Objetivos: Conocer si hay diferencias entre sexos en la prescripción de tratamiento osteoporótico para la prevención secundaria tras sufrir una fractura de cadera.
Métodos: Estudio prospectivo. Se incluyeron todos los pacientes ≥65 años ingresados por fractura de cadera entre el 1 de enero de 2009 y el 31 de diciembre de 2016.
Resultados: Se incluyeron 1.221 pacientes, 936 (76,65%) mujeres y 285 (23,35%) hombres. El 25,2% de las mujeres habían tenido una fractura por fragilidad previa, los hombres solo el 15,4% (p=0,00), siendo la fractura de cadera la más frecuente, seguida de las vertebrales en ambos sexos.
En cuanto a los suplementos de Ca y vitamina D al ingreso, el 10,2% de los hombres y el 13,3% de las mujeres los tenían prescritos, no siendo esta diferencia estadísticamente significativa. Sin embargo, en cuanto al tratamiento específico para la osteoporosis antes de la fractura de cadera, el 8,1% de las mujeres recibían tratamiento; por el contrario, solo el 1,4% de los hombres lo recibían (p=0,01), siendo los bifosfonatos orales el grupo terapéutico más prescrito en ambos grupos.
Durante el ingreso no se objetivaron diferencias en los niveles de 25-OH-vitamina D entre sexos, con niveles por debajo de 20ng/ml en el 99,9% de las mujeres y en el 99,6% de los hombres, y cifras compatibles con hipovitaminosis D severa (<10ng/ml) en 1 de cada 5 pacientes.
Al alta, tras la fractura de cadera los hombres reciben significativamente menos tratamiento específico para la osteoporosis que las mujeres (52,1% vs 60,8%, p=0,008). Los antirresortivos son los fármacos más frecuentemente prescritos. Al 49,1% de las mujeres y al 58,6% de los hombres se le pautó tratamiento con denosumab. El tratamiento osteoformador constituye el 5,95% de los tratamientos pautados.
Conclusiones: El sexo masculino es un factor de riesgo para no recibir tratamiento para la osteoporosis tras una fractura de cadera. Es relevante, ya que está descrito en la literatura que los hombres presentan peor pronóstico posfractura que las mujeres. Por lo tanto, mejorar el tratamiento de la prevención secundaria de fracturas por fragilidad debe ser un objetivo prioritario en el manejo de la osteoporosis, especialmente en el sexo masculino.