J Yoga Therap., 21 (2011), pp. 61-72
[55]
A. Sierpowska, I. Ciechanowicz, G.C. Wasilewska.
Functional fitness assessment among elderly women (60+) participating in yoga or swimming exercises.
Studies in Physical Culture and Tourism, 13 (2006), pp. 81-83
[56]
L.A. Irish, C.E. Kline, H.E. Gunn, D.J. Buysse, M. Hall.
The role of sleep hygiene in promoting public health: A review of empirical evidence.
Sleep Med Res, 22 (2015), pp. 23-36
Copyright © 2019. SEGG
Descargar PDF
Opciones de artículo
es en pt

¿Es usted profesional sanitario apto para prescribir o dispensar medicamentos?

Are you a health professional able to prescribe or dispense drugs?

Você é um profissional de saúde habilitado a prescrever ou dispensar medicamentos