El consumo de cigarrillos constituye uno de los principales riesgos para la salud y es también la principal causa de morbimortalidad prematura y evitable en los países desarrollados, tanto para la población general como para los mayores, según los datos que se van a revisar en este número monográfico.
El colectivo de personas mayores, comparado con la población adulta, mantiene unos hábitos de vida más saludables, como bien se muestra a través de la evolución del tabaquismo en los últimos 10 años. Así, el consumo de tabaco entre los mayores de 65 años muestra una tendencia drástica a la baja, ya sea por decisión propia o facultativa, y ésta es más acentuada que la observada en el conjunto de la población.
La población mayor presenta, por una parte, proporciones superiores de no fumadores y, por otra, una menor prevalencia de grandes fumadores.
PREVALENCIA DEL TABAQUISMO EN LA POBLACION GENERAL
En 1993, la prevalencia del consumo de cigarrillos en España fue del 36%, inferior al 38,1% que se obtuvo en 1987, y similar a la observada en 1989 y 1978 (tabla I) (1-4). Este descenso que se ha producido desde 1987 hasta 1993, tanto en el conjunto de la población como específicamente en las personas mayores, no se debe únicamente a un incremento paralelo en el porcentaje de exfumadores, sino al aumento de la población que nunca ha fumado, tal como se confirma en las Encuestas Nacionales de Salud (ENSE) de 1995 y 1997, con porcentajes del 48,5 y 49,2% respectivamente (5, 6).
PREVALENCIA DEL TABAQUISMO EN LAS PERSONAS MAYORES (7)
Los datos de las diferentes encuestas nacionales muestran claramente un descenso en el consumo de tabaco en los grupos de edad media y avanzada, y específicamente en los mayores. El porcentaje no fumadores en los mayores de 65 años ha aumentado del 64% en 1993 al 67% en 1997 (tabla II).
Tipología del consumo de tabaco
Existe una importante disminución de la intensidad del consumo de tabaco en mujeres respecto a hombres en la población general, así como en los grupos de mayor edad, circunstancia que se mantiene en las ENSE de 1995 y 1997 (tabla III).
Distribución por edad
Las ENSE proporcionan datos detallados, por edades, confirmando la tendencia a la baja e introduciendo la caída de las tasas específicamente en el grupo de los más mayores (13,2% de fumadores en el grupo de 65-74 años frente a sólo un 6,7% por encima de 75 años), datos que son respectivamente, del 10,3% y 7,1% en la ENSE 97, tal como se observa en la tabla IV.
Distribución por sexos
Para conocer el hábito tabáquico en la población mayor, distribuido por sexos, es necesario acudir a otras encuestas específicamente realizadas en este colectivo.
En el estudio ECEHA (1996) (8), un 1% de las mujeres eran fumadoras, frente a un 19% de varones, diferencia que incluso aumenta considerando las personas exfumadoras: 13% de las mujeres frente al 37% de los hombres (tabla V).
El estudio CIRES realizado con anterioridad, 1992, muestra unas cifras bastante coincidentes con el estudio ECEHA, un 3% de las mujeres eran fumadoras activas frente a un 29% de los varones, y un 9% de las mujeres habían dejado de fumar, frente al 43% de los varones. Esta aparente similitud en los datos se mantiene en las encuestas de ámbito local (Madrid, Canarias, Leganés).
CONCLUSIONES
La prevalencia global del tabaquismo ha disminuido en los últimos 10 años, aunque según los datos de la ENSE 97 fuma el 35,7% de la población de 16 y más años, ha sido fumador un 15%, y tan sólo el 49,2% no ha fumado nunca.
Un análisis por grupos de edad indica que los jóvenes y adultos no mayores han tenido prevalencias de tabaquismo superiores a la población mayor, fenómeno que puede significar tasas de incidencia y prevalencia de enfermedades cardiovasculares más altas en un futuro próximo al hacerse progresivamente mayores esas nuevas generaciones.
Si estudiamos la prevalencia de tabaquismo en los mayores según las últimas ENSE, la proporción de personas mayores que no han sido ni son fumadores ha ido en aumento, fenómeno que puede mostrar cambios tal y como se comentaba con anterioridad.
Si nos fijamos en los mayores de 75 años, el descenso en fumadores activos se detiene en 1995, ya que la ENSE 97 muestra un ligero repunte. Sin embargo, en su conjunto, a esta edad la prevalencia del tabaquismo es la más baja, especialmente por el incremento porcentual de aquellos que han abandonado este hábito.
Las diferencias son llamativas en función del sexo, el 42,1% del total de varones fuma, frente a un 24,7% de las mujeres, mientras que aquellos que nunca han fumado son el 32,6% y 64,8%, respectivamente. Estas diferencias entre sexo van aumentando con la edad, según el estudio ECEHA, 1996, un 28% de los varones mayores no han fumado nunca, frente al 86% de las mujeres.