INTRODUCCIÓN
Hacerse mayor y vivir los años de la vejez en un pequeño pueblo o envejecer en una ciudad comporta diferencias considerables que deben ser analizadas, tanto si se trata de caracterizar al grupo de población > 65 años que vive en ámbitos rurales como de conocer mejor sus necesidades y demandas, relacionándolas con la provisión de recursos utilizables. Para ello, ya se dispone de investigación específica en el medio rural1-5 y también de diversos estudios de carácter global de los que cabe realizar análisis diferenciales por tipo de hábitat6-10. Contamos, pues, con un acervo de conocimientos aceptable que nos permite acercarnos a una realidad que, sin embargo, no ha promovido suficientes iniciativas de intervención ajustadas a los contextos rurales.
El Principado de Asturias es una de las comunidades autónomas con mayor índice de envejecimiento (21,8%) y, según las proyecciones demográficas desarrolladas, esta tendencia va a continuar aumentando en las próximas décadas: para el año 2016, casi la cuarta parte de la población asturiana tendrá más de 65 años y la población > 80 años se situará alrededor del 8%11. En el ámbito de esta región hay estudios dirigidos a detectar y analizar las necesidades de las personas mayores, tanto en zonas urbanas12,13 como en zonas territoriales de características específicamente rurales14.
Partiendo de este conocimiento previo, podemos afirmar que la repercusión del fenómeno del envejecimiento cobra una gran dimensión en las zonas rurales asturianas, debido fundamentalmente a la conjunción de 2 factores: un agudizado proceso de despoblamiento y la compleja orografía de su territorio. A ello hay que unir la carencia o insuficiencia de los servicios ubicados en estas zonas rurales debido precisamente a las peculiares características geográficas de estos territorios de montaña, que complican los accesos y dificultan los medios de transporte. En consecuencia, muchos de estos entornos rurales, lejos de ser «paraísos para una dulce vejez» contribuyen a fomentar el aislamiento, la falta de oportunidades de participación, la discapacidad, la dependencia y el desamparo.
Estos condicionantes ponen de manifiesto la presencia de factores de riesgo asociados al aislamiento y la restricción de las interacciones, así como la mayor dificultad para el acceso a los servicios públicos y los bienes sociales y culturales, lo que produce un retraimiento social y una reducción de las relaciones interpersonales y los intercambios, así como de la posibilidad de elegir y tomar decisiones, lo que en conjunto determina una aceleración del proceso de desvinculación social. En suma, envejecer en ese medio produce pérdidas muy importantes y una inflexión en la trayectoria vital que amenaza el mantenimiento de la propia identidad y compromete la posibilidad de adquirir nuevos conocimientos así como otras facultades que se promueven y se desarrollan mediante las relaciones interpersonales.
El conjunto de elementos, pues, que configuran la vida y el entramado social en el medio rural son factores que aumentan la vulnerabilidad de la mayor parte de sus habitantes, que son las personas mayores. Esa vulnerabilidad favorece la mayor incidencia de dependencia o su agravamiento. La cuestión de la dependencia entre las personas mayores exige no sólo disponer de recursos y medidas apropiadas para su atención, sino también el desarrollo de medidas y programas que tengan un carácter preventivo y modifiquen las causas que aumentan su incidencia15.
Desde esta aproximación, los responsables de la Consejería de Asuntos Sociales del Principado de Asturias en la legislatura 1999-2003 pusieron en marcha un conjunto de medidas y actuaciones con el objetivo de realizar una atención integral a las personas mayores que no olvidara la necesidad de incluir actuaciones preventivas y en la que se diera gran importancia a la distribución equitativa de los recursos, a la corrección de desigualdades y a las necesidades específicas y diferenciadas de determinados sectores de la población.
