La prescripción inadecuada (PI) de medicamentos se ha relacionado con el aumento de las tasas de hospitalización y la aparición de efectos adversos1,2. Hemos realizado un estudio observacional, retrospectivo, aplicando los criterios STOPP/START3 a 379 pacientes mayores de 65 años (otros 136 pacientes fueron excluidos por tener historia clínica insuficiente), que fueron atendidos en el servicio de urgencias de nuestro hospital durante 7 días no consecutivos (mayo-junio 2013), con las siguientes características: edad media 78,77 (DE 7,50) años, mujeres 52,2% (198 pacientes), 1,92 (DE 1,31) comorbilidades; 57% (216 pacientes) pluripatológicos, tomaban 5,58 (DE 3,37) fármacos, y el 46,7% (177 pacientes) tenían polimedicación mayor.
El 25,3% (96 pacientes) de los pacientes cumplían algún criterio STOPP y el 33,9% (129 pacientes) algún criterio START. Se detectaron 131 criterios STOPP y 214 criterios START. Presentar criterios STOPP se relacionaba con: mayor edad (80 vs. 78 años; p=0,008), pluripatología (71,9 vs. 51,9%; p=0,001); y cantidad de fármacos usados (7 vs. 5; p<0,001), especialmente en polimedicados mayores (36,7%). Presentar criterios START se relacionaba con las mismas variables, además de con el destino del paciente (50% en fallecidos, 45,8% en ingresados y 28,8% en dados de alta desde urgencias; p=0,010). Se comprueba que la PI está influida por la complejidad de los pacientes.
Queríamos destacar que hemos observado que el 55,3% (21 pacientes) de AINE prescritos cumplían criterios STOPP. Opiáceos, BDZ y AAS lo cumplían en el 20,8% (5 pacientes), 18,8% (19 pacientes) y 18,2% (16 pacientes), respectivamente.
Los resultados anteriores son similares a los encontrados en otros trabajos4–10. El aspecto que nos parece más interesante de nuestro estudio es que hemos comprobado que tras los cambios de tratamiento realizados se aumenta ligeramente la PI, al añadir 15 criterios STOPP y reducir un criterio START (fig. 1). Solo se corrigen el 6,9% (9 pacientes) de los criterios STOPP, y el 5,1% (11 pacientes) de los criterios START existentes. El 88,9% de las correcciones STOPP se producen en pacientes ingresados (28,5% de corrección de criterios STOPP en ingresados vs. 1,6% en no ingresados; p<0,001). La corrección de criterios START también es más frecuente entre los pacientes ingresados (12,2 vs. 2,8%; p=0,008).
Al alta, se añaden 24 criterios STOPP (sin diferencias estadísticamente significativas entre ingresados y no ingresadas) y 10 criterios START (todos en pacientes ingresados).
Por tanto, podemos concluir que tras ser atendidos en el hospital, la PI empeora levemente, y no depende del nivel asistencial en que se atiende al paciente (primaria, urgencias o especializada). Entre los pacientes ingresados se producen mayores índices de corrección de PI, pero también se añaden con más frecuencia estos criterios. Creemos que este hecho indica que los aciertos o errores de PI provienen más de las modificaciones del tratamiento (realizadas en mayor medida en el nivel más especializado), que del conocimiento que existe de la problemática que supone la PI en el paciente anciano y las escalas para detectarlo. Para reducir la PI se debe promover la sensibilización entre los profesionales sobre la existencia de PI y sus efectos nocivos; y aportarles herramientas y escalas para detectarla.