Objetivos: Evidenciar la relación de la soledad como factor de riesgo en el incremento de la morbimortalidad del paciente anciano.
Metodos: Exposición de un caso clínico enfermero, complementado con revisión de la literatura científica y gris. Búsqueda bibliografía bajo los términos: «loneliness in the elderly», «loneliness and illness», «old age/older people», «isolation», «care primary», «soledad», «aislamiento», «atención primaria», «intervención» en las bases de datos PubMed, Crochrane, Scielo y artículos en Elservier.
Resultados: Tras el seguimiento durante dos años de la paciente, evidenciamos que el historial de caídas reiteradas estando sola en su domicilio ha generado múltiples ingresos hospitalarios, provocando un aumento del grado de dependencia para las actividades de la vida diaria, desnutrición y pérdida de masa muscular, así como un declive de su estado cognitivo, agudizándose los sentimientos de tristeza, desprotección y desesperanza. La soledad ha sido un factor de riesgo que ha influido negativamente en el proceso de envejecimiento fisiológico, convirtiéndolo en patológico.
Conclusiones: En este caso, la soledad, ha aumentado el uso de los recursos sanitarios, con frecuentes reingresos hospitalarios, riesgo de institucionalización y mayor demanda de atención domiciliaria. Las intervenciones enfermeras aisladas, tales como asesoramiento, educación sanitaria, seguimiento domiciliario y prevención de caídas, no han sido lo suficientemente efectivas, puesto que no indujeron cambios ni reconducción del caso de forma exitosa.
Por otro lado, se ha observado que la identificación de la soledad y la falta de concienciación de la misma por parte de muchos profesionales ha sido una barrera importante, por ello esto merece que, aparte de diagnóstico de enfermería «Riesgo de soledad» como única forma de registro, existan escalas diagnósticas que sirvan como forma de registro así como método de alerta para posibles casos con mayor riesgo de vulnerabilidad.
La soledad de uno es responsabilidad de todos; es por ello que las recomendaciones hablan del abordaje multidisciplinar y de coordinación entre niveles, con intervenciones precoces basadas en reestructuración cognitiva y de concienciación de profesionales, así como la puesta en marcha de estrategias de prevención desde todos los sectores, con apoyo de políticas sociales.