Para las zonas rurales, debido a sus peculiaridades, se consideró necesario idear un conjunto de actuaciones diversas y crear una red de atención de características singulares capaces de acabar con la sensación de lejanía de esos territorios, marcados por la distancia geográfica, pero también por las distancias relacionales, de comunicación, transporte, servicios e información. Había, por tanto, que romper distancias. Desde esa perspectiva surgió el programa Rompiendo Distancias.
POBLACIÓN Y MÉTODO
Durante el año 2000 se elaboró el programa marco y se seleccionaron 3 territorios para desarrollarlo como proyecto piloto de carácter innovador, y probar así su idoneidad antes de extenderlo al resto de las zonas rurales. En 2001 se implantó el programa, en estrecha colaboración con los ayuntamientos respectivos, en 3 de las zonas más marcadamente rurales de Asturias: en el concejo de Taramundi (Occidente), en la Comarca de la Sidra (zona central) y en una Mancomunidad del Oriente de Asturias.
Los criterios de inclusión tenidos en cuenta para priorizar estas zonas fueron:
1. Que tuvieran el conjunto de indicadores demográficas característicos del hábitat rural: dispersión de la población, altos índices de envejecimiento y procesos importantes de despoblamiento (en la figura 1 y en la tabla 1 se expone la comparación de los indicadores entre las zonas seleccionadas y las correspondientes a los hábitats urbanos).
Figura 1.Indicadores de envejecimiento en las zonas rurales del proyecto y en 3 ámbitos urbanos.
2. Que sus condiciones orográficas incidiesen de manera negativa en las comunicaciones y en el acceso de las personas mayores a los servicios.
3. Que fuesen territorios con escaso nivel de desarrollo de recursos para personas mayores.
4. Que hubiera sensibilidad de las administraciones locales a la filosofía del proyecto.
5. Que hubiera iniciativas previas u oportunidades constatadas para trabajar en red y realizar intervenciones auténticamente comunitarias y de coordinación de recursos.
Los 3 ámbitos territoriales seleccionados se diferenciaban entre sí en varios aspectos: en el número de la población objetivo (tabla 2), en cuanto atañe a su ordenación administrativa, y en las características orográficas del territorio. Con ello se pretendía comparar los diferentes tipos de estrategias que se iban a emplear según diversos contextos rurales. El proyecto de Taramundi se dirigía a 319 potenciales destinatarios y sus pueblos y aldeas constituyen un único concejo. Un segundo proyecto se había de desarrollar en un territorio de alta montaña, el de la mancomunidad formada por los concejos de Cangas de Onís, Ponga, Amieva y Onís, y se dirigía a un número potencial de 2.388 personas > 65 años. Por último, y para una población de 6.720 personas, el tercero de los proyectos se puso en marcha en la Comarca de la Sidra, mancomunidad formada por los concejos de Villaviciosa, Nava, Cabranes, Bimenes y Sariego.
Las características diferenciadoras del programa marco Rompiendo Distancias aparecen reflejadas en la tabla 3. En cuanto a sus objetivos generales en el programa marco, se fijaron los 3 siguientes:
1. Promover el envejecimiento activo y la participación e integración social.
2. Prevenir y atender las situaciones de dependencia a través de la mejora del servicio de ayuda a domicilio (SAD), del acercamiento de recursos y la creación de nuevos servicios de proximidad.
3. Incrementar las redes sociales y el compromiso social mediante el fomento del voluntariado y la creación de cauces para expresarlo.
El programa marco no contenía, como resulta obligado por las características enunciadas, actuaciones concretas prefijadas. Pero sí enmarcaba una estructura en la que poder ir encajando después los proyectos concretos. Por eso, la actuación primera que se encomendó a cada uno de los técnicos coordinadores de los 3 territorios fue la realización de un estudio que, metodológicamente, se inspiraba en la IAP16-19, técnica que pretende promover la movilización del grupo social objeto de investigación y motivar su participación en el desarrollo de proyectos dirigidos a mejorar su posición social y la resolución de sus necesidades. Con Rompiendo Distancias se trataba justamente de apoyar las iniciativas viables, que sólo podían surgir después de hacer un estudio de estas características. En cualquier caso, y tal como se deduce de los contenidos recogidos en el programa marco20,21, se trataba de hacer realidad un ambicioso proyecto de carácter integral que debía desarrollar actuaciones específicas para el cumplimiento de los 3 grandes objetivos indicados.
