Hemos leído con gran interés el artículo de Bernal et al1: «¿Ha mejorado la dotación de vitamina D3 en España? Actuales niveles en una muestra de la población», y quisiéramos hacer las siguientes consideraciones.
El estudio SENECA se realizó con ancianos europeos de entre 70–75 años, entre enero y marzo de 1988–1989 y objetivó que un 36% de los hombres y un 47% de las mujeres presentaban concentraciones de 25-OH-vitamina D3 (25-OH-D3) inferiores a 12ng/ml. Las determinaciones realizadas en España encontraron un valor medio de 10,15ng/ml. Este fue uno de los primeros estudios que provocaron alarma en torno a los bajos niveles de vitamina D en ancianos2.
Nos ha llamado la atención la escasa prevalencia encontrada de déficit de 25-OH-D3 en el artículo de Bernal et al1: en una muestra con un 80,3% de mujeres con una edad media de 61,7 años, los autores encontraron unos niveles medios de vitamina D3 de 52,2ng/ml y tan solo un 3,85% presentaba niveles inferiores a 11ng/ml. El conocer los valores medios y la prevalencia de déficit en los mayores de 65 años nos habría dado más información.
Ante estos 2 estudios diferentes con gran disparidad en los niveles de vitamina D3, nos planteamos analizar retrospectivamente los niveles de 25-OH-D3 obtenidos en pacientes nuevos en nuestra consulta de geriatría. En ella acogemos a enfermos con pluripatología, edad avanzada y habitualmente con deterioro cognitivo. Hemos analizado 118 determinaciones de 25-OH-D3 realizadas entre enero y diciembre del año 2009, que constituyeron el 58,12% de todos los pacientes vistos por primera vez en la consulta (203). El método de laboratorio utilizado fue inmunoensayo competitivo directo por quimioluminiscencia (Liaison-Diasorin®). La determinación de 25-OH-D3 no se efectuó sistemáticamente a todos los pacientes, quedando a criterio médico, independientemente de si tomaran o no vitamina D. De las 118 determinaciones, un 70,34% se les realizó a mujeres y un 29,66% a varones, la edad media fue de 79,84 años (5,61), con unos niveles medios de 25-OH-D3 de 18,51ng/ml (10,16) y presentando un 18,6% niveles inferiores a 10ng/ml (déficit) y un 93,22% niveles inferiores a 30ng/ml; es decir, solo un 6,78% de los pacientes tenía niveles de suficiencia. El déficit fue mayor en varones (25,71%) que en mujeres (15,66%).
El calcidiol sérico (25-OH-D3) es el metabolito de la vitamina D más fácilmente dosificable y sus valores séricos se consideran el mejor índice para evaluar la reserva de vitamina D del organismo3.
El umbral óptimo de vitamina D en los mayores que garantiza una adecuada salud ósea y una normalidad de los niveles de PTH oscila entre 25 y 40ng/ml según diferentes autores4,5.
Los factores que determinan los niveles séricos de vitamina D en ancianos son el aporte dietético de vitamina D (huevos y pescado graso) y la exposición solar. Todas aquellas localidades que se encuentren al norte del paralelo 40° (pasa por Madrid y Castellón) tienen riesgo de déficit de vitamina D en invierno: conocida es la variabilidad estacional de las determinaciones de 25-OH-D3 en función de la exposición al sol6–8.
En los mayores, la capacidad de la piel de sintetizar vitamina D disminuye con la edad (a los 75 años es de un 25%)6, y la ingesta de vitamina D es deficitaria8 e inferior a la de los adultos.
La prevalencia que hemos encontrado de déficit y los valores medios de 25-OH-D3 son similares a otros estudios realizados en España en mayores de 65 años4–9 y claramente inferiores que los niveles encontrados por Bernal et al, probablemente por la diferente edad y el estado funcional de los sujetos estudiados.
El déficit de vitamina D se presenta en aquellos mayores con peor capacidad funcional, mayor edad, menor exposición solar, menor ingesta de pescado, peor estado nutricional y en aquellos que viven solos o en residencias7,9.
Por todo ello consideramos que el anciano frágil que acude a consulta de geriatría debería someterse de forma protocolizada a una determinación de los niveles de 25-OH-D3 y sería conveniente que nuestros mayores tomaran alimentos enriquecidos con vitamina D o suplementos de forma permanente o intermitente3,8,10, teniendo en cuenta que la suplementación farmacológica habitual (800UI/día de colecalciferol) puede ser inadecuada para mantener niveles óptimos de vitamina D en el anciano3,10.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.