Recursos invertidos
Para el desarrollo del Programa, la Consejería de Asuntos Sociales puso a disposición una serie de recursos materiales y humanos:
1. Incorporación en cada uno de los 3 territorios en los que se iba a implantar el proyecto piloto de un técnico coordinador del Programa (encargado de impulsar las actuaciones de cada proyecto concreto, en estrecha colaboración con los servicios sociales municipales) y de una furgoneta accesible (1).
2. Incremento de las aportaciones, dentro del Plan Concertado, a favor de las corporaciones locales en las que se implantó Rompiendo Distancias. Con esas dotaciones se consiguieron los siguientes resultados:
-- Aumentar el número de personas y familias que reciben el SAD, tal como puede apreciarse en la tabla 4.
-- Que en todas las áreas se haya podido invertir en formación (de los profesionales y de las familias cuidadoras) para mejorar las prestaciones del SAD y avanzar en la coordinación sociosanitaria.
-- Que en los 3 territorios se hayan creado nuevos servicios de proximidad para hacer posible la buscada diversificación, flexibilidad y adaptación de los servicios a las necesidades concretas detectadas.
3. Mejora de las subvenciones, tanto a las corporaciones locales como a las asociaciones de personas mayores para el desarrollo de actuaciones vinculadas al programa.
4. Diseño y puesta en funcionamiento de una red de recursos de proximidad de manera paralela al desarrollo del programa Rompiendo Distancias, que fue planificada de manera general para todo el territorio rural asturiano:
-- Centros de día para la atención especializada de personas en situación de dependencia y de sus familias cuidadoras. En la planificación de la red de centros de día creada durante la legislatura se tuvieron presentes las necesidades del medio rural. Se han puesto en funcionamiento 27 nuevos centros de día, de los que 17 se ubican en territorios rurales.
-- Viviendas tuteladas, minirresidencias y unidades de convivencia en las que se ofrece un sistema de alojamiento alternativo al del propio domicilio cuando, por una situación de dependencia y apoyo social insuficiente, las personas no pueden continuar ya viviendo en su domicilio. Este tipo de equipamientos, por su reducido tamaño, permite que la organización de la vida diaria se realice de forma parecida a la cotidianeidad familiar, pero con la seguridad de recibir la atención profesional que precisan las personas con problemas de dependencia. Asimismo, en estos dispositivos se ofrecen estancias temporales para apoyar a las personas cuidadoras de la red informal y, también, en situaciones de crisis de personas mayores que viven solas (enfermedad común o accidente). Durante el período 1999-2003 se han construido 13 nuevos centros de estas características.
-- Centros rurales de apoyo diurno, que se conciben como espacios de carácter integrador en los que durante el día se presta atención a las personas mayores que se encuentran en situación de ligera dependencia o de riesgo por fragilidad y/o aislamiento. Sus fines son eminentemente preventivos porque se dirigen a frenar o evitar situaciones de dependencia y a fomentar la autonomía de las personas mayores. Estos centros rurales ofrecen servicios de manutención, transporte y asistencia en las actividades de la vida diaria, así como programas de orientación a la realidad, grupos de conversación, tertulias, actividades lúdicas y recreativas, etc. Se han creado 2 centros rurales de apoyo diurno.
Fases de ejecución del programa
El programa Rompiendo Distancias se inició en enero del año 2000 y finalizó, como iniciativa piloto, en diciembre de 2003. Se desarrolló siguiendo el siguiente cronograma.
1. Fase 1: diseño del programa y selección de comunidades locales para aplicarlo (enero-septiembre 2000).
2. Fase 2: concreción y diseño inicial de los proyectos que se iban a desarrollar en cada zona (octubre 2000-febrero 2001)
3. Fase 3: puesta en marcha de los proyectos (marzo 2001-diciembre 2003).
4. Actuaciones:
-- Investigación de las necesidades de las zonas, detección de recursos aprovechables y estudio de viabilidad de los subprogramas. -- Puesta en marcha temporalizada de los diferentes subprogramas incluidos en los proyectos.
-- Evaluaciones anuales de los proyectos de cada zona y evaluación global del programa.
-- Redacción de informes anuales de evaluación.
-- Reuniones y visitas de seguimiento.
5. Fase 4: evaluación y valoración final del programa (octubre-diciembre 2003).
Metodología de la evaluación
Para la evaluación del programa en su conjunto y de los diferentes proyectos piloto por separado se ha diseñado una metodología que contempla tanto aspectos cuantitativos como dimensiones cualitativas. Incluye la recogida de datos referidos a la cobertura del programa, al esfuerzo y al proceso, así como información y opiniones de los participantes (personas mayores, familias y profesionales) sobre la consecución de los objetivos y su valoración. Las técnicas metodológicas contempladas han sido las siguientes:
-- Seguimiento continuado a través de reuniones periódicas de las comisiones de seguimiento diseñadas.
-- Protocolo anual de evaluación de proyectos, cumplimentado por cada uno de los/as técnicos/as coordinadores de zona del Programa.
-- Encuesta aplicada entre las personas mayores participantes en el programa (n = 500).
-- Encuesta de opinión realizada entre las familias de las personas mayores participantes en el programa (n = 100).
-- Encuesta para recoger la opinión de los profesionales que trabajan en diferentes ámbitos (social, sanitario, cultural, etc.) de cada zona (n = 150).
-- Evaluación global a cargo de la Comisión Técnica de Seguimiento del Programa y constituida por técnicos/as de los servicios sociales municipales de las 3 zonas donde se ha desarrollado el Programa y de la Consejería de Asuntos Sociales. Las técnicas empleadas consistieron en el análisis en profundidad de los resultados obtenidos en el trabajo de campo y la utilización final de la matriz DAFO.
RESULTADOS
Teniendo en cuenta la amplitud de la metodología desarrollada, en este apartado se reflejan los resultados más significativos, de manera muy resumida.
Datos de cobertura (tabla 5)
1. Participación de personas mayores. Ha participado en las actuaciones incluidas en el programa un total de 3.219 personas, con una edad media de 73 años (desviación estándar de ± 4,8), según la distribución territorial que se expone en la tabla 5. Por sexos, la participación fue: un 62% mujeres y un 38% varones. Para la correcta lectura de esta cuantificación hay que tener en cuenta que sólo se incluye a las personas que se han beneficiado de alguno de los nuevos programas o servicios, pero no a los nuevos usuarios del SAD, que son los que pueden inferirse de los indicadores que aparecen en la tabla 4.
2. Familias cuidadoras de personas mayores dependientes. Se ha beneficiado de actuaciones específicamente dirigidas a ellas un total de 169 familias (orientación individualizada, acciones formativas y grupos psicoeducativos).
3. Voluntariado implicado en el programa. En este apartado se incluye a las personas de cualquier edad que se han involucrado en programas de apoyo a las personas mayores dependientes, como acompañamiento en el domicilio, realización de gestiones fuera de casa y también como colaboradores en el desarrollo de actividades culturales o de participación social.
Nuevos servicios y programas
1. Atención a las situaciones de dependencia:
-- Servicios de proximidad. El programa marco hacía de la creación de nuevos servicios de proximidad una de sus más claras señas de identidad. Hasta la fecha de la evaluación, se habían creado 3 de manera estable, uno en cada territorio. Se trata de los servicios de transporte accesible, préstamo de ayudas técnicas y acompañamiento. Se ha generado, además, un servicio de comidas a domicilio en la Comarca de la Sidra, y en Taramundi funcionan un servicio de biblioteca ambulante, otro de podología y la edición de un periódico mensual que se distribuye en sus domicilios a las personas mayores.
-- Mejora del SAD y coordinación sociosanitaria. Con independencia de la extensión del SAD mencionada, en las 3 zonas de implantación del programa se han llevado a cabo 6 acciones formativas especializadas dirigidas conjuntamente a profesionales de la intervención social y sanitaria, así como cursos de formación para auxiliares del SAD. Por otra parte, en la Comarca de la Sidra se ha implantado un servicio de intervención domiciliaria de terapia ocupacional para la adaptación de las viviendas y el asesoramiento para la utilización de ayudas técnicas. Asimismo, las Consejerías de Asuntos Sociales y de Salud y Servicios Sanitarios elaboraron un proyecto para emprender, de manera organizada, una iniciativa piloto de coordinación sociosanitaria para su desarrollo en los territorios en los que el programa Rompiendo Distancias está implantado.
-- Apoyo a las familias cuidadoras. Además de la descarga familiar que implica la utilización de los nuevos centros de día y del incremento de la ayuda a domicilio, se han realizado en los 3 ámbitos rurales programas de formación, asesoramiento y grupos psicoeducativos para apoyar a las familias cuidadoras.
2. Promoción del envejecimiento activo y del compromiso social:
-- Creación de asociaciones y centros sociales. Para romper el aislamiento y servir de plataforma para el desarrollo de actuaciones dirigidas a fomentar el envejecimiento activo y la participación, se han creado 9 asociaciones: 3 en la Mancomunidad de Cangas de Onís, Amieva, Ponga y Onís, 5 en la Comarca de la Sidra y 1 en Taramundi. Los centros sociales respectivos se han creado mediante la rehabilitación de edificios preexistentes (fundamentalmente, escuelas rurales).
-- Actuaciones para prevenir la dependencia y fomentar la autonomía. También se ha generalizado en los 3 territorios el desarrollo de programas y cursos para fomentar hábitos saludables de vida y procurar el mantenimiento psicofísico. Se han realizado 8 actuaciones, como charlas sobre el envejecimiento saludable y los autocuidados, cursos de dietética y cocina, actividades de gerontogimnasia o talleres de memoria.
-- Actividades culturales y acceso a las nuevas tecnologías. En la evaluación se contabilizan 9 actuaciones, unas dirigidas al desarrollo cultural de las personas mayores (6) y otras para facilitar su acceso a las nuevas tecnologías, mediante cursos (3) de informática y navegación por Internet.
-- Encuentros y dinamización social. En el año 2002 se realizaron 16 actividades en este ámbito.
-- Experiencias intergeneracionales. Se trata de actuaciones que han tenido una excelente acogida, tanto entre los profesionales de la comunidad educativa rural como entre los niños, niñas y jóvenes de las aldeas y pueblos en los que el programa se desarrolla. Se han realizado 10 iniciativas durante el año.
-- Voluntariado. Se da cuenta en este apartado de los programas ejecutados por personas mayores voluntarias, no por personas pertenecientes a otros grupos de edad, como los voluntarios/as indicados en el epígrafe 1 correspondiente a los datos de cobertura. Durante 2002 han funcionado 3 programas de voluntariado desarrollados por personas mayores.
Grado de satisfacción y valoración de los servicios y programas
Para medir este importante aspecto de la evaluación realizada, se elaboraron 3 cuestionarios que contenían tanto escalas de satisfacción como preguntas abiertas para recoger opiniones sobre diferentes dimensiones relacionadas con los proyectos. En total se aplicaron en la fase de encuestación 684 cuestionarios (446 a personas mayores, 96 a familiares y 142 a profesionales). Además de estas encuestas que recogen aspectos cuantitativos y cualitativos del programa, también se analizaron los protocolos de evaluación que elaboraron los 3 técnicos coordinadores.
Como puede apreciarse en la tabla 6, las puntuaciones medias asignadas por las personas mayores que participaron en los diferentes servicios y actividades son bastante altas. En cuanto a la evaluación cualitativa realizada por los técnicos responsables del programa, que han sido los responsables del seguimiento permanente de todas las actuaciones desarrolladas y quienes, por consiguiente, mejor han podido percibir su impacto, en la tabla 7 se expone una síntesis de los principales resultados en los que se incluyen tanto los aspectos positivos considerados relevantes como las insuficiencias detectadas, así como las propuestas de mejora que se sugieren.
Por lo que se refiere a la valoración que las personas usuarias, las familias cuidadoras y los profesionales asignaron en relación con el cumplimiento de los objetivos perseguidos por el programa, en la tabla 8 se expone la información recogida en los 684 cuestionarios aplicados. Los encuestados/as debían responder a los ítems mediante la asignación de una puntuación, dentro de una escala de 0 a 5, en la que 0 era: no puedo opinar sobre este aspecto, 1: totalmente en desacuerdo, 2: poco de acuerdo, 3: de acuerdo, 4: bastante de acuerdo y 5: totalmente de acuerdo.
Finalmente, en la tabla 9 se exponen los resultados obtenidos en las 3 encuestas realizadas sobre el grado de satisfacción global con las actuaciones desarrolladas mediante el programa Rompiendo Distancias.
Trabajo comunitario y generación de nuevos empleos
La mejora de las dotaciones de recursos propiciada por el programa Rompiendo Distancias se realizó mediante el trabajo en red y el aprovechamiento y la activación de recursos comunitarios de cada zona. Esto quiere decir que han sido muchos los profesionales implicados en el programa, exactamente 50. Y para mayor riqueza y multidisciplinariedad de las intervenciones, han provenido de muy diversos sectores: educativo, sanitario, cultural, turístico, agencias de igualdad, etc. El desarrollo de este trabajo comunitario impulsado desde los servicios sociales ha sido uno de los elementos más positivos, a la hora de evaluar los resultados del programa, en lo referente al modelo de intervención, pues se sabe que la presión de la demanda sobre los escasamente dotados servicios sociales municipales obliga muchas veces a sus profesionales a desarrollar tareas burocráticas que les alejan de las que son propias de la intervención social, como es el trabajo comunitario.
También cabe destacar entre los resultados de esta evaluación la creación de empleo, pues con el desarrollo de las actuaciones del programa se han generado 28 nuevos puestos de trabajo, lo que refrenda una vez más que la inversión en servicios sociales constituye uno de los yacimientos de empleo de las sociedades modernas.
Resultados de la evaluación global
Para realizar el análisis en profundidad contemplado en la metodología se llevaron a cabo varias reuniones técnicas en las que participaron los responsables de la coordinación y seguimiento global del programa (Consejería de Asuntos Sociales), técnicos municipales de cada una de las zonas de implantación del programa y los 3 coordinadores de Rompiendo Distancias. El objetivo era señalar los puntos fuertes del programa y sus debilidades para tenerlos en cuenta en la reprogramación.
De manera sumaria, destacamos de esta evaluación final las siguientes conclusiones:
1. Fortalezas del programa:
-- Las características propias del enfoque comunitario con que se realizaron las intervenciones: transversalidad, coordinación y flexibilidad, teniendo en cuenta la realidad y necesidades de cada una de las zonas rurales.
-- La progresividad del proceso de implantación de las diferentes actuaciones.
-- La excelente acogida del Programa por parte de los responsables políticos y técnicos de los municipios.
-- La alta valoración obtenida en cuanto a sus resultados, tanto por las personas mayores como por las familias cuidadoras y los diferentes profesionales de toda la red de recursos sectoriales.
-- La generación de empleo y riqueza en el propio territorio.
2. Oportunidades de mejora:
-- Desarrollar más la coordinación sociosanitaria mediante programas en los que se contemple la elaboración de planes personalizados conjuntos para la correcta e integral atención domiciliaria, profundizar en la formación conjunta de profesionales provenientes de ambos sistemas y ampliar la formación de familiares.
-- Continuar extendiendo y diversificando nuevos servicios de proximidad.
-- Avanzar en la autogestión de las personas mayores en los programas de envejecimiento activo y participación social.
-- Seguir progresando en estrategias que favorezcan el trabajo en red: coordinación institucional, movimiento asociativo y conjunto de recursos comunitarios.
Conclusiones
Los resultados obtenidos con la aplicación del programa nos permiten concluir con la afirmación de que se han alcanzado en un grado suficiente los objetivos establecidos.
Rompiendo Distancias ha servido para impulsar la participación social y fomentar las relaciones interpersonalers y los intercambios de un grupo de población que estaba aislado y en riesgo de desvinculación social. Ha posibilitado la creación y la mejora de los servicios de proximidad y de prestaciones básicas para mantener la autonomía de muchas personas mayores y apoyar a las familias. Ha contribuido a mejorar el capital social del entramado rural mediante el desarrollo del movimiento asociativo, el altruismo y los intercambios intergeneracionales. En suma, ha promovido el envejecimiento activo, aspecto al que se concede la máxima relevancia en la bibliografía científica, en la que se insiste en que las intervenciones para las personas mayores no sólo deben ir dirigidas a satisfacer las demandas de cuidados de las enfermedades que concurran, sino también a mantener sus facultades y a conseguir una vejez saludable22,23, una de cuyas dimensiones es mantener una vida activa, socialmente participativa y tomar decisiones sobre lo que les concierne.
Con las actividades que se han desarrollado se han valorado muchas capacidades y habilidades de las personas mayores, con lo que se ha contribuido a mejorar su autoestima y también a modificar estereotipos. Se ha podido resaltar, por ejemplo, su capacidad de magisterio y la expresión de una creatividad que pasaba inadvertida. Dan testimonio de ello iniciativas de voluntariado o programas intergeneracionales, centradas en la figura de abuelos y abuelas maestras, o en logros como la publicación de libros de poemas24, la edición de calendarios y libros con recetas de cocina tradicional (Taramundi, 2002), la elaboración de juguetes y marionetas de alta calidad artística (Mancomunidad de Cangas de Onís, Amieva, Ponga y Onís, 2001) o la autoría de obras de teatro con montaje e interpretación incluidos (Venta de Las Ranas-Villaviciosa).
Las personas mayores, como es bien conocido, desean envejecer en su domicilio y ser atendidas por su familia. Eso es especialmente cierto en las zonas rurales. Pero muchas veces, los allegados no están disponibles por los cambios que está experimentando la estructura familiar y la función social de las mujeres. Otras veces, y de manera más agudizada en los entornos rurales, no hay familiares cercanos para hacerse cargo de los cuidados. Cuando los hay, el peso de la atención, sobre todo en situaciones graves de dependencia, es tan alta que suele originar pérdidas de salud y un alto nivel de estrés del denominado «cuidador principal», casi siempre una mujer25. Esto puede ocasionar, si no se ofrecen apoyos desde la comunidad26,27, una atención inadecuada y/o la claudicación de la persona que asume a su exclusivo cargo los cuidados.
Por otra parte, las condiciones de determinados enclaves rurales, unidas a la escasez de servicios, originan que muchas personas mayores vivan bajo unas circunstancias caracterizadas por el aislamiento y la restricción de las interacciones personales y sociales, lo que las hace más vulnerables ante los riesgos que pueden desembocar en situaciones de dependencia. Este riesgo se convierte en desamparo cuando no hay suficientes redes sociales próximas, se carece de recursos formales de apoyo o hay una objetiva dificultad para utilizar los existentes. La mayoría de los contextos rurales configuran, pues, entornos discapacitantes que restringen las posibilidades de participación e introducen un claro elemento de discriminación que afecta a un grupo importante de población, lo que plantea a los poderes públicos la necesidad de elaborar estrategias de intervención para favorecer la equidad en el acceso a los servicios, compensar las dificultades contextuales y disminuir los riesgos.
El programa Rompiendo Distancias, cuya descripción y resultados de evaluación se han presentado de manera sumaria en esta colaboración, es una propuesta de intervención para corregir y modificar ese conjunto de factores que aumentan el riesgo de dependencia. Con las medidas aplicadas se ha potenciado el envejecimiento activo y la participación social, y se han corregido situaciones de indefensión que pueden generar morbilidad. Por tanto, el programa ha tenido un claro carácter preventivo, tanto en términos de prevención primaria, por las razones apuntadas, como de prevención secundaria, mediante el desarrollo de servicios de proximidad que posibilitan una atención más temprana y más adecuada. Además, mediante estas actuaciones se han conseguido también efectos muy positivos sobre las familias que se han beneficiado de ellas, pues se ha disminuido la carga de cuidados que soportaban de forma casi exclusiva y también han mejorado las relaciones con el familiar afectado, ya que la provisión de servicios para compartir los cuidados disminuye los efectos negativos de la «alta emoción expresada» que se producen cuando los familiares son los únicos cuidadores.
A nuestro juicio, es necesario profundizar el debate sobre las formas de atención a las personas mayores, pues desde muchos sectores se continúa dando una visión prejuiciosa y, en ocasiones, catastrofista del fenómeno del incremento de la población mayor. Se tiende a confundir envejecimiento con enfermedad y no se repara en los factores que contribuyen a mantener la salud y el bienestar en este período del ciclo vital, a pesar de que, como se ha mencionado, hay suficiente evidencia empírica que demuestra que desarrollar actividades preventivas disminuye la morbilidad y reduce la aparición de situaciones de dependencia28-31.
Una virtud del programa que proponemos, que debe considerarse a la hora de elaborar estrategias de intervención, es que permite convocar y alentar a las personas mayores del medio rural para que puedan aprender cosas nuevas, para que continúen siendo útiles a la sociedad y para que puedan desarrollar toda su potencialidad y seguir evolucionando. Podemos afirmar que las personas mayores han respondido a la llamada que les estimulaba a abandonar las actitudes de pasividad, retraimiento y desvinculación impuestas socialmente32 y se han hecho presentes en la sociedad a través de la expresión de sus conocimientos y sus posibilidades de acción. Con ello también se ha influido en una mejora de la imagen negativa del envejecimiento y se ha contribuido a mejorar el conocimiento, el respeto y la dignificación de esta etapa de la vida. Los estereotipos preponderantes sobre las personas mayores (enfermedad, incapacidad de aprender, consumidores de recursos, etc.) cambiarán cuando muchas de ellas tengan la oportunidad de mostrar que tienen todavía mucho que decir, mucho que hacer y mucho que aportar a la sociedad, y cuando se construyan contextos que lo posibiliten.
Consideramos también que procurar el mantenimiento de estilos de vida saludables y desarrollar actividades sociales, creativas y altruistas mejora la autoestima y los intercambios emocionales y afectivos, que son todos ellos factores que contribuyen al bienestar físico y psíquico de las personas mayores y mejoran sus capacidades de afrontamiento para gestionar las pérdidas que inciden en este período de la vida. Por eso, nos parece necesario hacer una llamada de atención sobre la necesidad de promover programas preventivos que contribuyan a mantener la salud de estas personas, a evitar la dependencia y a frenar su evolución deletérea.
El Programa, como se ha dicho, finalizó como experiencia piloto en diciembre de 2003, y en la actualidad ha sido extendido a 5 nuevos territorios rurales.